A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

viernes, 28 de noviembre de 2014

Un intangible llamado Amor....












Para los que hemos trabajado por algún tiempo en el área de los servicios financieros y de seguros, este término  Intangible, les resultará conocido, pues intangible es todo aquello que no puedo ver, ni tocar, ni alcanzar. En Seguros el intangible se convierte en tangible, cuando cumple la promesa de proteger tus bienes y tu salud o tu vida, y el siniestro es cubierto por la póliza contratada previamente. Siempre y cuando cumpla con todos los requisitos previos, establecidos por la empresa aseguradora: prima suficiente, sumas aseguradas reales, actualización de patrimonio, buena Fe, etc. Si hemos cumplido con todo esto, en el momento del siniestro estaremos cubiertos.

Pero el Amor, que no se ve, ni se toca, ni compra, ni se vende... Esta ahí, en la pequeñas y grandes cosas del día a día. En la sonrisa al despertar, en la caricia para retirar el mechón de cabello rebelde que cubre su frente en la mañana, en la barba crecida que hace cosquillas, en la sonrisa pícara que recuerda algo muy íntimo y cercano, que sólo se comparte con el ser amado. En la taza de café o el té que te llevan a la cama, que dice sin palabras, lo feliz que son cada día. En el compartir el amanecer desde la ventana o el atardecer en algún sitio particular y especial. Único para los que lo comparten, y es su lugar secreto.

Pero el Amor no es sólo para las cosas buenas y  gratas, también hay amor y quizás  se nota más, cuando se comparten las cosas que no son tan gratas, cuando hay tristezas, cuando alguien ya no está, o cuando uno de los dos está enfermo, y entonces redoblas los esfuerzos para que sea feliz, para que no le falte nada, para que tenga Calidad de Todo, Calidad de Tiempo, Calidad de Cuidados, Calidad de Compañía, Calidad de Amor, todo en mayúsculas, porque es en esos momentos cuando el intangible, se hace tangible y se nota sin palabras, sin alharacas, sin hacer aparentemente mucho, y si, un mundo infinito de muchos, que se suman sin darnos cuenta...

A veces, desde afuera alguien bien intencionado te dirá: 
- No te entregues tanto!!!- Recuerda tal o cual ocasión!!!!- 

Y tu que estás envuelta en el día a día, ya no recordabas nada, porque parte del amor, o gran parte del amor, es Perdonar y Olvidar... Y ese ser intencionado, seguramente no sabe ni de la existencia de esas palabras, porque no están en su horizonte, porque no las conoce, o sencillamente porque no pasa una ofensa, por pequeña que sea, sin dar una respuesta, a la que cree debe darle. Pero tu estás en otro mundo, hace tiempo que pasaste por un camino que se le parecía y decidiste cruzar a la otra orilla y seguir un curso distinto, quizás menos plano, más complicado, pero que te brindó hermosos amaneceres y paisajes espectaculares que aún inundan tu retina en la memoria arcana de tu vida.

El Perdón llenó tu vida de alegría, y trasmutó el llanto en alegría, la tristeza en música y las tinieblas en luz iridiscentes... En tu vida no hay cabida para nada que no sea esa forma de amar, a manos llenas, como el manantial armonioso que día a día nutre con sus aguas a los fuentes, que nacen en el transcurso de su viaje ladera abajo, hasta llegar al mar.

La vida, con el tiempo te hizo más serena, más tranquila, más firme en tus convicciones, quizás hasta más humana y un poco más sabia. Aprendiste que nada te pertenece, que nadie te pertenece, ni tus hijos, mucho menos la persona que decidió un día elegirte como compañera de viaje, así como tu tampoco le perteneces a alguien. 

Son dos que forman un complemento, pero que no han perdido sus cualidades únicas e indivisibles, al contrario, en hermosa armonía comparten y se complementan, de forma maravillosa. Como los acordes de una sinfonía, como las cuerdas de un arpa, o de una guitarra.

A veces, seguramente cuando estás sola, recuerdas otras épocas de la vida, y te ríes a solas, porque te das cuenta de que ocupaste tiempo y energía en cosas o situaciones que no valían la pena, pero a la vez, te alegras de haber sabido surgir de las mismas, con más inteligencia, no porque en realidad seas más inteligente, sino porque esas situaciones te hicieron aprender y conocerte. Y a fin de cuentas, la vida se trata de eso.

Aprendiste a ser la imagen en el espejo, de Alicia en el País de Las Maravillas, a ser el reflejo en el agua cristalina del arroyo, a ser, a veces el Sombrero Loco, pero nunca la Reina de Corazones!!!!!.

Y hoy, al igual que ayer, solo quieres ser la amiga y la compañera, la madre, la esposa, la confidente, la secretaria, la maestra y la alumna... Todo y nada...

Haz hecho una promesa de que en un momento dado, cuando lo necesite, estarás ahí para apoyarle, para darle tu mano, tus abrazos, tu amor incondicional, tu sonrisa y tu alegría, le escucharás y le apoyarás. Todo lo que como ser humano puedes dar y quizás hasta un poco más. Estás dispuesta a caminar siempre un kilómetro de más. Hasta que el Señor diga otra cosa, quizás en ese momento puedas rezar y decir: 

-¿ Lo hice bien Señor?... 


Que Dios nos bendiga, y nos de fuerzas cuando creemos que ya no las tenemos.


Mireya Pérez




jueves, 27 de noviembre de 2014

El río de la vida...










Si existe en la naturaleza algo que nos sirva para hablar de lo continuo, de lo que discurre eternamente, es el cauce de un río. 

Los que hemos tenido la suerte de ver el nacimiento de un río, desde el momento que brota de entre las piedras, a través de la montaña, o por el deshielo de las nieves de la cordillera, hasta el mágico momento de su desembocadura en el mar. Se habrán quedado enamorados de esa maravilla de la naturaleza, siempre corriendo, siempre hacia abajo, llenando con su riqueza y minerales, los diferentes sitios por donde va surcando, y va ayudando a que la vida se desarrolle, porque sin el agua que lo conforma, no habría vida en este planeta que llamamos Tierra, cuando más del 75% de su superficie está cubierta por el agua. Nosotros mismos, los seres humanos somos 75% agua, en nuestras células, en nuestros músculos, en nuestra sangre...

El río de la vida, es una hermosa metáfora de la naturaleza, porque las grandes civilizaciones antiguas, surgieron alrededor o a lo largo de las grandes corrientes de ríos, tan conocidos en la antigüedad como El Nilo, El Eufrates, El Tigris, etc. Los arqueólogos han llegado a descubrir distintos asentamientos humanos que surgieron , se desarrollaron, y algunos desaparecieron, en los márgenes de estos ríos tan famosos.

