A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

domingo, 31 de julio de 2016

Manantiales de Armonías: Lo que nos quita energía...

Manantiales de Armonías: Lo que nos quita energía...: Todos y cada uno de nosotros tenemos a veces o con mucha frecuencia, pensamientos que nos atormentan, que nos roban energía...

Cuando nos atormentamos por cosas o situaciones que no está en nuestras manos el poder solucionarlos, nos resta energía vital, nos sentimos cansados, agotados emocionalmente, y somos incapaces de ver otras cosas que están ocurriendo a nuestro alrededor y que son maravillosas, pero estamos enfocados solo en lo que nos falta y no vemos lo hermoso y maravilloso que nos rodea.

Lo que nos quita energía...



Todos y cada uno de nosotros tenemos a veces o con mucha frecuencia, pensamientos que nos atormentan, que nos roban energía, pues le damos vueltas una y otra vez, sin encontrar la solución, o sin ver a veces, la luz al final de túnel. Todo esto que nos atormenta son los pensamientos que no nos dejan vivir, y mucho menos ver que el vaso no está casi vacío, sino por el contrario ¨medio lleno¨... Esto es una sutil diferencia... pero muy importante.

El Dr. Wayne Dyer, en su libro La Fuerza del Creer, que he citado otras veces, nos dice que la palabra preocuparse, significa ocuparse de algo antes de que ocurra... Lo hacemos cientos de veces, incluso aquellos que están trabajando en su mundo espiritual, porque como seres humanos que somos, no estamos exentos de las preocupaciones, e incluso a veces, nos dejamos vencer por tantas cosas de las que no tenemos control, que estos se apoderan de nuestra mente y hace que le demos una y otra vez, vueltas y vueltas, mirándolo desde diferentes ángulos, tratando sin lograrlo, de encontrar la solución al enigma o situación que nos quita el sueño y nos llena de sosiego, y la solución está a la vuelta de un cierre de nuestras pestañas: sí. Sólo hay que dejarlo a un lado, dejarlo en las manos del que Sabe Mejor que nadie lo que nos conviene y cuándo ha de llegar la solución esperada. E incluso, cuando no aparece, debemos ser agradecidos, porque no era para nosotros y nuestro empeño hubiera hecho mucho daño a nuestra evolución emocional y espiritual.

Cuando nos atormentamos por cosas o situaciones que no está en nuestras manos el poder solucionarlos, nos resta energía vital, nos sentimos cansados, agotados emocionalmente, y somos incapaces de ver otras cosas que están ocurriendo a nuestro alrededor y que son maravillosas, pero estamos enfocados solo en lo que nos falta y no vemos lo hermoso y maravilloso que nos rodea.

Uno de los remedios a este mal que nos aqueja a la mayoría de los mortales, es darle una primera mirada, y si no tenemos respuesta o solución, dejarlo a un lado, no es que le restemos importancia, es que en ese momento, la solución no está en nuestras manos. 

Debemos procurar atender aquello para lo cual sí tenemos respuestas, y dejar que las cosas que aparentemente no tienen solución, sigan su curso normal, sin aniquilarnos en el intento de solucionarlo, no está en nuestras manos, en ese momento y así debemos entenderlo y aceptarlo... Posiblemente cuando pase el tiempo, aparezca la solución o se den las condiciones que nos permitan resolver eso que hemos dejado a un lado, y entonces, con fuerzas renovadas, darle la mejor solución posible.

En el diario trajín de nuestras vidas, nos encontraremos siempre con situaciones de diferente tipo, pero no debemos ahogarnos a las primera de cambio, no, como adultos debemos ver qué sucede y dar el paso adelante para hacer lo que se puede hacer, para analizar las cosas, buscar las soluciones y tener la sapiencia para aceptar que hay cosas que no nos competen, o cuyas respuestas no están a nuestro alcance, esto requiere un toque de humildad, de entender que no siempre vamos a poder resolver todo lo que se nos plantea y sobre todo, confiar, confiar en que Dios siempre sabe qué es lo mejor para nosotros. Recuerdo las palabras de Jesús, cuando en el Monte de Olivos dijo: ¨Padre aparta de mi este Cáliz, mas no se haga mi voluntad sino la tuya¨...Lucas 22, 39-46.

