Vivimos en una época en que todo se hace a la carrera, sobre la marcha... Los días se van tan de prisa, que cuando vienes a darte cuenta ya estás a mediados de semana, y el fin de mes apenas a dos suspiros!!!.
Para los que viven a expensas de un sueldo, siempre tienen la sensación de que el dinero se les escurre entre los dedos, como la arena del mar, y a duras penas logran llegar a cubrir todo lo que tienen que hacer: los pagos u obligaciones. A estos elementos, debemos todo lo que nos rodea y que creemos falsamente que nos representa, digo falsamente, porque gracias a los medios de comunicación, a la vida tan competitiva que llevamos, hemos llegado a pensar que si no vestimos de una determinada manera, si los hijos no hacen tal o cual actividad e incluso si no utilizamos tal o cual vehículo, no somos nadie... ¡ Horror de horrores!!!.
Todos y cada uno de nosotros, somos mucho más de lo que nos rodea, somos seres humanos valiosísimos, tenemos sentimientos y experiencias humanas maravillosas, que puede que la gente a nuestro alrededor desconozca, pero que están ahí, esperando sólo un ¨leve permiso¨para darle rienda suelta y mostrar al mundo, las maravillas que se están perdiendo.
Hay tantas vidas espirituales, que sólo vemos apenas, cuando logramos mirar con sinceridad a los ojos del otro, que nos asombraríamos al ¨conocer ¨a esa persona que apenas podemos vislumbrar que existe, pues nos hemos puesto una careta, o nos la ha impuesto la sociedad que nos rodea, la que nos ¨dice qué está bien y qué no¨.
En nuestro afán de encajar en ese sistema hipócrita, escondemos al ¨verdadero yo¨, detrás de una máscara, que apenas deja ver la sonrisa disfrazada, la dulce mirada escondida tras las gafas de sol, y las lágrimas que no hemos derramado, porque ¨todos creen que somos una roca¨, cuando en realidad tenemos tanto miedo, tanto amor, ¡Tanto! por compartir, que apenas permanecemos un rato y enseguida nuestro ¨disfraz¨se apodera de la escena y los otros se perdieron de lo mejor, de lo más humano y cercano...
Cree que, si la gente lo conociera de verdad, se burlarían, quizás porque en una vida temprana así lo hicieron, y entonces la persona aprendió a esconder celosamente su gran tesoro emocional, la mejor parte de ellos mismos, tanto, que ahora no saben cómo rescatar esa parte tan importante de él.
Pero gracias a Dios hay tiempo o estamos a tiempo para rescatar al verdadero yo, a la hermosa persona, a esa alma ¨única y especial¨ que les habita, que está en cada uno de nosotros y que quiere caminar con la frente descubierta, respirar el aire del mar, de la montaña e incluso de la ciudad y hacerlo libremente, sin miedos, sin angustias, sabiendo de antemano que es la mejor manera de empezar de nuevo, una vez más, pero desde la seguridad del que ha transitado muchas etapas y que ha podido resolver muchos de los problemas presentados en su momento. Conociendo cada una de sus cicatrices, pero lejos de esconderlas o de sentir lástima de él, se siente feliz de su experiencia vital y de haber llegado hasta este momento.
Cuando la persona descubre a ese ser interior que lo habita, surge un cambio ¨radical¨, aunque no lo diga y la gente lo nota, hay un brillo especial... Por primera vez quizás, se siente bien en su piel...
Uno de los caminos que lo habrá llevado a ¨ese descubrimiento¨puede ser la Oración, independientemente de la Fe que profese, es una comunión entre su Creador y él y cuando se habitúa de nuevo a rezar, a conversar íntimamente con Dios, con las oraciones aprendidas o las que él cree, es indiferente en realidad... Esa conversación será ahora continua, desde un simple ¡Gracias Señor! hasta el diálogo interno para resolver o pedir ayuda a una inquietud o simplemente pedir que ¨aparezca alguien o un ángel¨que lo ayude en tal o cual circunstancia.
Para otros, la conexión con su Yo interior, la retoman desde la Meditación, es quizás uno de los medios más usados hoy en día, sin que por ello, abandonen su Fe. Lo uno no significa el abandono de lo otro. Simplemente se complementan.
Hoy, animada por los hechos maravillosos que ocurren a mi alrededor, con gente a la que quiero y estimo, los invito a buscar en su interior, esa llama divina que los habita, a conversar con ella, con esa Alma que está en cada uno de ustedes, para que la felicidad, si así fuera posible, sea más completa.
Cuando hagan de la meditación, la oración o el sólo respirar y dejarse llevar de esos minutos en silencio con ustedes mismos, algo diario y continuo. Sé porque lo he vivido, que se sentirán mejor con ustedes mismos, que harán las pases, aunque sea mentalmente, con aquello que los ha atormentado, y que todo lo nuevo que aparecerá en sus vidas, será simplemente maravilloso.
Queridos amigos mi deseo para todos, como cada día de mi vida, es que Dios nos bendiga a todos y nos ponga en el camino las oportunidades, personas o situaciones que nos permitan crecer y ser el maravilloso ser humano que somos, cada uno en su hermosa variedad y experiencia.
Mireya Pérez
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