A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

lunes, 15 de agosto de 2016

Seamos sumadores de tiempo y de momentos de vida...




La  mayoría de nosotros desconoce el poder tan inmenso y maravilloso que tenemos para ser ¨agentes de cambios positivos¨... Y muy posiblemente les parezca absurdo o falaz, pero es una realidad muy patente y acertada. 

Nuestro comportamiento en el día a día puede ser positivo o negativo, y dependiendo del signo en el que nos desarrollemos, aportaremos cosas maravillosas o restaremos momentos que, de otra forma hubieran sido dignos de recordar.

¿Pero dónde está el posible error o el cambio?... Simplemente en nosotros, es una toma de conciencia personal, única e intransferible, pues nosotros, en nuestro libre albedrío, somos capaces de sumar al entorno, a nuestros compañeros de trabajo, a nuestra familia, o simplemente a las personas que toman contacto con nosotros, en un momento dado del camino personal y único de cada uno de nosotros.

Nuestra capacidad de ¨aportar algo de nuestro conocimiento, de nuestra entereza o de nuestra capacidad para ayudar¨, puede hacer la gran diferencia, y lo hacemos, en la mayoría de los casos, de forma natural, sin imponernos, e incluso diría que, sin proponernoslo, es simplemente el producto de un trabajo espiritual llevado al exterior, de forma cónsona con nuestro carácter y nuestra forma de ser. Esto es parte de ese sello personal que muchas personas tienen de forma natural, pues brota de su corazón emocional al exterior, espontáneo, sereno y tranquilo, sin imponer nada en absoluto. Ahí está el detalle...!! Como diría Cantinflas en más de una de sus legendarias películas.

Quizás piensen que ustedes son incapaces de lograr esta meta, pero en realidad es algo que se puede lograr, si trabajamos sobre nuestro Ego y nuestra forma de comportarnos hacia el exterior. Si dominamos ese Ego traicionero y tiránico, podremos con el tiempo, dejar en libertad al verdadero y especial ser humano que somos en realidad. Pues cada uno de nosotros representa una parte indivisible del Todo que es la maravillosa obra de Creación del Universo.

No tenemos idea de cuánto influimos en el entorno hasta que, un buen día escuchamos, sin querer, una conversación y descubrimos con sorpresa cómo nos ven y cuánto aprecian ese comportamiento nuestro, aunque creamos que la gente no se dá cuenta, sí lo hacen, y a veces, ese comportamiento nuestro viene en auxilio de personas que necesitan de ese sentimiento de paz, de serenidad y de tranquilidad. A eso le llamo Sumar. 

San Francisco de Asís en su Oración de Paz nos dice:

Señor, hazme instrumento de tu Paz
que no busque yo, ser consolado
como consolar.
Que no busque yo ser perdonado,
como perdonar.
Donde haya odio,
ponga yo Señor Tu Amor.

Hazme un instrumento de tu Paz...

Es un hermoso ejemplo de vida humana, cercana y amorosa. Pues cuando damos a manos llenas, también recibimos, de formas diversas y significativas, incluso de aquellos que no esperamos nada, y es una sensación de humildad y de afecto que nos llena y nos reconforta, que nos hace sentir un calor en el corazón, como si brincara de alegría, de una alegría que viene del compartir las pequeñas grandes cosas de la vida, de saber que de alguna manera no hemos arado en el mar, al contrario, hemos sembrado buenas y maravillosas semillas, flores de aromas diversos que seguirán perfumando, más allá de nuestro tiempo en la tierra.

Ojalá tengamos mucho tiempo para seguir sembrando, para sumar momentos, experiencias, alegrías en la vida de los demás y en la nuestra propia, pues dando se siente el alma regocijada y la paz se transmite, incluso en la mirada.

Gracias Señor por darnos la oportunidad de hacer lo que hemos venido a hacer, de compartir, de aprender, de sumar tiempo y calidad de tiempo, de respuestas y calidad de respuestas, de respeto, afecto y amor a raudales.

Dios nos bendiga cada día de nuestra existencia.


Mireya Pérez



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