A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

sábado, 11 de junio de 2016

¿ Qué hacer ante el engaño o la mentira?...










Dependiendo de la edad, la madurez emocional o espiritual de la persona que, en un momento dado de su vida, descubre que ha sido engañada o engañado, surgirán las mil y una respuestas diferentes que se le vienen a la mente, a la persona engañada.

A veces el engaño es apenas perceptible, a la persona le vienen los recuerdos de un momento determinado, pero se le vuelven fugaces, esquivos, como si el detalle casi borroso de la idea no se quisiera definir, pero su mente que es muy sabia, temiendo el daño que el descubrimiento puede hacer en ella, lo borra inmediatamente, y la persona ignora, sin saberlo, por toda la vida, o por un tiempo, aquel detalle que le hizo sospechar, en milésimas de segundo, para luego olvidar, casi para siempre...

Pero a veces, el engaño es tan grande y evidente, que la persona llega a sentirse traicionada, vulnerada, casi hasta violentada en sus cimientos, como si hubiera sufrido un terremoto de 9º en una escala que no existe. Y la persona se enfrenta al dolor, a las dudas, al llanto amargo, a la desesperación más abrumadora, a la incapacidad de responder e incluso a las ganas inmensas de infligir tanto dolor como el recibido... Pero no vale la pena...

Todas esas reacciones que tenemos o hemos tenido, provienen de un lugar de nuestra psique donde habita el Ego, que es el realmente ofendido y ultrajado. Sí como lo oyen, ese Ego que a veces, cuando creemos que lo tenemos a raya y casi controlado, aparece y destruye, por momentos, todo lo que hemos trabajado para aislarlo y mantenerlo en su sitio... Sin la intervención del Ego exacerbado, la situación la veríamos con otra perspectiva, desde la madurez emocional y no desde el orgullo.

Tomemos por ejemplo, una persona que entabla amistad con alguien nuevo de su entorno, durante meses: hablan, salen, comparten alguna actividad juntos o juntas, se sienten cómodos entre ellos, e incluso comparten situaciones, experiencias y cosas del pasado con el otro o la otra, confidencias que de no haber surgido la amistad, jamás hubieran compartido. Así durante un tiempo, mas de repente, un buen día, descubren que esa persona ha estado recabando información para poder desplazarlas en su puesto de trabajo, en su equipo de la Universidad o simplemente para vengarse por algo que, supuestamente le hicieron años atrás, y de lo cual ustedes no tienen ni la más remota idea o recuerdo. Y esa mañana, zas, aparece la verdad ante sus ojos, y los deja helados...Al principio no pueden hilar un pensamiento en forma coherente, piensan: No puede ser, esto no me puede estar pasando a mí... Quizás incluso, rompan a llorar y sientan pena de ustedes mismos... así podría darles ejemplos a quintillones. 

¿Cómo debemos reaccionar entonces?.  

Primero que nada, debemos serenarnos, porque desde la rabia o la ira, no se obtiene nada provechoso.

Empecemos por analizar de forma fría los hechos, ¿qué ha sucedido?, hasta dónde el engaño pudo o puede haber hecho daño, y como si se tratara de un enredo en una cadena de oro o plata, pongan ¨talco mental¨, y empiecen a tratar de deshacer el nudo. Lo primero es analizar si eso afecta su día a día, si no es así, entonces es menos probable que el daño tenga consecuencias graves; segundo: ese engaño les perjudica físicamente, les hace o motiva a reaccionar con violencia?... Entonces hay que hacer ejercicios de respiración, sentarse en forma recta, con la espalda apoyada en una superficie plana, las manos sobre las rodillas y hacer ejercicios de respiración: 1, 2, 3, 4 y así hasta que toda esa rabia contenida se vaya alejando de su mente y de su cuerpo. Una vez logrado, analicen los daños y hasta dónde pudieron llegar. 

Si tiene que ver con su desempeño laboral, observen cómo los ha afectado y pongan remedio inmediato, eso lo saben hacer perfectamente, la gente a veces quiere hacer o copiar lo que hacemos mejor que otros, pero no saben que la forma en la que nos desenvolvemos es propia, no se puede copiar, es nuestra huella personal y es intransferible. Si el engaño tiene que ver con nuestras finanzas, existen los mecanismos legales y policiales que pueden resolver, mejor que nosotros, todo lo que haya pasado, dejen en manos de profesionales el desenredo de lo realizado, y confíen en Dios.

Otra clase de engaño y que está sucediendo hoy en día, es a través de las redes sociales. Existen una serie de peligros en las redes, que desconocemos, y debemos ser cautelosos... Pero si descubrieran que han sido engañados, analicen los daños, vean hasta dónde pudo llegar o no, y anulen a esa persona de su lista de contactos, avisen al servidor de que la identidad es falsa, y olviden ese episodio, es solamente una experiencia más, no es la primera y muy posiblemente, no será la última, pero ahora ustedes estarán más atentos.

Todo en la vida se supera, se los digo por experiencia propia, todo se supera, lo único que no superamos es nuestra propia muerte, simplemente porque no hemos pasado aún por ahí, pero ella llegará tarde o temprano, y estaremos física, emocional y mentalmente preparados para recibirla cuando venga a buscarnos.

De cada experiencia que parecía que nos iba a derrumbar, hemos salido y saldremos fortalecidos, aún cuando sea sólo para decirnos que, en iguales circunstancias, no lo volveremos a hacer... Son simplemente experiencias, y de ellas se aprende.

No vivan pensando que la gente los va a engañar, no desperdicien tiempo ni energías en ello, al contrario, enfrenten la vida con optimismo, con alegría, con amor y con esperanzas. La vida vale la pena vivirla, y si hay escollos, pues los superamos y seguimos hacia adelante, sin miedo. Ahí está el secreto de vivir en armonía con nuestro entorno y con nuestras experiencias vividas, pasadas, presentes y futuras.

Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros.

Mireya Pérez


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