A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

martes, 16 de junio de 2015

Toda una vida en 24 horas...







Generalmente las personas suelen quejarse de no tener el tiempo suficiente para hacer todas las cosas que quieren, bien sea por falta de organización, para lo cual les aconsejo llevar una agenda personal, así nunca se les olvidará nada importante; o bien porque el día se hace corto ante tantas y tantas cosas por realizar en tan aparente poco espacio de tiempo.

Yo les voy a contar hoy una historia real, que ocurre ante nuestra mirada, sin que ni siquiera nos paremos a observar, y sin embargo, como tantas veces, la naturaleza nos da una lección de humildad que no debemos nunca dejar de observar y aprender.

Una vida... 24 horas.

Hace ya casi dos años cuando dos criaturas se encontraron y sellaron su destino con la unión de sus seres físicos, y según su genética se fundieron en un abrazo eterno, poniendo la semilla de su ser en el fondo del estanque de agua cristalina, protegido de los depredadores, por las algas del fondo...

Desde el momento de su concepción hasta su eclosión y salida a la superficie, estas criaturas tardarán dos largos años, en el fondo del estanque, sufriendo las diferentes metamorfosis, que la Naturaleza ha ideado para ellas y ellos, hasta que una vez finalizado el tiempo, saldrán como nubes, del estanque y sobre volarán, sobre el mismo casi todo el día...

Sólo tienen 24 horas para vivir, respirar, alimentarse, conocer, buscar y encontrar de nuevo una pareja, para seguir así su ciclo de vida. Y aunque parezca mentira, en tan corto espacio de tiempo, aparentemente corto, ellos y ellas habrán hecho toda su vida en sólo un día!!!!.

Al atardecer, comenzará el cortejo nupcial, y las parejas volverán a formar ese lazo armónico y maravilloso que los llevará a dejar de nuevo, en el fondo del estanque de aguas cristalinas, su preciado tesoro, los huevos de una nueva generación de Libélulas o Caballitos del Diablo, crecerán y sufrirán diferentes estadios de metamorfosis, hasta emerger de nuevo a la superficie, y mostrarnos al fin ese baile tan hermoso sobre el estanque y el parque...


A estos animales tan singulares, también se les conoce como Quimeras, por lo corto de su ciclo de vida, pues como las quimeras de los poetas, es muy corto el tiempo de vida, apenas un suspiro en el espacio-tiempo de sus vidas. Mas sin embargo, es totalmente completo y maravilloso!!!.

Ahora que conocen este milagro de la naturaleza, ¿no les parece que a veces, como seres humanos que somos, teniendo por delante Todo el Tiempo del Mundo, nos quejamos sin razón, y nos abatimos por ignorancia, e incluso nos sentimos desolados, cuando apenas ha transcurrido una parte de nuestro camino?..

Sabemos sin embargo, que no tenemos todo el tiempo. Pero sí contamos con un día, cada día. Hagamos pues de ese milagro maravilloso, el mejor de los días, el mejor de los momentos o los momentos de calidad.

Saludemos al mundo con una sonrisa plena, que llegue hasta nuestra mirada. Que nuestra sonrisa parta de nuestro interior, y que transmita empatía, cercanía y entusiasmo. Porque si somos capaces de borrar del rostro del otro u otra, una tristeza, una congoja o una pena, podremos hacer cambios importantes.

En mi experiencia laboral cuento con muchas anécdotas, pero una es muy simpática:

Cada día cuando llegaba a mi oficina, saludaba a todo el mundo con un

_ ¨Buenos días preciosa o precioso¨- saludaba a medida que iba pasando por los pasillos hasta llegar a mi oficina.

Y si llegaba a algún departamento a solicitar una información, con ese saludo, tan simple, pero cercano, acompañado de la mejor de mis sonrisas, derrumbaba todos los muros que a veces algunos de mis compañeros de trabajo habían edificado, para abstraerse del duro trabajo de tratar con público tanto interno, como externo.

Cuando se sonríe, cuando se saluda con alegría, sin querer, queriendo, derrumbamos los muros, y al otro no le queda más remedio que saludar, y dejar de refunfuñar, es tan simple como eso.

Si tenemos una vida muy ajetreada, lo importante es organizarse. Llevar una agenda es lo mejor, colocando las citas, las cosas pendientes e incluso las llamadas que hay que realizar, y a medida que va pasando el día, ir tachando de la agenda lo que ya se realizó, e incluso hacer anotaciones al respecto, si hace falta. Y al final de la jornada, revisar lo que hicimos, anotar para el día siguiente lo que quedara pendiente y organizar la agenda. Es una buena técnica, y así no se les olvidará nada.


Que Dios nos bendiga este y todos los días de nuestra vida, que puedan organizarse para disfrutar con alegría cada momento de este día que Dios nos ha regalado, y que al final de la jornada, podamos descansar con la certeza de que mañana volverá a salir el sol y con él nuevas experiencias y vivencias hermosas.

Mireya Pérez



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