A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

viernes, 31 de julio de 2015

La peor cárcel del mundo... nuestra propia mente...




A medida que los seres humanos van creciendo, aprendiendo, evolucionando, son sometidos a diferentes experiencias y situaciones que los hacen enfrentarse a sus miedos, creencias y circunstancias. Sin embargo, el éxito depende únicamente del esfuerzo y la capacidad de respuesta y adaptación al medio que los rodea.

Pero ¿Qué sucede cuando esa persona se encierra en sí mismo?, cuando es incapaz de comunicarse y de pedir ayuda e incluso de aceptar la ayuda que tanto necesita... Pues dependerá de la enseñanza o la lección que deba aprender en esta vida.

Jorge Bucay en su libro Cuenta conmigo, de la editorial RBA libros 2005, nos brinda la oportunidad de conocer este cuento edificador. 

Disfrútenlo!!!.

El Hombre y su cárcel

La guerra concluyó dejando tras de si, entre otras cosas, paredes desmoronadas y destruidas. Como a muchos otros, la muerte y la destrucción me liberó de todo. Por primera vez tras muchos años me quedé sin referencias, sin obligaciones, sin condicionamientos.

Y después de unos días me sentí oprimido por una libertad insoportable.

No sabía qué hacer con ella.

Ahora que, finalmente, podía ir donde quisiera, no iba a ninguna parte.

La gente era en general muy amable conmigo, quizás porque yo le gustaba, por mi manera de ser o por alguna otra razón desconocida. Pero de todas maneras yo no aceptaba ninguna invitación. Temía que eso me quitara libertad y por eso no me atrevía a concertar ninguna cita.

Yo podía ir y venir a mis anchas. Podía hacer todo lo que se me ocurriera...

Y quizás por esa misma causa, no hacía nada.

Me sentía perdido entre las casas abiertas y la gente ocupada.

El largo día me parecía una terrible cárcel de libertad.

El hastío me devoraba.

Mi mañana comenzaba muy tarde. Acostumbraba salir a la calle con la idea de visitar a algún amigo, pero irremediablemente, yendo hacia su casa, me arrepentía hasta detenerme y ponía en duda la importancia de la visita o el sentido de hacerla. Pero sobre todo me generaba inquietud predecir lo que habría de seguirla.

Tomaba una dirección determinada con la convicción de que algo me estaría esperando pero de pronto, me encontraba parado en la esquina de una calle, desesperado del todo, hastiado de todo y oprimido por este libre albedrío y por las numerosas posibilidades que se me presentaban.

Así caía la tarde, sin haber abierto un libro y sin haber tomado en las manos mi violín.

Quería hacer algo. Quería que algo me importara. Pero nada en la vida me era demasiado querido ni suficientemente odiado.

Hasta que cierto día, cuando creía no tener otra alternativa que la muerte, decidí encerrarme en mi cárcel. Dentro de ella encontraría alivio a mi corazón, como me había sucedido otras veces.

Abrí mi armario secreto, que cerraba bajo llave, saqué la llave y me dirigí a la cárcel.

Mi cárcel se encontraba en el centro de una de las calles más concurridas de la ciudad y en la puerta colgaba un letrero que decía:

Cárcel Privada
Entrada prohibida a extraños.

Los transeúntes no le prestaban atención, puesto que sobre muchas otras puertas de la ciudad colgaban carteles similares.

La llave abrió la cerradura y la puerta se abrió con el quejido familiar.

Entré prescindiendo de la mirada de los que espiaban y cerré rápidamente la puerta tras de mí.

Apenas traspasé el umbral, se apoderó de mí una gran tranquilidad y mis pasos, hasta ahora dudosos, se hicieron firmes y seguros.

Me acerqué a las rejas de la ventana, tomé con manos trémulas de felicidad las barras de hierro y un segundo después tomé la llave y la tiré por la ventana hasta la acera.

Me senté junto a la mesa. Sabía que algo faltaba en mi vida: un horario.

Tomé una hoja de papel y comencé a escribir:

Horario
  • Despertarme a las 6:00
  • Aseo, ejercicio físico, limpieza habitación, desayuno, música:    ( de 6:00  a 10:30)

  • Mirar por la ventana de 11:00 a 13:00
  • Almuerzo, acostado inmóvil, movimientos y alaridos, muecas ante el espejo, estudios, mirar por la ventana, escribir cartas a mi mismo, cena, leer cartas, pensar sobre el exterior, plegarla y aseo ( de 13:00 a 22:00)
  • Recogimiento: 22:30
Pegué entonces el papel sobre la pared.

Los días me empezaron a llenar de seguridad y observé mi horario con maravillosa puntualidad. Estaba seguro de experimentar la sensación de plenitud que embarga al hombre ocupado.

Sin embargo, pese a la magnificencia de la satisfacción de los primeros días y el absoluto asentamiento en mi cárcel de olvido, comencé repentinamente a echar de menos el mundo de fuera de las rejas de mi ventana.

Noté que comía poco, que dejó de interesarme el violín y que me absorvían cada vez más los pensamientos sobre el exterior y mirar por la ventana.

Debo confesar que comencé a traicionarme.

Mientras hacía ejercicios, echaba una ojeada a pesar mío, hacia la ventana, después de dos meses me levantaba más temprano y saltaba el desayuno para mirar más tiempo por la ventana.

Empecé a experimentar una horrible sensación de desarraigo, mucho más intensa que antes. y me di cuenta de que en el exterior, fuera de mi ventana, bullía la vida mientras yo estaba en la cárcel, aislado de todos y rodeado de murallas, la mayor  parte de las cuales había levantado con mis propias manos.

¡ Qué difícil resultó enfrentarme a la verdad!

Quería regresar a todo aquello que había despreciado, a la vida y a los seres humanos. Quería salir. Juro que lo quería. Pero me acordé de que la llave estaba afuera, lejos del alcance de mi mano, todavía tirada junto al cordón.

En realidad, pensé, bastaba pedirla a uno de los transeúntes para encontrarme de nuevo entre seres humanos.

Primero rogué con voz baja, luego en voz alta y finalmente a gritos, pero nadie prestó atención a mi pedido. La gente caminaba apresurada, como si no me viera, como si no supiera que mi libertad se encontraba en sus manos.


Jamás sufrí tanto. Mi cárcel, refugio ideal de otros tiempos, me había aislado de la vida.

De pronto, pasos irregulares se dejaron oír a la izquierda de mi ventana. Una anciana se acercó lentamente y se detuvo... justo al lado de la llave de mi prisión.

Mis sentidos estaban tensos hasta estallar. Era indudable que había visto la llave. Seguí su mirada...con tal de que no la coja y desaparezca con ella para siempre, pensé...

