A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

martes, 29 de abril de 2014

Guerrera de mil batallas...



Hoy escribí en Facebook que era y soy una guerrera de mil batallas, y analizando en frío después de escribirlas, me doy cuenta de que así ha sido casi el 90 % de mi vida. La primera batalla, fue nacer, porque mi madre que tenía una hija mayor con parálisis cerebral, tenía miedo de tener un nuevo hijo, e hizo todo lo que le aconsejaron en aquella época para abortar, desde tirarse por las escaleras de la casa, montarse en lo alto del armario y lanzarse al suelo, tomar agua de perejil, y cuantas cosas más, hasta que ya entrando en el quinto mes de embarazo el médico que la controlaba, le dijo- señora, déjese ya de tonterías, este bebe viene aferrado a la vida, y quizás al final será usted la que se mate, pero el bebe la sobreviva- y dejó de hacer tonterías, y nací yo, una gordita de casi 5 Kg. y 55 cm de largo.

Después ha habido muchas situaciones en las cuales he tenido que luchar, batallas cortas, escaramuzas, y hoy en día batallando al lado de mi general, de frente ante una guerra que no te da tregua, que cuando crees que ya la tienes dominada, te da un respiro, y regresa con mayor fuerza, y apoyada en la Fe, con el corazón puesto en lucha constante, pero siempre lista, sin perder la sonrisa, sin perder la buena cara, sin contaminarme con falsas esperanzas, con los pies en el suelo, aunque a veces se me doblen los tobillos, porque mi bota ha pisado en algún adoquín que no estaba muy fijo que digamos, y a la vez oteando en el horizonte a ver si llega el bien amado, el que está ausente hace ya mucho tiempo, y que tu corazón de madre se niega a perder del todo la esperanza del re encuentro.

Cuando era joven, la naturaleza de mis batallas eran diferentes, por tonto que parezca mi mayor lucha era demostrar que detrás de una determinada apariencia física, existía una mujer inteligente, preparada y con muchas cosas que aportar, la lucha fue tenaz, incluso entre personas de mi propio género, que sin estar en mis zapatos, envidiaban mis pisadas, ¡ qué desperdicio de energía tan grande hicieron!. Yo no le deseo a nadie que tenga que pasar ni cinco minutos de lo que yo he tenido que resolver, solucionar, aguantar, soportar y siempre con la mejor de las sonrisas...

Suelo decir que en el curso de Cuaimas, yo sólo llegué al 3er. .nivel, y que no pude completarlo, a mi esposo no le hubiera gustado que yo me hubiera convertido en una modelo de ese tipo, pero a las mujeres que les llaman cuaimas, las he visto siempre como más poderosas, las que no se dejaban pisar por nadie ni por nada, y hoy en día son mujeres con brillantes carreras, dueñas de empresas, exitosas, aunque se que no fue fácil, pues yo las conozco en su fuero interno, y se que, aunque por fuera parezcan unas fieras que se comen el mundo, en cada desayuno, por dentro son seres humanos maravillosos, madres excelentes, pero exigentes, y que si han tenido suerte, es porque se la han trabajado muy duro, nadie les ha regalado nada.

Capítulo aparte, son las enfermedades, propias y ajenas, que te quitan energía, y que te exigen lo máximo de ti, en cada etapa, la oración, ha sido y es gran compañera, en cada recodo, si no tengo el rosario pequeño en mi bolso, utilizo mis dedos para rezarlo, mientras estoy esperando la cita del médico, cuando voy en el tranvía o en la gua gua, rezar me da paz, y me brinda serenidad, se que,  lo que yo dentro de mi naturaleza humana, no puedo, ni tengo la capacidad física o moral, para solucionar , el que está allá arriba si la tiene y en esa fe y a esa fe, me aferro con garras y uñas, aunque haya personas excepticas, que se burlan incluso de mis creencias, la fe me mantiene centrada, hay lujos que no me puedo dar, no son materiales, que tampoco me llaman la atención, me refiero al lujo de dejarme caer, de abandonar la lucha, o de darme por vencida, eso no me lo puedo permitir, por ello, soy una mujer de mil batallas

Si alguna vez alguien fuera a escribir un epitafio en mi nombre, tendría que poner que fui una guerrera de mil batallas. He ganado algunas, otras no, pero sigo en pie, con mis hermosas cicatrices de mujer luchadora, a veces decaída, otras dinámica, pero siempre con Fe, y con la mirada hacia adelante, pues el ayer, aunque fuerte, ya pasó, y mañana no existe, solo tenemos el hoy, este instante, así que ánimo valientes a la batalla, para ganar cada una su propia guerra personal.

 Dios nos Bendiga y nos proteja.



Mireya Pérez



lunes, 28 de abril de 2014

Decir adiós...no es olvido, es solo un hasta luego.





Solo tú podías traspasar esta puerta... Que Dios te Bendiga

Para mi, desde niña, la amistad ha sido algo importante, quizás por no tener varios hermanos, o porque hasta los nueve años, cuando conocí a mi primera amiga, comprendí, que los hermanos te los pueden dar o no tus padres, pero los amigos, los escogemos o nos escogen, algunos comparten con nosotros todo el trayecto de la vida, el tren de mi vida, como suelo llamarlo, otros en cambio, por cosas de la vida, se apean en alguna estación, y de vez en cuando tenemos noticias de ellos, o nos volvemos a encontrar en alguna estación, un rato, en una reunión de compañeros del colegio, de la universidad, o en esas casualidades, en alguna reunión de amigos que desconocíamos que teníamos en común.

Pero aunque hayan pasado años, sin verlos, siempre los recuerdo, por sus características más singulares, hoy me han informado que una de nuestras compañeras de la Universidad, la más entrañable de todas, la más alegre, la que tenía las ocurrencias más oportunas, el alma más generosa de las tantas que he conocido, se nos ha adelantado en la partida.

