A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Un momento para pensar...para evaluar...y seguir adelante...









No se si la gente dedica, cada día, unos minutos a evaluar las cosas que ha hecho, las que quedaron relegadas para otro momento, o para mañana... Ese mismo mañana, que a veces no llega nunca, no porque la persona haya pasado de plano, sino simplemente, que, en el caos del día a día, deja olvidada en el cajón de esa memoria, cada vez más llena de cosas y hasta de ¨basura¨, que debería mandar a la papelera de su memoria o liberarla de una vez, para dejar espacio libre a nuevos conocimientos, como hacemos aquellos que, a veces dedicamos minutos para limpiar de spam, o de ¨basura¨en nuestro ordenador lo que habíamos mandado allí, unos días o meses atrás, dejando así espacio libre en la memoria Ram del mismo ...jajajaj. (Cualquiera cae que mucho sé, pues no sé casi nada, pero tenía alguien a mi lado, que fue un gran maestro y que esta alumna, un poco distraída a veces, escuchó y ahora hará aquello que con tanta paciencia le enseñaron...)

Cuando ponemos en orden ese caos de sensaciones, pensamientos, evocaciones, imágenes y pare de contar, de nuestra  memoria...Deberíamos también hacer una auto evaluación de nuestro momento, el ahora, el hoy... Este momento en particular y hacer algo que llamamos ¨Toma de decisiones¨... Suena muy solemne, pero es algo a lo que tarde o temprano debemos hacer frente y mientras más temprano lo hacemos, mejores decisiones o cambios de ruta podemos hacer, incluso si la decisión es seguir como hasta ahora, sin realizar cambios definitivos, pues incluso haciendo esto, estamos tomando una decisión.

Me dirán _ ¿Si me equivoco qué hago?..._

Pues algo muy simple, respirar y volver a intentarlo...Si te preparas para el no, y resulta que es un sí, pues Aleluya!!, las cosas salieron bien, pero si la respuesta es no...es también un resultado y significa que hay que intentarlo de nuevo, de manera diferente..., quizás haya que reflexionar sobre los objetivos que nos planteamos al comienzo, y que por alguna razón, que desconocemos, no es el adecuado, para este momento determinado, no quiere decir que después de un tiempo, ese mismo objetivo pueda ser retomado y salir airoso o victorioso... Así es la vida a veces, contradictoria, fugaz, tenaz, escurridiza, pero a veces, está solo a la distancia de un pequeño recorrido adicional, esperando sólo que tengamos la fuerza de voluntad suficiente para seguir y no amedrentarnos por los problemas o circunstancias que se presentan.

Buscando inspiración para este post de hoy, me encontré con un libro cuyas páginas ya amarillas por el tiempo, me llevó a la historia de David y Goliat, y me trajo a la memoria aquellos momentos en los que sin tener experiencia de la vida, ni de la gente, por no decir que no tenía casi ninguna experiencia, me enfrenté literalmente a mis propios Goliats...y cual David, utilicé las herramientas que más conocía, aquellas en las que me sentía totalmente cómoda y confiada, y aunque parezca mentira, salí airosa y vencí a ese Goliat, que para mí era el ¨miedo a ser rechazada o a pasar desapercibida¨. 

Quizás pensarán que soy egocéntrica, no, nada más lejos de mi ánimo, sólo que, cuando te metes en mundos ajenos al tuyo, como fue para mí el mundo de las compañías aseguradoras, sin saber ni un comino, mi talante, mi honestidad y mi mirada de frente, me abrieron las puertas y algunos corazones, de personas que me contrataron, y que me ayudaron a entrar y pertenecer a ese mundo, en el que yo era un pez muy raro, pero en el cual me mantuve por 24 años, casi toda una vida. No me arrepiento, aprendí muchísimo y se que yo también dejé mi impronta en algunas personas que son amigas y amigos muy queridos.

Así que ahora, con muchos puentes cruzados y algunos más por cruzar seguramente, hago hoy una reflexión compartida acerca de esa lucha interior, a veces, otras totalmente a viva voz, sobre nuestro momento, éste, en el que estamos parados, a veces frente al espejo, otras, como yo ahora, escribiendo en el ordenador, y haciendo una evaluación de las armas que cual David, tengo y en las cuales confío plenamente, porque si de algo estoy segura, es que David, era un experto en lanzar piedras, no a la gente, sino al suelo, para que las ovejas, siguieran el camino y se dirigieran sin dilación a los pastos, o al redil donde pasarían la noche, cobijadas unas con otras, y a salvo de los depredadores, y esa destreza tantas veces ejecutada hizo que su mano no perdiera el pulso y le lanzara totalmente convencido de ello, aquella piedra que derribó a Goliat e hizo triunfar a los judíos de ese asedio sin final aparente.

Si evaluamos sinceramente nuestros pros y nuestros contras, veremos con claridad meridiana, que tenemos mucho más que ganar que perder, pues estamos mucho más preparados de lo que estuvimos antes, conocemos nuestro talón de Aquiles, y sabemos cómo dominar los miedos, las inseguridades, o aquello que a veces nos hace perder la confianza. En definitiva somos más sabios que ayer y menos que mañana, pero el mañana no existe, porque no ha llegado todavía, y el ayer ya pasó...

No nos desanimemos, tenemos mucho que brindar a los demás, un cúmulo de conocimientos, experiencias enriquecedoras, hermosos cuentos que transmitir a aquellos que tendrán la dicha de escucharlos, y también, por qué no, muchas ganas de aprender nuevas cosas, de tener nuevas y hermosas experiencias, de ver nuevos amaneceres, de brindar y recibir alegrías y abrazos a granel, en pocas palabras: Vivir, en mayúsculas!!!

Sigamos adelante, no importa que el equipaje a veces nos pese, y si hay que evaluar con qué quedarnos o no, sepamos que siempre hay personas para las cuales, aquello que ahora no necesitamos será su tesoro, y si no lo hemos utilizado en los últimos dos años, era porque en realidad no nos hacía falta, desalojemos y demos espacio para cosas nuevas, experiencias hermosas y una vida por vivir con alegría y entusiasmo, no sabemos qué habrá más allá del recodo del camino, pero espero que al llegar encuentre la vista más espectacular que Dios nos pueda ofrecer, a todos y cada uno de nosotros. Así confío yo que será para mí, y se los deseo a todos y cada uno de ustedes.

Dios nos bendiga siempre, y que podamos decir siempre Gracias Señor!!!.


Mireya Pérez


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