En varios artículos he conversado con ustedes sobre el Amor, nunca hablo del amor de parejas, porque sería un tema muy largo, a lo mejor tedioso, o muy dulzón, porque en ese tema hay muchas vertientes, experiencias diversas, y situaciones que les corresponden nada más y nada menos que a las personas que las viven, su mundo particular e íntimo. Dice el refrán que ¨sobre música y amores no han escrito los autores¨, pero esta mujer que soy, prefiere hablar del amor en general, de aquel que sentimos por todos y cada uno de nosotros, por la gente de nuestro entorno, e incluso por nuestros animales.
Hay muchas formas de expresar el amor, dicen incluso que aquellos que se aman, no pueden ocultar ese amor, pues se nota en cada gesto, en cada mirada, en cada palabra que se expresa. De ahí que las personas que aman y son amadas, son personas con un halo diferente al de otras personas que viven en ausencia del amor.
El Dr. Depra Chopra en su libro La Paz es el camino, de la Editorial Norma 2005, nos habla de la Metafísica del Amor y nos dice lo siguiente:
...¨La Metafísica del Amor no necesita circunstancias especiales respaldadas por figuras de autoridad ... El curso natural de la conciencia de los seres humanos tiende hacia el amor. El amor es más fuerte que el terror porque, en últimas, todo impulso se explica desde nuestra profunda necesidad de amar y ser amados. Nuestra conciencia lo sabe, incluso cuando un manto de agitación oculta la verdad.Las condiciones que hacen virar el proceso de concientización hacia el amor son simples:
Dar y recibir amor.
Sentarse en la soledad y en su propio silencio
Sumergirse en la belleza natural
Hacer arte y apreciar el arte en todas sus facetas
Decir la verdad, cualesquiera que sean sus consecuencias.
Reír, bailar, jugar con un niño.
Tener una salida para la alegría
Comulgar con las emociones profundas
Actuar movidos o movidas por la bondad y la compasión
Establecer vínculos, sentirse en unión con un grupo cuyas metas son positivas.
Ofrecerse para prestar algún servicio, ser voluntario para alguna ONG, etc...¨
Cuando damos amor a manos llenas, este se revierte en afecto y salud, en alegrías y en belleza, porque aquel que ama sin esperar nada a cambio, es feliz con las pequeñas grandes cosas de la vida. Aunque esta no haya sido todo lo perfecta que alguna vez soñara. Pero estas personas que viven en ese estado de amor entregado, sienten que tienen un propósito de vida, y jamás expresarán una palabra disonante o un improperio contra nadie, pues no los guía el ego, al contrario, sólo buscan la felicidad del otro o de los otros, y generalmente son personas que emanan una gran paz, están en paz consigo mismas, y con la vida, y sólo pueden compartir esa paz y ese amor que ilumina sus almas.
Ser capaces de sentarnos en el silencio de nuestra habitación, cerrar los ojos y concentrarnos en nuestra respiración, mientras recitamos alguna oración, o un mantra OHMMMMMMMMM, nos llena de paz, y es en esos momentos cuando nos encontramos con nuestro yo, e incluso aquellos que ya pueden hacerlo en cualquier momento, sienten que le vienen a la mente las respuestas que necesitaban, y al volver de esa meditación, estas personas se sienten con energías renovadas, y mucho más felices que en el momento anterior. El Dr. Wayne Dyer, QEPD, solía hablar de los beneficios de la oración y de la meditación en su vida, así que es un buen ejemplo a seguir.
Otro de los ejercicios de amor más importantes para mi, es comulgar con la naturaleza, si podéis ir al campo, a un jardín, a la playa, a la ribera de un río, y sentarse a disfrutar de ese momento, de esa energía que fluye, de manera generosa, en forma continua, y le agradecemos a la madre tierra por toda esa belleza que nos despliega cada día, a ese mar que baña nuestro cuerpo, nuestros pies, que nos permite fluir entre sus aguas, sin miedo, en paz, por experiencia propia les diré, que se siente como si hubiéramos vuelto a nacer, de tanta energía renovadora que podemos disfrutar y dejar nuestras penas y tristezas relegadas o diluidas en esas aguas, que se las llevarán para no volver.
Escribir, pintar, tocar algún instrumento, dibujar, hacer alfarería, jardinería, o cualesquiera otras formas de arte que podáis realizar, además de ser un hermoso ejercicio de creación, también es una terapia personal e íntima con nosotros mismos, pues mientras creamos, nos ponemos en sintonía con el amor, ese fluye desde nuestro interior hacia el exterior, y creamos las cosas más hermosas que jamás hayamos soñado crear. Yo lo considero un bálsamos para mi alma, para curar las heridas del pasado e incluso borrar las cicatrices.