Y quiero hoy rendirle un homenaje sencillo, pero sincero, a esa hermosa mujer, joven dinámica, coqueta, que amaba los zapatos y que tenía los pies más hermosos para modelarlos, tenía una voz un poco ronquita, pero eso le daba mayor atractivo, siempre con una sonrisa a flor de labios, la casa de sus padres se llamaba Mujercitas, porque estaba rodeado de mujeres, él era el único varón en esa casa tan especial, tan llena de alegría, desde la nana de las chicas, que trabajó en la casa hasta que ella también partió, y su partida fue sentida como la de alguien de la familia. Todos en esa casa son personas entrañables y afectuosos, por eso hoy, la partida de mi amiga, debe ser un gran varapalo para todos.

Era tan ocurrente, que en una de las tantas fiestas y jolgorios que armábamos a cada rato, siendo casi carnavales, se les ocurrió hacer una fiesta de disfraces, y ella que era menudita, pero bien organizada, se le ocurrió la idea de vestirse de Morticia Adams y a su novio, y futuro padre de sus hijos de Omero Adams. Fue el centro de atención, claro está, porque se puso unos tacones con plataforma altísimos, para que no la descubrieran, no quería hablar para que no supieran que era ella, el maquillaje, con la cara blanco verdoso de los dos, la peluca negra hasta más allá del fundamento y el traje super pegado que la hacía caminar con pasos cortos, igual al personaje, nos reímos tanto, esa noche... al final nuestro amado Dr. Breddy, la descubrió, por una parte de su anatomía, que sólo la tenía ella... ya se imaginan cual.

Pasamos muchos ratos juntos, porque todos los 24 nos hicimos una piña, y donde iba uno íbamos todos, nuestros profesores también se unieron a nuestras fiestas improvisadas, y éramos capaces de hacer música hasta con palitos, dos de nuestros profesores tocaban guitarra y hacíamos unas veladas de lo más agradables, fueron los dos mejores años de Universidad. Después vendrían las bodas, la llegada de los hijos, los bautizos, los viajes al exterior a estudiar, cada no fue agarrando su camino, pero siempre en la reuniones de ex alumnos, procurábamos encontrarnos, y ella era una pieza siempre presente, con su alegría desbordante, la que nos buscaba en la agenda y empezaba a llamar para que nadie faltara a la reunión.

Yo al mudarme al extranjero, no he estado ahí, pero desde aquí, amiga y compañera, siempre me tendrás, en estos días tuve un sueño, que no entendía, pero ahora sí, tenía que escoger una joya entre cuatro estuches preciosos y creo que el estuche con el cuarzo citrino, del mismo color de tus ojo, me llamaba mucho la atención, aunque escogí la amatista, por ser una de las piedras semipreciosas que más me gustan.

Querida amiga, se que Dios te acogió con los brazos abiertos, y que a medida que cada una de nostras nos llegue la hora, serás una de las primeras en darnos la bienvenida, te has ido muy pronto, muy joven, pero Dios necesitaba a un ángel especial y esa eres tú.

Descansa en Paz, nadie que te haya conocido alguna vez, podrá olvidarte, tus hijos y los nietos que algún día llegarán conocerán de esa mujer especial que fuiste, y estoy segura de que tus alumnos, así como nosotras, nunca te olvidarán.


Te quiero amiga y no te digo adiós, sólo hasta pronto!.



Mireya Pérez




domingo, 27 de abril de 2014

Transitando esta parte del camino.....













La vida, a lo largo de los años ha hecho que en mi caso particular, haya tenido que cambiar el rumbo de mi vida muchas veces, es como quien conduce su coche por una ruta de autopista, y de repente se encuentra ante una bifurcación y debe elegir, a la derecha o a la izquierda, a veces habré doblado a la derecha, que es mi sentido lógico ( por lo de que al subir a un ascensor y salir en el piso marcado, siempre miro primero a la derecha, aunque la oficina que busco muy probablemente esté a la izquierda), seguramente les pasa a muchos de ustedes, creo que si mi memoria no me falla se debe al hemisferio cerebral que tengamos más desarrollado, yo sé que el mío es el izquierdo, pero esa es otra historia, que quizás algún día comparta o no, ¿quién sabe?.

Pues bien, hablando de los diferentes caminos, hoy que tengo que analizar algunas cosas de mi vida personal, y tengo que revisar y poner al día otras, me he dado cuenta de la diversidad de caminos que he transitado, y aunque no voy a analizar hoy por qué he llegado hasta aquí, si quisiera hablarles sobre las oportunidades y la manera en que a veces las aprovechamos, otras ni nos damos cuenta, y en la mayoría de los casos, por miedo o incertidumbre, no las hemos tomado.

La primera vez que me encontré con dilema casi existencial, fue cuando me gradué en la Universidad, después que me entregaron el título y escuchamos al rector de la Universidad y a la Coral de la UCAB, de repente, mi cabeza hizo clic y me pregunté ¿ Y ahora qué voy a a hacer?. Llevaba estudiando sin parar los últimos 20 años de mi vida, desde que entré en mi colegio en pre escolar hasta que me gradué de bachiller y todavía seguía conectada a mi colegio, pues daba clases en primaria, como maestra auxiliar.

Debo aclarar, que yo hice toda mi carrera casada, e incluso tuve a mi hija mayor cuando estaba cursando 4ºaño de la carrera, así que en ese sentido mi vida estaba organizada, tenía un hogar, una familia y mis responsabilidades, pero mi ser interior necesitaba nuevos alicientes, así que me decidí a cursar o hacer cursos de especialización, los fui haciendo, también trabajaba, ya daba clases en bachillerato y conocería y haría de mis alumnas, mis hijas putativas, pues aunque yo quería tener más hijos,la vida sólo me permitió tener dos. Y ellas cubrieron con creces, esa necesidad maternal de tener una familia grande, mi sueño era haber tenido cuatro hijos, de ser posible tres varones y una niña, pero tuve una niña primero, y luego con mucho esfuerzo y dedicación a los cuatro años y medio,el varón, después ya no vendrían más hijos, sin embargo, como me dijera una de las hermanas en la orden de Terciarios Franciscanos a la que pertenezco, aunque yo en lo personal no hubiera tenido todos los hijos que soñé, sería como mi árbol de fuego, cuya copa es tan amplia, que bajo su cobijo se pueden guarecer muchas personas.

