A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

viernes, 19 de febrero de 2016

Razones para amar, perdonar y agradecer....




¿Qué sería de todos y cada uno de nosotros si alguien no se hubiera enamorado de otro? y se hubieran unido para tenernos, para soñarnos, para hacer realidad ese sueño, que somos todos y cada uno de nosotros...

Por lo menos yo sé, a ciencia cierta, que no estaría aquí, si mis padres no se hubieran conocido por cosas del destino, de la casualidad, o porque estaban destinados a ser lo que han sido: unos novios eternos... a pesar de la ausencia temprana de mi padre, que este año hará 45 años de su partida...

Sin ese encuentro casual, ni mis hermanos ni yo, hubiéramos nacido, así de simple y real.

Por ello, aunque a veces pensemos que ese encuentro fortuito, fue para algunos, lo peor que les pudo pasar... Al tener hijos, fruto de esa relación, no debemos nunca trasladar a ellos nuestro malestar, furia o dolor, los hijos son inocentes de todo, y lejos de ser un castigo, son en realidad una bendición, aún en los casos en que los hijos no fueran como soñaban. Porque a veces esperamos de los hijos, lo que ellos no pueden dar. Son seres humanos, como nosotros, con aciertos y desaciertos, con bondades y con defectos,  así como los tenemos nosotros mismos, y a veces lo olvidamos...

Cuando pasa el tiempo, y el dolor de las heridas infringidas o no por la pareja, que ya no los acompaña, se ha ido difuminando en el tiempo; nos damos cuenta de que la mayoría de las veces, el tiempo compartido fue bueno, y es el momento en que debemos perdonarnos a nosotros mismos por haber exigido más de lo que se podía, por haber cometido los errores que llevaron a la ruptura y sobre todo por haber usado, en algunos casos, a los hijos como moneda de castigo para el otro. 

Lamentablemente, esto último ocurre más a menudo de lo que nos gustaría reconocer. 

Los hijos no tienen culpa de la ausencia, del desamor, de que no funcionara... ¿Acaso no os dais cuenta de que ellos son los primeros damnificados?... Para los hijos, la unidad familiar funcionaba, y ahora, de repente, cada uno anda por su lado, despotricando del que está ausente, y pare de contar... 

Los hijos no entienden de problemas de pareja,  son hijos, no pareja de nadie, ustedes son sus padres, son el modelo de familia que conocen, lastimosamente para ellos, a veces, el peor ejemplo de familia y hogar que conocerán....

De las secuelas  se han escrito montones de libros, muy posiblemente lleguemos a otro siglo y el tema siga siendo motivo de reflexión y estudio, pues es un tema tan antiguo, como la vida en el planeta que habitamos.

Pero nosotros podemos empezar marcando la diferencia, de a poquito, empezando por Perdonar, sí, Perdonar. Primero a nosotros mismos, y desde ese sentimiento hacer extensivo el perdón, al otro u otra. Aunque al principio no lo hagan en persona, porque a veces, el orgullo no se los permite, pero si lo hacen en el pensamiento, enviándoles mentalmente mensajes de amor y perdón, posiblemente llegue el día en que puedan hacer las pases y reconocer los errores y agradecerles por lo bueno, que al final de cuentas, es con lo que nos quedamos siempre todos. 

¿Acaso no recuerdan lo que ocurre en los velatorios?, ahí nadie hace alusión a los errores del difunto, sólo se acuerdan de los momentos de alegría, de las cosas buenas y de lo que les dejó en el recuerdo. Si hacemos esto con un difunto, más debemos hacer por aquel que está vivo. No se van a arrepentir, y si el otro u otra, todavía está montado en su ego, pues no importa, ustedes ya se bajaron de ese tiovivo y no les hace mella.

Perdonar, Amar y Agradecer. Son tres verbos fundamentales en nuestro día a día, pues al perdonarnos damos lugar al amor en nuestras vidas, que se hace cada vez más lumínica, más sana, más enriquecida. El Ego se destierra a otros lugares, cuando el perdón forma parte de tu ser. Consecuencia directa, llega el Amor, y nos damos permiso para amar y ser amados, algo muy importante... 

Porque existen personas que piensan, que no son lo suficientemente buenas para los demás, y su ego, los domina, no les permite ver esa mejor versión de ustedes mismos, que son y que merecen ser amados tal y como son en realidad. Cuando el amor llega y se instala, como rey y señor de vuestras vidas, todas las cosas que les rodean, las plantas, las flores, la gente misma, brillan con una luz maravillosa, pues el gris del ego, lo ha disipado la lluvia matutina y amorosa del amor.

Una vez que están instalados en ese mundo maravilloso de Amor y Perdón, debe llegar también un buen amigo, el sentimiento de Gratitud

Agradecer es tan importante, ya que si miramos a nuestro alrededor hay infinitas razones por las cuales estar agradecidos, y no lo somos. El sólo poder respirar, mirar un nuevo amanecer, disfrutar de la lluvia, de la sonrisa de un niño, de las flores, de la vida... El sólo echo de vivir, es un milagro maravilloso y hermoso que nos da Dios todos los días...

Pueden entonces, partiendo de ahí, empezar a enumerar las cientos de bendiciones por las cuales deben estar agradecidos, pues no sólo los bienes materiales son importantes o relevantes, las personas que los acompañan en esta experiencia única que es vivir, también son para agradecer a Dios la oportunidad de conocer y compartir el tiempo y el momento que vivimos con ellos, compartiendo el trozo del camino que nos corresponde a su lado. 

Eso señores y señoras es maravilloso!!!!

Amar, Perdonar y Agradecer, deben ser tres palabras importantes en su día a día, los llenará de alegría, de entusiasmo, de esperanzas en el futuro a mediano y largo plazo, de ilusión de vivir, eso sin darnos cuenta, nos distingue de los demás, de los que se empeñan en mirar lo que les falta, sin darse cuenta de lo mucho que tienen ya...

Queridos amigos y amigas lectoras, hoy especialmente estoy agradecida de haber llegado a las 25.000 páginas leídas de este blog, de esta bitácora de vuelo de mi existencia, de mis pinitos como escritora, de mis sueños como madre, abuela y mujer. 

A los que conozco, ya saben que los quiero, pero también a aquellos que sin conocerme, me siguen, Gracias mil!!!!!

Que Dios los bendiga a todos y cada uno de ustedes y a mí, para que siga soñando, escribiendo, compartiendo y amando lo que hago.

Mireya Pérez



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