A veces sólo la Fe, nos sostiene y nos lleva de la mano, cuando las situaciones o los problemas nos superan. Todos, aún aquellos que tienen una vida aparentemente feliz y sin tropiezos, tienen en un momento dado alguna situación que mueve sus vidas y ven tambalear los cimientos familiares y emocionales que han edificado, pero si tienen Fe, si creen en que Dios siempre sabe lo que es mejor para nosotros, aún en los casos de enfermedad o de pérdidas personales, al final de esa etapa saldrán fortalecidos emocionalmente, y podrán a pesar del dolor, salir adelante y verán la vida de una manera muy distinta a como la veían cuando no habían sido sometidos a esos momentos de dolor y tristeza. Porque todo, tarde o temprano, se supera con amor, con paciencia y con humildad y con infinita gratitud.

Dejemos pues los grandes problemas que se nos presentan y a los cuales no vemos solución, en la sabias manos de Dios, o del tiempo, si no creen en Dios, de todos modos, como dice el axioma: El tiempo de Dios es perfecto... todo absolutamente todo, se irá resolviendo a su tiempo y a su manera, cuando estemos preparados y cuando hayamos tenido el convencimiento de que todo se superará...

Que Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros.

Mireya Pérez


sábado, 30 de julio de 2016

Manantiales de Armonías: Nos escondemos detrás de máscaras?...

Manantiales de Armonías: Nos escondemos detrás de máscaras?...: .Aunque no lo crean, los seres humanos hemos aprendido a utilizar diferentes máscaras, que eviten, aparentemente, el que los otros, o los que consideramos no conocidos, sepan la naturaleza de nuestra alma, y lo más importante, lleguen a conocernos profundamente....

Nos escondemos detrás de máscaras?...


Smiling black mask among white masks, Hypocritical concept























Aunque no lo crean, los seres humanos hemos aprendido a utilizar diferentes máscaras, que eviten, aparentemente, el que los otros, o los que consideramos no conocidos, sepan la naturaleza de nuestra alma, y lo más importante, lleguen a conocernos profundamente...

¿Creen que es mentira?... Pues no, sucede a menudo mucho más de lo que pensamos, y lo hacemos incluso de forma inconsciente, como si nuestra psique pudiera detectar con quienes podemos ser realmente nosotros, o con quienes no.

Hace algún tiempo conocí a un alto directivo de una transnacional, era un hombre joven, no tendría más de 40 años, blanco al extremo de ser casi rosado, con cabello totalmente gris y ojos azules, fríos, casi gélidos. Era un hombre que no traicionaba su semblante para nada, parecía imperturbable, indescifrable... Su rostro no cambiaba ni siquiera de tonalidad, así se tratara de una discusión acalorada o de un momento de relax, era como si no formara parte del grupo en el cual estaba inmerso, hasta que un día, para no variar, le dije que: ¨Tenía que haber ensayado muchas veces frente al espejo, para lograr ese dominio de su tez y de sus facciones, y que yo, muy a pesar mío, admiraba esa capacidad que él había desarrollado...¨ 

¿Y saben qué? Se sonrojó por primera vez, ahí pude atisbar, apenas por unos segundos, al verdadero hombre que había tras la máscara imperturbable del ejecutivo de alto standing.

De ahí que, por supuesto, sin quererlo o a veces a conciencia, los humanos hagamos uso de las máscaras, como defensa,  por necesidad o conveniencia, pues nos movemos en muy diversos escenarios, y la adaptación al terreno o al mundo en el que vivimos , nos hace que, de forma inconsciente, la mayoría de la veces, hayamos elaborado una máscara para bloquear los efectos, que tememos o que conocemos, por experiencias anteriores.

Pero el tipo de máscara que utilizamos es muy variado, desde el del personaje imperturbable, como el ejecutivo anterior, hasta incluso el del ser humano sarcástico e incluso cruel, que hiere antes de ser herido, en defensa del entorno, o por haber crecido y recibido ofensas y ultrajes gratuitos, sin merecerlos ni ganarlos... Cuando eso ocurre, la persona que ha sido herida sin razón alguna, se recluye en sí mismo o da ¨el paso atrás¨, tomando la decisión de no involucrarse más o de impedir que vuelvan a herirlo. 

Ninguna persona es masoquista y busca el insulto o el daño contínuo, inclusive cuando la persona tiene que aguantar porque necesita del empleo para subsistir. Aún en esos caso, la persona coloca una pantalla emocional, entre el atacante y su persona, aparentando ser imperturbable, aunque por dentro esté librando la lucha más importante de su vida: Salir corriendo y huir o saltar y contestar como merece o busca el atacante... 