_ Eh...Oiga...Usted...La llave es mía..._ le grité_ Si me abre le regalo este lugar...¿ Me escucha?

Pero ella no me escuchaba.

Muy despacio tendió la mano, como yo temía, hacia la llave.

Antes de alcanzar a tocarla, se tropezó y se cayó en la calle golpeándose la cabeza.

_ Socorro_ gritó_ No puedo levantarme.

Solo yo podía socorrerla. No pude dominarme. Corrí hacia la puerta y, aunque sabía que mi cerradura era inviolable, arremetí contra ella con todo el peso de mi cuerpo.

Antes de captar qué sucedía, me encontré tendido en la acera.

¡ La puerta jamás había estado cerrada con llave!

Yo nunca había intentado abrirla... me limité a pedir ayuda de afuera...

Los quejidos de la anciana y sus suspiros me despertaron de mis pensamientos. Me acerqué y le ayudé a levantarse. La senté sobre las escaleras de la cárcel y me apresuré a llevarle un vaso con agua.

Apenas hube terminado de vendar sus heridas, la anciana se recuperó, me agradeció besándome las manos y se fue.

La calle comenzó a poblarse.

Los automóviles circulaban velozmente tocando el claxon.

Saludé a alguien y me estrechó la mano.

Diversas personas notaron mi presencia y me sonrieron.

Arranqué el cartel de mi cárcel y coloqué en su lugar un anuncio que escribí:

SE ALQUILA ESTA SALA PARA FARMACIA

Me quedé sólo un momento y luego me puse a andar.

De repente me acordé de que era imposible cerrar con llave desde dentro y a partir de allí, me di cuenta de muchas cosas:

La puerta de mi cárcel sólo se abrió cuando  estuve dispuesto a dar a otro lo que necesitaba de mí; pero permanecía cerrada cuando yo sólo gritaba lo que necesitaba.

La cárcel la había cerrado mi mente al encerrarme exclusivamente en mis propias necesidades.

La cárcel era el encierro en el que me aislaba cuando creía que no tenía nada para ofrecer.

Me apresuré un poco...Estaba ocupado.

¿ Encerrarme otra vez?

¿Castigar al mundo con mi ausencia?.

¿Hacerme un horario repleto de ocupaciones que me mantengan alejado de la ventana de la vida...?

No era ni fue, ninguna solución.

La razón de sentirme mal en casa no se debía a que ese fuera el lugar donde habitaban mi dolor, mis recuerdos y mis sentimientos; era porque ahí vivía mi incapacidad de pensar en otra cosa que no fuera mi propio sufrimiento y mi frustrada necesidad de alguien más en la vida...


Esto, amigas  y amigos lectores y seguidores, es lo que ocurre cuando nos encerramos en nosotros mismos. A veces, sin darnos cuenta, por motivos diferentes y por propia ignorancia, nos encerramos a pensar en lo que nos pasa, lo que nos ha sucedido o en lo que ocurrió. En vez de pedir ayuda, de compartir con alguien cercano, nuestras inquietudes, nos vamos metiendo en nuestra propia coraza, hasta el punto en que un buen día, vemos con terror y desconsuelo que estamos enteramente solos. 

Aquellos que quisieron ayudarnos, y a los que les dábamos vanas respuestas, se fueron, pues sentían que no les necesitábamos y por más que lo intentaron, un buen día dejaron de hacerlo y lastimosamente, nos quedamos solos...

En algunos casos, esa soledad devenga en estados de tristeza y melancolía profunda, que llevan a la persona a dejar de comer, de vestirse y asearse y ya no se comunican, ni siquiera con su mascota.

Posiblemente algún familiar los haya llevado, con la mejor de las intenciones, al médico familiar, y éste les haya dicho que lo que padecen es Depresión, y les recetan unas pastillas, que los va minando poco a poco... hasta que un buen día... sencillamente desaparecen... no físicamente, pero si su mente, y se convierten en una sombra de la persona que algún día fueron. Y es una verdadera pena!!!

No debemos confundir, sin embargo, el tener una vida interior, hacer retiros espirituales, hacer meditación, etc., con la cárcel interior, son cosas totalmente diferentes. 

A través del cultivo de nuestro Yo interior, podemos ser mejores seres humanos, entregarnos más a ayudar a los demás, porque descubrimos que el secreto de la verdadera felicidad está en dar, en servir, en ayudar, en tender la mano, nuestros oídos y la palabra, a todo aquel que necesita de unos minutos de atención, amor incondicional e incluso a veces de un abrazo de corazón a corazón, para mitigar el dolor de la soledad auto impuesta, o la soledad del que se siente perdido y no sabe cómo pedir ayuda.

Con el tiempo, las heridas del alma se curaran, así como las del cuerpo. No hay mejor medicina para el alma que la oración, la meditación y el encontrar el camino para servir a los otros. 

Ahí encuentran, la razón por la cual hemos venido a este mundo, lo que conocemos como la misión de nuestra vida y con estos conocimientos, el camino escogido se hace más dulce, a pesar de los contratiempos, porque ya no se revelarán nunca más contra el ¨destino¨, sino que entienden que son uno con el Creador y se entregan con Fe ciega y renovada...

La vida, que en algunos es larga y fructífera, y en otros corta, no significa que tenga que estar totalmente llena de sacrificios y sufrimientos, como tampoco ser una fiesta eterna. Aunque a veces creamos que las personas que vemos tienen una vida mejor, quizás lo sea en algunos aspectos, pero si pudiéramos ver su alma, veríamos que hasta esa vida aparentemente perfecta, tiene sus momentos de tristeza, dolor profundo y largas noches de oscuridad. 

Lo que sí cambia, es la actitud que tienen ante esos momentos, y muy posiblemente, no se dejen abatir, luchan y lo consiguen, por salir adelante de nuevo, incluso cuando lo han perdido todo. Saben que las cosas materiales no los representan, y salen adelante libres ya de aquello que los ataba.

Todos, absolutamente todos, hemos tenido momentos de encierro voluntario, y también momentos de inmensa alegría y de compartir con propios y extraños esa alegría. Por tanto, no podemos ni debemos dejarnos abatir por el dolor, el desencanto, la desilusión o el sufrimiento... 

Debemos mirar a nuestro alrededor y pedir o buscar el punto de apoyo que necesitamos. Estoy totalmente segura de que lo vamos a encontrar. A veces ese apoyo estará en alguna lectura, otras en un rato de interconexión con los amigos, etc. 

Dios tiene infinitas formas de hacernos llegar la ayuda que necesitamos, cuando estamos preparados para recibirla, y siempre debemos estar agradecidos por ello. No dejen perder su Fe, es lo último que podemos perder y es muy importante...

