A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

miércoles, 1 de febrero de 2017

Compartir lo maravilloso de nuestras vidas...



Pensar o no pensar... He ahí el problema....

Aunque parezca parte del diálogo de Macbeth en la obra de Shakespeare, el pensar es algo que hacemos, según nuestro libre albedrío.

Descartes, filólogo y filósofo francés ( 1596-1650), al cual estudié en mis años de universidad, me llamó la atención por una de sus máximas:

PIENSO, LUEGO EXISTO...

Sin embargo, tenemos otras tantas frases como estas:
  • Divide cada dificultad en tantas partes como sea factible y necesario para resolverlo.
  • Conquístate a ti mismo en lugar  del mundo.
  • Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más deprisa que los otros, o ir por el buen camino.
  • No ser útil a nadie equivale a no valer nada.
  • No es suficiente tener una buena mente; lo principal es usarla bien.
  • Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro.
  • Para ser felices, mejor modificar nuestros deseos que la ordenación del mundo.
  • El bien que hemos hecho nos da una satisfacción interior que es la más dulce de todas las pasiones.
  • Para saber lo que la gente realmente piensa, presta atención a lo que hacen, en lugar de a lo que dicen.
  • Sigue empujando. Sigue empujando. Cometí todos los errores que podía cometí. Pero seguí empujando.
  • La duda es el origen de la sabiduría.

Si pensamos que Descartes nació en el inicio del siglo XVII, que estuvo casi toda su vida en cama, por lo precario de su salud, y que en vez de lamentarse por el tipo de vida que le había tocado, se interesó por la vida, por los pensamientos y por lo que el hombre pensante podía hacer con las herramientas que tenía a su disposición. Nos damos cuenta que, aunque la vida sea a veces complicada, no tenemos derecho de quejarnos y limitarnos.

Nunca cejó en lo que creía, luchó contra su propia vida y su incapacidad, para escribir y compartir con sus contertulios, todo ese cúmulo de ideas que lo habitaban.

Nosotros, muchas veces nos quejamos, teniendo un sin fín de oportunidades y adelantos a nuestro alrededor, que menospreciamos, sin entender que somos afortunados y privilegiados. ¿Se imaginan vivir en aquella época, sin luz eléctrica, sin ordenadores, sin teléfonos, y mucho menos móviles?... Muchos de nosotros se sentirían aislados, y hasta desfallecerían...

Por supuesto, las enfermedades, incluso una gripe mal curada, mataba a la gente y la media de la población no superaba los 40 años... Pero él a pesar de todo, sobrevivió...

Una de sus frases célebres, es también una forma de demostrar el bien que le hace al alma el ser generosos, con la gente, no sólo con nuestra familia y amigos, sino también con los que nos rodean. Le llama ¨una dulce sensación¨, y me viene a la cabeza la mirada de los voluntarios, de las cientos de miles de ONG que trabajan en diferentes partes del mundo, que siempre tienen una sonrisa para regalar, a todo aquel que viene en su busca, a pesar de que ellos también comparten, en parte, las miserias y problemas de las poblaciones que atienden. 

El cuerpo de voluntarios diseminados por estos mundos de Dios, es grande, pero hacen falta muchas manos más, muchos brazos y abrazos, muchas sonrisas y alegrías, para llevar la ayuda, no sólo material, que hace falta, sino humana y personal.

Hoy les invito a compartir su tiempo libre con alguna ONG, no hace falta que sea para trasladarse a alguna parte del mundo. No, si miran a su alrededor, quizás encuentren alguna asociación que reparte platos de comida caliente para indigentes. Voluntariado hospitalario, para visitar a los enfermos convalecientes de alguna operación, niños en hospitales, mujeres y hombres afectados de cáncer y que pasan la mayor parte del día solos en los hospitales, y que necesitan una persona que les haga compañía un rato, diez minutos, pero que les contagie sus ganas de vivir. Cruz Roja, Cáritas, y un sin número de ellas, necesitan toda la ayuda que podamos dar. Si te sobran en la semana un par de horas, piensa si puedes colaborar con tiempo para esas organizaciones, a mi me ha ayudado mucho, en más de un sentido.

Yo estoy inmensamente agradecida en primer lugar a mis padres, a mi familia, a la gente que quiero, porque siempre han estado y están ahí, cuando necesito un par de abrazos o un hombro donde apoyarme, pero también a la vida, porque me ha puesto en el camino, a gente humana y generosa, que me han dado mucho más de lo que quizás yo haya dado. Pero estoy en ello, ellos lo saben y yo también, jajajaj.

Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros y sobre todo: Gracias por las oportunidades maravillosas de dar y de recibir a manos llenas.


Mireya Pérez



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