A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

domingo, 20 de septiembre de 2015

Cuestión de Fe...




Criada en el seno de una familia católica, siendo mi padre un hombre tan especial..., nunca dejó de ir a misa, incluso estando hospitalizado tantos meses, siempre fue a misa y comulgó. 

Mis madres del colegio, con la hermosa costumbre de llevarnos a visitar la capilla cada mañana, esa capilla que ha acogido cientos de miles de almas de niñas y adolescentes, que hemos tenido la suerte de estudiar entre esas paredes, de aprender a amar, respetar, seguir, estudiar, reconocer y esperar siempre con Fe infinita la promesa de Nuestro Señor Jesucristo, de no estar nunca solas, alejadas de la mano de Dios, pues siempre está con todos y cada uno de nosotros, sus amadas criaturas. 

La Fe nos llena el alma, nos da aliento cuando estamos cansados y creemos desfallecer, cuando las fuerzas creemos agotadas, nos llega una brisa suave, fresca, renovada, que nos da ese empuje para seguir el camino, ese que nos ha sido trazado, y que a pesar de lo difícil, a veces, de transitar, lo hacemos como guiados por la luz de un faro potente, a veces lejano, pero faro al fin, que nos indica el camino y lo cerca o no, que estamos de llegar a ese nuevo remanso de paz, a ese recodo o a ese riachuelo, donde lavarnos los pies cansados, las manos y beber del agua que refresca nuestra alma sedienta...

Cuando hay Fe, hay Esperanza... Para mi sería  muy difícil vivir sin ellas, pues siempre van acompañadas de otra palabra que es el Amor. Estas tres palabras forman la base de nuestra vida, siempre, porque una es el reflejo de la otra, son un triángulo amoroso, y los que vivimos centrados en el trabajo espiritual, en lo interno, en buscar y dar afanosamente la Paz, a todos y para todos, no nos sería fácil vivir sin ellas.

Quien no se ama, no puede dar amor. Quien no tiene Fe, no puede infundir la Fe en los demás y quien no confía o no tiene Esperanzas, jamás podrá convencer a otros de que confíen y tengan Fe. No sólo en el plano espiritual, sino también en el plano físico. Pues una persona atormentada, difícilmente puede reflejar otra cosa que no sea su tormento. Una persona que no confía, difícilmente se dejará ayudar o permitirá que alguien se acerque a ellos, pues al no confiar, desconfía de las buenas intenciones, de echo para ellos no existen buenas intenciones, creen siempre que hay algún interés, quizás porque ellos siempre han obrado de esa manera.

Mi confianza es como la de un niño, totalmente entregada y ciega, porque no necesito ver para creer, me basta con mis convicciones, con la experiencia que me ha dado la vida, pues el que ha tenido problemas que creía insuperables, y luego ha visto, cómo las cosas se han ido solucionando poco a poco, no puede menos que creer en Dios y en su infinita sabiduría y en su infinito amor. 

Así creo yo, confío yo, y sé que Dios en su amor infinito nos pondrá en el camino, las soluciones, los ángeles que necesitemos, así sean personas, libros, instituciones, títulos de un artículo, ideas, etc. Les puedo decir, que en mi vida, cuando he creído que ya no había nada más por hacer, siempre ha aparecido un ángel, una llamada, una persona que me ha dado, la luz o la orientación o la información que necesitaba para seguir luchando, para seguir trabajando, para mostrarme el nuevo sendero, que a veces por estar en un momento algo herida, o sufriendo, no he visto con claridad, pero nunca me ha faltado su amor, siempre está ahí y me reconforta, me da la paz, que a mi vez yo transmito a los demás. 

Esto último lo se, por comentarios que me han hecho otras personas, aquellos que no conocen mi vida, que apenas están empezando a conocerme, dicen que transmito paz, que me veo serena, sólo cuando en algún momento he abierto mi alma con ellos o he compartido alguna parte de mi vida, o cuando han leído mi libro Mi Hijo Pródigo, las personas que me conocían de años, del trabajo..., muchos de ellos se han sorprendido, pues nunca en la época en que tenía contacto con ellos, reflejé el tormento por el que pasaba.

No he sido, ni soy una mujer amargada, al contrario soy una persona afectuosa, le tomo cariño a la gente, y como desde hace unos años para acá, suelo ser yo la persona de más edad, asumo y los adopto mentalmente como parte de mis niños, los que la vida generosamente me da, los hijos putativos, para que este Flamboyant de tronco ancho y copa frondosa pueda cobijar cientos de gentes y encuentren abrigo, afecto, palabras amables, algo de conocimientos y refugio si así lo necesitan. Cuando me siento en Paz conmigo misma no puedo hacer otra cosa que infundir paz, y eso me parece maravilloso.

