Hoy en día, cuando se habla del Amor, la gente piensa enseguida en el amor de pareja, de ligue o de novios, sin entender que el Amor es un concepto amplio que abarca desde el que tenemos a nuestros padres, hermanos, abuelos, tíos y primos, a la pareja, si tenemos, a los hijos, nietos y sobrinos, a los amigos o amigas, que son los cómplices de nuestros secretos más recónditos... Para algunos incluso, los amigos son los hermanos o familia que nunca tuvieron, y encima fueron escogidos por ellos, caso contrario a la familia pues a ella llegamos por nacimiento. Pero el amor se extiende mucho más allá, a lo que nos rodea, a la ciudad o pueblo donde nacimos, a los símbolos que nos representan como ciudadano de un país: su bandera, escudo e himno nacional...y mucho más...
La lista como verán, se va extendiendo hasta el infinito, porque sin darnos cuenta, el ser humano, tiene la capacidad de amar y corresponder al amor recibido, de mil y una formas distintas, sin que por ello, se pueda cuantificar si se ama más o no que el otro u otros, en realidad el que ama a gran escala, le es indiferente si el objeto, persona o sitio conoce de su amor, la persona que ama así, es feliz simplemente porque puede amar de forma incondicional y a su escala, sin cuantificar, aunque a veces le digamos a nuestros seres queridos:
_¿ Sabes que yo te amo?-
_ Sí-
_ Pues yo te amo más allá del Universo e incluso más allá..._ conversación de mi nieta una mañana cualquiera, jajajaj.
Obviamente que al escuchar a mi nieta decir esto, siendo una niña entonces de cuatro años, me arrugó literalmente el alma, me la comí a besos, jajajaj, no podía ser de otra manera...
Ello me hizo pensar en esa palabra INTANGIBLE, que he utilizado para el encabezado de este artículo de hoy, porque algo es intangible, cuando no puede cuantificarse, ni medirse, ni pesarse, e incluso mucho menos verse, sólo logramos atisbar su existencia, cuando en algún gesto u acción, nos damos cuenta de lo inmenso que es el amor, que va más allá de nosotros mismos y que siempre busca el bien del ser amado, del lugar que amamos y recordamos con inmenso afecto, de los amigos y amigas de toda la vida, de los nuevos que se van presentando a lo largo de nuestra existencia, de nuestras mascotas, esos ángeles que nos acompañan de forma fiel y absoluta, a los que amamos y consideramos como parte de nuestra familia, y así podría enumerar cientos y cientos de amores, clases y tipos, infinitos quizás.
Cuando abrigamos en nuestro corazón y en nuestra alma, el amor a todo lo creado, se siente uno parte de este universo complejo y magnífico, perfecto y armonioso, y no nos queda otra cosa que ser agradecidos con la Vida, con nuestro Creador, porque nada, absolutamente nada, está hecho al azar, todo forma parte de un complejo sistema perfectamente engranado y entendemos que nada ocurre por casualidad, que todo tiene su causa y efecto, y entendemos por fín a aquel profesor de Física de tercer año (en mi caso y en el de mis compañeras, de Joaquín Fuentes Figueroa,qepd) que nos decía esta máxima: La energía no se crea ni se destruye, solamente se transforma...
Al amor le pasa lo mismo, mientras más amamos, más crece y transforma el entorno, lo hace más cálido, más humano, más cercano, y aún cuando a veces se sufran decepciones, el Perdón aparece para disolver el disgusto y el dolor, y seguidamente viene también el Olvido, el cual impide que guardemos rencor hacia nadie, incluso se llega a sentir pena por el que causa ese dolor, porque en el fondo se entiende que esa persona tiene mucho dolor en su alma, y por ello, cual animal herido, ataca antes de que alguien quiera curar sus heridas. El que ama perdona con facilidad, es incapaz de guardar rencor y por supuesto jamás buscará venganza o retaliación alguna.
Quizás piensen que amar de esa manera es de tontos, de novelas isabelinas, o de novelas antiguas, no, para amar así, sólo hace falta amarse a sí mismos, quien ama al reflejo que ve en su espejo cada día, no puede hacer otra cosa que amar a los demás, que son como él o como ella, pues todos hemos sido creados con amor infinito, por alguien que está más allá de lo humano o carnal...
Dar amor a manos llenas, incluso con la mirada, con gestos simples como una sonrisa, una caricia o una palabra, es algo maravilloso, te hace sentir parte del Universo, y a la vez estás agradeciendo de una forma sutil y serena, por todo lo bueno y maravilloso que ha pasado en tu vida, aunque a veces haya habido momentos de dolor, pero el tiempo que lo cura todo, también cura las heridas, llegando incluso a desaparecer, haciendo que en vez de la amargura, emerja el agradecimiento por lo aprendido a través de ese dolor.
Que Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros y podamos dar gracias por el amor que recibimos y al cual respondemos también con amor.
Mireya Pérez.
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