Que Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros, nuestro hogar, nuestra familia, empleo, etc.

Mireya Pérez



jueves, 30 de julio de 2015

Lo realmente importante...es la Vida...


Hoy vamos a hablar a través de las sabias palabras de una mujer excepcional: La Madre Teresa de Calcuta.

Su vida, su obra, su amor infinito a los pobres es de todos conocida y simplemente, en este día, compartiré con ustedes una de las tantas enseñanzas que nos dejó esta mujer sencilla, menuda y aparentemente frágil...

La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es dulzura, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un compromiso, cúmplelo.
La vida es un juego, disfrútalo.
La vida es costosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es un misterio, devélalo.
La vida es una promesa, lógrala.
La vida es tristeza, sopórtala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es un combate, acéptalo.
La vida es una tragedia, enfréntala.
La vida es preciosa, jamás la destruyas.

Porque la vida es la vida, vívela.

Que Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros, este y todos los días de nuestra vida.

Mireya Pérez


miércoles, 29 de julio de 2015

Todo un mundo a las espaldas...

La reflexión de hoy les va a sonar a más de uno o una, porque es algo que muchos de nosotros llevamos ya, como una segunda piel, por distintos motivos, generalmente porque no había otra posibilidad mas que rendirse... y esa posibilidad nunca ha estado dentro de nuestro vocabulario personal.

No es sólo llevar una cruz a las espaldas, es que se llevan también los problemas y circunstancias de aquellos a quienes amamos y a quienes protegemos, incluso de ellos mismos, porque inconscientemente hemos entendido que la única manera de ayudarlos era ser uno, con el que sufre y ayudarlos a conducir su propia cruz.

Las personas que así actúan, lo han hecho inconscientemente, de forma natural, incluso desconocen el momento en el que tomaron la decisión de acompañar, mitigar y ayudar a aquel que necesitaba el apoyo, la mano y hasta gran parte de su tiempo, esfuerzo y tenacidad... 

Hasta que un buen día, en algún momento, ellos mismos se quiebran..., no por esa situación, no, sino porque también a ellos les llega el momento o punto de quiebre de su propia vida, donde tendrán que hacer nuevos ajustes emocionales, tomas de decisiones y valoración de las circunstancias. Y lo harán, como han hecho todas las cosas en su vida: de frente, a descubierto, y con los pies en la tierra.

Ahí radica el valor de estos seres humanos ¨resilentes¨, que se han superado a sí mismos, que han logrado vencer los problemas o visicitudes de cada tramo del camino. Sin perder, en el intento, las ganas de seguir adelante, de luchar y de vencer. No conocen el significado de la palabra ¨abandono¨, o ¨claudicar¨, no, sin embargo sí conocen palabras como: superación, lucha, entrega, altruismo, bondad, generosidad, alegría, fe, esperanza, caridad, amistad, y amor a raudales.

Si los observamos, cuando no se dan cuenta, tienen una mirada limpia, diáfana... Su aspecto es de alguien sereno, que está en paz consigo mismo. Pues esa vida interior que llevan, sin hacer alarde, se tras zuma a través de cada poro de su piel, y los hace brillar con una luz especial, y nos infunden paz y serenidad. Si tenemos la suerte de conocer alguien así, nos van a motivar, nos van a ilusionar con sus cuentos, sus historias, que siempre serán edificadoras. Pues aunque conocen muchas palabras, y han visto la cara del dolor en más de una ocasión, ellos no conocen y mucho menos aceptan los apelativos negativos como: rencor..., envidia..., venganza...

Cuando alguien les habla de esos términos, se asombran de que aún hoy en día existan personas que puedan sentir esas cosas, y les extraña que la gente sea capaz de abandonarse a esa pérdida de energía que significa estar pendiente del otro o de la otra y desear lo que no les ha sido dado o que no les pertenece. Llegan incluso a decir, que no sabrían qué hacer en una situación similar, y por supuesto no la quieren para ellos y menos para las personas que quieren, aman y aprecian.

Vienen de superar sus propios miedos, sus temores, su dolor, su desazón y ninguno de ellos quieren eso para nadie más. Si pudieran pedir un deseo: sería el que nadie, sin importar su condición socio económica, cultural o religiosa y política, tengan que enfrentarse a lo que ellos tuvieron que superar. 

Conocen muy de cerca lo que eso les produjo, y lo duro que fue vencer esa etapa. Y por mucho daño que alguien les haya hecho en algún momento, son incapaces de desearle el mal al otro. Para ellos la frase: Haz el bien y no mires a quien... es una de las leyes de vida y convivencia más importantes que existen, y es una de las normas que tienen en su vida. Si está en sus manos darte apoyo, puedes contar con ellos a raja tabla. Son verdaderos amigos de sus amigos, padres, hermanos... lo que necesites... ahí están en las buenas y sobre todo en las malas, cuando realmente son necesarios.

Estas personas tan valientes, tan frontales y verticales en su lucha ante el destino, llegan más allá de sí mismos, y son sin quererlo, fuente de inspiración para otros.

Por todo esto me animo a decirles que no envidien ni deseen la vida de aquellos que creemos que lo tienen ¨todo¨. Desconocemos su historia personal, lo que tuvieron que sacrificar, lo que tuvieron que luchar para seguir fieles a sí mismos y a su entorno más cercano. Nadie les ha regalado nada, y si lo que envidian es el carácter, menos que menos...

Cada persona vive el momento y las circunstancias para las cuales está preparado, o para los cuales tiene las herramientas necesarias, incluso las herramientas espirituales, porque se necesita mucha fe para sobre llevar pruebas difíciles, y lo logran, en silencio, sin bulla ni aspavientos... Pero cuántas lágrimas, cuántas noches sin dormir, cuánta tristeza superada a ratos, cuando nadie los ve, en la soledad del¨guerrero¨, que sabe que sólo puede seguir adelante, que ya no hay vuelta de hoja, y que lo único que les queda es respirar profundo, esbozar una sonrisa, encomendarse a Dios y confiar en que los ángeles del camino nunca los van a dejar totalmente solos e indefensos.

Ahí radica su fortaleza, la raíz de su bondad, de su gentileza, de esa sonrisa en la mirada, de la paz que emana de cada uno sus poros. Una paz ganada a base de sacrificios personales, muy humanos y valederos, que los han hecho ser los hombres y mujeres que admiramos. Templo de integridad, honestidad y valor ante la adversidad, y que merecen todo el respeto del mundo y por qué no, también tener la felicidad que se han ganado a pulso...

Dios bendiga a todos y cada uno de los combatientes de la vida, de los que no se han rendido, de los que luchan por ellos y por otros, de los que acompañan, de los que aman en silencio y en alegría, de los que se entregan cada día para ayudar y tender la mano. Para los puros de corazón!!!!.


