A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

miércoles, 15 de marzo de 2017

El Tiempo de Dios es Perfecto....








Suelo decir que la Impaciencia tiene nombre de mujer...jajajajaja...

No porque seamos impacientes o porque queremos tener todo, al momento en que se nos ocurre o pedimos. No, aunque existen mujeres que son así, pero ese es el problema de ellas, no el nuestro, jajajaj.

La impaciencia no es una característica propia o innata del género femenino, no tiene género en realidad, puede existir esta característica en uno u otro bando, dependerá en gran medida, de lo importante o subjetivamente importante que sea, del grado de educación de la persona, de su madurez emocional, e incluso del nivel de ¨hormonas en sangre¨que tengan, jajajaj.

Posiblemente a muchos de ustedes, se les habrá venido a la memoria, situaciones pasadas, en las cuales, una persona determinada habrá actuado o reaccionado con impaciencia ante una palabra, una acción o motivo aparentemente inexistente... Incluso la persona habrá emitido una opinión basada en el calor del momento, simplemente porque se impacientó ante las preguntas o comentarios que le hicieron, y algunos más sensibles, se habrán sentido mal por ello. Pero no se preocupen, hay formas de llevar las cosas a término, sin que corra ¨sangre por el río¨....

Lamentablemente, en la vida, existen personas que actúan como ¨saltapericos¨(una especie de fuegos artificiales, que parecen pequeñas piedras o monedas de a centavo, que se estrellan contra el piso y saltan dando chispazos). No quiere decir que la persona sea mala, no los quiera o no los aguante, no, es que esa persona, en ese momento, tiene algunas preocupaciones, o cosas en la mente que no saben cómo abordar, y en ese momento, ustedes desencadenan, sin querer, algún punto sensible, de ahí su reacción. 

¿Qué hacer en esos casos?... ¡Tener paciencia!...

Tal como lo leen, lo importante, aunque físicamente no puedan poner distancia, sí hacerlo mentalmente, respirar y sentir que el aire entra por nuestras vías respiratorias, y vuelve a salir, si respiran asi un par de veces, a la tercera vez, ya ustedes estarán más calmados, y no sentirán para nada, que les han contestado mal, recuerden siempre el ¨libre albedrío¨, podemos escoger mantener nuestra paz y serenidad, o ir al trapo o toro y meternos en una espiral sin salida. Pues una vez la persona cae en la misma sintonía del otro, que está de mal humor, la situación se escapa de las manos, y no hay vuelta atrás. Pero si somos dueños de nosotros mismos, nos mantenemos calmados, y serenos, la persona, al cabo de unos minutos se calmará, y podrán cambiar de tema de conversación, sin problemas, o se limitarán a escuchar al resto del grupo de personas que se encuentra con ustedes, en ese momento.

La regla primordial en estos casos es: Mantener la calma y la serenidad. Nunca caigan en una discusión, además de ser una pérdida inútil de energías, a veces, no hay garantías de que terminen bien, porque aunque ustedes sí se conocen, no tienen idea de cuál puede ser la respuesta del otro, menos si en ese momento se siente ¨acorralado por las circunstancias o por las personas que le rodean¨. Recuerden siempre que para pelear se necesitan, por lo menos dos, y si ustedes no están por la labor, las aguas volverán a su cauce y la conversación volverá a fluir sin problemas.

Para aquellos que piensan que ¨huir es de cobardes¨, les diré que no están huyendo, sólo tomando una mejor posición en la batalla dialéctica que se está desarrollando, plantar pelea cuando no tenemos todas las cartas en las manos es ir directo al matadero, pero si respiran y se relajan unos segundos, no van a sentir otra cosa más que paz, y en la paz, se pueden lograr acuerdos y llegar a entendimientos, que al calor de una discusión jamás alcanzarían. Sé que hay personas que opinan que aquellos que no pelean son pusilánimes, o que no quieren a la gente, en realidad no se trata de ser o no una cosa u otra, se trata de no perder las formas, ni la educación, y mucho menos en decir cosas, al calor de la pelea, que ni sienten ni sería su estilo hacer o realizar.

Todo en la vida tiene un momento y un lugar, si algo sucede de una forma que no era la esperada, no es motivo para perder la Fe, a lo mejor detrás de esa aparente ¨contrariedad¨aparecen unas oportunidades que ustedes, ni siquiera se habrían planteado de no haber ocurrido ¨tal o cual cosa¨, por ello, siempre ocurre lo que es mejor para cada quien. Yo no tengo la más mínima duda al respecto.

El Tiempo de Dios es Perfecto, no es sólo una hermosa frase para reflexionar, es también, una especie de axioma lingüístico, que nos permite entender que las cosas ocurren, en el momento que debe ser, que las cosas suceden cuando están planteadas por las leyes naturales que las rigen, y que por mucho que presionemos una situación, no vamos a poder obtener un resultado diferente al que se está presentando en ese momento. 

Por ejemplo, la luz del Sol, aparece todo los días a una hora determinada, según la región del planeta en que estemos, la estación del año, o el momento en que el planeta esté haciendo la vuelta al sol en su traslación. Sin embargo, lo único que podemos hacer es ver un amanecer, justo cuando el sol aparece en el horizonte, al este de nuestra posición corporal, pero, aunque nos paremos a las cuatro de la mañana, el sol no adelantará su ritmo, saldrá en el momento en que llegue a la posición visual que nos permite constatar que ha amanecido o está amaneciendo, a las seis o siete de la mañana, dependiendo también de la Latitud Norte o Sur de nuestra posición. El refrán popular dice: ¨No por mucho madrugar amanece más temprano¨... Y es cierta, porque se basa en una observación natural hecha por la experiencia de gente de pueblo, simples y sencillas, cuya sabiduría atemporal ha llegado a nosotros a través del refranero popular.

Por tanto, amigos lectores, lo importante de todo en nuestra vida, está a la mano de todos, pero también está u ocurre, en el momento perfecto y exacto en que deben ocurrir, de la manera maravillosa en que todo ha sido creado, las oportunidades aparecen más de una vez en nuestras vidas, por ello, no se vuelvan locos ni precipitados, ni pierdan la Fe ni la Esperanza, porque algo que querían no se dió... A veces es porque no estábamos preparados o porque no nos convenía, o porque su ¨momento ¨no ha llegado. Por ello, El Tiempo de Dios es Perfecto... Ni un minuto antes, ni un minuto después.

Perseveren en sus sueños, luchen, dibujen sus proyectos o sueños, atrévanse a soñar en colores y en dimensiones, todo, absolutamente todo llegará en el momento preciso, y de la forma perfecta para que sigamos evolucionando y mejorando, como seres humanos que somos.

Dios nos bendiga a todos, cada día de nuestras vidas.

Mireya Pérez




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