Pero quizás no haga ninguna de las dos cosas, y opte, por educación y por madurez, respirar profundo y esperar a la mejor ocasión posible, para que, en igualdad de condiciones, pueda entablar una conversación con el agresor, donde ambos aclaren los malos entendidos, y puedan, gracias a esto, elaborar una relación de personas adultas, basadas en el respeto mutuo. Nadie es más que nadie, pero menos que nadie tampoco...

Me dirán que es imposible, que ninguno ser humano debe tolerar el maltrato. Pero no es maltrato, o por lo menos no debemos verlo de esa manera. Cuando una persona adulta, es incapaz de dominar sus emociones y salta por cualquier cosa, es sinónimo de un alto grado de sufrimiento y de dolor, e incluso miedo, en grandes dosis. Cuando las fieras tienen miedo o se sienten en peligro, atacan, y así actúan algunos seres humanos, ante situaciones que sienten peligrosas, o que les puede mover su ¨piso o zona de confort¨.

En esos momentos es cuando nosotros debemos mostrar nuestro mayor grado de compromiso, de entrega, de perdón y de ayuda a los demás. Esa persona está pidiendo ayuda a gritos, sin tener conciencia cierta de ello, y si nosotros pensamos que podemos ayudarle, debemos tenderle nuestra mano, nuestro abrazo emocional, y así ayudarle a superar el dolor, la angustia o la desazón.

Nosotros ya hemos pasado por ello, lo crean o no, por eso la vida nos pone adelante ¨este espejo de emociones a flor de piel¨, para que podamos comprender, ayudar y llevar a cabo parte de la misión que hemos venido a cumplir en esta vida. Es entonces cuando somos más necesarios y nuestra humildad y sencillez debe hacer uso de los conocimientos adquiridos, para ayudar, para comprender y con ejemplo de vida, llevar a esa persona al encuentro de la paz que tanto necesita. No podemos tratar de enseñar de la forma tradicional, pues la persona no está quizás preparada, pero sí desde el ejemplo, y nuestra serenidad, nuestra paz interior, hará el milagro silencioso, que esa persona necesita. Aquí es cuando más necesitamos ser: El instrumento de la Paz, que nos pedía San Francisco de Asís.

Creen que el milagro será inmediato?, no, al contrario, es una lucha interna entre nuestro corazón, nuestro intelecto y nuestra entrega emocional. Será dura, quizás larga, pero habrá valido la pena, si al cabo del tiempo logramos ayudar a esa persona, que ha llegado a nosotros por una razón, y no podemos desoír su ruego silencioso. Quizás nunca nos den las gracias, pero tampoco lo necesitamos, pues cuando se obra desde el corazón, el premio es ver la paz en la mirada de aquel que estaba atormentado. Ese es nuestro regalo y nuestra forma de agradecer a Dios, por la oportunidad de ayudar, sin buscar recompensa alguna.

En el Evangelio de San Mateo, uno de los cuatro Evangelistas de nuestra Biblia, hay un párrafo que dice: ... Por sus obras los reconoceréis... Mateo, 5,16.  Yo creo que ese es parte de la gran y pequeña misión de nuestras vidas: Ser instrumento de su Paz...

Que Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros, y nos ayude a llevar con amor y con serenidad el mensaje de paz y hermandad entre todos los seres humanos, sobre todo en estos tiempos tan convulsionados.

Mireya Pérez


lunes, 25 de julio de 2016

Manantiales de Armonías: Una vida compartida a dos tiempos...

Manantiales de Armonías: Una vida compartida a dos tiempos...: En estos días pasados, una de mis amigas y su esposo, a quienes conozco desde hace más de 45 años, me invitaban a participar en un¨jueg...

Una vida compartida a dos tiempos...


En estos días pasados, una de mis amigas y su esposo, a quienes conozco desde hace más de 45 años, me invitaban a participar en un¨juego¨para divulgar y compartir a través de Facebook, durante siete días, fotos y recuerdos de mi vida de casada, casi llegamos a los 41 años juntos... Pero yo me consideraba fuera del lote, pues ahora soy viuda. Su respuesta fue, que yo seguía siendo parte del lote de amigos casados y aún enamorados, que era el hermoso mensaje a compartir.

Razonando esa breve frase, tienen razón, porque aún ahora a eones de distancia, seguimos unidos en el alma, en los sentimientos, en el recuerdo de los hijos y en el amor hacia ellos y nuestros nietos.