Mireya Pérez


martes, 28 de julio de 2015

El mejor estandarte....La Honestidad...


Qué difícil es a veces, hablar con la verdad, con la mirada directa al interlocutor, sin temor a ser juzgados, ni señalados... 

Sin embargo, es la mejor opción, para todo aquel que cree y confía en la máxima que dice: 
La verdad siempre vencerá a la mentira!!!.

Pero muchas veces, la gente, por temor al reproche, al juicio incesante, al qué dirán y a tantos y tantos prejuicios, inculcados a través del tiempo, se escusan en lo que llaman ¨mentiras blancas ¨, para ocultar algo, que más temprano que tarde, saldrá a la luz, aunque no queramos, aunque nos de miedo, aunque nos cause vergüenza o dolor...

Por ello, debemos ser ante todo, honestos con nosotros mismos. Podemos tratar de engañar al otro o los otros, pero al que nunca podemos engañar es a nuestro Yo interior, al que habita y al que somos en realidad. Porque conocemos nuestros sentimientos, nuestros pensamientos más íntimos, nuestros sueños, lo que nos da aliento y lo que nos desalienta, lo que nos da alegría y lo que nos la roba... No hay nada de nuestro mundo interior, que nuestro Yo interno no conozca, y a él no lo podemos engañar, por más que queramos, siempre en algún momento nos va a traicionar el subconsciente y zas!!, saldrá a la luz aquello que más temor nos producía, o aquello que nos daba dolor o vergüenza... Y ¿ para qué ocultarnos de nosotros mismos?... No vale la pena!!!.

No es fácil para ningún ser humano, reconocer sus flaquezas, sus problemas, sus tristezas, desilusiones o añoranzas. A veces, incluso, pensamos que eso nos va a restar méritos, y aunque ya he hablado muchas veces sobre ello, lastimosamente es nuestro ego, de nuevo, el que nos juega malas pasadas...

Mi madre solía decir que: ¨al que quiera saber...mentiras con él...!!!. Y ¿saben una cosa?...la única que se engañaba era ella, la gente no es incauta, ni tonta, ni necia... No podemos sobre estimar o infra valorar al otro, porque simplemente, hay cosas que se declaran presentes ellas solas.

Hay otro refrán que dice: ¨La verdad y el dinero, no se pueden ocultar¨... Tarde o temprano se encuentran, tarde o temprano se descubre la mentira, así se lleven años o siglos en descubrirla. 

Para Dios no existe el tiempo, como lo medimos los humanos, es solo una fracción de segundos en comparación con el infinito, y al final, la verdad prevalece, y las mentiras caen como tarjetas de naipes en un castillo construido en el aire...

Crea además so sobra, pues el que miente, siempre tiene miedo de ser descubierto, y cuando ocurre, quisiera que el piso se abriera y lo tragara, o hacer como el avestruz, que esconde la cabeza en el suelo, para no ver, sin darse cuenta que deja expuesta toda esa enorme anatomía, que jamás pasa desapercibida.

¿Para qué mentir?. Es mejor ser honestos, a pesar de todo, nadie va a juzgarlos, peor de lo que ya ustedes se han juzgado, porque nosotros mismos somos peores jueces, que el tercero que nos mira o escucha; antes de ser señalados, ya nosotros mismos nos hemos señalado. 

Y es realmente injusto para los demás y para ustedes, porque al ser deshonestos, alejamos a la gente que en realidad nos importa, hacemos que la gente deje de creer en nosotros, incluso dejamos de creer en uno mismo, y si tu no confías en tí, en tus valores, en tus puntos positivos, en tus fortalezas, ¿cómo alguien de fuera va a creer en tí, si tu mismo no te valoras?.

Pero siempre podemos empezar de nuevo, reconocer los errores, enmendar el camino, y hacernos la promesa a nosotros mismos de no sucumbir ante la promesa falsa de la mentira y encarar las verdades, por más duras que puedan ser. Nunca serán tan duras como lo imaginan, pero para ellas se preparan, y poco a poco, con valentía, con ganas de evolucionar, con respeto a sí mismos, irán enarbolando la bandera de la honestidad, hasta que pasado el tiempo, aquel tiempo de aparente oscuridad, sea solo un mal recuerdo...Un aprendizaje, de los muchos que hemos venido a aprender, a evolucionar y a entender...

Muchas veces el mejor juez, el mas humano, es aquel que alguna vez pecó, que cometió errores, pero que supo enmendar su camino y lo logró, y si hay redención para el pecador, también lo hay para el que ha cometido el error de dejarse llevar por malos consejos, y gracias a la dedicación, a la oración y al deseo de superarse, logra superar sus miedos, abandona su  falsa zona de confort, y se lanza a la aventura de ser siempre honesto, consigo mismo y con los demás. 

Sin importar las críticas, las censuras, o los juicios. Porque al único al que tienen que rendir cuentas es a sí mismos y a Dios, y El siempre está dispuesto a perdonarnos, lo demás, hay que dejarlo al tiempo...

Se que ser honestos no es fácil, pero es el camino correcto, de otra manera caeríamos en una espiral de mentiras que al final se encuentran unas con otras y no podemos dominar. No vale la pena, en serio se los digo.

La verdad como bandera o como estandarte, nos da libertad, nos da seguridad en nosotros mismos, no va a causarnos más dolor, al contrario, ayudará a sanar más rápido las heridas. No las podemos evitar, forman parte del equipaje de aprendizaje de la vida. Pero nos proporciona seguridad en nosotros mismos, valor ante lo inevitable y templanza ante las circunstancias a las que seremos sometidos tarde o temprano, pues todos, absolutamente todos, no importa nuestro nivel socio económico o socio cultural, tendremos que hacer frente al dolor, por pérdidas irreparables, al miedo y a la enfermedad.

Casi nadie se escapa de ello, pero si somos conscientes de quiénes somos, de lo que somos capaces de lograr y confiamos en Dios y en nosotros mismos, aún en los momentos difíciles, encontraremos consuelo e incluso Dios nos pondrá en el camino, ángeles que nos ayudarán a capear el temporal, que nos tenderán la mano, así como nosotros lo haremos a nuestra vez, con los otros. 

Así es la vida, la honestidad nos abrirá puertas insospechadas y allanará el camino, cuando creamos que ya no hay más por donde caminar... 

Sólo hay que tener Fe, Amor y Esperanza...Y querernos un poco...

Que Dios nos bendiga a todos y a todas.

Mireya Pérez


lunes, 27 de julio de 2015

Escoger el camino ideal...no es fácil...pero hay que intentarlo









¿Cual es el camino ideal? ¿ Somos capaces de identificarlo a primera vista? 
¿ Y si nos equivocamos, qué hacemos? ¿ Por qué es tan difícil hacerlo?...

