La mayoría de nuestros padres nos educaron con el firme propósito de hacer cosas o lograr objetivos que ellos no pudieron realizar por diferentes motivos: la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial, el Éxodo, la pobreza y escasez de los años posteriores, un largo sin fin de razones. Pero todos sin excepción, incluso los adinerados, querían lo mejor para sus hijos, las mayores oportunidades, los mejores colegios, escuelas y universidades. La mayoría lo logró. Otros fallecieron antes de ver hechos realidad sus sueños... Que eran eso, precisamente: sueños y esperanzas de un mejor porvenir.
Sin embargo, a pesar de todo lo que nos dieron y enseñaron, jamás nos dijeron que lo mejor que teníamos éramos nosotros mismos, no porque no lo pensaran, sino porque a la mayoría de ellos, ni siquiera se les ocurrió.
No obstante, desde hace unos cuarenta años para acá, han surgido una serie de filósofos, escritores, narradores, conferencistas y hasta gurús o coachings que han ido marcando las nuevas tendencias en el universo de la Psicología, autoayuda y evolución emocional y mental de cierto grupo, cada vez más numeroso de personas, alrededor del planeta.
Al primero de estos: Og Mandino, escritor y conferencista de los años 70, 80 y 90, lo conocemos por libros como: El vendedor más grande del Mundo, La Universidad del éxito, La Elección, Operación Jesucristo, El ángel número doce, entre muchos otros. Al mismo tiempo se daban a conocer el Dr. Wayne Dyer, con más de 42 libros y vídeos en youtube sobre los libros más importantes de su colección; Louise Hay, Dr. Depra Chopra y muchos más.
Viendo ayer el último vídeo de Louise Hay, recordé algo que todos ellos tienen en común: Se hicieron a sí mismos. Habiendo tenido diferentes experiencias de vida, desde la niñez, algunos siendo abandonados, otros superando problemas de salud, algunos, las secuelas de un maltrato, y en el mejor de los casos, sólo hacer frente a la discriminación racial o religiosa... Pero independientemente como haya sido su historia personal, hubo un momento en que se produzco una inflexión y buscaron en su interior las fuerzas que necesitaban para lograr superar sus problemas y a sí mismos, y una vez que lo lograron, no pudieron dejar de llevar el mensaje de su descubrimiento a todo aquel que pudiera escucharlos. Por eso escribieron, dieron conferencias, estudiaron carreras que les permitiera ayudar a otros, atendieron pacientes y escribieron sus hallazgos y descubrimientos, a veces solos, otros acompañados, pero con la misma intención en su mente: demostrar que si ellos lo lograron, todos podíamos hacerlo, sólo necesitamos intentarlo.
Hoy en día, en diferentes ciencias como la Psicología se están aplicando técnicas como el Mindfulness, la Meditación(en diferentes vertientes y estilos), ejercicios de respiración, para la concentración y la memoria. Todo lo que permita avanzar en el estudio y perfeccionamiento o avance del ser humano, está siendo utilizado, sin discriminar lo meramente científico, de lo humano o religioso. Por una sencilla razón: el ser humano es un individuo complejo, con infinitos recursos a su mano, e igual cantidad de oportunidades o vertientes que acoger para su superación personal y emocional.
Por ello es tan importante el analizar nuestra situación personal y emocional, independientemente de nuestra edad, condición social, cultural, etc. Porque si queremos superarnos a nosotros mismos en campos que ni siquiera sospechamos, los recursos están a nuestro alcance, pues la fuerza, la intención, el valor y las ganas forman parte de nuestros genes, de lo que somos en realidad, y sólo debemos analizar qué queremos y hacia donde queremos llegar.
No es fácil, se necesita mucha fuerza de voluntad para vencer los primeros obstáculos que nos lo pone nuestra propia mente, es la primera a la que debemos domar, porque tiene mucha experiencia saboteando nuestras ideas, y hasta nuestros sueños, o ¿no se habían dado cuenta antes?.
La mía se las trae, pero ahí estoy, luchando contra mi propia fortaleza, contra los muros de autoprotección que en alguna parte del camino construí y que ahora son un estorbo, a veces es tan fuerte que no me deja ver la luz, o siquiera me permite respirar, porque siempre ha hecho que yo sea muy controlada, casi fría, cosa que no soy, pero para evitar cualquier daño, ella levanta los muros de la fortaleza y se pertrecha por si acaso.
Sé que no soy la única. Hay personas que le temen a lo desconocido, que no se atreven a hacer cosas distintas, por temores como el qué dirán, o simplemente porque lo nuevo le aterra. No quiere decir que vayamos por ahí saltando cualquier acantilado, lanzándonos en paracaídas por ahí, para demostrar que somos fuertes. No, sólo necesitamos confiar en nosotros mismos, en nuestras habilidades y fortalezas, conociendo nuestras debilidades, para así poder aceptar e innovar o aprovechar las oportunidades que se presentan.
Algunos dirán que no pueden, que están bien así, se trata de ¨nuestra zona de confort¨que lanza un alerta como diciendo:
_ Oigan todos, se ha perdido y no se da cuenta, pero nosotros lo vamos a hacer por él o por ella..._
Estamos tan acostumbrados a hacer las cosas, como nos enseñaron, como está diseñado, que a veces no nos atrevemos ni siquiera a cambiar de ruta para ir al trabajo, somos muy metódicos o incluso dogmáticos, y no nos permitimos realizar pequeños cambios, porque les tememos.
Kant (1724-1804) fue un filósofo alemán que era tan, pero tan preciso, que la gente de la ciudad que lo conocían, podían saber la hora, con sólo verlo caminar hacia la plaza del rectorado, lo hacía todos los días, sin falta a las dos de la tarde.
A veces, sin darnos cuenta somos así. Es malo? no, pero sí aburrido, jajaja. En pleno siglo XXI, deberíamos permitirnos ser un poco más atrevidos, dentro de nuestras pautas, obviamente, pero podemos darnos pequeños premios, cuando avanzamos hacia aquello que nos fijamos o nos interesa. Permitirnos hacer algo diferente, que muy en el fondo hemos querido hacer y no lo hemos hecho por X causa, no importa ahora, pero si nos atrevemos y lo hacemos y nos sentimos bien, podemos darnos un regalo de gratificación, así sea, caminar por la playa una mañana de sábado, al despuntar el sol... Algunas de esas cosas pendientes por hacer, por ejemplo.
Yo quisiera hoy, transmitirles mi convicción de que las herramientas que necesitamos para superarnos o para superar cualquier situación emocional, física o mental está en todos y cada uno de nosotros, no es fácil, hay que ser perseverantes. Yo lo estoy haciendo, contra viento y contra marea, aunque a veces ni yo misma me de cuenta de ello, sólo voy dando pequeños pasos, a veces imperceptibles, pero con una idea en mi mente y una meta, la mía propia. Utilizando todos los recursos que he ido aprendiendo y recopilando en mi cerebro y en mi alma, pero enfocada en mi norte, el mío, confío en Dios, en que en el momento que esté lista, aparecerá la oportunidad, el maestro o la persona que me dará la llave de la próxima puerta, o del próximo escalón...
No dejen de soñar, de tener ideas, de tener una ilusión por realizar, viajar, descubrir o crear, forma parte de nosotros mismos, y podemos hacerlo, si creemos en nuestras habilidades y capacidades.
Dios los bendiga.
Mireya Pérez
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