Y aunque no lo crean, en los distintos caminos que he cruzado, unos por aventurarme, otros por obligación familiar, y la gran mayoría porque mis pasos me han guiado ellos solos, siempre, siempre, bajo mis alas he acobijado a muchas personas, para mí eran mis niños, y abogaba y los defendía a capa y espada si fuera necesario, porque para mí el sentido de honestidad y de responsabilidad me llevaba a incluso anteponer mis sentimientos personales, en aras del bien del grupo al cual dirigía, coordinara o supervisara.

La vida me ha dado palos, o enseñanzas muy duras, hasta difíciles de asimilar, e incluso crueles, todavía sigo luchando y lucho contra un enemigo cruel, al cual le he ganado algunas batallas, pero no le he ganado en la guerra, cuando en mi ignorancia creo que por fin ya lo he vencido, viene él y me da un nuevo zarpazo, me siento como si estuviera luchando contra Atila, pero es que este enemigo tiene estrategias muy crueles, y yo que a lo largo de estos años de lucha me he ido convirtiendo poco a poco en una guerrera, pasando de la casta y tímida paloma, al águila fuerte y tenaz, reconozco que tengo episodios de miedo, porque yo no estoy luchando por mí, mi guerra es por otra persona, por un guerrero fuerte y tozudo que no se ha dejado vencer, que aún ahora, está plantando batalla con entereza y con valor, creo que es uno de los seres más valientes que he conocido, y es un gran maestro, no sólo para mí, sino para los que nos conocen.

Tengo frente a mi, en el futuro inmediato decisiones normales, como a todos los seres humanos, a mediano plazo, la cosa será diferente, y aquí tendré que mirar al horizonte y respirar, y rogar a Dios que me guíe por el camino adecuado, sólo El sabe, cuál es el camino que debo tomar cuando llegue ese día. Y yo que soy una mujer de mil batallas, tengo que reconocer que a veces he sentido y siento miedo, porque no se cómo voy a reaccionar, mi gente espera de mi sensatez, tranquilidad y ecuanimidad, pero no se si, cuando tenga que cruzar ese río, los sentimientos reprimidos tanto tiempo se desbordarán y se convertirán en un mar de llantos, o simplemente, las lágrimas se convertirán en aguas subterráneas, que correrán por galerías internas, que solo mi cuerpo y yo sabremos que existen.

Por ahora, debo caminar, dando apoyo y batallar, hasta el final, es la gran promesa que hice y le hice, juntos hasta el final.

Sólo le pido a Dios que nos dé Fortaleza, Entereza, Fe, Paz y Amor en abundancia para seguir y aceptar lo que esté destinado, pues nada ocurre sin que tenga un por qué, aunque a veces queramos rebelarnos y negarnos a este presente tan ingrato, pero espero, que como ocurre en las grandes tormentas, cuando las nubes negras se hayan disipado, aparezca el Sol y resplandezca hasta llenar de luz cada parte de nuestras vidas.

Que Dios nos de la Paz, el amor, la fuerza, la entereza y la Fe, suficientes para seguir este tramo que queda del camino.



Que Dios los bendiga



Mireya Pérez


miércoles, 23 de abril de 2014

Un encuentro inesperado....









Este es un cuento basado en hechos reales, de personas conocidas por mí, y que como siempre, por respeto a su intimidad, no revelaré sus nombres, y algunos de los hechos serán cambiados, para que no puedan ser reconocidos, pues lo importante, no es quienes son o fueron, sino lo que pasó.

Allá por lo años sesenta del siglo pasado, una chica de 17 años y un chico de su misma edad, se conocieron cuando estaban haciendo la cola para comprar las entradas a un cine de la Caracas de ayer, la de los techos rojos, como decía Billo´s. Mientras esperaban pacientes su turno para llegar a la taquilla empezaron a hablar, ella sonreía nerviosa, él estaba apurado por preguntarle el nombre, pues se había dado cuenta que la chica no estaba sola, en la puerta del cine, había tres chicas esperándola y sonriendo entre ellas, al darse cuenta de la situación en la que se encontraba su amiga, casi ya estaban frente a la taquilla cuando carraspeando le dijo- me llamo Manuel y tu?- y ella, todo sonrosada le dijo que se llamaba Fabiola, y se dieron la mano, para hacer el gesto de que ya no eran dos desconocidos, ella nunca olvidaría la mirada de aquellos grande ojos azules y del cabello negro un poco ensortijado del chico, pero muy corto, y además no era muy alto, quizás unos cinco centímetros más que ella, pero como ella llevaba unas sandalias de correas blancas sin tacón, lo hacían verse más alto a su lado. El por su parte miraba atontado el rubio cabello de ella, que juraría que era natural y los ojos castaños muy grandes dentro del ovalo de su cara y la nariz pecosa.

Al final llegaron a la taquilla y cada uno compró las entradas que tenían previstas, ella 4 entradas y él tres. Sonriendo Fabiola se despidió y corrió junto a sus amigas para entrar en el cine, sin antes darle una última mirada a su Manuel, porque de ahora en adelante ese chico sería su sueño de ¨príncipe azul¨que todas las chicas tienen alguna vez en su vida.

Vieron la película, siempre con el anhelo de que los chicos se hubieran sentado cerca, pero no lo habían hecho, y desconsolada, Fabiola salió con sus amigas, al finalizar la película, por una de las puertas de salida, y no volvió a verlo más aquella tarde.

Habían transcurrido casi quince días desde aquel encuentro fortuito, y de repente en la Biblioteca pública de la Avenida Universidad, al venir con los libros que la bibliotecaria le había entregado, se lo encontró en una de las mesas, casi se desmaya, como las heroínas de la época, y al mirarse a los ojos, un leve rubor volvió a traicionar su vergüenza, apenada, solo atinó a saludarlo con la cabeza y siguió hasta la mesa donde sus compañeras la esperaban para consultar los temas del trabajo de investigación que debían hacer para el profesor de Historia. Manuel en cambio tomó nota mental de que este era quizás un sitio que las chicas visitaran con frecuencia, él también estaba estudiando porque quería graduarse ese año de bachiller y presentarse para estudiar medicina, que era el gran sueño de su vida.

