¿Cual es el camino ideal? ¿ Somos capaces de identificarlo a primera vista?
¿ Y si nos equivocamos, qué hacemos? ¿ Por qué es tan difícil hacerlo?...
Podría enumerar cientos de preguntas al respecto y la respuesta no sería ni siquiera por segundos, la más acertada, por la sencilla razón de que cada ser humano es un mundo complejo en sí mismo, y lo que es bueno para unos no lo es para otros. Así de simple y sencillo. Entonces...¿ Estamos destinados a fracasar antes de empezar?... No... Sólo hay que intentarlo, tantas veces como sea posible, una y otra vez, hasta que la experiencia nos haga sabios, y encontremos el camino que se adecua más a nosotros, o nosotros a él... Pero ¿Cómo descubrir cuál es el camino?...
Empecemos por algo tan simple como situarnos en el aquí y en el ahora...
¿ Quién soy? ¿ Qué he hecho hasta hoy?¿ Puedo tomar decisiones que no afecten directamente a otros, o hay personas que dependen de mí? ¿ Y si me equivoco, quién sale perjudicado, además de mí mismo?...
Son muchas variables las que hay que tomar en cuenta a la hora de realizar un cambio significativo en nuestras vidas. Y muchos de nosotros los hemos realizado, sin darnos apenas cuenta, e incluso con un grado de soberbia típico de las personas que se sienten el patriarca del grupo, y cuya autoridad no puede ser desdeñada o siquiera discutida, porque señores y señoras mías, aunque me duela decirlo y reconocerlo, la mayoría de nosotros en diferentes épocas de nuestras vidas nos hemos llevado más por el ego, que por ninguna otra cosa .
Ese ego, que es un enemigo implacable a la hora en que nos revelamos contra él, y decidimos no hacer caso de sus consejos, y guiarnos más por la fe, por el amor hacia el prójimo como a nosotros mismos, y por la intuición, a la que a veces no hemos seguido, por causa del ego, que siempre se entromete para evitar que sigamos avanzando en nuestro camino hacia el bien común y la evolución espiritual, que en definitiva nos hará libres, como el viento y como las aves que vuelan en la inmensidad del cielo azul.
¿ Cómo evitar que el ego destroce nuestros planes de evolución? ¿ Es que acaso el amor propio no es bueno?... Depende...Cuando nos guiamos por el amor propio, confundimos el hacernos valer, con el reconocer nuestras faltas y errores y aceptar que el otro tiene razón... El ego, en esas situaciones, nos hace responder con ira, con enfado, con afán incluso destructivo y aparece una palabra que no me gusta para nada: ...¡ Me las vas a pagar!!!!!.
Suena melodramático, como novela de Corin Tellado o de Delia Fiallo, pero aunque no me gustan las telenovelas, porque los argumentos siempre son los mismos, y porque les dan a los jóvenes unos patrones de conducta y de falsa moral, que en verdad detesto... Influyen en la gente de tal manera, que terminan comportándose como esos personajes y respondiendo con ira, sed de venganza y actos verdaderamente malvados, y eso, está lejos de lo que significa amar al prójimo como a nosotros mismos...¿Es que acaso queremos que nos amen de esa manera?... Creo que todos reponderíamos que no...
Entonces ¿Qué podemos hacer?...La respuesta está en la Sagradas Escrituras, en el Evangelio, en la oración, y si nos somos creyentes... en libros de auto ayuda, en audio libros, y en escritores que han descubierto, después de haber sufrido y padecido lo suyo, que el camino para sanar sus heridas y para ayudar a los otros está en Amar: amarse a si mismos, respetarse como individuos y en amar al prójimo, respetarlo y no desearles lo que a ellos no les gustaría sufrir o padecer, empezando por no injuriar, por no mentir, por no endilgarle al otro fallos, que sabemos que no han cometido... Si nos diéramos cuenta que de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, sólo los tres primeros Mandamientos están dedicados a Dios directamente, y los otros siete, indican reglas mínimas de convivencia..., si las aplicáramos a raja tabla, el mundo sería mucho mejor y más humano...
¿Cuál debe ser entonces nuestro camino?... ¿ Si me equivoco, estoy totalmente perdido?... No!!!!. Solamente debes volver a empezar, no importa la edad, las circunstancias, el momento, etc., siempre hay la posibilidad de comenzar de nuevo, a pasos diferentes. Porque al principio subías las escaleras a zancadas, luego de una en una y quizás con los años, tengas que agarrarte del pasa manos, e incluso usar un ascensor de escaleras, porque estás en silla de ruedas...No importa... mientras hay vida, hay esperanzas, y sólo necesitas hacer uso de tu voluntad, de tu ganas de desprenderte de aquello que te esclaviza, que te mantiene atado, y de sentir la libertad en tu piel, en tu rostro, en tu corazón, amando y perdonando, amando y dejando atrás lo que te impedía evolucionar, serás enteramente tu, una vez que te encuentres y te aceptes a tí mismo, podrás compartir y ser uno con los demás.
Sólo entonces, te encontrarás en el camino que te llevará a ser feliz, donde a pesar de la cruz que lleves, estarás cómodo con ella, y sentirás que puedes seguir adelante, respirarás y te sentirás realmente vivo, como nunca antes, y comprenderás que todas las cosas que forman parte de tu pasado, fueron necesarias para que llegaras a este aquí y esta hora.
Ya no vale pensar en los si hubiera..., en los si no hubiera pasado tal cosa o tal otra..., si no se hubiera marchado... Déjame decirte que todo lo que ocurrió en tu pasado, era necesario para que evolucionaras espiritualmente, incluso el dolor, el desamor, todo... Porque gracias a ello, eres un ser más sabio, y preparado para andar este nuevo camino, y para ser fuente de inspiración para otros, porque no estamos solos, no somos islas en el desierto, ni en el océano. Al contrario, formamos todos parte de un ecosistema emocional y espiritual, donde cada uno de nuestros latidos producen ondas que afectan a los demás. Pero está en nuestro interior la toma de decisiones sobre el tipo de ondas o de energía que vamos a emanar: energía positiva con calor radiante de amor, o energía negativa con tormentas emocionales catastróficas como los sunamis o los huracanes o erupciones volcánicas... Me imagino que escogerán las radiaciones positivas... Yo así lo escogí...
A veces permanecemos atados a una estaca simple y sin fuerza para mantenernos inermes, pero no sabemos ni conocemos que somos más fuertes que ella, porque siempre estuvo ahí, desde niños, de adolescentes quizás, y sólo cuando alguien la mueve y vemos lo pequeño de sus raíces nos damos cuenta de que no había razón para esas ataduras, pero nuestra mente no nos dejaba tomar decisiones, porque al ego no le interesaba que fuéramos libres de tomar nuestra propias decisiones... Pero ya no existe la estaca, y el ego, aunque aparece de vez en cuando, lo podemos mantener a raya, o por lo menos evitar que aparezca y si así lo hace, lo dejamos de lado, porque no es lo que somos, no somos así como él trata de mostrarnos... Mirémonos al espejo y amemos al rostro que se asoma y vean lo hermoso de sus arrugas, de sus canas y de sus ¨defectos¨, porque esos son el resultado de la vida...
Pero hay una nueva vida esperándonos al salir a la calle, al mirar a la ventana, al mirar al horizonte y más allá... Y vale la pena vivirla e intentar cruzar nuevas fronteras...
Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros y nos de la fuerza, la templanza y la sabiduría para perdonarnos, para perdonar y para empezar cada día con nuevas ganas de continuar el camino que nos hemos trazado.
Mireya Pérez
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