A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

lunes, 3 de febrero de 2014

Alma, una mujer muy especial



Hace ya algún tiempo que Alma, una mujer especial no está entre nosotros, pero su amor y su entrega ha quedado para los suyos y todos los que tuvieron la suerte de ser tocados con su manos o su sonrisa, pues su sonrisa abarcaba todo su rostro y sus hermosos ojos verdes iluminaban su mirada y la hacía más cálida. 

Quizás no fuera una mujer bonita, que lo era, pero era ese yo no se qué, lo que hacía que la gente se volviera otra vez para mirarla.

Era una mujer sencilla, trabajadora, inquieta y audaz, soñaba con dejar un mundo mejor para sus hijos y para los nietos, que no llegaría a disfrutar, pero sabía que Dios le había dado unos dones, su talento y su música y quería que no se quedara sólo en lo más íntimo de su familia y amigos, quería que los niños tuvieran la oportunidad de descubrir lo maravilloso que era crear y escuchar música y expresarse a través de ella, por eso, cuando le hablaron de un proyecto para llevar la música a los niños de las zonas más deprimidas, fue la primera en la fila, con su guitarra por montera y su gran ilusión, emprendió junto a varios profesionales la hermosa tarea de contactar y asistir a una serie de escuelas en barriadas pobres, donde con mucho amor y esfuerzo fueron dando forma a una hermosa obra, la música, traería a los niños de esas escuelas, la posibilidad de conocer otro mundo, de dimensiones inmensas.

Poco a poco fueron sumando personas interesadas en el proyecto, involucrando incluso a músicos profesionales, y así después de muchas luchas, lograron hacer su primer concierto, en el patio del Liceo, con los padres y representantes y con la presencia de una autoridad del Distrito Escolar, que se enamoró del proyecto y le dio nuevas dimensiones.

Peldaño a peldaño, los niños iban aprendiendo, ya tenían un grupo de cuerdas , de vientos, de percusión y sólo faltaba completar con algún chico o chica que tocara el piano, pero la orquesta infantil y luego juvenil ya había empezado a formarse. Era emocionante escuchar a Alma contar los progresos de los niños, y ahora con la aportación de un grupo coral muy famoso, tendrían los niños otra visión más amplia de la música, terminarían formando una coral juvenil que acompañaría en muchas tardes la presentación de la orquesta juvenil.

Paso a paso, se iba formando un proyecto que reunía a muchas personas de ámbitos distintos, pero que tenían en común el amor por la música, hilo conductor de todo este sueño hecho realidad. El logro y alegría mayor, fue cuando el Gobernador del Estado se presentó a una de las funciones y prometió el apoyo institucional, y así surgiría el gran proyecto de las escuelas musicales de su tierra, habían pasado más de 15 años, y Alma apenas cabía de la felicidad de ver que aquel sueño de muchas horas y problemas solucionados, se veía ahora acompañado de la ayuda Oficial. Este proyecto ayudaría a muchas familias, que se veían favorecidas con los estudios pagados para los chicos, una beca de estudio y de alimentos que complementaban su formación y que más tarde, según soñaba Alma los llevaría por los diferentes Teatros del País.

Con los años, la orquesta juvenil se hizo un nombre propio, y le daría al país una dimensión fuera de lo esperado, asistieron a un encuentro de orquesta juveniles latinoamericanas, y aunque no ganaron, los elogios y las palabras de aliento que recibieron, dio un nuevo empuje y les abrieron las puertas tanto a entes oficiales como  empresas privadas, que poco a poco se fueron sumando para ser patrocinadores del proyecto.

Si hoy Alma viviera, estaría feliz, sus niños, como ella los llamaba,  que ya son hoy hombres y mujeres, profesionales todos, son los que imparten clases o forman parte de orquestas afamadas internacionalmente, su sueño, el sueño de todos se hizo realidad. Seguramente desde el Cielo, esta mujer sencilla sonreirá de gozo y de alegría al escuchar las distintas composiciones que forman parte del repertorio musical de las Orquestas Sinfónicas Juveniles de su país. 

Una obra producto del esfuerzo, el tesón y el amor de hombres y mujeres de voces anónimas que con amor y talento le dieron vida a un proyecto que hoy tiene más de 40 años, pero que sirvió de base a una institución de prestigio. No hay niño en la patria, que no sueñe con formar parte de esta institución, y esto se debe al amor de un grupo de mujeres y hombres como Alma, que dieron su granito de arena para convertir un sueño en realidad.

A todos ellos, y en nombre de todos esos niños que hoy disfrutan de la magia de crear y de transmitir las más hermosas composiciones creadas por el ser  humano va este sencillo homenaje de agradecimiento, Dios los Bendiga!.




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