A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

jueves, 28 de septiembre de 2017

Mi Cruz... Tu Cruz....



Cuántas veces en nuestra vida, cuando nos sentimos casi ahogados por las penas, los problemas de cualquier índole, por la incertidumbre, el dolor y la angustia, nos nos decimos
_ ¿Señor Por qué a mí?_ ¿Qué he hecho para tener esta Cruz tan grande?.
Pues hoy les voy a contar un cuento que nos contó una de mis madres del Colegio Nuestra Señora de La Consolación en Caracas, donde me crié, mi querida y siempre recordada Madre Cruz. El cuento dice así:

¨Había una vez un hombre que estaba afligido por muchos problemas, y a pesar de ser un hombre de ´Fé, sentía que su carga era muy pesada, así que angustiado fue a la iglesia donde había rezado desde niño y se arrodilló ante La Inmensa Cruz que dominaba el altar mayor de su iglesia y llorando, después de rezar, imploró al Señor:
- Padre. qué he hecho?. Tu que me conoces, sabes que en mi corazón no hay malos sentimientos, que ayudo a todo aquel que lo necesita, que tengo el Perdón a la vuelta de un pestañeo, que no soy rencoroso, que amo a mi familia, que soy un buen trabajador, y que atiendo siempre a la gente con cortesía y amabilidad...... Entonces Señor ¿Por qué mi Cruz es tan Grande?.
El Señor que lo escuchaba, y que lo conocía tan bien, y sabía de su buen corazón,le habló así:
_Hijo mío, ¿crees en verdad que tu Cruz es muy pesada y que no puedes con ella?
-Sí, mi Señor,me siento tan agobiado que a veces no tengo fuerzas para levantarme y caminar, y temo por mi familia, porque yo soy su apoyo, tu lo sabes Señor.
Entonces el Señor se apiadó de él y le dijo:
- ¿Ves esa puerta a la derecha?
- Sí, Señor
- Ve y abre la puerta y coloca tu cruz en esa habitación_ y el hombre así lo hizo_ 

_ Ahora ve a la izquierda y abre esa otra puerta, encontraras montones de cruces, pruebalas hasta que encuentres la que creas más adecuada para ti.
Por supuesto el hombre corrió a esa puerta y con una esperanza desbordada la abrió y vio tal colección de cruces, que no sabía por dónde empezar, las había de todos los tamaños, materiales, formas, pesos aparentes, etc.
En eso vio una cruz de un metro más o menos y que parecía pesar muy poco, pues según el creía estaba hecha de un material muy liviano, y cuando trató de levantarla, su sorpresa fué mayúscula, apenas pudo intentar subirla unos milímetros, era excesivamente pesada. Miró alrededor y vio otra que era alta de casi dos metros, pero muy delgada, también la probó y no había forma de moverla, así fue probando y probando , hasta que por fin sudoroso y alegre, se fue hasta el Señor y le dijo:
- Señor, Señor, ya la encontré.
Y el Señor le dijo:
-¿ Estás seguro de que es la Cruz que buscabas?_
-Sí Señor, y cogiendo la Cruz, la levantó la colocó sobre su hombro y caminó delante del Señor y le dijo:
- Ves Señor, puedo con ,ella, se amolda perfecto a mi hombro, puedo caminar y casi no siento su peso, esta es Señor!.
-Bueno, le dijo el Señor, si esa es la Cruz, pues esa tendrás, pero después no podrás venir a mí a pedir que te la cambie de nuevo.
-No señor, estoy seguro de que esta Cruz si la puedo llevar.
Entonces el Señor, con una voz muy dulce le dijo:
_ A ver hijo mío, mira en el ángulo recto que hace el palo mayor con el que lo atraviesa y dime ¿qué nombre tiene?
El Hombre ´buscó el ángulo recto en su cruz, y su rostro se puso de un tono rojizo, y con voz temblorosa dijo: MIREYA PÉREZ..........( mi nombre propio, jajajaj).¨....

La moraleja de este cuento es que a pesar de todas las cosas duras, las penas, los sufrimientos, las angustias e incluso la pobreza y el incesante caminar y volver a empezar que nos tenga deparado el camino, Dios nos da a cada quien la Cruz que podemos llevar.

No pensemos que, porque a Fulanito le van bien las cosas y es aparentemente afortunado, su carga sea menor que la nuestra, no, cada uno de nosotros tenemos una misión en la vida, en una parte del camino, la felicidad será inmensa, en otra parte creemos que nos ahogamos, pero siempre en algún momento, si podemos levantar un poco la cabeza y respirar el aire puro, logramos con la Fe y el Amor de Dios comenzar de nuevo.

Durante toda nuestra existencia intercambiaremos roles, en unos seremos alumnos, en otros seremos maestros, en unos seremos la imagen reflejada y en otros el paisaje, pero lo que no debemos nunca es perder la Fe, la Esperanza y la Caridad, son los blasones que nos distinguen como hijos de Dios.
Ojalá que este corto y sencillo cuento que a mí se me quedó grabado cuando lo escuché a los 11 años de edad, les sirva para entender que la vida no siempre es fácil, pero siempre amanece un nuevo día y que después de una tormenta, siempre la luz del Sol aparece y brilla y hasta nos regala con hermoso Arco Iris.

Que Dios los Bendiga a todos y a mis Madres del Colegio.


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