La naturaleza ha creado a lo largo de eones de años y siglos, seres vivos maravillosos, capaces de adaptarse al entorno y de sobrevivir de las formas más insospechadas posibles. Diría que, incluso haciendo derroche de su sabiduría infinita.
Si algún día paseamos por una playa desierta en algún lugar al sur del ecuador, y observamos que está llena de unas estructuras de tierra y arena, circulares o semi circulares, en numerosa cantidad, a lo largo de esa costa casi inaccesible, no piensen ni por un minuto que es obra del hombre antiguo, no, es la creación de unos arquitectos maravillosos que pasan la mayor parte de su vida en el mar, poseedores de unas alas inmensas, son las aves marinas más grandes del mundo, las conocemos como albatros y pueden llegar a tener una envergadura de ala a ala de 3 metros y medio, en un cuerpo apenas de 10 kg. de peso...
El tiempo ha cambiado y la soledad de la playa empieza a despertarse de su largo letargo, hace casi dos años que se ven solas, apenas si visitada por algún cangrejo o algún despistado crustáceo que se ha quedado varado en sus arenas por acción del oleaje incesante y cadencioso, pero hoy, como si acudieran a un llamado especial, comienzan a llegar estas aves poderosas, dueñas del mar y poco a poco empiezan a planear sobre las limpias arenas...
Algunos, al aterrizar, pareciera que no pueden dominar sus patas, y pliegan sus enormes alas de una forma magistral, transformándose en unas aves aparentemente sencillas, jajajajaja, pero su andar las delata, llevan tanto tiempo en el mar, sin pisar tierra firme, que sus patas apenas los sostienen en pie, sin embargo, tras algunos tropiezos, empiezan a andar, hasta que sus pasos se hacen seguros y enfilan hacia los montículos de arena, para realizar una maravillosa obra de ingeniería...
A lo largo de este tiempo, muchos nidos han sido destruidos por la acción del mar, el oleaje o la pleamar, pero ellos tienen una tarea que cumplir y se ponen picos a la obra, jajajaja, para reconstruir o construir los nuevos nidos. Sí señores, esos elementos estructurales que creíamos obra del hombre, son en realidad nidos de albatros, y cuando finalicen, habrá a lo largo de esa playa miles de ellos.
Su técnica es tan maravillosa, que merecen un aplauso. Se paran en el centro de lo que será su nido y con la ayuda de su largo pico, irán trayendo arena húmeda y construyendo en círculo, apilando y arreglando con mesura, y poco a poco, lo que será su nido, coronándolo con piedras de la playa, y con musgo de los montes cercanos, y vualá, el nido estará listo para albergar la preciosa carga que será depositada en ella. Sólo hace falta que llegue la futura madre...
En esta playa que hace unos días estaba desierta, hoy hay una inmensa algarabía, los arquitectos afanados en terminar sus nidos, las hembras deseosas de comenzar el cortejo, porque es como todo en estas aves, algo muy peculiar, jajajajaj, los machos se pelearán con sus picos para demostrar quién es el más fuerte, y el vencedor se acercará a su pareja elegida y danzará para atraerla con sus alas y graznidos, un cortejo que será para toda la vida, porque son aves monógamas, y duran hasta que fallece uno de los dos.
Ha llegado el momento de la naturaleza, cientos de jóvenes impetuosos comienzan a cortejar a las hembras e incluso se pelean por ellas. Es un espectáculo maravilloso, graznan, chocan sus picos, como jóvenes espadachines y me imagino en ese momento a un Cirano de Bergerac pelear por su amada...
Al final, sin que haya corrido la sangre, el joven albatros gana su doncella y presto la lleva al nido. Ella muy sabia y concentrada, lo examina y revisa con mucho empeño, pues ahí pondrá su preciosa carga, el huevo o los huevos, a lo sumo dos, y empollarán a su cría turnándose para alimentarse, sin dejar jamás el nido vacío. Ella al final accede, y la naturaleza sigue su hermoso plan de vida...
En unos días los cortejos habrán finalizado y los albatros estarán sumidos en la tarea de empollar los huevos, cuidando su hermosa carga y esperando la eclosión de los mismos.
El viento soplará, las olas y las mareas continuarán su ritmo, pero ellos se mantendrán firmes y disididos en cuidar y mantener caliente a su futura progenie... Hasta que un buen día, la aparente tranquilidad de los nidos, se perturbará con la alegría de cada familia que despierta ante la aparición de sus crías...
Vaya eclosión....
La playa se llena de vida, de alegría, de viajes infinitos a buscar comida, de tiernas miradas y de infinitos cuidados a las crías, por un tiempo aparentemente largo, pero corto para la naturaleza, pues las crías en dos meses estarán listas para andar por primera vez en las playas, llenándolos de cientos de aves jóvenes, que irán perdiendo sus plumones suaves y grises, para ser sustituidos por la plumas que les caracterizan, intentando aprender de sus mayores, el precioso vuelo de sus padres.
Las olas de las playas también serán maestras, sin ser consciente de ello, de estas aves que deberán aprender cómo aprovechar el oleaje, el viento a través de sus alas y cómo se siente al desplegar sus alas, cómo aprovechar las ráfagas del mismo para planear sobre el mar, venciendo no sólo a la gravedad, sino también las corrientes de aire, haciendo de estas aves un digno ejemplo de vuelo y de dominio de este medio tan anhelado por el hombre, el poder volar...
Por ello no es de extrañar que en algunos escuadrones de vuelo, o del ejercito del aire, el albatros sea un nombre de escuadrón, o un animal que los represente en su simbología.
Estas aves están ajenas a todo esto, sin embargo, ellas sufren también la acción desproporcionada del hombre, que con sus aparejos de pesca, con palambre, o con otras técnicas, hacen que miles de estas aves sucumban ahogadas, al tratar de capturar los peces que sirven de carnada, y quedan ensartadas en sus trampas, falleciendo sin poder soltarse. También se ha descubierto, que algunos pescadores las usan como alimento.
Estas aves tan hermosas, valientes, capaces de subsistir hasta dos años en alta mar, capaces de volar largas distancias, o de dar la vuelta al circulo polar en menos de dos días, de descansar en el mar, sobre sus gélidas aguas del sur, pero siempre unidas en su misión de continuar con su estirpe, su linaje y sus vidas, ajenas a los problemas de esta humanidad que las amenaza constantemente con su captura, su contaminación y su ambición desmedida...
Gracias preciosa mías por existir, por compartir con todos, su hermoso ejemplo de vida, desde la humildad de un ave, que es inconsciente de todo lo bueno que nos ha legado a través de la historia de la humanidad.
Dios nos bendiga amigos lectores
Mireya Pérez
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