A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

jueves, 11 de junio de 2015

Las fases del Perdón....


Los seres humanos solemos cometer errores, y gracias a ello, cuando nos damos cuenta y podemos resarcir la falta, podemos solicitar o esperar ser perdonados. Sin embargo, el perdón no puede venir a nosotros si no hemos obrado de buena fe, de corazón, porque la persona ofendida instintivamente sabe que esa conducta no surge del verdadero arrepentimiento, sino de la falsedad o el engaño, y muy posiblemente sepa por instinto, que volverá a ser engañada... 

Seguramente si analizamos nuestra vida, nos vendrán a la memoria situaciones o personas que han actuado de una manera u otra y que nos han mostrado facetas que desconocíamos de ellas o de nosotros mismos, y muy posiblemente nos hayan  herido o hayamos herido a otros con nuestras acciones, palabras u omisiones. E incluso, ni siquiera sepamos nunca el dolor que infringimos a alguien, por algo que ni recordamos. 

Las personas somos el producto de nuestro pasado, de cómo enfrentamos los problemas y de cómo los solucionamos, y sobre todo, por la actitud que tomamos ante la adversidad.

Conozco personas que son valientes y ejemplo para todos, sobre cómo enfrentar la enfermedad y superarla; personas que lo han perdido todo, y que han vuelto a levantarse y salir adelante, sólo apoyados en sus conocimientos y en creer que podían lograrlo... Otras sin embargo, teniéndolo todo a manos llenas, lo han desperdiciado, porque les parecía siempre poco, y destruyeron no solo su vida, sino la de su entorno más cercano, su familia e hijos, dejándolos y dejándose totalmente secos de amor y de esperanza; de todas las situaciones por las que puede pasar un ser humano, esa es la más dura e inmisericorde, porque un alma que destruye a otros, debe ser un alma muy desdichada, y no debe tener nada de paz. Lamentablemente, son también personas que no dejan que nadie les ayude, y muerden la mano de la persona que intenta acercarse, y da mucha pena, por ellas y por su entorno.

Para sanar nuestras almas, es necesario perdonarse a sí mismas y a los demás, y para ello, deben empezar por analizarse profundamente, analizando nuestro dolor, nuestra cólera, la indignación que provocamos, los sentimientos de indignación y de venganza experimentados. Porque la mayoría de las personas, generalmente piensan automáticamente en cómo vengarse del que aparentemente les ha ofendido, llegando incluso a buscar ayuda para cometer alguna acción que pueda perjudicar al que aparentemente le ofendió. Y me parece que han perdido tanta energía, cuando lo mejor hubiera sido buscar la forma de enmendar sus acciones, de perdonar al que los injurió y de seguir adelante olvidando sus rencores, pero no, se aferran a ellos, como si fuera una tabla de salvación, cuando en realidad los atrae cada vez más a lo más profundo del abismo, sin retorno aparente, y digo ¨aparente ¨, porque siempre hay tiempo para pedir perdón y para ser perdonados.

Por ello, hoy vamos a hablar de las cuatro fases del perdón:

1) Apartarse.... Dejar correr.
2) Tolerar....Abstenerse de castigar.
3) Olvidar.... Arrancar del recuerdo, no pensar.
4) Perdonar... Dar por saldada la deuda.

Apartarse, es dejar a un lado el sentimiento que nos hace sufrir, y retirarse a un lugar de la mente en donde podamos pensar libremente, escribir, meditar y buscar en nuestro yo interior, la fuerza para seguir adelante, sin el dolor que nos ha sido inflingido, y esperar a que la situación haya perdido su fuerza primera, para posteriormente solucionarla desde el perdón. Es como si nos hubiéramos quemado con aceite en la cocina, y en vez de volver a quemarnos, lo que hacemos es buscar un bálsamo que nos cure, y que suavice el dolor momentáneo, seguidamente, al cesar el dolor, seguimos haciendo nuestras cosas, olvidados ya del dolor de la quemada, porque el bálsamo hizo su función y calmó el dolor. No hemos olvidado la quemada, ahí está, pero ya no duele, y con el tiempo la herida desaparecerá. Así pasa con las ofensas, si aplicamos bálsamo espiritual (contar hasta diez, respirar profundo, apartarse a otro lugar de la habitación e incluso rezar), con el tiempo dejamos de sufrir e incluso llegamos a olvidarnos de lo que pasó. 