De ahí en adelante fueron muchas las tardes,en que los jóvenes se encontraron,primero un saludo tímido, otro día charlaron un poco más, hasta que al cabo de unos meses ya se habían hecho amigos, se contaban sus sueños, lo que querían hacer en el futuro, las posibilidades que había según la carrera que cada uno quería hacer, sobre la música, y descubrieron que les gustaban los Beatles, pero también Los Dart, Cherry Navarro, etc.

El tiempo fue pasando, y un buen día casi sin pensarlo, Manuel le robó su primer beso, y ella toda azorada salió corriendo sin rumbo, turbada por la emoción y por un no se qué que le recorría el cuerpo, qué era esto que le pasaba? era esto el amor?, y si era así porque producía una sensación tan extraña...

Manuel por su parte, se quedó al principio sorprendido, pero después empezó a silbar,la cosa iba bien, pero muy bien, le gustaba mucho Fabiola, y le encantaba su timidez, además descubrió que nunca la habían besado, y eso le gustó más.

Quiero recordarles amigas y amigos que las cosas en esa época era diferente a estos tiempos., así que sigamos...

Como Fabiola no tenía teléfono en su casa, en realidad muy pocas lo tenían, ellos se veían o bien en la biblioteca o bien en el parque que había al final de La Gran Avenida, famoso por sus hermosos y frondosos Caobos; entre la arboleda había caminos para pasear y de vez en cuando bancos de madera para que la gente se sentara y disfrutara de la pureza del ambiente, se hicieron novios, y hacían planes, pero Fabiola quería contarle a sus padres lo que pasaba y Manuel tenía dudas, porque sabía que su madre, que era viuda era muy estricta, y lo de noviazgo tan joven no le iba aparecer bien, como en realidad así fue.

Doña Manuela no quería saber nada de amoríos, él se tenía que esforzar por hacer la carrera de médico, y si no le obedecía, le escribiría a su padrino en España para que la ayudara, como al final hizo.

Fabiola le contó a sus padres que había conocido un chico que era muy juicioso y que quería pedir permiso para venir a visitarla de vez en cuando en casa, y siendo mucho más comprensivos, le dijeron que lo invitara el domingo después de misa a almorzar en la casa, y Fabiola loca de contenta le contó a Manuel las buenas nuevas, él por su parte no se atrevió a contarle lo que había dicho su madre, pensando que con el tiempo cambiaría de parecer.

Los dos terminaron ese año el último año de Bachillerato, ella en un liceo ubicado por El Paraíso, y él en un colegio de curas agustinos. Ambos habían planeado salir con el grupo de amigos para festejar el acontecimiento, pero una aparente fiebre de Doña Manuela, impidió que los chicos se vieran por unos días.

Fabiola y Manuel pasaron los días previos a la entrada a la universidad, haciendo planes, cuando terminaran sus carreras, que seguramente tendrían que esperar para casarse un poco más de los seis años de carrera de médico,porque después él tendría que hacer dos años de medicina rural, y seguramente ella no podría aguantar el clima y los mosquitos y plagas de la zona a la cual le destinaran. Manuel empezó Medicina y Fabiola empezó Farmacia, los padres de Fabiola estaban encantados con el chico porque se veía muy respetuoso, pero doña Manuela, era un hueso duro de roer, por lo pronto le había dicho a Manuel, que ya habría tiempo para conocer a la chica, y Manuel nunca desconfió.

Una tarde que Manuel había llegado más temprano de la Universidad que de costumbre, escuchó a su madre hablar con una amiga, diciéndole que ya tenía todo preparado para separar a Manuel de esa tal Fabiola, y que pronto le daría la sorpresa a su hijo,  Manuel incrédulo, salió de la casa sin hacer ruido y se fue a encontrar con Fabiola, y entre nervioso, apenado y preocupado, le contó la conversación, y los dos estuvieron nerviosos pensando qué hacer para que no los separaran, Fabiola como era normal se lo dijo a sus amigas y una de ellas le dijo-es fácil, se presentan en la Prefectura y dicen que quieren casarse, ustedes son mayores de edad, y pueden hacerlo sin consentimiento de sus padres- después de casados, la madre de Manuel no podrá hacer nada-

Fabiola si se lo contó a sus padres, estos no estaban de acuerdo con la locura que iban a cometer, pero si ellos creían que así resolverían su problema, pues que así fuera. Y prepararon sus documentos, los presentaron en la Prefectura y en la Iglesia, porque querían casarse como Dios manda, la boda en la Prefectura la fijaron para dos días más tarde, y la iglesia para 10 días después.

El día de la boda civil Fabiola se puso un vestido corto muy parecido al de una cantante de la época, y Manuel se puso la chaqueta y la corbata prestada de un amigo, pues sus madre no sabía nada de eso. Y se casaron, y luego se reunieron con los amigos un rato, y pasearon por la ciudad sintiéndose felices porque ya eran marido y mujer, y esa noche, por primera vez durmieron juntos, al día siguiente Manuel apesadumbrado dejó a Fabiola en casa de sus padres, diciéndole que se verían en dos días, porque su madre debía estaría nerviosa al no haber dormido en casa.

Cuando Manuel llegó a casa su sorpresa fue mayúscula, pues en la puerta de su casa estaba su padrino Paco, hermano de su padre y que había llegado a Caracas ayer en la tarde, pues lo abrazó y lo llevó para dentro de la casa y comenzaron a hablar y al no ver a su madre, el tío le dijo que estaba muy enferma y que había venido para llevársela con él a España y que Manuel también tenía que acompañarlos, Manuel desesperado le dijo que no podía, que se había casado con su novia, ayer en la tarde y que la boda en la Iglesia seria el próximo domingo, el tío le dijo, que no era posible, que se tenían que ir en avión, que se iban mañana, que le escribiera una carta a la chica explicándole lo que pasaba y que él se la haría llegar a través de alguna de sus amigas. Manuel confiado escribió la carta, la metió en un sobre y se la entregó a su padrino, confiando de buena fe que le harían llegar la carta a Fabiola, pero tan pronto Manuel se fue a hacer su equipaje, su tio Paco quemó la carta, que nunca llegaría...