Del Nilo se dice por ejemplo, que cuando habían las crecidas del río, e inundaba los pueblos y ciudades, el limo que luego dejaba a su paso, era de tal calidad que hacía más fértiles sus tierras, y la riqueza de su trigo y de los cereales, el campo, la agricultura y la ganadería, los hacía inmensamente ricos. De ahí, la gloria y el esplendor de la era faraónica.

También en cierto que a veces los ríos anegan e inundan todo, y destruyen todo, sobre todo cuando lo hacen en zonas que están por debajo del nivel del mar, y producen tal devastación, que los pueblos a veces desaparecen, y sólo después de un tiempo, cuando el río vuelve a su nivel y los campos están en condiciones, el hombre vuelve y trata de recomponer y sembrar de nuevo, es el ciclo de la vida. Y el hombre de esas tierras entiende que es así, que el río es amigo, pero que también se puede convertir en un enemigo, que hay que cuidar su cauce, que no se puede ni se debe contaminar, porque del mal uso que hagan del mismo, depende la subsistencia de su pueblo y de su raza.

A veces el hombre en su afán de poder, de dominio, en su avaricia, cambia el curso del río, e impide que los pueblos que están más abajo, hacia la desembocadura no les llegue este preciado tesoro, pero la naturaleza, que es muy sabia, un día, se arrebata y vienen los aguaceros, las inundaciones, y se dice que el río vuelve a correr por el cauce original, anegando, lo que el hombre le había robado. Tenemos muchos ejemplos en la actualidad, sobre todo en aquellas zonas donde los urbanistas o constructores, se han adueñado de zonas que eran lechos de ríos, para construir y luego, al cabo de 25 o 40 años, con una tormenta, se destruye todo lo hecho en esa época. Lo malo, son los inocentes que pagan por este delito ecológico y urbanístico.

Para mí, la vida y la salud de un río es importante, sobre todo cuando transcurre a través de diferentes zonas y alimenta a tantas y tantas criaturas.

Ojalá el hombre entendiera la responsabilidad de cuidar los recursos naturales que tenemos, que de nuestro accionar hoy, depende el futuro del planeta mañana.

Siempre recuerdo el cuento de José y sus hermanos, de la Biblia, cuando el faraón le dio a José la potestad de gobernar y administrar los bienes de Egipto durante los años de vacas gordas, y el buen hacer de José, al administrar el trigo y los cereales, en la época de las vacas flacas...

Lástima que muchos de nuestros gobernantes, se hayan leído más a Maquiavelo y El Príncipe, y no a José y sus hermanos en la Biblia. Quizás la historia de nuestros pueblos sería diferente.

Hagamos buen uso de nuestros recursos naturales, demos gracias a Dios por todas las maravillas que nos ofrece cada día, y ayudemos en lo posible a no contaminar el medio ambiente, si todos ponemos un poco de nuestra parte, haremos una gran diferencia.

Que Dios los bendiga.


Mireya Pérez


miércoles, 26 de noviembre de 2014

En tu recuerdo...





La vida en las vueltas incesantes que da, nos otorga parabienes, pero también pruebas y tristezas. Para una madre, la más dolorosa de ellas es la ausencia del hijo, o la pérdida definitiva del mismo. Porque parte hacia otra dimensión antes que nosotros, que en nuestra ignorancia humana, entendemos que el orden natural sería que fuera primero la partida del padre o madre, y luego la de los hijos. Pero la vida tiene otros planes, como millones de seres humanos hemos comprobado a lo largo de la historia de nuestra mal llamada humanidad.

Nada, absolutamente nada, nos prepara para la pérdida de un ser querido, pero si se trata de un hijo, ese ser maravilloso que llevaste en tu vientre durante 8 o 9 meses, que te llenó de inmensos ratos de alegría y alguna que otra lágrima, no hay palabra de consuelo alguno. Ni siquiera el pensar que dejó de sufrir, que su alma descansó en paz. Pero ¿Y tu Paz?. ¿Quién te la da?. ¿Dónde hayas el consuelo, para esa madre, que siente su nido vacío, sus brazos vacíos?....

La experiencia nos dice que ese consuelo se encuentra en la Palabra de Dios, en la Fe,  en la promesa de que mañana será mejor, de que nada en este mundo ocurre de forma gratuita, que todo tiene una razón de ser.

Yo encontré consuelo a mi dolor, a mi lucha por salvar a mi hijo, en mi libro Mi Hijo Pródigo, editado por PINGUIN RANDOM HOUSE EDITORIAL. Y por supuesto en la oración, sin la Fe no hubiera podido sobrellevar este camino.

¿Fue fácil escribirlo?. No. Absolutamente no. Desnudar el alma, no es fácil. Contar tu secreto, eso que te avergonzaba, no por el qué dirán, sino porque fuiste señalada y juzgada por personas que no tenían ni la más remota idea del dolor, de la lucha incesante, de la búsqueda de una cura, para alguien que tomó una decisión, que nunca entenderás. 

No fue fácil y no es fácil vivir el cada día, de esta verdad que forma parte de mi historia como madre y como ser humano.

De lo que sí estoy orgullosa o tranquila, es de que no hubo sitio a donde no acudiera, puerta que no tocara o apoyo que no buscara. Donde me decían que había una institución que me podría dar apoyo o luz para encontrar el camino hacia su recuperación, hacia allí corría con alas en los pies y con el alma ilusionada porque en esa puerta encontraríamos el camino para su curación definitiva.

No fue así, mi hijo no está, ni siquiera se donde está, no porque no lo haya buscado, sino porque desapareció de la faz de la tierra, sin dejar huella, como si nunca hubiera existido. Como si yo fuera una pobre mujer loca, que sueña con algo que no existió, pero yo se que si existió. Porque lo abracé y acuné en mis brazos millones de veces. Porque me dijo mamá, millones de veces. Y millones de veces le dije que lo amaba y lo amo. Siempre lo amaré. Nunca lo olvidaré. Dios sabe que sólo espero el momento de poder volar a buscarlo, de empezar esa búsqueda aplazada por un tiempo...

Pero mi libro también habla de esperanza, porque la hay, si sabemos descubrir las claves de este entramado tan difícil, porque si estamos a tiempo, y ellos quieren, se pueden curar, porque hay instituciones maravillosas donde buscar ayuda:
Reto a la Esperanza, Hogares Crea, Fundación José Felix Rivas, Proyecto Hombre, Madres Coraje, Mediterraneum, etc. 

