A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

jueves, 2 de julio de 2020

Cuarto día de esta Fiesta Patronal Emocional... Y entonces llegaron ellos... Los libros...










A los largo de los años, desde aquel mayo de 1964 cuando compré mi primer libro, ellos serían y son para mí los grandes Maestros de mi vida, y puedo afirmar sin género de duda, que fueron llegando a mi vida, cuando yo necesitaba, emocionalmente hablando, crecer y superar una etapa, a veces de forma apacible y tranquila, como las aguas de un manantial, otras como una brisa desbocada o como una tormenta en un mar de arenas del desierto... Pero así fueron llegando y gracias a ellos, aprendí cientos de cosas, visité miles de lugares y conocí personajes tan interesantes, que a lo largo de los años fueron grabando huellas imperceptibles, pero profundas en mi alma y en mis conocimientos... Gracias!!!!

Si observan mi estudio y mi biblioteca, notaran que los libros que están en ella van desde libros de Filosofía, Metafísica, Novelas con base Histórica, mis preferidas, libros de autoayuda y novelas de autores tan interesantes, que si me llegan a enganchar, habré comprado muchos de cada autor, procurando tener toda su colección de libros. Autores como James A. Michener, Morris West, Taylor Caldwell, Depra Chopra, Wayne Dyer, Paolo Coelho, Agatha Cristhie, Og Mandino, Jorge Bucay, Ken Foller, Jacqueline Susan, entre tantos otros.

Algunos llegaron en forma de regalo, otros en cambio, gracias a las visitas periódicas que hacía a dos librerías cada sábado en la tarde, llamaban tanto mi atención, me era imposible dejar de comprarlos, los devoraba sin importar llegar a estar hasta las 3 de la mañana, leyendo en la sala de casa, para no molestar a mi esposo, pero sin poder apartar mis ojos de ese libro que me había enganchado hasta terminarlo en una sola noche, aún cuando ello representara leer más de 500 páginas en una sola sentada.... He sido un ratón de biblioteca, lo reconozco, pero qué suerte he tenido!!!!.

Mi pasión por la lectura, heredada de mi padre y de mi abuela paterna, la heredé a mi hija y a mis nietos, y es algo de lo que me siento muy orgullosa, dí por sentado, durante muchos años de mi vida, que la gente de la época de mi abuela, que nació en 1890, sabían todos leer y escribir, luego revisando entre la hemeroteca de la época de su ciudad natal, Linares, descubriría, que sólo una porción muy pequeña de las niñas de su generación, tendrían acceso a la educación y por supuesto a la lectura. Pero es una realidad y forma parte de la historia de nuestros antepasados.

Esta pasión también se la inculqué a parte de mis alumnas, sobre todo a aquellas que estuvieron conmigo en la época de 1980 a 1988, ese grupo de chicas dispusieron de mi biblioteca personal, no sólo para investigar sobre las materias que yo impartía, Biología y Química, sino también, leer parte de mis libros, tanto, que mi esposo decía que nuestra biblioteca parecía un acordeón, con todo y fuelles, jajajajaj. Pero a mi me emocionaba hablar con ellas en el recreo, del último libro que había leído y si les llamaba la atención, prestarlo y luego indagar qué habían aprendido del mismo. De esa época en particular, hay algunos títulos que fueron muy importantes: Melissa, Una tierna y apacible Victoria, La Leyenda de la Atlántida, El Gran León de Dios, Gloria y Esplendor... Luego vendrían :
Señor Dios Soy Anna, El Angel número Doce, El Don del Orador, Operación Jesucristo, El Sendero del Mago, Diario de un Mago, El Alquimista, Caballo de Troya, etc, etc, etc....

Cuando dejé la docencia y pasé al mundo empresarial, siempre en mi despacho habría una pequeña colección de mis libros, y también serían prestados a los interesados, pero ya eran sobre otras temáticas, pues en los años 90 descubrí al Dr. Wayne Dyer, gracias a su libro La Fuerza del Creer... Este autor sin saberlo, cambió mi vida para siempre y encontré en sus escritos una luz y un entendimiento de la vida y de sus situaciones, que aún hoy a cinco años de su muerte, me siguen acompañando...

Al final de este escrito, compartiré el video de una de sus películas: El Cambio, el cual pueden ver en su versión original en inglés o en español, como yo se las comparto, les puedo decir que la he visto cientos de veces y a lo largo del tiempo, me he ido reconociendo en cada uno de sus personajes, ahora creo que he llegado al jardinero, y es al que me gustaría llegar a ser, y transmitir esa paz y esa armonía que él transmite.

Como este mundo es maravilloso, un buen día hace unos 7 años, llegó a mí, un libro que me ayudó y preparó para transitar el Duelo, que inevitablemente se había acercado a mi puerta de nuevo... Mi esposo llevaba en coma ya unos quince días, cuando al salir de la cafetería del Hospital, vi, sin ver en realidad que, enfrente de ella había un estanco con libros, revistas y chucherías, y de repente mi vista se topó con un libro, que me habían recomendado apenas unos días atrás: El Camino de Las Lágrimas de Jorge Bucay, es un libro de bolsillo, pero en el momento en que lo ví por primera vez, me pareció mucho más grande. Se imaginarán mi sorpresa, él había llegado a mi, sin yo buscarlo, por supuesto lo compré y lo leí con voracidad, fue mi luz en el camino, y a través de los años, lo he vuelto a leer varias veces y siempre se lo recomiendo a la gente que está pasando por algún duelo físico o emocional, pues a mi me ayudó a sanar mis heridas y a entender los cambios que se irían presentando en mi vida...

Luego he ido comprando otros libros y viendo vídeos en Youtube, que es hoy en día un gran compañero de viaje, pues está a la mano en el móvil o celular, y no importa donde me encuentre, forma parte de mi equipaje de viaje existencial o de vida, cada vez más liviano, pero más comprometido emocional y espiritualmente hablando...

Hoy le doy gracias a Dios porque nací en un hogar donde la lectura era un aliciente para crecer y aprender y por el cual, me he mantenido siempre activa, creciendo, ayudando y proyectando todo lo aprendido, pues no me he conformado con ser un autodidacta, he querido siempre compartir mi entusiasmo y lo aprendido, y espero sinceramente haberlo logrado.

Dios nos bendiga amigos lectores y gracias por acompañarme en este camino.

Mireya Pérez



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