Se preguntarán por qué titulé este Post de Hoy de esa manera, y la razón es sencilla, en mi experiencia de esposa y novia de mi marido, nuestros tiempos y nuestros pensamientos funcionaban a dos tiempos: el suyo y el mío. A veces descompasados, otras al compás, pero siempre en armonía, uno al lado del otro, aún cuando en un momento dado no estuviéramos ni siquiera en la misma sala, pero yo sentía su presencia, y creo que él también la mía.

La relación de pareja no siempre fue todo lo idílica que pensábamos que sería cuando dimos los primeros pasos, después de salir de la Iglesia Chiquinquirá donde nos casamos; podría decirse que era una unión muy rara, pues yo era muy joven y el me llevaba doce años, pero a pesar de las diferencias, siempre buscamos ese punto en común, y con el tiempo, con cariño, con amor, con afecto y comprensión fuimos andando cada uno de los caminos que nos tocó transitar: buenos, buenísimos, menos buenos, duros y difíciles... Pero lo hicimos agarrados de la mano, confiando uno en el otro, hasta el momento en que tenía que partir.

Creo que una de las cosas más hermosas, a parte de nuestros hijos, fue nuestra relación de amistad, para mí es y será siempre, el mejor amigo que he tenido. Cada vez que él me miraba, aunque yo tratara de esconder algo, me conocía tan bien que enseguida descubría lo que me pasaba o me atormentaba y a un gesto, me tendía la mano y cuando yo la agarraba, sentía que había llegado a puerto seguro, sentía que a pesar de todo, de alguna manera, a su lado estaba a salvo, yo, la mujer águila que defendía con uñas y garras a los míos, me convertía en un tierno mirlo blanco en sus manos...

Siempre recordaré las palabras del Profesor Breddy, qepd, quien allá por el año 71 nos decía que cuando conociéramos a un chico y nos enamoráramos, debíamos no sólo enamorarnos de él como tal, sino también de sus defectos, pues con ellos viviríamos toda la vida, y déjenme decirles que fue y es cierto.

Mi esposo era un fumador empedernido, y cada vez que me abrazaba, lo hacía sólo con un brazo, pues en el otro tenía el cigarrillo entre sus dedos. Yo me mofaba y le decía: pobre mi marido... estoy casada con el manco de Lepanto, haciendo alusión a Miguel de Cervantes...

Hoy a casi diez meses de su ausencia me conformaría con uno de esos abrazos incompletos... Pero la vida es así, hay que aceptar lo que tenemos y mirar hacia adelante, con una sonrisa, pues hemos vivido, hemos tenido un sueño en la piel, y cantado más de una Nana...

Demos gracias a Dios por todo lo que nos ha dado y nos da cada día, gracias por el amor, por la amistad, por los hijos y por los nietos, por la gente que estamos conociendo, por la que hemos conocido, y por el mañana, que no sabemos cual será su sino, pero que esperamos que sea maravillosa, llena de luz, de alegría y de gratitud.

Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros, que bendiga vuestra unión y que nos dé alegría y optimismo para cada día.

Mireya Pérez


sábado, 16 de julio de 2016

Una carta para tí... Donde quiera que estés...



No sé si en el lugar donde estás se celebra el cumpleaños de las almas, o de las personas que han pasado el plano que llamamos Tierra. Pero aquí en este planeta, en este mes, hubieras cumplido 34 años.

Si nuestra historia hubiera sido diferente quizás hoy estaríamos cerca y no a miles de años luz uno del otro...

A pesar de nuestra historia tan particular, mi amor de madre está siempre donde estés tú, y si fuera posible verte de nuevo, te abrazaría tan fuerte, que los pedazos de mi alma, se recompondrían, se juntarían de nuevo y sería inmensamente feliz.

Hijo mío querido. Feliz Cumpleaños!!!. No te gustaba que te cantaran el cumpleaños feliz, siempre me extrañó!...

Hoy y cada día de mi vida, te envío hijo mío, todo el amor que sólo te pertenece a tí: pues las madres queremos a nuestros hijos, pero a cada uno de forma diferente, ni más ni menos, sólo en forma diferente. Cada hijo te llena el alma por cosas diferentes, y a todos los amamos más que a nuestra propia vida.

Amo tu sonrisa, tu ánimo bromista, tan parecido al mío, el corazón generoso que tenías, quizás demasiado, pero eras muy sensible; junto a tu hermana rescataban animales y los llevaban a casa para sanarlos y nosotros éramos felices de verlos tan humanos y cercanos.