Tolerar, en el sentido de no pensar, ni hacer nada o mucho. Significa tener paciencia, soportar y calmarse ante la situación. No quiere decir que vaya a aceptar el daño como si nada, sólo que no va a actuar segada por el momento, ni a responder ojo por ojo, no, debe practicar la compasión, la generosidad, apasiguando así al demonio de la cólera, que en otros momentos, la habrían impulsado a responder con venganza e incluso a destruir lo que tuvieran a su paso. Si respira profundo, se calma, y observa la situación desde el amor, le quitará importancia, y podrá obrar desde el corazón, pero en paz, e incluso podrá hablar con su interlocutor, sin que la rabia sea el motor, sino con asertividad y confianza en si misma, y arreglar lo que se ha podido dañar en la relación.

Olvidar, entraña una toma de actitud voluntaria del ser humano, que consiste en apartar del pensamiento o de la memoria, todo aquello que nos perturba o nos hace daño: físico, moral o espiritual. No significa que parezcamos personas sin cerebro, ni sentimientos, no, sólo que no vamos a estar viviendo o reviviendo constantemente, las cosas que nos hicieron sufrir o que nos quitaron incluso el sueño o las ganas de vivir y de comer. 

Olvidar significa que voluntariamente nos negamos a evocar situaciones difíciles, o irritarnos con situaciones, personas o emociones repetitivas, que incluso pueden ser auto destructivas. Significa distanciarnos emocionalmente , e incluso físicamente de la situación , vivir el presente, crear una nueva vida, y vivir nuevas experiencias. Es como si sopláramos sobre la arena caliente, ésta se levanta en minúsculos granos que se los lleva el viento, dejando ver la arena mojada, que sería el rencor, que es pesada y que si la atrapamos con la mano, podemos moldear, sin embargo la arena seca se nos va entre los dedos. El olvido es eso, dejar pasar, aislar de nuestros pensamientos y sentimientos las cosas malas, hasta tal punto, que pasado el tiempo, ni siquiera recordaremos qué fue lo que pasó, pero sí que gracias a ello, tomamos decisiones importantes que nos hicieron crecer como personas.


Perdonar, es una decisión consciente del ser humano que somos, por medio de la cual dejamos de sentir rencor, rabia, y  necesitar obtener la revancha. Es dejar de sentir que alguien está en deuda con nosotros y nos la tiene que pagar, o al contrario, que somos nosotros los que estamos en deuda con alguien. 

Cuando se ha decidido perdonar, se hace con plena conciencia, y la persona empieza a perdonar desde el corazón, olvidándose de las ofensas, e incluso teniendo compasión del agresor, porque llega a comprender, en su fuero interno, el dolor que dio lugar a la ofensa recibida. Cuando llegamos a entender al otro, a comprender su sufrimiento, se llega al perdón fácilmente, sin esperar ninguna recompensa, no se quiere nada, ni se espera nada. 

Cuando pensemos o recordemos alguna situación que nos causó dolor, debemos hacer un acto consciente de perdón, enviándole mentalmente nuestro amor y conmiseración a esa persona, dándole incluso las gracias por la oportunidad de crecer, que esa situación provocó en nosotros.

El perdón nos da la libertad de perdonar y ser perdonados, nos permite ser libres de ir a donde quiera que nos lleve el viento o el tiempo, sin sogas que nos limiten, ni trabas en el camino. 

El Perdón nos hace totalmente libres....


Que Dios nos bendiga y nos haga entender lo importante de ser humildes para solicitar el perdón y de perdonar. A medida que este acto se convierta en parte de cada momento de nuestra vida, seremos mucho más felices, viviremos con alegría cada minuto de la vida y aceptaremos a la gente tal como son , sin esperar nada.

Mireya Pérez


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