A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

sábado, 14 de febrero de 2015

Buenos días Amor, bienvenido a mi casa...






Buenos días Amor, bienvenido a mi casa... 

Qué bonito sería, si cada día, al despertarnos y mirar a través de la ventana, le diéramos la bienvenida a esa luz maravillosa que nos ilumina, al sol de la mañana que nos dice que tenemos por delante, un día nuevo y esplendoroso, para reír, para cantar, para compartir, para dar Gracias al Cielo, por esa nueva oportunidad. Por todas las cosas maravillosas que nos brinda y sobre todo por la oportunidad inmensa de Amar y ser Amados, desde todos los ámbitos del amor: maternal, fraternal, amistad y de pareja. Independientemente de nuestra razón social, económica o anímica. A todos por igual se nos brinda cada día ese inmenso regalo de la Vida.

A veces en nuestro diario recorrido, no prestamos atención a los detalles, esas cosas aparentemente insignificantes, que nos rodean, que incluso damos por sentado, y que conforman una parte esencial de nuestras vidas. Como por ejemplo, el que cada día podamos encontrar la ropa limpia y planchada, la cama arreglada por alguien, contratado o no, el desayuno listo, las flores en el jarrón de la entrada... y tantas cosas, que a veces no notamos, y que hacen nuestra vida agradable de vivir. Sin embargo, todas estas cosas son realizadas por personas que pueden estar trabajando para nosotros, en algunos casos, o son realizados por alguien que nos quiere y nos cuida, la mayoría de las veces (una madre, una esposa, una amiga, una abuela, una hija o hijo, una novia...).

Hoy quisiera darle las gracias a todas las personas que sin hacer nada de lo anterior, si hacen mucho por nuestro bienestar emocional, por nuestro corazón humano, por nuestros sentimientos y nuestra fortaleza interior. Los amigos y amigas, que a lo largo de nuestra historia de vida, nos han acompañado y que siguen acompañándonos, cerca o lejos, no importa si están a pata de la cama, o si están en las redes... Hoy gracias a la tecnología, podemos estar conectados con seres especiales para nuestro corazón, que conforman una parte esencial de nuestra vidas, a quienes queremos mucho y recordamos con profundo y sincero afecto.

En lo particular valoro mucho la amistad, sobre todo porque yo soy un ¨perro fiel¨ que procura estar ahí, cuando se le necesita, pero que también sabe hacer ¨mutis por el foro¨cuando no somos necesarios, porque a veces, y me pongo de primera en la lista, somos como elefantes en una cristalería, y no somos discretos, jajajaj. Y es una lección que debemos aprender a lo largo de la vida, ejem....

La gente a la que llamo amigas o amigos, conforman un conglomerado de seres humanos varío pintos, de formación académica, edad y concepciones de vida, tan variadas como los colores del arco iris, pero tan necesarios para la existencia, como el aire que respiramos.

Cuando llega alguna noticia que han compartido, o cuando chateamos por las redes, es una grata noticia saber de ellos, ver sus progresos en la vida, la alegría por la llegada de un nuevo miembro a la familia. La tristeza por la despedida de alguien que forma parte de sus vidas, y que a veces conocemos o no, pero en ese momento, nos sentimos cerca de esa persona que amamos desinteresadamente y en ese compartir, unimos nuestros corazones y latimos al unisono, para dar amor, comprensión, compañía, aún en la lejanía, un soplo de aire fresco y de esperanza, y quizás logremos desterrar un poco la tristeza y brindar el apoyo en la lejanía, aunque nos parezca imposible, pero se puede y lo hacemos casi a diario.

La amistad es eso y mucho más... Algunos autores dicen que los amigos y amigas, son los hermanos que hemos escogido o que nos han escogido, y los cuidamos y los protegemos, a veces hasta de ellos mismos, aunque a veces nos parezca mentira que lleguemos a hacer esas cosas, que nos pueden parecer de locos, jajaja. A mi me ha pasado, con amigas, a las cuales he acompañado, incluso cuando no estaba segura de lo que íbamos a encontrar, pero sentía que si estaba con ellas, nada malo nos podía ocurrir... Y gracias a ello, tenemos anécdotas simpatiquísimas que hemos compartido, momentos únicos, que solo le pasan ¨al pato Lucas y a nosotras¨ jajajajaja.

Siempre se los digo, pero hoy, en este día tan especial, no quiero perder una nueva oportunidad para darles las gracias por existir, por estar ahí, por aconsejar, escuchar, hablar, o hacer silencio, por brindar su hombro como apoyo, por correr a apoyarme o a buscarme hasta en los sitios más insospechados. Dios me las bendiga siempre, a mis maravillosas guerreras todo terreno, no hace falta nombres, cada una de ustedes saben qué parte de la historia les ha correspondido. Los amigos masculinos, han tenido poco protagonismo en este mundo mío de mujeres, pero también son gente maravillosa, grandes maestros y amigos fieles, siempre con una palabra de aliento, mis caballeros de armadura dorada, los quiero, Dios los bendiga siempre, y sobre todo a sus mujeres, amigas, compañeras, e hijos. Un millón de gracias.

Que Dios nos siga brindando cada día la oportunidad de ver un nuevo amanecer, de compartirlo con la gente que amamos y darle gracias infinitas, por todas las oportunidades maravillosas que ha puesto y pone cada día en nuestras vidas. Gracias mi Señor.

Mireya Pérez.



No hay comentarios:

Publicar un comentario