Fabiola y sus padres, no sospechaban lo que pasaba,y aunque Manuel no había vuelto a aparecer por la casa pensaron que si llegaría a la Iglesia el día fijado, pero Manuel no apareció, esperaron en la puerta de la Iglesia, hasta que el párroco les dijo que lo sentía mucho pero que debía cerrar y que se fueran a su casa. Fabiola lloró y lloró, toda la noche, mientras sus padres se debatían en qué hacer, hasta que don Porfirio le dijo a su mujer que él iba a hablar con ese muchacho y se marchó rumbo a La Pastora a casa de Manuel, cuál no sería su sorpresa cuando le dijeron que Manuel, su madre y un tal Don Paco se habían marchado a España, y que aparentemente no pensaban volver más.

Don Porfirio estaba indignado, pero su corazón de padre sufría por su hija, ¿cómo decirle a Fabiola que la habían engañado?. Cuando llegó a casa, su hija nada más verle supo lo que se temía. Manuel nunca la habría abandonado, pero como no tenía más que 19 años, su madre podía ejercer la Patria potestad del hijo, y por eso se lo había llevado...

Desconsolada buscó información con las vecinas y a través de una de ellas, logró tener una dirección en Galicia a donde escribirle y así empezó a escribirle, al principio tristes, luego a los dos meses esperanzada porque estaba embarazada e iba a tener un hijo suyo, y pensó que eso le ablandaría el corazón, pero nunca recibió respuestas a ninguna de sus cartas, y así pasó el tiempo, cuando llegó la hora del parto, la llevaron al hospital donde tuvo a su Manuel, y como estaba legalmente casada, el niño llevaba los dos apellidos, Fabiola lo crió con la ayuda de sus padres, no fue fácil estudiar y criar aun bebé, nunca se atrevió a ir a España a buscarlo y enfrentarlo con la realidad, y cuando Manolín iba a cumplir los seis años, llegó  la primera carta de Galicia, de un bufete de abogados, solicitando el divorcio, Fabiola se derrumbó, no tenía más fuerzas, tanto escribir y nunca una carta ni siquiera pidiendo perdón, y ahora el divorcio, como sonámbula firmó los papeles, y más nunca volvió a escribir.

Su hijo Manuel creció se hizo ingeniero, y un buen día cuando iba a contestar una oferta de trabajo para una transnacional, le llamó la atención que la persona que firmaba la carta tuviera su mismo nombre y los apellidos de su padre, ¿qué cosa más rara?. Llamó a su madre a la Farmacia y le contó lo que pasaba, y luego de casi desmayarse, Fabiola le dijo que al salir del trabajo se encontraran en su casa, y hablarían para ver qué podían hacer, que quizás solo fuera una coincidencia macabra.

Pero Manuel, no esperó y se metió en Internet a indagar e informarse quién era esa persona, e incluso imprimió la breve biografía que tenía la empresa sobre este señor con la fotografía. Manuel no tuvo dudas, este señor de ojos color acero y pelo canoso casi blanco era igual a él, éste debía ser su padre, pero no quiso decirle nada a su madre hasta hablar con ella. 

Cuando al final, Fabiola regresó a su casa, nunca se había vuelto a casar, y vio los papeles que su hijo le mostraba, las manos le temblaban, y lejos de odiar al hombre que le había hecho sufrir tanto, acarició la foto, como si de esa manera pudiera acariciarle el rostro y le dijo a su hijo, que ella creía que era él, pero que ahora debían hablar con un abogado, porque esta vez ella sería la que le plantaría cara a él y quería hacerlo de una forma adecuada, pero firme.

El abogado les aconsejó hacer un escrito, acompañado de los documentos del hijo, y algunas fotografías, y un número de móvil a donde poder llamar, y como no quería esperar más, habían pasado casi 35 años, se lo enviaron vía correspondencia expresa, cosa que en dos días le habrían llegado los papeles a su despacho.

A los dos días Don Manuel llamó, era la misma voz que Fabiola recordaba, pero le dijo que no sabía nada, que su madre nunca le dio ninguna carta y que él le escribía todos los días, y que tampoco recibió respuesta nunca... Por eso, después de mucho tiempo se caso con la hija de la vecina de su madre y tenía tres hijas. Le pidió la dirección y le avisó que el lunes llegaría a Caracas a conocer a su hijo.

Así lo hizo, le pidió perdón por no sospechar nunca de las intenciones de su madre, y los invitó a visitarlos en Galicia donde vivía para que conociera a sus hermanas.

Lo demás, no es importante, solo que al cabo de mucho tiempo la ignorancia y la soberbia de un ser humano, fue subsanado con el perdón, el amor y la felicidad.


Que Dios los Bendiga


Mireya Pérez.









lunes, 21 de abril de 2014

La voz de la madre...













Hoy cuando están ocurriendo tantas cosas en el mundo, por los cuales sentir temor, y cuando como madre y abuela me preocupo por los míos, pero también por los de mis amigas y amigos, casi todos hoy abuelos, o en espera de serlo, la situación del mundo, guerras no declaradas por un lado, guerra civil en Siria ya por tres años, y parece que fue ayer que empezó, la tragedia que se asoma por Ucrania y Crimea con los Rusos; en América del Sur tampoco las cosas están muy bien, me pregunto Señor por qué permites tantas cosas?. ¿Es que acaso en más de 5000 años de historia no hemos aprendido, que las guerras solo traen dolor y pérdidas humanas, generalmente de hombres y mujeres jóvenes, que son el futuro de un pueblo o de una Nación?

