A veces, por diferentes razones, personales e individuales, no notamos lo afortunados que somos, pues contamos, sin darnos cuenta, con las cosas simples del día a día que consideramos normales...
La vida nos brinda cada día una nueva oportunidad: Hoy, por ejemplo, el día ha amanecido precioso, lleno de luz, con un azul único en la bóveda celeste, los pájaros trinan en sus árboles, empezando con alborozo su gran día, nuestro gran día...
Estamos vivos, respiramos, sentimos, podemos hacer un sin fin de cosas, que muy posiblemente otros quieran pero sus circunstancias personales se los impide, y sin embargo, si hablan con cualquiera de ellos, les responderán que viven cada día con la mayor y mejor disposición posible. No piensan en lo que les falta, saben por el contrario, lo mucho que tienen: su vida, nada es más hermoso y preciado para ellos, que esa simple y hermosa palabra: ¡¡¡¡ Vida!!!.
Por ello, cuando finalicé de leer El Poder de la Intención, del Dr. Wayne Dyer, entendí por qué, si había estado buscando otro libro, el último que escribiera él, en cambio estaba este único ejemplar en el anaquel... Lo compré, como hago siempre que mi intuición me dice ¨llévalo¨y a decir verdad, nunca me falla.
Este libro llegó cuando yo necesitaba sus palabras sabias, para entender y aprender nuevas cosas, para re descubrir otras que se habían quedado en el fondo de mi armario existencial, y que han salido de nuevo: brillantes, hermosas, esclarecedoras, no me queda mas que agradecerle siempre a este hombre generoso sus palabras, su aliento y su convicción. Para mi es y seguirá siendo uno de los maestros de vida más importantes, quizás por ello, se fue tan joven aún, creo que lo necesitaban allá arriba, pues aquí ha dejado una legión de ángeles que continuarán su maravillosa labor.
En otras oportunidades, a lo largo de estas semanas he compartido con ustedes algunos de los párrafos que me llamaron la atención de este libro, hoy siguiendo esa misma pauta, compartiré parte de su último capítulo, en donde nos indica cómo distinguir a las personas que están conectadas con Dios, con el Universo, con el Infinito, y cómo podemos aprender de ellos, para ser mejores personas, menos egoístas, más entregadas a amar y enseñar que el amor es dar, a manos llenas, sin importar a quien, y sin esperar jamás recompensa alguna, Dar es el mejor legado que podemos dejar a los que amamos.
...¨Una persona que vive en un estado de unidad con la Fuente de la Vida, con Dios, no parece distinta del resto de la gente; no está rodeada por ningún halo ni lleva ropa especial que demuestre sus cualidades divinas, pero, cuando te das cuenta de que esas personas van por la vida como seres afortunados, agradecidos, que siempre tienen todas las oportunidades y empiezas a relacionarte con ellos, también te das cuenta de lo distintas que son en comparación con quienes viven en los niveles normales de conciencia.
Resulta imposible que sean personas pesimistas, se expresan con una convicción interior y transmiten un conocimiento tan profundo como sencillo de que la Fuente universal lo proporciona todo. Usan mucho la analogía de las aves, que no se preocupan de si pueden o no volar, simplemente lo hacen pues tienen la convicción de que lo harán en el momento en que se lo propongan.
Si estás dispuesto a escucharlos te dirán que este es un universo de energía y atracción, y que la razón por la que tantas personas llevan una vida de miedos y escasez es porque confían en su ego para cumplir sus deseos. Te dirán: Vuelve a conectarte a tu fuente y sé como esa fuente, y entonces tus intenciones se corresponderán a la perfección con la fuente omniproveedora.
Te instan a que mantengas tus pensamientos en lo que quieres lograr, en ese Mapa del Tesoro que nos hemos propuesto, que tenemos la intención de crear, mantente conectado a la Creación y espera a que lleguen a tu vida las claves de lo que estás pidiendo a Dios, a esa Fuente que lo puede todo.
Para una persona en este estado de conciencia, no existen las casualidades, perciben los acontecimientos aparentemente insignificantes como algo orquestado, en perfecta armonía con el universo. Creen en la sincronicidad y no les sorprende que aparezca la persona perfecta en una situación dada, ni que se presente la solución como caída del cielo, alguien en quien estaban pensando, les llama, se aparece de improvisto, e incluso aparece un libro (como este) que les proporciona la información que les hacía falta o les aparece inesperadamente el dinero que necesitaban para poner en marcha el proyecto que tenían entre manos.
Se sienten agradecidos por todo, incluso por los obstáculos que podrían aparecer, pues no lo ven como tales, sino como oportunidades para crecer y evolucionar, pues detrás de cada etapa de dolor, de sufrimiento, hay una enseñanza y están sumamente agradecidos por ello. Se mantienen en una actitud de agradecimiento y humildad, jamás se vanaglorian por nada.
Transmiten paz y serenidad, no se involucran en peleas, no quieren que existan las guerras, ni las fracciones, aunque saben que existen, pero ellos están en un nivel de energía positiva y deciden sentirse bien, su tranquilidad irradia paz y al poco tiempo de estar con ellos, sientes también paz, desviando tu conciencia del negativo al positivo.
Son personas extraordinariamente creativas, que no sienten la necesidad de encajar ni de hacer las cosas como los demás esperan que las hagan. Confían plenamente en Dios, son extraordinariamente bondadosos y cariñosos, siempre se sienten agradecidos por cuanto se les presenta, y saben que la bondad para con la vida entera y nuestro plantea es la forma de demostrar gratitud. Se pueden perder en la contemplación de una noche estrellada, en el vuelo de una mariposa, y cada vez que la Vida les envía algo, dicen simplemente Gracias!!!....¨
Sólo puedo agregar, que siento infinita gratitud a este Maestro, y a la Vida, porque me ha dado la oportunidad y la lucidez para poder compartir con ustedes, estos pequeños y hermosos mensajes para crecer y amar.
Gracias Padre Celestial por todas tus bondades, por tus enseñanzas, por darme la Paz y la serenidad, gracias desde el fondo de mi corazón.
Que Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros.
Mireya Pérez.
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