Seguramente al leer el encabezado de este artículo, más de uno piense que estoy loca, que se me volaron los ¨tapones¨o algo parecido, pero no, estoy cuerda y mucho, quizás demasiado para mi propio beneficio.
Cuando decimos:
_ No hay problema _
No es que le estemos restando la fuerza o el interés que tiene tal o cual situación, simplemente significa que, a nuestra humilde manera de pensar, la situación se puede resolver de alguna manera, sencilla, práctica o con algo de esfuerzo de nuestra parte, pero a la vez le estamos indicando a la persona, y así lo debería entender, que nos vamos a abocar a solucionar lo que parece de carácter urgente y mediato.
Hay personas que al escuchar esta frase, quizás se vuelvan locas o se les vuelen los tapones, lo he visto, pero no se angustien, si le explican lo que ustedes creen que puede ser la solución, la persona verá la luz, en el túnel que antes no veía.
Muchas veces, cuando estamos enfrascados en nuestro día a día, y algo no se hace o sucede de la manera que se espera, podemos caer en un estado de nervios, que nos impide ver con claridad la solución que muy posiblemente tengamos ante nuestros ojos. Aquí, debo confesarles que, la lectura del libro del Dr. Wayne Dyer: La Fuerza del Creer, me ha ayudado cientos de ocasiones.
En ese libro, él nos dice que ante una situación X que no podemos manejar, o a la que no le vemos la solución, hagamos un ejercicio mental como si pudiéramos dar un paso hacia atrás y ver la escena que se está representando ante nuestra persona. Cuando así lo hacemos, podemos ver la situación con otra perspectiva y con el tiempo y paciencia suficiente, podremos empezar a ver las posibles soluciones a un mismo problema.
Adicionalmente, al decir ¨No hay problema¨, le estamos restando importancia, lo que le quita ese aparente poder de hacernos perder el control y nos permite dar o buscar la ayuda oportuna al problema planteado. Por supuesto que no es fácil, pero la capacidad que tengamos de transmitir seguridad en nuestros planteamientos y en nuestro desempeño del día a día, aportará a nuestro interlocutor cierto sentimiento de ¨tranquilidad¨ y lo pongo así resaltado, porque aunque me de un poco de amor propio decirlo, a veces no funciona con todo el mundo. Pero también les digo que yo sigo insistiendo, no por terca, sino porque al ser una persona de edad interesante, jajajaja, me he dado cuenta de que todo en la vida tiene solución a mediano o corto plazo, a lo único a lo que no podemos darle esa respuesta es a la muerte, que inexorablemente llega cuando tiene que llegar.
¿Quiere decir esto que debemos cambiar nuestra posición ante la vida?.
No, yo no aspiro a tanto, pero sí a que, en la medida de lo posible, razonen con ustedes mismos y reflexionen sobre las respuestas que damos ante las dificultades, problemas o situaciones que se presentan en nuestro día a día. Porque en verdad, se gasta mucha energía emocional cuando se reacciona con violencia y desatino o desproporción, ante cualquier situación que se presenta.
En el momento que empecemos a entender que, para cada situación existe más de una respuesta, podremos empezar a actuar con tranquilidad, seremos individuos sosegados, serenos y podremos encontrar, sin dificultad el mejor resultado posible ante una situación determinada. Ni qué decir de la calidad de interacción entre las personas que nos rodean, o en nuestro equipo de trabajo.
Por eso queridos amigos y lectores pongan un No hay Problema en su vida y disfruten cada día más de los pequeños y grandes problemas que se presentan en la vida, pues a través de ellos, y su respectiva solución, logramos crecer y evolucionar como seres humanos, que es en realidad el gran logro de nuestra vida.
Dios los bendiga a todos.
Mireya Pérez
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