Podría enumerar cientos de preguntas al respecto y la respuesta no sería ni siquiera por segundos, la más acertada, por la sencilla razón de que cada ser humano es un mundo complejo en sí mismo, y lo que es bueno para unos no lo es para otros. Así de simple y sencillo. Entonces...¿ Estamos destinados a fracasar antes de empezar?... No... Sólo hay que intentarlo, tantas veces como sea posible, una y otra vez, hasta que la experiencia nos haga sabios, y encontremos el camino que se adecua más a nosotros, o nosotros a él... Pero ¿Cómo descubrir cuál es el camino?...

Empecemos por algo tan simple como situarnos en el aquí y en el ahora... 
¿ Quién soy? ¿ Qué he hecho hasta hoy?¿ Puedo tomar decisiones que no afecten directamente a otros, o hay personas que dependen de mí? ¿ Y si me equivoco, quién sale perjudicado, además de mí mismo?...

Son muchas variables las que hay que tomar en cuenta a la hora de realizar un cambio significativo en nuestras vidas. Y muchos de nosotros los hemos realizado, sin darnos apenas cuenta, e incluso con un grado de soberbia típico de las personas que se sienten el patriarca del grupo, y cuya autoridad no puede ser desdeñada o siquiera discutida, porque señores y señoras mías, aunque me duela decirlo y reconocerlo, la mayoría de nosotros en diferentes épocas de nuestras vidas nos hemos llevado más por el ego, que por ninguna otra cosa . 

Ese ego, que es un enemigo implacable a la hora en que nos revelamos contra él, y decidimos no hacer caso de sus consejos, y guiarnos más por la fe, por el amor hacia el prójimo como a nosotros mismos, y por la intuición, a la que a veces no hemos seguido, por causa del ego, que siempre se entromete para evitar que sigamos avanzando en nuestro camino hacia el bien común y la evolución espiritual, que en definitiva nos hará libres, como el viento y como las aves que vuelan en la inmensidad del cielo azul.

¿ Cómo evitar que el ego destroce nuestros planes de evolución? ¿ Es que acaso el amor propio no es bueno?... Depende...Cuando nos guiamos por el amor propio, confundimos el hacernos valer, con el reconocer nuestras faltas y errores y aceptar que el otro tiene razón... El ego, en esas situaciones, nos hace responder con ira, con enfado, con afán incluso destructivo y aparece una palabra que no me gusta para nada: ...¡ Me las vas a pagar!!!!!.

Suena melodramático, como novela de Corin Tellado o de Delia Fiallo, pero aunque no me gustan las telenovelas, porque los argumentos siempre son los mismos, y porque les dan a los jóvenes unos patrones de conducta y de falsa moral, que en verdad detesto... Influyen en la gente de tal manera, que terminan comportándose como esos personajes y respondiendo con ira, sed de venganza y actos verdaderamente malvados, y eso, está lejos de lo que significa amar al prójimo como a nosotros mismos...¿Es que acaso queremos que nos amen de esa manera?... Creo que todos reponderíamos que no...

Entonces ¿Qué podemos hacer?...La respuesta está en la Sagradas Escrituras, en el Evangelio, en la oración, y si nos somos creyentes... en libros de auto ayuda, en audio libros, y en escritores que han descubierto, después de haber sufrido y padecido lo suyo, que el camino para sanar sus heridas y para ayudar a los otros está en Amar: amarse a si mismos, respetarse como individuos y en amar al prójimo, respetarlo y no desearles lo que a ellos no les gustaría sufrir o padecer, empezando por no injuriar, por no mentir, por no endilgarle al otro fallos, que sabemos que no han cometido... Si nos diéramos cuenta que de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, sólo los tres primeros Mandamientos están dedicados a Dios directamente, y los otros siete, indican reglas mínimas de convivencia..., si las aplicáramos a raja tabla, el mundo sería mucho mejor y más humano...

¿Cuál debe ser entonces nuestro camino?... ¿ Si me equivoco, estoy totalmente perdido?... No!!!!. Solamente debes volver a empezar, no importa la edad, las circunstancias, el momento, etc., siempre hay la posibilidad de comenzar de nuevo, a pasos diferentes. Porque al principio subías las escaleras a zancadas, luego de una en una y quizás con los años, tengas que agarrarte del pasa manos, e incluso usar un ascensor de escaleras, porque estás en silla de ruedas...No importa... mientras hay vida, hay esperanzas, y sólo necesitas hacer uso de tu voluntad, de tu ganas de desprenderte de aquello que te esclaviza, que te mantiene atado, y de sentir la libertad en tu piel, en tu rostro, en tu corazón, amando y perdonando, amando y dejando atrás lo que te impedía evolucionar, serás enteramente tu, una vez que te encuentres y te aceptes a tí mismo, podrás compartir y ser uno con los demás.

Sólo entonces, te encontrarás en el camino que te llevará a ser feliz, donde a pesar de la cruz que lleves, estarás cómodo con ella, y sentirás que puedes seguir adelante, respirarás y te sentirás realmente vivo, como nunca antes, y comprenderás que todas las cosas que forman parte de tu pasado, fueron necesarias para que llegaras a este aquí y esta hora. 

Ya no vale pensar en los si hubiera..., en los si no hubiera pasado tal cosa o tal otra..., si no se hubiera marchado... Déjame decirte que todo lo que ocurrió en tu pasado, era necesario para que evolucionaras espiritualmente, incluso el dolor, el desamor, todo... Porque gracias a ello, eres un ser más sabio, y preparado para andar este nuevo camino, y para ser fuente de inspiración para otros, porque no estamos solos, no somos islas en el desierto, ni en el océano. Al contrario, formamos todos parte de un ecosistema emocional y espiritual, donde cada uno de nuestros latidos producen ondas que afectan a los demás. Pero está en nuestro interior la toma de decisiones sobre el tipo de ondas o de energía que vamos a emanar: energía positiva con calor radiante de amor, o energía negativa con tormentas emocionales catastróficas como los sunamis o los huracanes o erupciones volcánicas... Me imagino que escogerán las radiaciones positivas... Yo así lo escogí...

A veces permanecemos atados a una estaca simple y sin fuerza para mantenernos inermes, pero no sabemos ni conocemos que somos más fuertes que ella, porque siempre estuvo ahí, desde niños, de adolescentes quizás, y sólo cuando alguien la mueve y vemos lo pequeño de sus raíces nos damos cuenta de que no había razón para esas ataduras, pero nuestra mente no nos dejaba tomar decisiones, porque al ego no le interesaba que fuéramos libres de tomar nuestra propias decisiones... Pero ya no existe la estaca, y el ego, aunque aparece de vez en cuando, lo podemos mantener a raya, o por lo menos evitar que aparezca y si así lo hace, lo dejamos de lado, porque no es lo que somos, no somos así como él trata de mostrarnos... Mirémonos al espejo y amemos al rostro que se asoma y vean lo hermoso de sus arrugas, de sus canas y de sus ¨defectos¨, porque esos son el resultado de la vida... 