Miles de ellas, a lo largo y ancho del planeta, se encargan de brindar apoyo y ayuda a cientos de miles de jóvenes y padres y familiares, que buscan en la sombra un faro de luz que los lleve a encontrar el camino de regreso al hogar, al amor, al perdón, a la alegría, a los brazos de la familia que los quiere sanos y felices. Porque la familia solo quiere eso, que nos devuelvan al hijo o hija al seno familiar, al amor que nunca les ha faltado, pero que ellos, no sabemos por qué, no se han dado cuenta que tenían a raudales.

Por todo ello, hoy hago publicidad a mi libro, en la certeza de que muchas personas encontrarán en él la clave para ayudar y ayudarse. Siempre hay una esperanza. Aún yo la tengo, sueño con que esté en algún sitio apartado, con algún grupo de Testigos de Jehová o Evangélicos, que en latino América dedican tiempo y esfuerzo en ayudar a estos jóvenes.

En mi corazón, abrigo la esperanza de encontrarlo, de abrazarlo... pero si no es así, espero de todo corazón, que haya encontrado la paz para su alma atormentada.

Dios bendiga a todos y cada uno de los hijos e hijas de nuestro corazón, a los que son sanos, a los que están enfermos, no nos importa, los amamos tal como sean, sólo queremos que sean felices, que estén en paz consigo mismos, y que sean útiles para ellos mismos. Ellos siempre tendrán nuestro amor, hasta que ya no estemos en este plano.

Que Dios nos de fortaleza, voluntad y amor, para seguir este camino, y ojalá en algún momento podamos decir:

...¨Hagamos una fiesta, porque mi hijo estaba muerto y ha resucitado...¨




martes, 25 de noviembre de 2014

No a la Violencia de Género



Hoy el mundo entero dedica un día a algo que no debería ser ¨especial¨, pues la Violencia de Género, en pleno siglo XXI, es hoy tan cruel y despiadada como lo fue ayer y como lo ha sido a lo largo de la humanidad.

Creo sin temor a duda, que desde que existe la humanidad, el macho de la camada de Homo erectus en adelante, consideró a la hembra como de su propiedad, recuerdo con desagrado una tira cómica de allá por los años 60, donde un troglodita llevaba a rastras a una mujer por el camino empedrado, jalándola de los cabellos. Quizás a mucha gente le hiciera gracia, pero es una imagen y un ejemplo para los niños y los hombres de todas las edades de lo poco que valoraba ese dibujante a la mujer como tal. ¿Sería quizás un misógino?.¿ Quien sabe?.

Mi padre solía decir: ¨ A la mujer, ni con el pétalo de una rosa...!!!!. Queriendo decir con esto, que a la mujer se le respetaba, y ni siquiera se le podía tratar de hacer daño con el pétalo de una rosa, a pesar de lo fragante y hermosa de esta flor....

Claro que él siempre fue un hombre muy especial, que siempre estaba pendiente de las mujeres de su casa, para las que siempre tenía una palabra de cariño, una caricia, una acción, era tan caballero y tan gentil, que nadie ha podido jamás ocupar su lugar, como caballero, como padre, como esposo, hijo, hermano, tío y amigo.

Pero hoy nos toca hablar de este síndrome de la Humanidad, tan generalizado... Existen países donde la mujer es apenas un objeto, una pieza de recambio, una moneda de poco valor, sólo servible para ¨eso¨ y sólo algunas, las que dan hijos varones, son mejor consideradas... Porque en algunas sociedades, cuando la mujer sólo da hembras, la culpan a ella, cuando de todos es sabido, que la mujer tiene apenas un 50% de la capacidad para engendrar macho o hembra, pero necesita del cromosoma masculino Y, el otro 50% para dar un varón. Pero claro está, si el marido, o la pareja, o el ¨dueño¨, no tiene ninguna clase de estudios, es más fácil culpar al eslabón más débil de la cadena.

La mujer aunque más débil que el hombre, en cuanto a constitución física, es mucho más fuerte, internamente, genéticamente. Pues la Naturaleza la ha dotado de información suficiente como para que supere el dolor de un parto, asi sea en zonas paupérrimas,  o en condiciones aparentemente inhumanas: Las indias parían al lado del río, y con una piedra, ellas mismas cortaban el cordón umbilical y expulsaban la placenta...Luego, se levantaban y con su criatura envuelta en pieles de animales, recorría sola la distancia que la separaba hasta la aldea. Si había tenido un varón, las ancianas la cuidaban y protegían, pero si lo que había tenido era una hembra, se las tenía que arreglar sola. Porque el ser madre de un varón significaba un par de manos más para conseguir alimentos, para cazar, para defender a la tribu... A pesar de que la mujer también representaba la subsistencia, el hogar, la que sembraba y recolectaba, la que hacía la comida, la que cuidaba a los enfermos...

Nuestra situación hoy en día, a pesar de los grandes cambios sufridos en los últimos 50 años, no ha sido tan grande, la mujer sigue encargándose de los hijos, de la casa, del trabajo, de los viejos. Según en qué tipo de sociedad estés desempeñándote.

Hemos aprendido a enseñar a nuestros hijos varones a que sean más colaboradores en la casa, y con la crianza de los hijos, e incluso hoy en día, muchas parejas jóvenes comparten los oficios del hogar, y es posible en algunas ciudades ver al hombre cómo se encarga de tareas, antaño asociadas a la mujer, como la cocina, la colada (montar la lavadora) o ayudar con los hijos. Esto es el ideal, pues la pareja es un compromiso de dos, y los hijos son el fruto de dos.

Sin embargo, en el Tercer Mundo, donde la religión, la sociedad, las costumbres, las ideas siguen enraizadas en el pasado, la mujer sigue trabajando, y luchando por salir adelante con sus hijos, sin apoyo institucional, y mucho menos de la sociedad o de la familia misma. Es carne de cañón, cuando hay guerras o alzamientos militares, pues son el objetivo más vulnerable. Son violadas, atacadas, ultrajadas y asesinadas, engruesan largas listas de desaparecidos, donde nadie las busca, ni siquiera son tomadas en cuenta. Si por casualidad tiene la valentía de ir ante la autoridad y hacer la declaración sobre el ultraje del que fue víctima, es posible que hasta termine presa o sometida a nuevos vejámenes, e incluso su familia la repudie, por haberlos puesto en la palestra pública. Y si se toma la justicia por su mano, es asesinada por la turba, después de someterla de nuevo a más ultrajes y vejaciones, como si fuera un ciudadano de tercera o cuarta categoría...