Hace algunos años atrás leí un libro de Taylor Caldwell  El Péndulo del Reloj, que trata sobre una familia rica y adinerada que hizo su fortuna fabricando armas en la Primera Guerra Mundial, pero su gran logro fue cuando lograron fabricar armas mucho más efectivas para la guerra en la Segunda Guerra Mundial, uno de los personajes, dijo:- Cuando hay Paz, los ricos nos hacemos pobres, porque no inventamos nuevas cosas, pero ah..., la guerra, esa saca nuestra imaginación a volar y es ahí donde los señores de la guerra hacemos nuestros imperios, por eso las guerras son cíclicas, cada 20 o 25 años, estalla una por aquí, otra por allá, de lo contrario, tendríamos que fabricar máquinas para el arado o para coser, y eso no da dinero......-

Con un argumento tan crudo, pero real, hoy vemos como nombres que para nosotras eran desconocidos, tales como Kalashnikov, fusil de asalto, Drones, y tecnología Stealth  o furtivos, algunos de uso científico, pero la mayoría capaces hoy de realizar ataques sorpresa, incapaces de ser detectados por los radares más avanzados del mundo, y a miles de Km de distancia de su objetivo, nos hace temer cada vez más, en la capacidad e inteligencia de los hombres y mujeres que están en los puestos más importantes del mundo, como las Naciones Unidas, la Otan, etc., pues los señores de la guerra han tejido finos hilos y firmes telas de araña en el entramado político internacional, de tal manera, que casi ningún gobernante está posiblemente exento de deber algún favor, a alguno de estos personajes, que en la oscuridad y  con nocturnidad de por medio, realizan reuniones y conversaciones a través de los ultra modernos servicios informáticos, que ni siquiera esta simple mujer soñaría alguna vez en conocer.

Los noticieros televisivos y los medios impresos y de Internet, nos bombardean a diario con noticias que nos desgarran el alma y nos hacen recordar El Apocalipsis de San Juan, no es tanto el miedo a morir, porque si alguien está más clara que el agua, de que en esta vida estamos solo de paso, es esta cristiana, pero la madre y la abuela que hay en mí, me hace pensar no solo en los míos, sino en tantos y tantos inocentes, que en realidad son las grandes victimas de estas tragedias. Las mujeres, los ancianos y los niños, son los grandes desamparados en estos conflictos, eso si no nos  usan como carne de cañón o si no somos usadas como trofeos de guerra, que es una de las grandes calamidades a las que han sometido a las mujeres desde que el mundo es mundo. Y no hay ley que nos proteja, solo la oración y la esperanza nos mantiene en esta vigilia constante por las otras, por las mujeres que en otras partes  del mundo, están sufriendo horrores antes de darles el tiro de gracia que las libere de ese sufrimiento.

Por eso, hoy, en vez de dar un mensaje de amor, les mando un mensaje de reflexión, si seguimos jugando con fuego, tarde o temprano nos quemamos, aquellas que tengan la fortuna de estar cerca de alguien que ostente un ápice de poder, por favor hablen con ellos, infórmense, acudan a las convocatorias pacíficas, escriban a los altos dignatarios de la Iglesia, como nuestro Papa Francisco, busquemos entre todas la posibilidad de encontrar el punto medio, donde no haya ni ganadores ni perdedores, solo que los grandes ganadores sean el futuro del planeta, nuestra juventud, nuestros niños, el planeta azul en general, porque las guerras y sus artefactos químicos dañan también la capa de ozono, dañan a la flora y fauna y destruyen en segundos lo que a la naturaleza le costó millones de años para formar, pensemos en el mañana,y que Dios nos de Fe, Esperanza y Caridad para perdonar y tender la mano al otro y juntos todos forjar el nuevo mundo, para nuestros descendientes, es nuestra gran misión de vida, dejarles un mundo mejor que el que nosotros recibimos, pero en Paz.



Que Dios los Bendiga


Mireya Pérez



domingo, 20 de abril de 2014

La Comprensión y la Compasión.












Para mí comprender significa ponerme en los zapatos del otro y tratar de ver cómo él ve una situación y al entender su punto de vista, que no significa aceptarlo, lo entiendo, aunque a veces no lo comparta.

Por mi condición de mujer madura, que ha visto y vivido tantas cosas en la vida, y las que me falta quizás por ver, el comprender sea para mí más fácil, porque aunque no haya vivido todas las experiencias que un ser humano puede haber vivido, yo a mi vez he vivido unas cuantas,por no decir muchas, en las que he necesitado ser comprendida, y en esa comprensión del uno y del otro entra en juego algo que me parece muy importante, que es el Perdón, siempre empezando por perdonarme a mí misma, por lo que no hice, por lo que dejé de hacer, por lo que no intenté, por lo que sin querer pude haber hecho mal o haberle hecho daño a alguien sin saberlo, empiezo por mí, porque es una parte de rechazar al ego, que puede estar susurrando que no hace falta porque eres perfecta, mentira! , nadie es perfecto si no que se lo digan al espejo, si ponemos un espejo frente a nosotros y colocamos una cartulina, que separe nuestro rostro en dos mitades, y nos miramos primero el lado izquierdo, y luego el derecho, veremos que aunque es el mismo rostro, las mitades no son iguales, somos falsamente simétricos.

Y luego viene la tarea de perdonar al otro, que es más fácil, en apariencia, porque ahí el ego, nos susurra,- ¿ves que buena eres?- mentira también, no es que seamos buenos o malos, aquí no se trata de eso, se trata de liberarnos del peso de llevar sobre nuestra alma, todas esas cosas que en un momento dado nos hirieron, pero que no nos mataron, pues prueba de ello, es que estamos aquí, yo escribiendo, y ustedes leyendo, entonces..., aquella situación que en el momento nos parecía que iba a acabar con nuestra vida, no sucedió, al contrario, gracias a esa situación tomamos decisiones que nos llevaron a mejorar espiritual y físicamente. 

Siempre hablo del peso que es llevar sobre el alma, el no perdonar, porque me imagino a esas personas con su saco de piedras encima, hasta que la vesícula biliar les dice hasta aquí llegamos!, y está científicamente comprobado que las personas que suelen agarrar berrinches con mucha facilidad y que son rencorosas suelen sufrir de vesícula biliar y aparecen los cálculos y cuando tratan de salir por su canal hacia el esófago, dan los dolores que son atroces y generalmente hay que operar, gracias a Dios ya hay técnicas por laparoscopia que hacen que la intervención sea más sencilla y menos traumática.