Pero hay una nueva vida esperándonos al salir a la calle, al mirar a la ventana, al mirar al horizonte y más allá... Y vale la pena vivirla e intentar cruzar nuevas fronteras...

Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros y nos de la fuerza, la templanza y la sabiduría para perdonarnos, para perdonar y para empezar cada día con nuevas ganas de continuar el camino que nos hemos trazado.

Mireya Pérez


domingo, 26 de julio de 2015

El aroma de la piel... algo muy personal e intransferible...






No se si a la gente le pasa igual, pero yo suelo asociar el aroma de una colonia o esencia determinada, con cada una de las personas que conozco o que están más arraigadas en mi corazón.

Por algunos libros que he leído, y sobre todo en biología, el aroma de la piel al mezclarse con ciertos compuestos o aceites naturales, contenidos en perfumes, colonias y cremas corporales, dan a la persona que los usa, un aroma característico y único, de tal manera que aunque tres o cuatro personas usen la misma fragancia, a cada una de ellas les olerá diferente, e incluso, el tiempo en que dure en su piel será también diferente.

Esto tiene que ver con las glándulas sudoríparas, con el tipo de aceite natural que lleve junto al sudor y del poder de absorción de la fragancia que usen. Así por ejemplo, se ha dicho siempre que las mujeres rubias, de piel muy blanca deberían usar perfumes o agua de colonia con bases de flores y cítricos y las mujeres de cabellos oscuros o piel morena, agua de colonia o perfumes con bases en maderas como el sándalo, etc.

Pero conozco mujeres que rompen todos los esquemas, e incluso hombres que también rompen moldes y usan agua de colonia que para nada serían ideales para ellos, pero que sin embargo, son perfectos con ellas.

Creo que la razón de todo esto está, no sólo en el tipo de piel: seca, mixta o grasosa; sino en la personalidad del que la lleva, y en su seguridad en sí mismos. No hay nada más agradable que hablar con un hombre que huele rico!!!, y que incluso si llegas a bailar con él, o a ser saludada con un abrazo, su aroma te envuelve y te sientes mucho más femenina, sin que eso implique un atractivo sexual, sólo que tus pituitarias nasales son estimuladas por el agradable aroma que llega a las fosas nasales. 

No hay nada como un hombre o una mujer que huele a limpio, a recién bañado o recién afeitado, es divina la sensación, sin imágenes mentales de ningún otro tipo, solo esa fuerza natural de las personas que se aman y se sienten bien con ellas o ellos mismos.

Recuerdo a un joven enamorado que por motivos de trabajo, debía estar ausente de su casa por algunos días en la semana y su novia, inteligente por demás, le dejaba en la maleta alguna prenda con su aroma, de forma que al rozar cualquier prenda, el perfume de su novia le llegara y le hiciera recordar la ausencia y le hiciera terminar más pronto lo que tenía que hacer, para así regresar a los brazos de su amada. Es muy bonito conservar la ilusión, el enamoramiento y el romance en una pareja así tengan 20, 30 o 50 años de casados o de convivencia, porque es algo que siempre debe estar ahí para ser conquistado, amado y perfeccionado.

Cuando me iba a casar, una de las mamás de mis amigas me dio un consejo muy adelantado a su época y era que al hacer la cama, rociara algo de mi colonia en las sábanas, de manera que en la noche al irnos a acostar, ese aroma nos envolviera, y en verdad la sensación era maravillosa!!!.

Cuando era niña,mi padre que era un hombre capaz de bañarse tres veces al día, ponía siempre algo de su colonia en el pañuelo, y yo me preguntaba por qué, y años después, cuando tuve un incidente en la calle, pues me desmayé, recordé ese gesto de él, en otro señor que me auxilió y me prestó su pañuelo para que yo secara el sudor frío de mi frente, y me llegó el aroma del perfume que el señor usaba, me pareció un gesto galante y de caballero sin par...

No somos conscientes de las cosas que aprendemos, o de las cosas que se quedan grabadas en nuestra mente, como imágenes de una película, hasta que en algún momento, un aroma hace volcar las alarmas y el recuerdo surge de las profundidades de nuestra mente y nos lleva en un viaje al pasado o al presente inmediato, y muchas veces nos hará sonreír y otras, pocas en verdad, hará que gesticulemos con alguna mueca, porque el personaje oliera muy bien, pero fuera un pesado!!!, que los hay...

En el colegio teníamos a un profesor joven, guapo, elegante e interesante y todas lo recordamos como al protagonista de la película ¨Al Profe con cariño¨... y usaba una colonia muy parecida a la de mi novio y esposo, Aramis de Estee Lauder, que después se llamaría Toscany... Qué de recuerdos trae ese aroma!!!!, jajajaja.

En lo personal he probado con varios perfumes y aunque soy blanca y rubia, me gustan más las colonias o perfumes que tengan aceites de maderas, musk y sándalo... Pero también eso trae algunos problemas... jajajaj

Tuve un compañero de clases en la universidad que le encantaba embromarme y me hacía ponerme roja hasta la raíz de mi cabello, cuando hablaba de mi perfume, hasta que un día me armé de valor, compré un frasco pequeño y se lo entregué para que se lo diera a su esposa, que también era compañera de clases... Santo remedio!!!, ya no me fastidió más con el tema, jajajaj.

A veces cuando vamos a una perfumería, aunque solemos ser muy directas al escoger el perfume que usamos, otras no, y compran el que está de moda o se guían por la vendedora, sin darse tiempo a analizar si ese perfume va con ellas o no. Y es algo importante, porque el perfume es lo primero que llega al otro o los otros, y es parte de nuestra tarjeta de presentación, e incluso les diría que yo tengo perfumes para todos los días; otro para salir a cenar e incluso uno muy especial para las fiestas más formales, porque estoy consciente de que ese perfume es mi seña de identidad y me gusta causar buena impresión en la gente, no solo tener una imagen pulcra y aseada, sino también la imagen de alguien que cuida los detalles, y el perfume es un elemento que en silencio, puede definirnos.