Tampoco, en algunas sociedades, se les permite tener acceso a la enseñanza, porque eso les abriría la mente, y de todos es sabido que es más fácil dominar a alguien que no sepa pensar... Por eso, en este mal llamado Tercer Mundo las historias de jóvenes como la jovencísima  Malala Yousafzai estudiante, activista y bloguera pakistaní. Ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2014,  agredida en su escuela por querer estudiar. Esta joven de apenas 16 años, ha llevado su mensaje incluso ante la Asamblea General de la ONU. Lucha y sigue luchando porque las jóvenes de todo el mundo tengan acceso a la educación

Sin embargo, y a pesar de todo, el maltrato de género no se suscribe solamente al espacio de la educación, de la violencia física. La Violencia de Género también es violencia Psicológica, porque cuando el otro impide que la mujer sea ella misma, porque la denigra y dice que no sirve para nada, que no sabe hacer nada, que todo lo daña, que le ofende el sólo mirarla, que no le hable porque su voz le irrita; cuando tira la comida al piso, porque no le gusta; cuando arruga la camisa, que ella con esfuerzo y a pesar del mal tiempo ha lavado y planchado, porque a lo mejor el puño no quedó como a él le gusta; cuando se empeña en ponerse justamente la camisa, que no ha sido lavada, y la mujer a la hora que sea, debe dejar de hacer lo que esté haciendo, lavar la camisa, secarla, así sea con el secador del cabello y plancharla, porque si no los gritos de este cavernícola social no hay quien lo aguante, pero ella si, por los hijos, por el qué dirán, porque la madre siempre le recuerda que en su familia nadie se ha divorciado, porque si se separa no tiene a donde ir con sus hijos... Y aguanta hoy, mañana, pasado... hasta que ya no puede más, y empieza a enfermarse de tristeza, de impotencia, sin poder elevar su voz, y su voz de apaga, y se secan sus lágrimas, y deja de sonreír, de cantar, de soñar...

Elevo mi voz y mis oraciones por todas y cada una de las mujeres, mayores y jóvenes y por las que están creciendo, a las que gracias a Dios estamos criando más seguras de sí mismas, más preparadas, más fuertes, para que el día de mañana tengan las herramientas necesarias para saber defenderse y combatir con las ideas, con las palabras, con las acciones, que no se dejen avasallar por nadie. Que nunca dejen de ser ellas mismas, porque la Mujer es un Valor importante para el Mundo, sin la mujer no habría raza humana. Somos la simiente, el trigo, la semilla de la humanidad, pero también el árbol, el sol, la luna, las estrellas, lo somos todo. Representamos el valor más auténtico de la humanidad, el Amor, en mayúsculas, y nadie puede robarnos eso.

Dios nos bendiga a todas.

Mireya Pérez.




domingo, 23 de noviembre de 2014

Esperaré en la orilla al Velero de Cristal...





Todos los seres humanos tenemos sueños más a o menos conocidos. Algunos sueñan con ser adinerados, con poseer grandes riquezas, una familia feliz, una hermosa esposa y unos hijos perfectos. Las mujeres suelen soñar con el Príncipe Azul, que generalmente ni es azul, ni es príncipe, pero al cual le otorgan características de Hidalgo y con armadura reluciente, que las rescate de la vida y las lleve cabalgando hacia la felicidad y la fortuna de saberse amadas, protegidas e incluso veneradas. Para ellas no hay felicidad mayor.

Otras en cambio, tienen sueños aparentemente más realistas, encontrar a su media naranja, formar una hogar, criar a sus hijos, y poder ver llegar a los nietos...

Todos los sueños son válidos, dependen generalmente de la escala de valores de cada quien. Suele ocurrir que lo que para unos es ideal, para otros no lo es.

Por ejemplo: Para la mujer feminista a ultranza, la idea de encontrar a una ¨media naranja¨ es ilógica, pues ella es completa tal como es. Incluso la idea de adoptar el apellido de su pareja como propio, es un insulto a su condición, pues no pertenece a nadie, más que a si misma. No siente que nadie deba completarla, ni ella completar a nadie. Sin embargo, y aunque no lo confiese jamás, muy posiblemente le gustaría contar con una pareja (hombre o mujer) con quien compartir sus éxitos y sus ambiciones. No todas sueñan con tener hijos, existen personas para las cuales los hijos no forman parte de la ecuación, y hay que respetar la opinión de todos y cada uno de nosotros.

Otras personas (sean hombres o mujeres), les aterra tener todo el día a una persona observándolos (as) o compartiendo el día a día. No porque amen la soledad, sólo que se aman tanto a sí mismos, que no sienten la necesidad abrumadora de compartir su espacio. Generalmente piensan que ¨cada quien en su casa y Dios en la de todos¨ es la mejor versión del individualismo. Si le apetece compartir con alguien un momento dado, lo hacen, no faltaba más!!!, pero eso de amanecer todos los días con el rostro de otro(a) a su lado, no es la mejor versión de lo que ellos consideran su sueño existencial. Pero breves encuentros no están mal. Sin embargo, siguen defendiendo a capa y espada su necesidad de ser ellos mismos y solos...

Existen los grandes soñadores, los idealistas, los que piensan que no hay nada más hermoso que encontrar por azar del destino o porque la vida es así, a una persona especialmente cautivadora, de buen talante, inteligente, que nos enamore con su verbo, que nos cautive con su buen hacer de las cosas sencillas, incluso que nos enamore de sus errores, porque esos la (lo) convierten en ese ser único e irrepetible. No quieren seres perfectos. Sólo perfectamente humanos, absolutamente enamorables, tiernamente imperfectos, cautivadores totales, bien sea por la forma de mirar, por su sonrisa, por alguna frase o muletilla que usan que los hace absurdamente geniales. Quizás para otros (as) serían totalmente insignificantes, no llamarían la atención, pero para la persona idónea, son ¨la persona especial¨. Y es ahí donde surge el enamorarse de alguien sin ser especialmente distinto, sólo único para cada quien.

Creo sin lugar a dudas que eso es como esperar al Velero de Cristal, capitaneado por alguien muy sui generis, diferente, único. Sin ser idealista, creo que en algún lugar está aquel o aquella que corresponde como en una llave y su cerradura a cada ser que está destinado a formar su pareja. Y uso la palabra de estar destinado, porque siento que también hay personas que o bien están destinadas a pasar parte de su vida en soledad de pareja o en ausencia de pareja, incluyendo aquellos que por motus propio decidieron destinar su vida a la contemplación, al amor de Dios, a la oración, al prójimo en general.

Igualmente pienso que la vida siempre da vueltas de timón insospechadas, y que cosas que jamás hubiéramos soñado, se suceden, como en una película de las de blanco y negro, con Carry Grant y Deborah Kerr...