Cuando se da amor a manos llenas, sin otro beneficio que el de ser uno mismo y dar afecto, porque te sale del alma, la gente no puede responderte de otra manera que aceptándote tal como eres, nadie rechaza algo bueno, una sonrisa reflejada en la mirada, siempre será respondida con otra sonrisa, porque al sonreír abiertamente, rompes los esquemas del otro, y no puede responder de otra manera que con amabilidad, si estaba bravo con alguien, contigo no podrá pagar los platos rotos, pues tu sonrisa y esa amabilidad le llenará inmediatamente de tranquilidad y hasta es posible que se sorprenda a sí mismo cuando responda en forma serena. Es la más hermosa forma de ¨romper el hielo¨ en una comunicación entre dos o más personas.

Cuando trabajaba en la primera compañía de seguros donde trabajé, yo solía ir a los departamentos bien fuera la Financiera, Incendios, Automóvil, etc, con mi radiante sonrisa y mi clásico:

_ Buenos días preciosos o preciosas!!!!._

Y automáticamente la gente cambiaba de humor, y así fuera una respuesta negativa la que me fueran a dar, siempre lo hacían con cortesía.

Aunque había un departamento, el de Personas, donde uno de los gerentes de siniestros, nunca me podía decir que no...jajajaja... Decía que esta catira o rubia, con sus buenos días de campanilla, lo desarmaba completamente... jajajaj. 

Una de las cosas más importantes, no solo como persona, sino como alguien que cree en Dios, es que siempre debemos tratar de dar ejemplo de vida, ser sanos de corazón, sin dobles intenciones, abiertos, espontáneos. Aunque a veces te tropieces con personas duras, con problemas que los acompañan a todas horas del día, incluso en el trabajo, deben tratar de no contaminarse, mantengan ese refugio interno, donde simplemente con cerrar los ojos y respirar, puedan retomar su alegría y no dejarse influenciar por el entorno. Porque eso es solo una parte de la realidad, pero que no es vuestra realidad. 

Incluso, cuando tenemos problemas duros, la fe nos hace sentir que en algún momento llegará la solución, y guardamos secretamente la esperanza de que será bueno y maravilloso y que cuando las cosas se solucionen, la luz brillará con más esplendor y estaremos más vivos que nunca. Porque para Dios no hay imposibles.

En estos días atrás cuando diseñamos nuestro Mapa del Tesoro, me olvidé comentarles, que en mi mapa personal, una vez que lo he hecho, con todas las cosas, situaciones y proyectos que quiero realizar en ese año, lo englobo todo dentro de un Corazón, enorme!!!. Porque quiero que todo se de en armonía, en amor y en Paz. En ese mapa hay Fe en que Dios me va a dar las posibilidades de realizar mis sueños de ese año, Esperanza en que podré realizar todos y cada uno de ellos, y el amor, porque todo absolutamente todo lo que he planificado, proviene del amor infinito a mis seres queridos y a la personas que se verán involucradas de una forma directa o indirecta, pues nunca me alejo del concepto de que todos estamos inter conectados. Todos somos parte de la Creación de Dios, de este Universo de personas, seres y situaciones que nos rodean, y que inter actuamos entre si.

Por ello, no dejen nunca de confiar en vosotros mismos y sobre todo en Dios. Una vez leí algo que decía más o menos lo siguiente:

Lo imposible lo hacemos de inmediato, para los Milagros... tardamos un poco más (lo grande requiere esfuerzo sostenido).


Creo que si nos enfocamos en nuestros proyectos, si mantenemos el horizonte como punto de llegada, si valoramos lo que somos, lo que hemos logrado y reconocemos el valor del otro u otra, y hacemos las cosas con convicción, con amor, con entrega, con Fe, nunca nos faltará la Esperanza, y todo esto será un ejemplo para los que nos observan, pues nadie es mejor que nadie, pero la diferencia estriba en la forma en cómo reaccionamos ante la adversidad y los retos de la vida. Si culpamos a otros por nuestros errores o si por el contrario, los aceptamos como parte del aprendizaje, y tomamos las medidas para solucionarlos, podremos seguir adelante con fuerzas renovadas, confiando en que siempre Dios nos acompañará en cada palmo del camino y que los ángeles aparecerán cuando necesitemos ayuda o consejo, nunca faltan, o por lo menos a mi nunca me han fallado.

Que Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros y nosotras.

Mireya Pérez.


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