Hoy, 4 de Febrero, se conmemora el día Internacional contra el Cáncer. Las estadísticas dicen que el 50% de la población, sufrirá de cáncer en algún momento de su vida, y en las mujeres: Una de cada tres, tendrá cáncer.
Son números que agobian, que llaman a la reflexión, la de todos. A los que hemos tenido algún familiar cercano que lo haya padecido, no hay palabras con las cuales darles apoyo, pues su lucha y su dedicación, sólo la conocen aquellos que han estado en su piel... Yo lo he estado, pero hoy no quiero hablar de mí, sino de aquellos que están pasando ese trago amargo: luchar y vencer, cada día a la vez.
Según el tipo de cáncer, se están obteniendo grandes avances, por tanto, ante un diagnóstico, si éste es a tiempo, hay que enfrentarlo, confiar y darle cara. No hay forma de esconderlo debajo de la alfombra, no, sólo se puede hacer todo lo posible para ganar la batalla.
Lo bueno de todo, es que existe un ejército de científicos, médicos, personal sanitario y gente humana y cercana, que los van a apoyar en cada trayecto del camino, además de instituciones y fundaciones, que apoyan no sólo al paciente, sino también a la familia. Por tanto, no pueden ni deben sentirse solos.
La actitud ante esa mala noticia, es un gran paso, pues dependiendo de la forma en que la persona lo tome, su curación será más cercana y pronta. He conocido a grandes luchadores, hombres y mujeres que no le dieron tregua, ni cuartel y que con valentía y coraje, enfrentaron y vencieron a ese enemigo.
Después de ese episodio, la vida de todos cambia, aunque no se den cuenta y surge un nuevo Yo, en cada uno de ellos, que les hace priorizar lo realmente importante: el día a día. Han aprendido que lo realmente significativo en sus vidas, son las personas que les quieren, la familia, los amigos, y que las otras cosas que se habían apoderado de ellos, sin saberlo, no tienen importancia.
Nada de lo que poseen les seguirá en el último viaje, pero el amor y la comprensión, sí. Por ello atesoran hoy todas esas cosas y personas, que les hacen reconocer que son privilegiados y afortunados.
Un buen numero de estos pacientes necesitan no sólo apoyo familiar, a veces también necesitan el soporte de personas como Piscólogos oncológicos, Trabajadores Sociales, Fisioterapeutas oncológicos e intituciones que les brinden ese apoyo emocional, que no se les puede brindar desde las instituciones hospitalarias, aunque a decir verdad, el personal médico, enfermeras y auxiliares, suelen ser personas muy cercanas, humanas y afectuosas, capaces de dar, no sólo un abrazo, sino de enjugar las lágrimas del enfermo o del familiar, que se siente más allá de sus fuerzas.
El camino de esta enfermedad, independientemente del nombre que tenga, a veces es muy corto, pero otros, se alarga en el tiempo, y la persona librará una lucha gigantesca para sobrevivir. Ganará muchas peleas, perderá otras tantas, pero si cuenta con los medios, la familia y el entorno adecuado, no será una lucha ciega ni solitaria.
Digo en el enunciado, que el Cáncer es una enfermedad de nuestros tiempos, porque los médicos la asocian a cosas como el estrés, la alimentación inadecuada, y otros factores. Aunque antaño la gente moría de estas enfermedades, pero no se les conocía, como hoy, ni se llevaban las estadísticas.
Si algunos de ustedes están ante esta tesitura, va para ustedes mis palabras de aliento. Si necesitan apoyo emocional, busquen en su comunidad, o ciudad, muy posiblemente tengan alguna Fundación o Asociación que les dé apoyo, guía o sirva de inspiración. No crean que están sólos, la ayuda está siempre mucho mas cerca de lo que imaginan.
Además pueden encontrar en los libros, a grandes aliados, que los motivaran y les darán herramientas emocionales para combatir y seguir adelante. Por supuesto que el mejor aliado en estas y todas las situaciones, está en la Oración, cuando oramos perdemos el sentido de soledad, y nos inunda la paz y la serenidad que necesitan para transitar esa parte del camino que parece tan cuesta arriba, pero no deben de perder la Fe, al contrario, deben Confiar en que siempre sus oraciones serán escuchadas y que Dios, en su infinita misericordia, pondrá en sus vidas, la persona o personas que puedan darle apoyo, amistad, tiempo y consuelo en la horas bajas.
Para los enfermos, sus familias y amigos, mis palabras de apoyo, mi solidaridad y mis oraciones. Dios los bendiga y les de la fuerza y el empuje para luchar y vencer.
Un abrazo grande de corazón a corazón.
Mireya Pérez
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