A veces los sueños se cumplen, y las cosas suceden de forma mágica y maravillosa, y no necesariamente a gente especial. Le suceden a seres humanos normales, comunes y corrientes. El mundo gira cada día, y en cada giro ocurren cosas que damos por sentadas como el amanecer y el anochecer, como las mareas y la aparición de la Luna. Sin embargo, son pequeños grandes milagros de la naturaleza, y dentro de cada 24 horas, ocurren cientos de pequeños y maravillosos milagros. Pues la vida es una pequeño gran milagro en sí misma.

A veces tenemos miedo de acercarnos a la orilla del mar, o del río, porque nos podemos caer y ahogarnos en la quietud de sus aguas o en los remolinos que a veces enturbian su tranquilo movimiento. 

Pero nada, absolutamente nada, ocurre sin que la mano de nuestro Creador esté Omnipresente. Lo que ha de ser será. No nos angustiemos, tampoco hagamos de la búsqueda un afán, dicen que ¨El tiempo de Dios es perfecto¨. 

Y así es en realidad, incluso los momentos de dolor y angustia, son parte del aprendizaje de nuestras almas, aunque a veces nos parezca cruel e inhumano, pero todos venimos a aprender algo, y a enseñar algo. Aunque nos parezca mentira. 

Me conformo con enseñar a Amar, y se que debo aprender a Recibir, en mi caso es el aprendizaje más difícil, generalmente me escondo mentalmente en mi caparazón de cristal, creyendo ilusamente que nadie me verá, pero sí lo hacen, sólo que yo estoy muy metida en mi papel de persona asustada, porque tengo miedo muchas veces, a cosas que no debería o a situaciones que pienso que no voy a superar, aunque muy dentro de mí esté consciente de que sí lo haré, de que me superaré a mi misma y superaré mis miedos.

Quizás pasado el tiempo, yo misma me plante a la orilla de ese mar a mirar el Velero de Cristal, puede que sólo venga el navío con sus velas desplegadas, esperando a una sola tripulante, para emprender un viaje muy distinto.

No siempre el viaje ha de ser compartido, puede ser que, como a los grandes navegantes solitarios, mi velero me lleve a surcar el mar en busca de nuevos horizontes o en la búsqueda de alguien que me espera más allá del Horizonte...

Todavía no lo sé, es para mi una gran incógnita. Por ahora, como mujer guerrera y batalladora, sólo vivo el día a día, con sus luces y sus sombras. Pero teniendo muy claro que en algún momento el Velero de Cristal puede llegar a mi puerto. Y bajaré a recibirlo con alas de niña y la mirada de la mujer adulta y serena que soy, en Paz conmigo misma y con el mundo que me rodea.


Que Dios los bendiga

Mireya Pérez


viernes, 21 de noviembre de 2014

Las cosas más difíciles de hacer y aceptar...Pruebas de la vida quizás...



Todos los seres humanos compartimos dos momentos idénticos, aunque no lo creamos así: el primero es nuestro nacimiento, que por el momento, se realiza después de un período de gestación, que culmina con el nacimiento a través de una mujer, que es nuestra madre. Hasta aquí, todos somos iguales, después según la clase socio económica o cultural, tendremos o no una educación, unos cuidados, una atención especial. De ahí en adelante, seremos diferentes en todos los aspectos, hasta el último minuto de nuestra existencia, en la que de nuevo todos, somos iguales, pues todos inexorablemente nos vamos, unos antes otros después, pero nadie, absolutamente nadie, se queda en este planeta Tierra más tiempo del que está señalado. En este último capítulo, volvemos a ser todos iguales, pues no importa si tenemos dinero o no, todos abandonamos este cuerpo físico y volvemos a la Nada, de donde salimos o si somos creyentes, volvemos al seno del Padre.

Sin embargo, durante nuestra existencia deberemos aprender grandes lecciones de vida, las que nos servirán de herramientas para nuestro crecimiento personal, e incluso se transformará en nuestra ¨etiqueta¨o tarjeta de presentación.

Una de esas ¨etiquetas¨ o lecciones a aprender es ser Humildes, es sumamente difícil, tanto así, que siempre se asoció la humildad con la pobreza, pero hoy en día, y después de las grandes lecciones dadas por San Francisco de Asís, entendemos que es una virtud, y que cuanto más alto es el nivel al que se pertenece, más humildad debe tener. Porque como dice la Biblia: ¨...antes entrará un camello por el ojo de una aguja, que un rico en el Reino de los Cielos...¨ Aduciendo así a la Humildad. 

La persona debe ser amable, gentil, comedida, sutil, cercana, afable, generosa con su tiempo y con sus bienes, de gran entereza y noble de espíritu. Tarea difícil en estos tiempos, pero no imposible, pues la persona que es consciente de que nada posee, y de que nada se ha de llevar, llega a entender que los bienes materiales que Dios le ha brindado, deben estar al servicio del prójimo y al servicio del necesitado. Es una gran responsabilidad, y lograr el equilibrio entre lo que se siente y lo que se es, resulta muy importante.

Otra ¨etiqueta¨ es Perdonar, algo difícil para muchos, sobre todo, si debemos comenzar por perdonarnos a nosotros mismos, pues el orgullo a veces juega malas pasadas, y no deja ver la viga que tenemos en nuestros ojos, cuando sin embargo estamos pendiente de la brizna de paja que está en el ojo del otro. Recordaba esta mañana un dicho que siempre me ha chocado: ¨ Dime con quién andas y te diré quién eres¨... Por favor!!! Hasta cuándo, acaso no podemos ser amigos del buen señor y del mendigo!!!. Qué me puede influir darle la mano a una persona de una o de otra condición. No es una enfermedad que se pegue ni que se transmita, y mucho menos nos vamos a contagiar. O quizás sí, porque nos pueden hacer ver las cosas más claramente, pues nadie tiene el dominio del 100% de la verdad. Y la verdad que hoy es aparentemente cierta, mañana puede cambiar...

Otra ¨etiqueta¨ es la de Reconocer nuestros errores. Qué difícil es aceptar, para algunos, que nos hemos equivocado. Todos los días cometemos errores, y gracias a ellos, tomamos decisiones, y mejoramos como seres humanos y como sociedad. 

Se nos olvida que formamos parte de un ecosistema social, donde todos y cada uno de nosotros jugamos un papel importante, nuestras acciones o inacciones, forman parte de un tejido o tupido entramaje, cuyo resultado final son las directrices o direcciones que toma nuestro entorno. Por ejemplo: Reciclar, hoy en día todos debemos estar concienciados en la importancia de reciclar y evitar así el deterioro del medio ambiente, porque el uso de elementos como los plásticos y su casi imposible degradación ambiental, los ha convertido en un problema. Cuántos animales no mueren asfixiados por falta de oxígeno al tragarse una tapa de alguna botella, algún elemento plástico que flotaba en el agua de nuestros ríos, lagos o mares?  Miles!!!. Y saben que algunos polímeros plásticos tienen una vida de 4 Millones de años!!!!.