No quiero hoy recordar los momentos amargos y tristes. Hoy sólo quiero recordar a ese ¨chef¨niño, que preparaba desayunos especiales para su madre, con sólo 5, 6 o 7 años. Incluso bajabas al jardín y buscabas alguna flor para ponerla en la bandeja que me llevabas en esas mañanas de domingo tan especiales y únicas. Soñabas con ser chef, y estudiaste para ello.

Espero que nos hayas perdonado, como nosotros lo hicimos y lo hemos hecho, desde el amor, la aceptación y la resignación, pero nunca el olvido, una madre no puede olvidar a un hijo, es parte de su carne y de su sangre y siempre en mis oraciones te recuerdo.

La humildad de pedir perdón y reconocer nuestros errores, aunque a veces creamos que llegan tarde, es un gran paso hacia nuestra evolución espiritual. Anhelo que tu alma haya evolucionado y la próxima vez que nos veamos pueda no sólo reconocerte, sino también acompañarte por siempre jamás.

En estos días no hago más que recordar un estribillo de una canción que hizo José Luis Perales para Isabel Pantoja, cuando reapareció después de un año de luto por su esposo Paquirri, que comienza así:

...Pensando en tí
perdida en mi universo
y en mi soledad
te busco en mis recuerdos 
y tu te vas
dejándome perdida
en esta inmensidad... José Luis Perales


Pensando en tí

Pensando en tí
los días se suceden 
y tu no estás
me miro en el espejo
y sólo veo a la madre 
que te añora
a la madre resignada
a esta soledad

Pensando en tí 
en tus recuerdos
en aquellos ojos verde canela
en tu risa,
en tu mirada...

Pensando en tí
esta mañana 
que parece gris y nublada
como mis ojos,
ya secos de llorar...

Querido hijo,
nunca podré decirte Adiós
ni cuánto te amo
Sólo puedo decirte
hasta Luego
hasta que volvamos
a encontrarnos
hata pronto!!!.

Mireya Pérez

Que Dios nos bendiga, pero sobre todo a nuestros hijos y a nuestros nietos, la luz de nuestros ojos y la alegría del mañana.

MIreya Pérez


domingo, 10 de julio de 2016

Manantiales de Armonías: La Resiliencia no tiene género...

Manantiales de Armonías: La Resiliencia no tiene género...: Cuando hemos hablado en otras oportunidades del tema, quizás hayan pensado que esta capacidad de sobreponerse a los problemas...

La Resiliencia no tiene género...







Cuando hemos hablado en otras oportunidades del tema, quizás hayan pensado que esta capacidad de sobreponerse a los problemas, superar una enfermedad o simplemente sobrevivir a la adversidad, esté signada por un género: masculino o femenino... Pues no, los géneros que nos separan y nos unen, no nos derivan a una mejor o mayor capacidad para vencer a los problemas, tampoco son propiedad o característica única del género femenino, clara que no, también los hombres de nuestro planeta, son resilientes, lo que pasa es que se enmascara con la valentía, la fuerza muscular, o la fuerza de otro tipo. Pero ellos también superan problemas, se crecen ante la adversidad y se convierten, sin quererlo, en ejemplos de lucha y de logros.

Aunque conozco muchos casos, y me siento profundamente agradecida de haberlos conocido, hoy voy a compartir la lucha y el valor de un hombre joven, quien a sus 28 años de edad, tuvo que luchar contra una de las enfermedades más difíciles que puede un ser humano enfrentar, y quien a pesar de  no haber logrado al 100% vencer a la enfermedad, sí ha podido minimizarla, hasta el punto que, los accesos de dolor o de avances de la enfermedad han sido mucho menos evidentes, y le han permitido alcanzar cuotas de nivel de vida, que otros en su caso, no han logrado.

El joven en cuestión se llama Bernart Soldado, autor del libro: Poder Múltiple. Vive la vida que seas capaz de imaginar. Editorial Pinguin Random House, Diciembre 2015.

Bernat, tenía su puesto para firmar libros, en la feria de San Jordi, justo al lado del mío, es un joven discreto, con mirada pentrante, como si quisiera leer tu alma, pero no te hace sentir incómoda, no, al contrario, te anima a conversar. Compré su libro, y él a su vez compró Mi Hijo Pródigo; a lo largo de la jornada, fuimos conversando, y le pedí autorización para hablar de él y su libro en mi blog, por supuesto dijo que sí, que sería un honor...