Así que amigas y amigos, la próxima vez que vayan a la perfumería con ganas de buscar una colonia o un perfume, tomen su tiempo, olfateen bien, aunque les parezca de animales, pero es que si no nos gusta cómo huele, o si no estamos seguros, lo vamos a traslucir, es parte del lenguaje corporal silencioso pero valedero, y nos define en una parte, que es importante. Imagínense que han diseñado la tarjeta de visita, con las letras, el logotipo, etc, pero oh, se olvidaron de escoger el tipo de papel o cartulina, y no escogieron la que va más con ustedes, y aunque su diseño sea bueno, la letra preciosa, cada vez que agarran la tarjeta, algo les dice que no, que no era como querían... pues el agua de colonia o el perfume es lo mismo.

Tomense su tiempo y si no están seguros, metanse en el bolsillo el muestrario que le entregó la chica de la perfumería y dos o tres horas después vuelvanlo a oler, y si les agrada y sienten que se adapta a su forma de ser, vayan a la perfumería y comprenlo, no se van a arrepentir.

Un abrazo grande de corazón a corazón. Que Dios los bendiga.


Mireya Pérez.



sábado, 25 de julio de 2015

La importancia de cuidar lo que pensamos y sentimos...









Cada ser humano es un cúmulo de sentimientos, experiencias y pensamientos, que se suceden unos detrás de otros, sin parar, sin darnos apenas cuenta. Muchas veces incluso, pareciera que se dan al unisono, y si somos conscientes de ello o no, puede incluso que nos sintamos abrumados por tanta actividad cerebral...

Lo que somos en realidad, es el producto de todos y cada uno de los procesos mentales que hemos realizado y que realizamos a cada minuto, así como las acciones que efectuamos a cada golpe de respiración o latido del corazón. Por ello es tan importante el hacernos conscientes de lo que pensamos y sentimos, y por encima de todo, de aquello que nos hace sufrir y reaccionar con violencia, como consecuencia de ese pensar o sentimiento.

Las personas no se dan cuenta, pero los que estamos en la acera de enfrente, sí, y nos da un sentimiento de pena y de congoja, no porque nos hagan daño, no, sólo porque sabemos que en realidad esa persona ataca porque está herida y no sabe cómo pedir ayuda, y su reacción instintiva es atacar, como las fieras heridas, pero lo que logran con eso es quedarse cada vez más solas, hasta que llega el día en que no queda nadie a su alrededor, pues uno a uno los fue alejando. Y ¡¡qué dolor de corazón dan!!, porque no hay nada más triste que llegar la la vejez en soledad absoluta, sin nadie que escuche tu voz, sin una palabra de aliento, sin alguien que te de un plato de sopa caliente o un abrazo de buenas noches. Para ellos, las noches se hacen eternas, y no es extraño el conocer que estas personas no duermen, simplemente porque tienen miedo a hacerlo y no despertar jamás...

Las personas tienen libre albedrío, dado por Dios desde el momento mismo de la creación, sin embargo, somos el producto de las enseñanzas de nuestros mayores, de lo que hemos aprendido en las diversas escuelas formales o no, y de las propias experiencias, y cuando llegamos a la etapa adulta, la más importante elección la hacemos nosotros mismos: vivir para el exterior, para las apariencias y el qué dirán; o vivir para aprender y para hacer de nuestra alma un mejor hábitat para la llama divina que Dios puso en cada uno de nosotros. Y es ahí donde surge el gran dilema del ser humano: Creer o no Creer. La mayoría de las personas que no creen en nada, se vuelven irascibles, intolerantes, agresivas, no perdonan a nadie ni siquiera la más mínima falta y la venganza está siempre presente para hacer daño al que aparentemente los ha injuriado...

Sin embargo, el ser humano que tiene Fe, se le nota al instante, porque sus acciones van motivadas en servir y ayudar, son gente generosa con su tiempo, con sus bienes, con sus conocimientos... Parecieran esas grandes aves que cobijan bajo sus alas a sus polluelos, o los grandes árboles que dan sombra y frutos a los animales y seres humanos que se acercan a ellos.

Una persona generosa, alegre y afectuosa hace más amena una charla, siempre tiene cosas que contar, es animosa y dada, siente empatía con los demás y es capaz de sacar una sonrisa al más hosco de los invitados de una reunión. Propaga sin querer ese afecto a la vida, ese dar sin medidas, sin pedir nada a cambio y son gente humildes de corazón, aunque algunos puedan tener alivio económico, pero para ellos no es importante, pues ellos no son las posesiones, ni tampoco los definen, son simplemente ellos, y hacen con su vida lo mejor que pueden y apoyan y guían a la gente para que se superen a si mismos, y son felices con los logros de los demás.

Conocí a una mujer que era feliz cuando las personas que trabajaban bajo su mando se superaban, siempre alentaba a sus compañeros para que estudiaran, desarrollaran un proyecto e incluso los avalaba ante su jefe superior para que ese subalterno fuera escogido para un nuevo cargo, ella era feliz, logró muchas cosas, sin hacer alarde de ello, solo por el simple hecho de servir de puente o de abrir las puertas de la superación de sus chicos y chicas. Y se siente bendecida por esos logros, incluso uno de los chicos cuando se graduó de abogado le llevó una copia del título en agradecimiento a ella, por haberlo convencido de que podía estudiar y superarse, eso señores no se paga con nada y ella nunca esperó tampoco nada.

Por todo lo que he expuesto anteriormente, es importante ver hacia donde van nuestros pensamientos, el escoger los libros o audios que nos puedan ayudar a superarnos, hacernos mejores personas, a entender qué nos sucede y cómo lograr encontrar la paz en nuestras vidas. En este campo de acción hay autores maravillosos que se, por propia experiencia, que los pueden guiar y ayudar. Ninguno de nosotros nació aprendido, pero sí podemos mejorar, cambiar el chip de nuestra memoria, rezar, que es tan importante, acercarnos a Dios y decir simplemente ¡ Aquí estoy Señor, ayúdame! y nuestras oraciones serán escuchadas, y aunque a veces no nos llegue la respuesta, créanme que llega, quizás no con la respuesta que esperábamos, pero llega. Porque a veces lo que pedimos no es beneficioso para nuestra alma, o no estamos preparados para ello, pero con el tiempo y con Fe, todo llega a su debido momento y es ¡¡ maravilloso!!!.

Los autores que conozco y a los cuales he seguid a lo largo de más de 20 años son por ejemplo:
Og Mandino
Dr. Wayne Dyer
Dr. Depra Chopra
Dr. Jorge Bucay
Louise Hay
Paulo Coehlo
Anthony De Mello
Conny Mendez
Carola de Goya
Aracelys Egea y tantos otros...