La peor de todas las ¨etiquetas¨ es quizás el Olvido, porque a veces pareciera que tenemos amnesia total, estamos tan envueltos en nuestro día a día, que decidimos¨olvidar¨a propósito y excluir a todo aquello que nos puede ofender o que nos puede hacer recordar que somos falibles o infalibles. La gente que viene de abajo, no siempre gracias a Dios, cuando llegan a un nivel de aceptación social y de reconocimiento, deja de lado a las personas, sitios o lugares que fueron su entorno original, y si pudieran los borrarían del mapa. Cuántas veces, aunque nos duela, hemos sido víctimas de esa indiferencia, del que ya no nos quiere en su entorno, porque no tenemos el suficiente lustro, cuna, o por no ser una socia-lité o por carecer de brillo social o apellido ilustre... Esas personas devoran nuestro tiempo y nuestras energías, les apoyamos, les damos nuestra mano, nuestro tiempo de calidad y de repente un buen día, nos dan con la puerta en las narices o nos mandan a paseo, o quizás de la forma más cruel, simplemente nos borran de su memoria. Como si nunca hubiéramos existido...

Por todas estas cosas, y otras que hoy no voy a abordar, pienso que a veces la Vida nos pone en la tesitura de aceptar las cosas, de revelarnos o de cambiarlas. En lo personal he decidido aceptar las que considero que son parte del aprendizaje de mi vida. Mejorar aquellas que dependen de mi voluntad y dejar en manos de Dios, lo que humanamente no puedo cambiar.

No es fácil, me ha llevado muchas horas de sufrimiento inútil, de angustia y de lágrimas, pero al final he aprendido que la Vida tiene un designio para mí, que debo trabajar en aquello que realmente es importante, que debo confiar en el Tiempo de Dios que es Perfecto y que debo Amar y Perdonar. Empezando por amarme y perdonarme, en primer lugar, y luego a los demás. Lo siguiente no es importante, Dios en su infinita misericordia, pone cada cosa en su sitio. Yo sólo debo Confiar y tener Fe. 

El Señor es mi Pastor y nada me falta...

Que Dios los bendiga.


Mireya Pérez



lunes, 17 de noviembre de 2014

Camino de Rubí...










Viendo en las redes sociales el aniversario de bodas de una de mis niñas, se me ocurrió ver qué significaban los cuarenta años que vamos a cumplir mi esposo y yo el próximo mes de diciembre. Y con sorpresa vi que son los años de Rubí.

Aunque no soy amante de los brillantes o los diamantes, reconozco que si me gustan los rubíes, quizás porque tienen ese color rojo sangre de pichón, como me decía una amiga muy querida, o simplemente porque era la piedra que más le gustaba a mi padre.

Creo que a lo largo de esta larga vida juntos, hemos recorrido caminos de muy diferentes tipos y construcciones: desde los mejor asfaltados y mantenidos, hasta caminos de tierra y pedruscos, que casi acabaron con la amortiguación del coche. En más de una ocasión, cuando los nervios no estaban aún suficientemente templados, amenacé con bajarme del coche, y quizás hasta llegué a poner un pie en la calzada. Pero luego de reflexionar y evaluar los pro y los contra, decidí agarrar a mis muchachos y seguir en el camino, en las buenas y en las malas, y hasta que el dueño del camino nos diga...

Durante estos cuarenta años, hemos vivido momentos maravillosos, y aún hoy, a pesar de todo, hay momentos por los cuales agradecer a Dios todo lo vivido. Nos une un amor profundo, maduro, evolucionado, una profunda amistad, al punto que es para mí el amigo más fiel que conozco, ha sido mi caballero de la armadura brillante, y el mago que me hechizó con su mirada y una frase que dijo cuando lo conocí y que nunca he olvidado...- Adiós Caraaaa!!.

Cometimos errores e hicimos muchas cosas bien, o por lo menos lo intentamos...Pero siempre estuvo a mi lado, aún en el dolor o a pesar del dolor.

Fue el cómplice de la hija, y el abuelo celoso de los nietos, jajajaj, si supiera que no tiene sentido eso, que los niños son niños y que no entienden de esas cosas, que son de adultos, pero en eso sigue siendo niño, mi tercer hijo como dicen mis amigas. El más consentido de todos, el que no se resigna a dejar de ser el primero en la lista, porque para él yo soy la primera.

Nunca ha querido que yo cambiara, si en sus manos hubiera estado la posibilidad de que yo mantuviera mi inocencia de niña, mi candidez, mi forma juvenil aparente, todavía lo sería. Pero he tenido que madurar, que crecer, que evolucionar hasta ser quien soy. Lo que le resta a él, el poder absoluto de decisión. Pero de eso se trata la vida en pareja, del crecimiento mutuo, a veces por igual, otras a destiempo, pero todos y cada uno deben cumplir el camino que les toca. 

Yo me he ido preparando para el tránsito por este camino que he llamado de Rubí, por lo que tiene de dureza, de color en el fondo del alma. También es luminoso, y cuando ha llovido, desprende hermosos colores tornasolados que inundan la vista de alegría.

Ojalá podamos hacer de ese día de aniversario un día muy especial, cuento con ilusión los días, para darle alguna sorpresa, de las que siempre planeé, durante todos estos años.

¿Cuántos más nos regalará el dueño del camino?, no lo sé, pero hace tiempo que sólo miro el día a día, con las cosas buenas por las cuales hay que dar siempre gracias a Dios. Estamos vivos, juntos y tenemos unos hijos y nietos maravillosos. Y gente que nos quiere y aprecia. No se puede pedir más.



Feliz día.

Que Dios los bendiga

Mireya Pérez.


domingo, 16 de noviembre de 2014

Ante el Trono de la Belleza...







Hoy quiero compartir con ustedes un escrito del poeta Khalil Gibran, de su libro Obras completas, Tomo I Editorial PANAPO, Caracas, Venezuela 1988. Poeta árabe, nacido en El Líbano en 1883, la mitad de su obra está escrita en su lengua materna y el resto en Inglés.

Y dice así....

¨ Una noche tenebrosa huí del torvo rostro de la sociedad y del enceguecedor clamor de la ciudad y dirigí mis fatigados pasos hacia  el espacioso valle. Seguí el embriagador curso del arroyo y los trinos armoniosos de las aves hasta llegar a un sitio solitario  donde las ramas de los árboles se entrelazaban impidiendo que el sol llegara a la tierra.