Ser honestos con todos y sobre todo con nosotros mismos, es algo crucial para poder vivir en el amor, pues si nosotros no decimos la verdad, si tratamos de engañar al otro o a los otros, puede que al principio nos crean, pero a la larga, como decía mi madre: ¨más rápido se agarra a un mentiroso que a un cojo¨, pues el cojo ya sabe cómo debe correr, mientras que el mentiroso, generalmente olvida la mentira y cuando la va a decir de nuevo, cambia el contexto y los otros se dan cuenta. Una cosa que no saben las personas que mienten, es que una vez dicho, y descubierto, aunque digan la verdad, quedará siempre la sombra de la duda.
Reír, bailar, jugar con los niños, con los nietos, es para mí la alegría de la vida, pues vuelvo a ser niña con ellos, me viene a la memoria juegos de mi infancia, que les enseño, aunque a veces mi hija, muy circunspecta me diga que a ella no se los enseñé jajajaj, pero es que cuando ella era niña, yo tenía dos empleos y trabajaba mucho, y se quedaron en el baúl de mis recuerdos, hasta ahora, que me he dado permiso para ser diferente, para disfrutar de los nietos, para cantarles, para enseñarles, para crear con ellos juegos nuevos, pintar lo que les llama la atención, o simplemente disfrutar de los juegos a los cuales me invitan para compartir. Es para mí el sumum del amor en mayúsculas.
Aunque el dolor está presente en mi vida, por motivos personales, trato en la medida de lo posible de esconderlo cuando estoy con otras personas, con mi hija, con los nietos, con mis amigas, aunque ellas me conocen mejor que nadie. Pero siempre trato de dar alegría, me encanta hacer sonreír a la gente con alguna salida mía o con algún cuento que haga gracia y si logro hacer reír, me siento bien pagada con eso. Para sufrir hay mucho tiempo, para sonreír, hay que crear los momentos y yo me afano en ello, para todos los míos, aunque eso signifique un desgaste enorme de energía por mi parte, pero luego a solas, puedo ir a la fuente de mi energía, conversar con Dios, y reponerme, volver a sonreír y respirar de nuevo.
Sentir empatía con la gente, saber que a veces ya hemos transitado un camino similar, nos hace tener paciencia, atender a aquel que sufre, y tenderle la mano o poner nuestro hombro para que pueda ayudarse a caminar o llorar si les hace falta. Los que hemos transitado el camino de las lágrimas, sabemos que tarde o temprano la gente que apreciamos, van a necesitar de una palabra amiga, de un consejo o simplemente de la presencia que acompaña, porque a veces no nos piden nada, sólo el sentir que no están solos, frente al dolor o frente a la ausencia, ahí en ese momento es cuando demostramos que somos realmente amigos, que los amamos y los respetamos, y que estamos ahí para lo que necesiten.
Actuar movidos por la bondad y la compasión, nos hace entregarnos al servicio y ayuda a los demás. Conozco a gente privilegiada, felices, sanos, y que además de su trabajo, también dedican horas y esfuerzos para ayudar a causas con las cuales se sienten comprometidos, es una buena labor la que realizan y un ejemplo para los suyos, sus hijos y nietos, y para la comunidad. Porque es una forma de decirle a la vida lo agradecidos que están por todo lo que les ha dado, generalmente son personas sencillas, que no hacen alarde de sus acciones, pero estas los delatan, y es hermoso verlos cuando se sienten descubiertos, porque les habría gustado más, que nadie se hubiera enterado...
Por último, si al llegar a una edad sientes que ya has hecho todos los recados que tenías que hacer, y te sientes con ganas de emprender nuevos proyectos, la labor del voluntariado, mas en estos momentos convulsos, es muy bien venida, existen montones de ONG dispersas por el mundo, donde tu pequeño aporte de tiempo, valor y ganas son útiles y necesarias. No temas ayudar, arrimar el hombro, etc., sé de sobra que se van sentir útiles, felices por cada pequeño logro grupal y enteramente vivos y conectados con la vida y con Dios.
Que Dios nos proteja y nos guíe por cada sendero de nuestra vida, que no perdamos la fe, a pesar de las pruebas y situaciones, que podamos entender y asimilar que estos momentos forman también parte de nuestro crecimiento personal, y que después de cada tormenta, el sol vuelve a salir y todo se ve mejor y más brillante.
Mireya Pérez
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