A veces los libros, me piden un espacio de tiempo para ser leídos, como si intuyeran que el momento para ellos no ha llegado, como si el ¨tiempo de lectura¨ para ellos debiera ser el momento mágico y maravilloso que ellos necesitan, no una lectura veloz, sino más bien dedicada, introyectada y digerida. Así que hasta la última semana, no había podido sumergirme en su lectura, y aproveché el viaje de dos horas que iba a realizar, para llevarme este libro, y leerlo con calma y asimilar su mensaje.

Todos y cada uno de nosotros hemos tenido la oportunidad y la experiencia de conocer o contactar con el dolor, la enfermedad o los problemas, digo esto, porque sé a ciencia cierta, que nadie es ajeno a ello. Pero, por más que conozcamos o sepamos que nadie está exento de sufrir el dolor, nada nos prepara para él, ni para sus consecuencias. Así le pasó a este hombre joven, un buen día, cuando compartía con sus amigos, una noche de copas en una disco, le vino la primera de las señales de esa enfermedad: La esclerosis múltiple, la misma que tiene Stephen Hopkins. Su pierna izquierda no tenía control de su pie, y al notarlo, antes de caer al piso, logró asirse de uno de sus amigos, quienes lo llevaron a emergencias en un hospital...

Bernat pasó más de quince días sometido a todo tipo de pruebas y análisis clínicos, hasta que al fin, después del primer ataque, los médicos pudieron llegar a la conclusión de cuál enfermedad se trataba. Para un hombre joven de 28 años, con todo el futuro por delante, fue un gran mazazo, lo bloqueó y lo derrumbó por completo, se mudó a casa de sus padres, y literalmente pasó el primer año y medio, tumbado en el sofá o en su cama, deprimido, ansioso, de mal humor renegando de la vida y de todo...

Pero luego de ese momento, un buen día decidió ponerse metas, había conocido a una persona que con problemas de salud había logrado superar y hacer una carrera olímpica, que abarca tres modalidades: nado, ciclismo y carrera... Se conoce como Ironman, y verdaderamente hay que ser un hombre de hierro para lograr hacerlo. Y Bernat se abocó a ello, por tanto comenzó a nadar en la piscina municipal, hasta recorrer diariamente 3.000 metros, luego añadió a su rutina el ciclismo, siempre siguiendo por Internet los avances y consejos de ese hombre que fue sin quererlo, su gran mentor, poco a poco añadiría el ciclismo a su rutina, hasta llegar a recorrer 40 Km diarios; dedicaba a su entrenamiento dos a tres horas, pero no contento con esto, decidió sacar los estudios que había abandonado a los 16 años, y a pesar de los breves momentos de recaída, logró sacar el bachillerato e inscribirse en la Universidad. Haría su carrera de Traductor e Intérprete. Lo hizo en los cuatro años que tiene estipulada la carrera, y aunque tuvo ligeros brotes de la enfermedad, sus compañeros de clase nunca sospecharon lo que le ocurría, cuando se ausentaba por el tratamiento, sólo decía que se había ausentado por asuntos propios. Nunca nadie sospechó que él luchaba contra esta enfermedad.

Los años han pasado y Bernat hoy, a sus 38 años, se ha hecho especialista en Inversión Bursátil, Traductor Oficial, conferencista y escritor. Su enfermedad le ha dejado una imperceptible cojera, pero él sigue entrenando todos los días, ha hecho tres Ironman, y sigue luchando y ayudando a otros a vencer sus miedos.

Es uno de los tantos ejemplos de Resiliencia que conocemos y es un buen ejemplo para superar la adversidad. Es él acaso especial?. No, pero supo un buen día tomar las riendas de su vida, y construir con los ladrillos que tenía, al ser humano y cercano que hoy conocemos. Nos anima a no dejarnos vencer por la adversidad y a superar nuestros miedos.

Digno ejemplo amigos y amigas!!!.

Por ello, hoy les animo a no dejarse vencer por la adversidad, muy pocas personas tienen una vida plana sin escollos, creo que estos están para que podamos fortalecernos y superarnos a nosotros mismos, por supuesto que no es fácil, pero si otros lo han logrado, nosotros también podemos. Sólo nosotros nos ponemos límites y sabemos cómo vencerlos.

Que Dios nos bendiga todos y cada uno de nuestros días.

Mireya Pérez.