Pero si en vez de guardar rencor y de odiar a la gente por cualquier cosa, perdonaran, dormirían como bebes, sin traumas, y los problemas serían más llevaderos. ¿No es más bonito hablar con toda la gente y llevarse bien con todo el mundo, en vez, de andar rumiando por las esquinas y hasta blasfemando?, a quien le hacen daño no es a la otra persona que posiblemente ni se haya dado cuenta o que sabiamente haya dicho,- doy un paso atrás y me retiro- y se acabó. A quien se hacen daño es a ustedes mismos, si supieran lo corta que es la vida, y que cuando llegue la hora,nos apagaremos como se apaga el televisor cuando hacemos clic, no perderían el tiempo en esas cosas, creo que amarían más y serían amados, sonreirían más y compartirían más, en resumen serían más felices.

Otro punto importante es la Compasión, que viene del amor, cuando queremos a alguien ( sin ser amor físico, sino amor de amigos, de hermanos, de padres, de hijos, de compañeros de escuela, universidad o de la vida)  y vemos que pasa por situaciones difíciles, y que a pesar de nuestro afecto, no podemos hacer nada o creemos que no podemos hacer algo, la compasión aparece para darle el ánimo para seguir adelante, la fuerza para que siga luchando, las ganas de volver a intentarlo, y el sabio consejo de no renunciar y seguir intentándolo una y otra vez. 

Todos necesitamos un amigo así en la vida, alguien que nos motive, que nos ayude, que nos consuele, que nos brinde su hombro para apoyarnos a caminar,o para poder llorar, y que nos abracen, con fuerza, pues puede que en un momento dado, nos vayamos al piso del dolor, y es ahí donde la amistad, el cariño y la comprensión hacia el otro aparece, para dar aliento, cuando ya creíamos que no podíamos más.

Creo que si miramos a nuestro alrededor veremos que tenemos esas personas cerca,a nuestro lado, con roles distintos, pero que amamos a todos, cada uno por su forma particular de ser, y pienso que si tenemos más de tres, somos afortunados, así que alegrémonos, porque no estamos solos, porque la vida es bella, porque si una puerta se cierra, se abren mil ventanas, porque si sufrimos una desilusión, otra aparece en el horizonte, porque no importa la edad que tengamos, siempre podemos volver a empezar, porque mientras hay vida, hay esperanza y porque debemos amarnos los unos a los otros como Dios nos ha amado..


Feliz Domingo de Resurrección!

Que Dios los Bendiga




Mireya Pérez






jueves, 17 de abril de 2014

El Limonero del Señor... Poema de Don Andrés Eloy Blanco.




Don Andrés Eloy Blanco fue un político y poeta Cumanés, que murió muy joven, atropellado por un coche allá por los años 50 en Ciudad de México, pero nos dejó un legado de poesías y poemas muy venezolanos, y como en mi casa somos devotos del Nazareno de San Pablo, quiero hoy compartir con ustedes este hermoso poema, basado en un hecho real, en el milagro del Limonero de la esquina de Miracielos, en la Caracas de Antaño. Espero que les guste tanto como a mí.

El limonero del Señor

En la esquina de Miracielos
agoniza la tradición.
¿Qué mano avara cortaría
el limonero del Señor...?
Miracielos; casuchas nuevas,
con descrédito del color;
antaño hubiera allí una tapia
Y una arboleda y un portón.
Calle de piedra; el reflejo
encalambrado de un farol;
hacia la sombra, el aguafuerte
abocetada de un balcón,
a cuya vera se bajara,
para hacer guiños al amor,
el embozo de Guzmán Blanco
En algún lance de ocasión.

En el corral está sembrado,
junto al muro, junto al portón,
y por encima de la tapia
hacia la calle descolgó
un gajo verde y amarillo
el limonero del Señor.

Cuentan que en pascua lo sembrara,
el año quince, un español,
y cada dueño de la siembra
de sus racimos exprimió
la limonada con azúcar
Para el día de San Simón.

Por la esquina de Miracielos,
en sus Miércoles de dolor,
el Nazareno de San Pablo
Pasaba siempre en procesión.
Y llegó el año de la peste;
moría el pueblo bajo el sol;
con su cortejo de enlutados
pasaba al trote algún doctor
y en un hartazgo dilataba
su puerta «Los Hijos de Dios».

La Terapéutica era inútil;
andaba el Viático al vapor
Y por exceso de trabajo
se abreviaba la absolución.
Y pasó el Domingo de Ramos
y fue el Miércoles del Dolor
cuando, apestada y sollozante,
la muchedumbre en oración,
desde el claustro de San Felipe
hasta San Pablo, se agolpó.

Un aguacero de plegarias
asordó la Puerta Mayor
y el Nazareno de San Pablo
salió otra vez en procesión.
En el azul del empedrado
regaba flores el fervor;
banderolas en las paredes,
candilejas en el balcón,
el canelón y el miriñaque
el garrasí y el quitasol;
un predominio de morado
de incienso y de genuflexión.

—¡Oh, Señor, Dios de los Ejércitos. 
La peste aléjanos, Señor...!
En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero,
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.

De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
¡Milagro...! ¡Es bálsamo, cristianos, 
el limonero del Señor...!
Y veinte manos arrancaban
la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.

Y se curaron los apestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración.
Miracielos: casuchas nuevas;
la tapia desapareció.
¿Qué mano avara cortaría 
el limonero del Señor...?

¿Golpe de sordo mercachifle
o competencia de Doctor
o despecho de boticario
u ornamento de la población...?

El Nazareno de San Pablo
tuvo una casa y la perdió
y tuvo un patio y una tapia
y un limonero y un portón.

¡Mal haya el golpe que cortara
el limonero del Señor...!
¡Mal haya el sino de esa mano
que desgajó la tradición...!

Quizá en su tumba un limonero
floreció un día de Pasión
y una nueva nevada de azahares
sobre la cruz desmigajó,
como lo hiciera aquella tarde
sobre la Cruz en procesión,
en la esquina de Miracielos,
¡el limonero del Señor...!

