Hoy he comenzado a escribir, tomando como base esta hermosa fotografía que me envió mi amigo Pablo, y para mi significa esa hermosa fusión entre la naturaleza y el hombre con sus adelantos tecnológicos...
Ese inmenso cielo azul cobalto, cuajado de estrellas y de constelaciones, el mar profundo y misterioso y un velero anclado cerca de una bahía...
A mí me da una sensación de alegría, de felicidad y de paz, infinitas. Y sobre la felicidad vamos a hablar hoy en este blog.
Muchas veces a lo largo de nuestra vida, habremos pensado que la felicidad es algo esquivo, que algunos no han conocido, o que sólo les ha durado un tiempo, quizás por algunos segundos apenas, pues aunque la vida se mida en años, aquellas cosas o personas con las cuales hemos compartido nuestras vidas y experiencias, al ser el tiempo algo inestable, nos parece que sólo ha durado segundos o minutos apenas, y no años, como en realidad ha sido.
Otros en cambio, habrán dedicado ingentes esfuerzos por alcanzar la felicidad, creyendo que la fama, la posición económica, el éxito profesional y los bienes materiales, pueden traer consigo la felicidad, y se ponen metas y sueñan con que:
...Cuando llegue a tal cantidad de dinero ganado y ahorrado, seré feliz...
...Cuando me gane el premio gordo de la lotería, podré entonces descansar y ser feliz...
Pero la vida, como una vieja sabia que es, les ha demostrado que no es ahí donde está la felicidad.
Y buscando en mi maravillosa fuente de saber, que son mis libros, hoy voy a compartir con ustedes, un cuento del libro de Jorge Bucay, titulado El Camino de la Felicidad, Editorial Suramericana 2004.
... Cuenta la leyenda que antes que la humanidad existiera, se reunieron varios duendes para hacer una travesura.
Uno de ellos dijo:
_ Pronto serán creados los humanos. No es justo que tengan tantas virtudes y tantas posibilidades. Deberíamos hacer algo para que les sea más difícil seguir adelante. Llenémoslos de vicios y de defectos; eso los destruirá.
El más anciano de los duendes dijo:
_ Está previsto que tengan defectos y dobleces, pero eso sólo servirá para hacerlos más completos. Creo que debemos privarlos de algo que, aunque sea, les haga vivir cada día un desafío.
_ ¡¡Qué divertido!!!_ dijeron todos.
Pero un joven y astuto duende, desde un rincón, comentó:
_ Deberíamos quitarles algo que sea importante...
¿ Pero qué?.
Después de mucho pensar, el viejo duende exclamó:
_¡ Ya sé! Vamos a quitarles la llave de la felicidad.
_ ¡ Maravilloso... fantástico...excelente idea!_ gritaron los duendes mientras bailaban alrededor de un caldero.
El viejo duende siguió:
_ El problema va a ser dónde esconderla para que no puedan encontrarla.
El primero de ellos volvió a tomar la palabra:
_ Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo.
A lo que inmediatamente otro miembro repuso:
_ No, recuerda que tienen fuerza y son tenaces; fácilmente, alguna vez, alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos podrán escalarlo y el desafío terminará.
Un tercer duende propuso:
_ Escondámosla en el fondo del mar.
Un cuarto duende tomó la palabra y dijo:
_No, recuerda que tienen curiosidad; en determinado momento algunos construirán un aparato para poder bajar y entonces la encontraran fácilmente.
El tercero dijo:
_ Escódamosla en un planeta lejano a la Tierra.
A lo cual los otros dijeron:
_ No, recuerda su inteligencia, un día alguno va a construir una nave en la que puedan viajar a otros planetas y la van a descubrir.
Un duende viejo, que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás, se puso de pie en el centro y dijo:
_ Creo saber dónde ponerla para que realmente no la descubran. Debemos enconderla donde nunca la buscarán.
Todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono:
_ ¿ Dónde?
El duende respondió:
_ La esconderemos dentro de ellos mismos... muy cerca de su corazón...
Las risas y los aplausos se multiplicaron. Todos los duendes reían:
_ ¡ Ja...Ja...Ja... ! Estarán tan ocupados buscándola fuera, desesperados, sin saber que la traen consigo todo el tiempo.
El joven escéptico acotó:
_ Los hombres tienen el deseo de ser felices, tarde o temprano alguien será duficientemente sabio para descubrir dónde está la llave y se los dirá a todos.
_ Quizás suceda así_ dijo el más anciano de los duendes_, pero los hombres también poseen una innata desconfianza de las cosas simples. Si ese hombre llegara a existir y revelara que el secreto está escondido en el interior de cada uno... nadie le creerá.
Encontrar el sentido de tu vida es descubrir la llave de la felicidad.
Así, amigos y amigas, la felicidad se encuentra en cada uno de nosotros, podemos compartirla, pero no darla a otros, podemos disfrutarla, pero no podemos regalarla. Pues aunque no lo creamos, cada uno de nosotros tenemos un concepto o una percepción diferente acerca de lo que es la felicidad:
- Para algunos la felicidad es tener dinero suficiente para vivir.
- Para otros, que tienen bienes de fortuna, la felicidad es tener alguien con quien compartir su buenaventura.
- Para otros, como yo, la felicidad es ver que sus hijos son felices, son amados y respetados, y sobre todo que tienen salud: La más importante de todas las bendiciones de la humanidad, pues la salud permite disfrutar con alegría, de todo lo demás.
Así que, seamos agradecidos con la vida y con Dios, por las cosas buenas que nos ocurren y que tenemos alrededor, y por sobre todas las cosas, seamos felices con nosotros mismos, tal y como somos, al fin y al cabo, nuestra alma es la única que nos acompañará desde el principio de nuestra vida hasta el final, los demás subirán y bajarán del tren de nuestra vida, muchas veces...
Dios nos bendiga a todos y cada uno.
Mireya Pérez
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