A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

miércoles, 1 de marzo de 2017

Mi Hijo Pródigo... algo más que un libro...



Si tú, amigo lector, eres mujer y madre, posiblemente recuerdes los momentos en los que soñabas con tener a tus hijos... Las decepciones de no quedar embarazada, cada vez que tenías un ¨atraso¨, y las decepciones cuando te llegaba la visita mensual... yo lo viví cientos de veces, no sabía en aquel entonces, que mi matriz estaba retrovirada, por tanto, a los espermatozoides les resultaba muy difícil y extenuante llegar al óvulo para fecundarlo, y un mes tras otro y a veces tras tres o cuatro años, alguno por fín rompía las barreras y yo, por fin embarazada...

Lo que no sabía, en aquel segundo embarazo es que, me complicaría la vida al estar haciendo el PostGrado de Administración de Empresas, en la UCAB, que me contagiaría de Hepatitis A, Traqueobronquitis y Pleuritis, todo con apenas cuatro o cinco meses de embarazo, estuve incluso, muy delicada de salud, hospitalizada y sometida a observación durante 72 horas, en las cuales, de no haber superado el ¨cuadro clínico¨, me someterían según el medico a la extracción del feto... Yo me aferré a la vida de mi hijo, ya sabíamos que era un varón, y con él tendríamos la parejita soñada. Superé el cuadro clínico, salvo que, por la Hepatitis A, dormía en habitación aislada, mis comidas y mis platos se servían aparte y en desechables, para evitar contagiar a mi hija que ya tenía cuatro años cumplidos...

Mi hijo nació, ochomesinos, pero pese al cuadro clínico, pesaba 3,1 Kg y 52 cm de largo, según mi Ostetra, de haber llegado a los nueve meses, habría pesado casi cinco kilos. Mi hijo nació con los ojitos cerrados, pero llorando a todo pulmón, y mi marido y yo no creíamos que después de tantos problemas, hubiera nacido tan sanito y hermoso...

Pero su vida fue complicada, desde los cuatro años en adelante, su vitalidad, por ser hiperkinético, sacaría a las maestras de su casillas, y pese a ser muy inteligente y aprender muy rápido, estudiaría en varios colegios, hasta que un buen día, él decidió que quería ser Chef y estudiaría en un Instituto de alto prestigio para conseguir su sueño.

Sin embargo, sin nosotros darnos cuenta, ahí también encontraría amigos que estaban en ¨otra onda¨, muy alejada de lo que nosotros podíamos sospechar. Las drogas hicieron acto de presencia en nuestras vidas, y nos llevó por derroteros que jamás, en la peor de las pesadillas, podría alguien suponer...


A punto de cumplirse en el mes de mayo, los primeros cuatro años de su ausencia física, vuelvo hoy a hablar de este tema, tan delicado y lamentablemente tan actual, porque ese mundo puede estar desarrollándose en vuestro entorno, y quizás, por desconocimiento o por un ¨eso no nos ocurre u ocurrirá en mi casa¨, desconoceis. No quiero ni deseo para nadie, un sólo cuarto de hora, de las cientos de miles que mi familia vivió, por culpa de ese enemigo, del cual desconocíamos su rostro y ahora, a quince años de distancia, conocemos como si de un Doctorado se tratara.

En mi libro: Mi Hijo Pródigo, editorial Pinguin Random House, encontrarán, no sólo las señales de ¨aviso¨, sino los sitios y parte de la Bibliografía que les puede ayudar, para buscar información, observar y tomar decisiones, si, por desgracia, conocen a alguien en estas circunstancias. No se trata de gente especial, ni ricos ni pobres, no sólo ataca a gente joven, también ocurre en gente adulta, profesionales e incluso en personas conectadas con el medio Socio Sanitario, médicos, enfermeras, psiquiatras, etc. No hay un sólo medio socio cultural o socioeconómico, que no se haya visto implicado en este mal. Pero la batalla se puede ganar y se debe ganar. 

Ahí está la razón de mi libro. Es un canto de esperanza, de una madre, de una familia, que perdió, pero que sabe que se pueden sanar, que pueden curarse, y que la familia unida, puede luchar y vencer, esa es la razón de este libro. No se den por vencidos, habrá batallas que ganarán, otras perderán, pero si no abandonan, si luchan y ellos también quieren curarse, tarde o temprano lo lograrán.

Lo más importante es que, al igual que la Parábola de Jesús, podamos decir al final:

....Vengan todos a festejar con nosotros, porque mi hijo estaba perdido y lo hemos encontrado...

Dios los bendiga a todos.


Mireya Pérez.


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