Lo que vi entretuvo a mi alma por un instante... mi alma sedienta que nada había visto salvo el espejismo de la vida en lugar de su ternura.

Me hallaba absorto en la meditación y mi espíritu surcaba los cielos cuando una hurí, cubierta con una hoja de parra que cubría su desnudo cuerpo y una corona de amapolas sobre sus dorados cabellos, se reveló de pronto ante mis ojos. Comprendió mi asombro y me saludó diciéndome:

- No temas; soy la Ninfa de la Selva.

-¿ Cómo es posible que una belleza tal esté destinada a vivir en un sitio como este?. Dime quién eres, por favor, y de donde vienes- pregunté.

Ella se sentó graciosamente sobre la hierba verde y respondió:

-¡ Soy el símbolo de la Naturaleza! Soy la virgen eterna que tus antepasados veneraron y en cuyo honor erigieron templos y santuarios en Baalbek y DjAbel.

-Pero aquellos templos y santuarios fueron arrasados y los restos de mis antepasados formaron parte de la tierra-me atreví a decir-; nada quedó que conmemorara su divinidad salvo unas olvidadas páginas en un libro de historia.

- Algunas diosas viven las vidas de sus veneradores y mueren con su muerte- me replicó-, mientras otras viven una vida eterna e infinita. Mi vida descansa sobre el Mundo de la Belleza al que verás a donde quiera que poses la mirada, y esta Belleza es la Naturaleza misma; es el comienzo de la alegría de los pastores  entre los montes y de  las montañas y las planicies. Esta Belleza promueve al sabio al Trono de la Verdad .

-¡ La Belleza es un tremendo poder!- dije entonces.

- Los seres humanos tienen miedo a todo, hasta a ellos mismos- me respondió. Temes al Cielo, origen de la Paz Espiritual; temes a la Naturaleza, el Cielo del descanso y la  quietud; temes al Dios de los dioses  y lo acusas de su cólera, cuando es bueno y misericordioso.

Después de un largo silencio mezclado con dulces sueños, pregunté:

- Háblame de esa Belleza que la gente interpreta y define, cada uno de acuerdo a su propia concepción; he visto honrarla y venerarla de mil formas diferentes.

- La Belleza es aquello que cautiva el alma- respondió- , y aquello que prefiere dar a recibir. Cuando te hallas ante la Belleza  sientes que las manos ocultas en tu interior salen a la luz para llevarlas a los dominios de tu corazón. Es algo magnífico donde se combinan la dicha y la tristeza; es lo Oculto que tu puedes ver y lo Incierto que puedes comprender y lo Mudo que puedes oír; es lo más Sagrado de lo Sagrado que comienza en ti y trasciende en mucho tu imaginación terrenal.

Luego la Ninfa de la Selva se me acercó y posó su perfumada mano sobre mis ojos. Entonces se desvaneció y yo me hallé solo en el Valle. Cuando regresé a la ciudad, cuya turbulencia había cesado de irritarme, repetí sus palabras:

¨La Belleza es aquello que cautiva tu alma,
y prefiere dar a recibir¨


Dejémonos cautivar por la belleza de todo lo que nos rodea, aprendamos a apreciar todas las maravillas que Dios nos ha dado, incluyendo las cosas que damos por sentadas como la vista para poder ver, el olfato, el gusto, el tacto, los oídos... 

No sabemos lo maravillosos que son estos dones que consideramos tan poco... 

Disfrutemos de las cosas simples de la vida, que son gratis y estoy 101% segura de que son más gratas a nuestro corazón que los objetos más caros ideados por el hombre.

Que Dios los bendiga.

Mireya Pérez


sábado, 15 de noviembre de 2014

Afianzar nuestra realidad...



Hace mucho tiempo atrás, eones en el tiempo...me entró una locura por los zapatos, y para mi locura perfecta encontré al encargado de la tienda perfecta y maravillosa de calzado de aquella época: La tienda Nardi, en Sabana Grande, el encargado, el afable Sr. Antonio. Los zapatos eran ¡maravillosos! cada uno con la cartera que hacía juego, los colores ¡sublimes!... y me quedaban ¡ perfectos!...

Era una combinación muy peligrosa para mí... tanto que el Sr. Antonio muy servicialmente me llamaba cuando llegaba una nueva colección de zapatos, y yo no me podía resistir... iba el viernes en la tarde y me podía comprar hasta tres pares de zapatos de un tirón y por lo menos dos bolsos a juego!!!!. Era una época loca, también tenía apenas unos veinte y pocos años, y quizás estaba cubriendo una etapa de carencia de mi infancia, no lo sé.

Nunca había contado el número de zapatos que tenía, ni los bolsos, sólo se que cada día muy elegantemente vestida acudía a mi colegio a dar clases a mis alumnas de tercero y cuarto año. Generalmente a la hora del receso, yo hacia mi cola en la cantina para comprar algún jugo y completar la merienda de media mañana, cuando una de mis alumnas se me acercó y me dijo:
- Profe ¿Cuántos pares de zapatos tiene?- y me quedé perpleja, y le dije- Pues no lo sé- y ella riendo me dijo- Nosotras hemos contado y le hemos visto unos 36 pares de zapatos!!!-

Si les digo que me quedé de piedra, es poco, ¡cómo me había vuelto tan loca y había comprado tantos pares de zapatos!!!!.

Por supuesto que dejé de comprar zapatos, o por lo menos, sólo a hacerlo cuando era estrictamente necesario, hasta tal punto que hoy nos los tengo de todos los colores, sólo uso zapatos negros, marrones, a veces algún azul marino y si acaso un color neutro como el oreja de ratón. Pero puedo pasarme dos o tres temporadas sin comprarme un par de zapatos y no me siento para nada en desventaja, al contrario, estoy más tranquila. Claro es, que uso zapatos de cinco centímetros como máximo de tacón, y siempre tipo mocasín o zapatilla de salón, que son clásicos y no pasan tan rápido de moda. Por supuesto no uso las plataformas que están de moda ahora, pero también es cierto que a mi edad no son muy cómodas o fiables que digamos, jajaja.