Desde niña acompañé muchas veces  a mi padre a la procesión del Miércoles Santo, cuando a las 9 de la noche, salía puntual el Nazareno de San Pablo , por el Nombre de la Iglesia, era una estatua tan hermosa, que el pueblo contaba, que en Sevilla cuando la hicieron,el cristo le habló al escultor y le preguntó- ¿Donde mes has visto que tan bien me has hecho?-

Es una imagen hermosa, pero cada año, por el peso, se va encorvando cada vez más, ignoro si la han restaurado, me imagino que no, pero esa noche de madrugada, cuando regresa por la Puerta de Santa Ana, la muchedumbre todavía lo acompaña, y era normal ver en el amanecer del miércoles santo a personas caminar descalzas vestidas de nazarenos, acompañados de sus hijos todos vestidos de morado, para pagar la penitencia, por el milagro concedido, si papá hubiera superado su enfermedad, yo le habría acompañado en ese peregrinar. Por eso cuando lo vestimos el día final, guardé en el bolsillo de la solapa de su traje, su amada imagen del Nazareno de San Pablo, para que lo acompañara hasta su última morada.

Gracias papá por todas las cosas buenas que nos enseñaste, por tu ejemplo como católico ejemplar, por tu alma generosa, por el perdón a flor de piel, por el amor a los niños, no solo los tuyos, tenías una alegría de vivir que hacía que siempre estuvieras rodeado de gente joven, por eso esa noche- madrugada cuando te fuiste, no sólo llorábamos nosotras, sino también tus médicos y las enfermeras de piso, ver a 8 profesionales llorando la muerte de un enfermo, decía mucho de tu capacidad de sacar una sonrisa a una piedra, cosa que yo también trato de hacer, sin tener el salero natural que tenías, pero si con el mismo desinterés, solo la alegría de hacer sonreír a la gente, que ¿sabes? parece que hace falta cada vez más.

Te amo padre, por lo mucho que me enseñaste, por ser el mejor amigo del mundo, el mejor compañero y el que mejor escuchaba. A pesar de todo, tuve mucha suerte, porque aunque sólo estuve a tu lado durante 11 años, fueron maravillosos.


Con todo el amor de tu hija


Mireya Pérez







lunes, 14 de abril de 2014

No todo es dolor...




Comienzo hoy con un poema de Marta Bujó, que aparece en el libro El Camino de Las Lágrimas de Jorge Bucay, Editorial Sudamericana, Barcelona 2010. Y dice así...

Siempre hay más, mucho más que dolor en un duelo.
Hay por ejemplo cierto orgullo de llegar adonde nunca había estado.
Donde nunca pensé que llegaría a estar.
Hay en el acto de dejar atrás un poco de salir al encuentro.
Hay oculto en cada adiós un silencioso bienvenido.
Las despedidas son más un tema de la vida que de la muerte.
Porque en última instancia y desde el principio
nuestra historia y la de todos
es tan solo una mezcla extraña de finales y principios.

Y lo sé porque otros que vinieron  me contaron,
porque otros que sufrieron primero crecieron después desde el dolor.
Muertes que parieron nuevas vidas,
pérdidas que condujeron a encuentros
y ausencias presentes que llenaron vidas vacías 
librándolas del martirio de presencias ausentes.

Es por eso que sé, que avanzo y que no estoy sola,
que camino día y noche acompañada por muchos otros.
Otros que dejaron su marca en el sendero
y que encontraron solamente caminando
el sentido verdadero del camino recorrido. 


Cuando atravesamos por distintas etapas de nuestra vida en la que tenemos que decir adiós o hasta luego, sin que por necesidad deba haber una separación definitiva,como lo es el traspaso de un plano físico, la vida, a uno espiritual, la muerte física. 

Decir que estamos preparados, es una falacia, es una fantasía elaborada por nuestra mente, que lucha frenéticamente contra la verdad absoluta para la cual no nos hemos preparado nunca, y para la cual sólo tenemos: al miedo, al pánico, al dolor, a la tristeza, a la incertidumbre, a la melancolía, y a tantas y tantas palabras que significan en conjunto lo mismo, la desolación del alma.

Porque si la separación es física, y la persona o el lugar del cual vamos a separarnos, quizás. para no volver a verlo jamás,el miedo, fiel compañero, nos dice en ese momento que no lo vamos a superar, pero la certeza que es una compañera siempre lista y siempre dispuesta, nos dice, dale tiempo al tiempo, que todo pasa,y todo llega a su justo lugar, no desesperes, atesora los recuerdos, que forman parte de tu equipaje de la vida, y es cierto, que al pasar el tiempo, nos acostumbramos, añoramos, pero con un dolor suave, que no mata, pero que te dice que todavía hay mucha vida por delante...


Pero el dolor, o el miedo al dolor, que sobrevendrá cuando llegue la hora, es quizás la culpable de los ataques de pánico, paraliza la mente, la mirada se extravía, fija más allá del horizonte, y sólo alguien que te conoce bien, nota la diferencia, los demás, gente más superficial, solo dicen que estás haciendo teatro, ¡pobres almas que no saben del dolor!, ¡que no saben de la angustia!, ¡del miedo al momento decisivo!, para el cual nadie nos prepara, no para nuestra propia partida, no, sino para la del otro, para el amigo, la amiga, el padre, la madre, el compañero de la vida,o la compañera de la vida, para la partida del hijo amado o de la hija amada, que más nunca besarás, que nunca más estrecharás en tus brazos, y que intuyes se quedarán vacíos. Nunca nos han preparado para esa ausencia..., en mis cuentos de niña, siempre al final los personajes vivían felices y comían perdices, o colorín colorao, este cuento se ha acabado....


Pero como dice el título de este artículo, no todo es dolor, con el tiempo, las heridas se van sanando, y los recuerdos bonitos, los momentos felices que quedaron grabados en nuestra alma, sustituyen poco a poco a esa profunda desolación, y la llegada de nuevos miembros a la familia, los nietos, nuevas amistades, nuevos retos profesionales o personales, irán llenando poco a poco las horas que al principio serán eternas, solo en la noche al cerrar la puerta de la habitación, frente a frente a la soledad, le dirás: ¨gracias por todo lo bueno y ojalá desde el Cielo disfrutes las cosas que ahora están sucediendo en nuestras vidas, también son parte tuya, aunque no estés aquí. Te quiero, te extraño, pero se que ahora estás mejor donde partiste, porque ya no hay sufrimiento, solo una inmensa y Gloriosa Paz¨.... 




Que Dios los Bendiga



Mireya Pérez