Escribir poemas es algo personal, intransferible, humano y a veces o muchas veces, en realidad, fruto del amor o el desamor, del dolor o la alegría, del despecho o del enamoramiento, y muy posiblemente de miles de cosas más.
En mi caso, suelo escribir poemas cuando mi alma me dicta lo que siente, a veces está de luto, otras es alegre como un par de castañuelas, pero también es a veces, melancólica, pues los recuerdos dulces y amargos, se agolpan en la mente y surgen las palabras, en forma de versos, modernos, sin métrica especial alguna, sólo como el reflejo del momento y de las circunstancias...
Hace unos días surgió este poema, que como muchos de los que he escrito están dirigidos a mi esposo, todavía no me acostumbro a hablar de él en pasado, sé que las personas que me lean y hayan pasado por algo parecido me entenderán perfectamente, creo que es algo normal...
Se llama:
¡Ay Amor!!!
Hoy te extraño más que ayer,
posiblemente menos que mañana...
y en este devenir de los días
esa palabra amiga,
ese consuelo, esa sonrisa,
ese compartir de cada día
se hará cada vez más evidente
pues tu ausencia te delata...
Nada nos prepara para este silencio,
nada nos prepara para la ausencia,
no porque hayas agarrado tus cosas
y emprendido otro camino, no,
es solo que el tuyo ha terminado
Y yo aún debo transitar el mío...
¡Ay Amor!
Esta casa vacía
¡Ay Amor!
estos brazos sin abrazos...
¡Ay Amor!
esta vida tan nuestra...
¡Ay Amor !
Cuánto te extraño!!!
Dando pasos por la vida
sólo cuento con mis fuerzas
con lo que me enseñaste,
con lo que aprendí...
a veces a borbotones,
otras veces a trompicones...
La vida, mi querido amor
nos puso un día en un cruce de caminos
y no sé aún ¿Por qué razones,
me miraste y decidiste que era yo,
la mujer que querías por compañera?
Y te acompañé hasta el último minuto...
Camino de aprendizajes,
a veces dulces y luminosos,
otros en cambio, fríos y escabrosos.
Pero tu mano, siempre en la mía
me hacía confiar y seguir...
Ahora, solo puedo usar la imaginación,
valerme de los recuerdos,
asirme a la memoria
que guardo celosa y con mimo
pues mañana, esos recuerdos
serán las anécdotas para los nietos
para el amor de nuestros amores...
¡Ay Amor!
Si los vieras...
¡Ay Amor!
Cómo crecen...
¡Ay Amor!
Aquí los tienes...
En tu recuerdo, sólo gracias por ser mi maestro en tantos sentidos de la vida, incluso en la valentía ante lo inevitable...
Con todo mi amor.
Mireya Pérez
Profundos sentimientos, bello poema, "nadie nos prepara para la ausencia", más en nuestro corazón viven entre recuerdos, sentimientos, y nostalgias, un abrazo enorme Mireya
ResponderEliminarGracias Regina, que Dios te bendiga, un abrazo de ¨oso¨de corazón a corazón.
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