Un buen día, entre tantos libros que he leído, encontré una respuesta que me pareció plausible, a esa incógnita que mi alumna había sembrado en mí ¿ Por qué había comprado tantos zapatos?. Y la respuesta me llenó de asombro y esclarecimiento: Para afianzar mi realidad. Y tenía sentido, porque los pies son los que nos ponen en contacto con el suelo, con el camino, y desde tiempos inmemoriales el calzado ha estado ligado a la figura de autoridad, prestigio, valor social, etc. Pues sólo tenían calzado las autoridades o los dueños de esclavos, mientras que el esclavo iba descalzo. Y en alguna parte de mi vida, yo me había sentido descalza, desprotegida, y los zapatos, una vez que empecé a comprarlos con el fruto de mi trabajo, es decir, mi sueldo, llenaron ese vacío en mí. Ni duda cabe que siempre le voy a estar agradecida a esa alumna curiosa, que me hizo tomar conciencia del mal ejemplo que les estaba dando, y que hizo que frenara de repente y en seco, esa carrera sin sentido... Al que no le gustó tanto fue al pobre Sr. Antonio... jajajajaj.

Hoy en la Web hay infinitas páginas sobre calzados de muy variadas formas, colores, texturas, usos, etc. Y cuando alguna de mis amigas cuelga en su portal una de estas páginas, me acuerdo de aquella jovencita que fui, y en lo absurdo que era esa posición que yo tenía. Aunque reconozco que hay bellezas, no producen en mi ninguna tentación, sólo los libros son capaces de que yo me vuelva loca, pero hasta eso he logrado controlarlo con el tiempo, gracias a Dios.

Si les gustan los zapatos, si se los pueden comprar, y les quedan maravillosamente bien, comprenlos, afiancen su realidad, no hay nada malo en ello, no le hace daño a nadie. Sólo que, cuando ya no les gusten, o se hayan ¨aparentemente¨ pasado de moda, busquen alguna institución a quien regalárselas y así tengan una nueva vida. Lo que no nos hace falta, es el tesoro para otra persona.

Que Dios los bendiga

Mireya Pérez.


viernes, 14 de noviembre de 2014

Humildad es igual a Aceptación o forma parte del Aprendizaje?




Diariamente la vida nos pone ante retos que debemos sobre llevar de la mejor manera posible, incluso con una sonrisa, aunque por dentro tengamos el sentimiento de que nuestra vida se deshace a pedazos.

Una parte del camino, nos ha enseñado a aceptar las cosas que se presentan, con Humildad, sin aspavientos, en la certeza de que Dios no nos manda aquello que no podemos sobre llevar o soportar.

Cuántas veces creemos que una situación determinada va a acabar con nosotros!!!, y viendo hacia atrás en nuestra mente, cuando hemos dejado de resistirnos, y hemos aceptado con humildad y resignación, los designios de Dios. Vemos que la situación no era tan mala como creíamos, y muy posiblemente hayamos salido fortalecidos de la misma.

A lo largo de mi vida, he sorteado muchos escollos y etapas difíciles, algunas a veces las he compartido, otras quedan sólo en mi memoria celular, pues no aportarían nada nuevo. 

Se que cada uno tiene sus propias cicatrices, y se también, que cada uno de nosotros, al evaluarlas, se dará cuenta que son como medallas al Valor, la Tenacidad, el Amor, la Entrega, la Sinceridad y la Honestidad. Imagínense como esos militares que aparecen con sus condecoraciones de todos los tipos, formas, colores y apariencias. Así se debe ver nuestra alma, esa guerrera que ha batallado en mil y una batallas de la vida, que habrá ganado más de una, pero que también habrá perdido algunas. Eso es lo que nos hace humanos: Nuestra capacidad para caernos y volvernos a levantar.

A veces, hemos tenido miedo a lo desconocido, porque tomar decisiones no es fácil, hay ocasiones en que da tanto miedo, que preferimos quedarnos en la franja de tierra que conocemos como segura, antes que abordar nuevas experiencias o tomar medidas que creemos van a acabar por asfixiarnos, pero no ocurre. Si hacen una memoria hacia atrás en su mente, se darán cuenta, que esa etapa la superaron, de forma diferente a como pensaban, pero la superaron; bien con ayuda de algún ángel que Dios en su infinita misericordia, les envió en un momento dado, o bien, porque la solución se presentó por si sola, o porque la buscaron, o porque la idea surgió de repente... Yo siempre pienso que Dios nos manda angelitos del camino, amigos, personas o situaciones que nos ayudan a sobrepasar el trance para que podamos seguir asi, evolucionando como seres humanos.

Creo sin ninguna duda que nuestra vida es un continuo aprendizaje, en la que a veces somos maestros, otros alumnos, o espejos, donde otros pueden mirarse para no cometer los mismos errores que hemos cometido. Y se los dice una mujer que ha cometido muchos errores y que seguirá cometiéndolos, como todos, pero que de ellos también se aprende.

En lo personal, yo he escogido la Humildad y la Honestidad, junto al Amor, como bandera de mi vida. Aunque eso me trae muchos contratiempos. A veces choca con la bandera de otros, y no se entienden, hay un colapso en la comunicaciones, como si yo hablara Mandarín y los demás Griego (por citar dos idiomas bastante diferentes entre si). Se que a veces la gente cree una cosa, cuando en realidad yo voy por otro sendero muy distinto. A veces como el refrán:....Cuando tu ibas, yo venía de regreso ya tres veces!!!....Hay etapas de la vida, que ya he vivido, y que no querría volver a vivir. Pero como en todo, Dios siempre tiene la última palabra. 

Tendemos a juzgar y ser juzgados, por la forma en que pensamos...

Estos días atrás, mientras conversaba con una persona joven, me hizo un comentario, que me hizo reflexionar, ¿por qué juzgamos antes de averiguar, y emitimos un juicio a priori...?. Creo que el miedo a lo desconocido nos pone ante la necesidad de construir un parapeto donde escondernos, en caso de que ¨los toros salten la talanquera de nuestra vida personal¨.

De esta manera creemos sentirnos a salvo. Pero lo que nos mantiene a salvo, incluso de nosotros mismos, son nuestras convicciones, nuestra Fe, la creencia de que mañana será otro día, de que después de la tormenta viene inexorablemente la calma, y aún después de un eclipse, vuelve a brillar la luz del sol.

Por ello, aunque algunas personas piensen que pecamos de Humildad porque aceptamos los designios de Dios, porque confiamos en su infinita misericordia, que mañana habrá un nuevo día, y de que este trance duro y difícil, por el que debemos pasar, aunque no queramos, traerá una nueva enseñanza para aprender y evolucionar, y para dar ejemplo del infinito Amor que nos tiene Dios, que a pesar del dolor, nos da también la medicina, que cura nuestra alma y nos hace confiar en que mañana volverá a salir el sol, escucharé la sonrisa de los nietos, y veré el rostro de los seres que amo con todo mi corazón, mis hijos.

Que Dios los bendiga.

Mireya Pérez