Caminar es llevar adelante un paso tras otro, es también un ejercicio mental y corporal, donde a veces el cuerpo traslada al alma que lo habita, de un lado al otro, a veces sin pensar, sólo por inercia, porque quizás, es lo único que puede hacer, pues al quedarse quieto, las extremidades se entumecen, y haz descubierto que después, es todavía más difícil comenzar de nuevo.
Sigues y sigues, sin apenas percibirte del entorno que te rodea, con la mirada fija en el horizonte, siempre lejano, como si no hubiera fin. Tu no lo encuentras, pero estás seguro de que llegado el momento, el fin de encontrará a tí, de eso no tienes dudas.
Sabes porque lo leíste alguna vez, en un libro de Filosofía, que ¨puedes dudar de todo, mas no de ti mismos, pues piensas, luego existes...¨.
Los días se suceden unos a otros, sin parar, las tardes se hacen a veces interminables, y la oscuridad se torna en amigable compañera, para que en la soledad de tu habitación, puedas recogerte, pensar, rezar, y a veces, ¿por qué no? soñar... Pero incluso los sueños te son esquivos, cuántas veces has soñado con aquellos a quienes amas, y en la parte mejor del sueño, te despiertas, y tratas, sin lograrlo, de retomar ese sueño en el que eras realmente feliz, junto a los que amas y extrañas a raudales.
Todos esperan grandes cosas de tí, sin embargo, piensas que tu mejor obra ha quedado en el olvido, ese mismo olvido que ha tendido un tupido velo en la historia personal de cientos de millones de seres humanos, como tu, anónimos, casi desconocidos o no, pero la vida es efímera y sólo tu anhelo de llevar un mensaje positivo, no te ha hecho desistir...
Sabes que sería muy fácil limitarte a sólo respirar, a sólo cumplir con las leyes propias de la Biología, de la Bioquímica, de ese cuerpo magnífico que se te ha entregado. Pero tu mente es algo mucho más interesante, y te niegas a simplemente subsistir, querías ser ¨un factor de cambio¨, sin embargo, la vida te ha cambiado a tí, y te seguirá cambiando, mientras tengas un hálito de vida, y eres muy consciente de ello. Por eso a veces te revelas, con fuerza o con silencios, que a tu pesar, nadie entiende, valora o sospecha.
Has sido juzgado, sin abogado defensor, ni siquiera un abogado de oficio, y sólo por el malsano valor de un ser, que se cree mejor que tu, por encima de todo y de todos... Pobre de él, la vida también lo juzgará y será mucho más implacable, porque no habrá sitio donde perderse o esconderse, la justicia llegará como un mazazo certero, definitivo, y en su mente acudirán las imágenes del dolor infligido a personas mucho más débiles e indefensas que él... No habrá pretextos que valgan, ni siquiera los malos entendidos, ni el sopor de los vapores etílicos serán una desgravamen, porque aquél que avasalla, que oprime, que injuria a otro más débil, abusando de su efímero poder, no tiene perdón alguno, ni excusa alguna.
El que ha sido atacado, tendrá que hacer acopio de valor, esconderse en su interior, rezar mucho, para superar el mal trago, la ignominia, y la desazón, pero sobre todo, la injusticia, el amargo recuerdo del momento vivido, del ataque inmerecido, propinado por una manada de lobos sedientos de venganza e incapaces de razonar, quizás porque son sólo esos, salvajes, a pesar de las pieles hermosas que despliegan ante los demás, sin saber que la gente los ve tal y como son, muy parecidos a aquel Rey Desnudo, de los cuentos de la infancia, donde el Ego le impedía ver que estaba realmente desnudo, sin nada que le diera valor a su persona, pues no tenía valor alguno.
Para aquellos que han sido perseguidos, por diferentes razones, incluso sólo por ser diferentes, sólo les pido que tengan paciencia, que le den tiempo al tiempo... Todo en la vida se pasa, incluso estos momentos amargos y crueles.
Al cabo de un tiempo, cuando las heridas se curen y sane por completo su alma, sólo quedará en ustedes la enseñanza que ese momento les ha dejado. Caminen con la frente en alto, con alegría en la mirada y con una sonrisa hermosa, consciente de que tienen una vida que vivir y una misión que compartir, no les dediquen ni un sólo pensamiento, no valen la pena, ¨a cada cochino le llega su sábado¨, y ellos también serán juzgados, incluso con una vara mucho más dura de la que ellos utilizaron, así es la vida, nadie se va de esta vida sin recibir lo que ha sembrado.
Por ello, para nosotros lo más importante es sembrar la mejor semilla que podamos utilizar, abonar la tierra con el amor mas grande que puedan brindar y cuidar de aquellos a quienes aman, como sólo una persona que ama a raudales puede hacerlo. Perdonen, aunque a veces sea casi imposible, pero el tiempo, que lo cura todo, también les traerá ese perdón para el que ofendió y también para el que no se pudo defender.
La vida no es fácil, no es plana, tiene cuestas imposibles, curvas cerradas y también barrancos traicioneros, pero de todas formas, vale la pena vivirla, aún en soledad, no importa, hay un ser que nunca nos deja solos y ese es el Señor, nuestro Dios, y sólo está a camino de una palabra: Te necesito. A camino de una oración...
Yo descubrí hace mucho tiempo, que la cura para mi corazón de madre y mujer, era rezar, y sigo haciéndolo cada día, aún en la horas bajas o quizás con más razón, en esos momentos. ¿Saben? yo no soy mejor que nadie, y si esta humilde mujer lo hace, puede hacerlo cualquiera, a su manera, con sus palabras, con la profesión que tengan, sin importar el nombre que le den. La gran mayoría de los seres humanos creen en alguien superior, y a él se dirigen en sus momentos de tribulación, y también para agradecer todo lo bueno que les acontece y les rodea.
Seamos siempre hijos humildes y amorosos, con Fe, con Esperanza, con ilusión, con un corazón capaz de perdonar y de seguir adelante.
Que Dios nos bendiga, todos y cada uno de nuestros días.
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