En la web encontrarán:
www.youtube.com/watch?v=N8nrp_-_5sA 
www.youtube.com/watch?v=RQEdwRKFIjs
www.youtube.com/watch?v=8JMiXW42XHU
www.youtube.com/watch?v=w6yS260wkII
www.youtube.com/watch?v=9DgL60ss1dI
www.youtube.com/watch?v=xdatXS_fNGA


Estos son apenas unos ejemplos del Dr. Wayne Dyer y del Dr. Depra Chopra, pero hay cientos de miles, solo necesitan reconocer que necesitan ayuda en algún área de sus vidas y proponerse mejorar, y crecer, todos lo podemos hacer, no hay que ser especialmente ilustrado, solo querer superarnos a nosotros mismos y confiar en nuestro guía, en Dios.

Que Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros, que siempre tengamos la oportunidad de crecer como personas y de mejorar nuestras relaciones interpersonales e incluso las de pareja, con los hijos y con la familia.

Mireya Pérez



viernes, 24 de julio de 2015

¿ Dónde está la llave de la Felicidad?...¿ Alguien la ha visto?....

























Hoy he comenzado a escribir, tomando como base esta hermosa fotografía que me envió mi amigo Pablo, y para mi significa esa hermosa fusión entre la naturaleza y el hombre con sus adelantos tecnológicos...

Ese inmenso cielo azul cobalto, cuajado de estrellas y de constelaciones, el mar profundo y misterioso y un velero anclado cerca de una bahía... 

A mí me da una sensación de alegría, de felicidad y de paz, infinitas. Y sobre la felicidad vamos a hablar hoy en este blog.

Muchas veces a lo largo de nuestra vida, habremos pensado que la felicidad es algo esquivo, que algunos no han conocido, o que sólo les ha durado un tiempo, quizás por algunos segundos apenas, pues aunque la vida se mida en años, aquellas cosas o personas con las cuales hemos compartido nuestras vidas y experiencias, al ser el tiempo algo inestable, nos parece que sólo ha durado segundos o minutos apenas, y no años, como en realidad ha sido.

Otros en cambio, habrán dedicado ingentes esfuerzos por alcanzar la felicidad, creyendo que la fama, la posición económica, el éxito profesional  y los bienes materiales, pueden traer consigo la felicidad, y se ponen metas y sueñan con que: 

...Cuando llegue a tal cantidad de dinero ganado y ahorrado, seré feliz... 
...Cuando me gane el premio gordo de la lotería, podré entonces descansar y ser feliz...

Pero la vida, como una vieja sabia que es, les ha demostrado que no es ahí donde está la felicidad. 

Y buscando en mi maravillosa fuente de saber, que son mis libros, hoy voy a compartir con ustedes, un cuento del libro de Jorge Bucay, titulado El Camino de la Felicidad, Editorial Suramericana 2004.

... Cuenta la leyenda que antes que la humanidad existiera, se reunieron varios duendes para hacer una travesura.

Uno de ellos dijo:

_ Pronto serán creados los humanos. No es justo que tengan tantas virtudes y tantas posibilidades. Deberíamos hacer algo para que les sea más difícil seguir adelante. Llenémoslos de vicios y de defectos; eso los destruirá.

El más anciano de los duendes dijo:

_ Está previsto que tengan defectos y dobleces, pero eso sólo servirá para hacerlos más completos. Creo que debemos privarlos de algo que, aunque sea, les haga vivir cada día un desafío.

_ ¡¡Qué divertido!!!_ dijeron todos.

Pero un joven y astuto duende, desde un rincón, comentó:

_ Deberíamos quitarles algo que sea importante...
¿ Pero qué?.

Después de mucho pensar, el viejo duende exclamó:

_¡ Ya sé! Vamos a quitarles la llave de la felicidad.

_ ¡ Maravilloso... fantástico...excelente idea!_ gritaron los duendes mientras bailaban alrededor de un caldero.

El viejo duende siguió:

_ El problema va a ser dónde esconderla para que no puedan encontrarla.

El primero de ellos volvió a tomar la palabra:

_ Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo.

A lo que inmediatamente otro miembro repuso:

_ No, recuerda que tienen fuerza y son tenaces; fácilmente, alguna vez, alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos podrán escalarlo y el desafío terminará.

Un tercer duende propuso:

_ Escondámosla en el fondo del mar.

Un cuarto duende tomó la palabra y dijo:

_No, recuerda que tienen curiosidad; en determinado momento algunos construirán un aparato para poder bajar y entonces la encontraran fácilmente.

El tercero dijo:

_ Escódamosla en un planeta lejano a la Tierra.

A lo cual los otros dijeron:

_ No, recuerda su inteligencia, un día alguno va a construir una nave en la que puedan viajar a otros planetas y la van a descubrir.

Un duende viejo, que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás, se puso de pie en el centro y dijo:

_ Creo saber dónde ponerla para que realmente no la descubran. Debemos enconderla donde nunca la buscarán.

Todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono:

_ ¿ Dónde? 

El duende respondió:

_ La esconderemos  dentro de ellos mismos... muy cerca de su corazón...

Las risas y los aplausos se multiplicaron. Todos los duendes reían:

_ ¡ Ja...Ja...Ja... ! Estarán tan ocupados buscándola fuera, desesperados, sin saber que la traen consigo todo el tiempo.

El joven escéptico acotó:

_ Los hombres tienen el deseo de ser felices, tarde o temprano alguien será duficientemente sabio para descubrir dónde está la llave y se los dirá a todos.

_ Quizás suceda así_ dijo el más anciano de los duendes_, pero los hombres también poseen una innata desconfianza de las cosas simples. Si ese hombre llegara a existir y revelara que el secreto está escondido en el interior de cada uno... nadie le creerá.

Encontrar el sentido de tu vida es descubrir la llave de la felicidad.

Así, amigos y amigas, la felicidad se encuentra en cada uno de nosotros, podemos compartirla, pero no darla a otros, podemos disfrutarla, pero no podemos regalarla. Pues aunque no lo creamos, cada uno de nosotros tenemos un concepto o una percepción diferente acerca de lo que es la felicidad:

  • Para algunos la felicidad es tener dinero suficiente para vivir.
  • Para otros, que tienen bienes de fortuna, la felicidad es tener alguien con quien compartir su buenaventura.
  • Para otros, como yo, la felicidad es ver que sus hijos son felices, son amados y respetados, y sobre todo que tienen salud: La más importante de todas las bendiciones de la humanidad, pues la salud permite disfrutar con alegría, de todo lo demás.

Así que, seamos agradecidos con la vida y con Dios, por las cosas buenas que nos ocurren y que tenemos alrededor, y por sobre todas las cosas, seamos felices con nosotros mismos, tal y como somos, al fin y al cabo, nuestra alma es la única que nos acompañará desde el principio de nuestra vida hasta el final, los demás subirán y bajarán del tren de nuestra vida, muchas veces...

Dios nos bendiga a todos y cada uno.

Mireya Pérez