Para las personas que tenemos animales en casa, bien sea gatos, perros u otros animales, si los hemos observado durante algún tiempo, habremos visto situaciones y comportamientos muy diversos, algunos simpáticos, otros molestos e incluso hasta nos habrán sacado de quicio, si han hecho alguna gracia con la cual no contábamos. Pero como forman parte del ¨paquete todo incluido¨pues arreglamos el desaguisado, ponemos correctivos y seguimos con nuestro día a día.
Sin embargo, estoy segura de ello, son más los momentos de alegría que comparten que los de molestia o acaso de tristeza. En nuestro caso, Princes, siempre es motivo para hacernos reír o darnos ese momento especial en donde nos sentimos realmente amados, sin restricción alguna, pues es de sobra sabido, que los perros aman a sus amos, con un amor aprueba de todo, y si no que me lo digan a mí... jajajajaj.
Princes es una perrita mestiza, blanca con manchas negras, y la cara negra con algunos pelos canela y blanco, es muy alegre, siempre es la que recibe a las visitas, moviendo como loca la colita y tratando de llegar a las rodillas de la gente para que la acaricien, y acto seguido los guía a la sala donde se monta en el brazo del sofá y hace movimientos para que la sesión de bienvenida y cariños continúe, es una perrita insaciable de cariños, si la persona conecta con ella, no es raro que se ponga de espaldas y haga unos gorgoritos, indicando que le acaricien la pansita y la barbilla, le fascina!!!!.
Su hora del cariño, alrededor de las ocho de la noche es sagrada, y si no se le da, la reclama con energía, ha llegado incluso a escalarme en el sofá, hasta ponerse cara a cara y mirarme, como diciendo:
_ Ajá... ¿y hoy que pasó?.¿ Te crees que te vas a escapar sin darme mi momento?... Pues no, aquí estoy para mi hora del cariño..._
Decirles que es muy obstinada, es poco... jajaja.
Pero una de las cosas que más gracia me causó, e incluso me hizo saltar unas lágrimas de la risa, fue nuestra visita al parque, unos días después de haber pasado su época de ¨celo¨. La pobre no la hemos cruzado, y cada vez que está en celo se pone de los nervios, como si el instinto le dijera que la naturaleza la llama para la procreación. Pero yo en mi no... jajajaj.
Ese día bajamos a pasear a las once de la mañana, hacía una mañana de finales de primavera, muy bonita y ella iba feliz de disfrutar del aire, de la calle, buscando con su olfato, sus sitios especiales y yo con mi bolsita recogiendo sus ¨recuerdos¨jajaja.
Cuando llegamos al parque, como siempre hago, solté su correa, para que corriera y brincara lo que quisiera pero siempre pendiente por si venía algún macho, y en eso un torbellino gris oscuro con una melena blanca corrió como flecha veloz hacia mi perrita y yo como pude la levanté en mis brazos. Los dueños del perro, me dijeron que no me preocupara pues estaba castrado, había sido padre muchas veces, y decidieron hacerlo, para tener una vida más tranquila.
Cuando puse a Princes de nuevo en el suelo, con la tranquilidad de que no iba a pasar nada, no esperaba la reacción de los animales. El perrito fue directo a ella, la olfateó, se olfatearon mutuamente, y cuando mi perrita esperaba emocionaba el final feliz... Pues el perrito la dejó y se fue a olfatear diferentes sitios del parque para hacer sus necesidades. Y la reacción de Princes...
No lo van a creer!!!!, se paró en el hombrillo de la acera y le increpaba con sonidos que nunca le había escuchado, como si le reclamara que la hubiera ¨alborotado¨y la hubiera dejado ¨sin fiesta¨... Y mi reacción, luego de la sorpresa: reírme hasta las lágrimas... Mi pobre Princes... ese día entendí el refrán venezolano: ¨La dejaron como novia de pueblo: vestida y alborotada¨...
Cuando salimos del parque ella seguía emitiendo sonidos como si le reclamara, pero se fue calmando, hasta que llegó a casa y fue directo a mi esposo, como para contarle lo que le había pasado, y las risas de mi marido eran toda una experiencia, es que los hombres ven las cosas de otra manera, jajajaj.
A veces, cuando pienso en ella, me da pena no cruzarla, pero también es cierto que al verla dar a luz, me da mucho dolor, y tampoco tenemos las comodidades suficientes para que ella pudiera tener a sus cachorritos. Lamentablemente tendrá que seguir con los votos de castidad... jajajaj.
Tener a Princes en nuestras vidas es una gran experiencia de vida, su cariño, lealtad, amor incondicional, son un bálsamo que nos llena los espacios vacíos y ella solo pide cariño, alimentación y cuidados. Nada, para tanto que nos da.
Dicen que los perros evolucionaron a partir de los lobos hace más de 10.000 años, cuando el hombre empezó a domesticarlos, y desde entonces hasta hoy estos animales tan inteligentes, han poblado y escrito muchos capítulos de la historia.
Mientras haya seres humanos, habrá animales fieles a él, que lo acompañarán para escribir juntos la historia de la Humanidad. O por lo menos, es lo que yo aspiro, creo que nuestra vida ha sido mucho mejor gracias a los perros que hemos tenido y con los cuales crecimos, jugamos y aprendimos tanto.
Gracias Señor por tantos momentos maravillosos, por habernos puesto en el camino a esta perrita tan noble, tan especial... justo ahora que escribo sobre ella, está como siempre a mi lado, durmiendo en su cojín especial, pero atenta a cualquier movimiento que yo haga, sobre todo si hago movimientos que indiquen que voy a salir, pues ella siempre está lista para acompañarme, y si no lo hago me reta como si me dijera: _ ¿ No te vas a atrever a salir sin mí? ¿No? !!!!. Por ella, pasaría ratos inmensos en la calle, le encanta sentir la brisa, los aromas, la gente con la que coquetea con su colita llamando la atención. Dios bendiga a nuestros animales de compañías, nos dan tanto!!!.
Gracias
Mireya Pérez
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