A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

viernes, 23 de diciembre de 2016

Complicidad...





Quizás al leer el título de este Post piensen en el aspecto negativo de la palabra, cuando dos o más sujetos se ponen de acuerdo para tramar un acto delictivo. 

Pero eso está a años luz de mis pensamientos. 

Yo voy por el lado más hermoso de la convivencia humana, cuando dos o más personas, unidas por diferentes lazos y sentimientos, demuestran, sin querer, ese no sé qué, que nos hace ¨sentir especiales¨ al poder disfrutar de cada gesto, cada palabra, cada guiño o caricia a escondidas, entre dos personas que se aman, se respetan y valoran, desde la seguridad del amor correspondido, de la sabiduría para aceptar que, cada uno es un individuo, con el respeto de su espacio, en la seguridad que brinda el saberse amado y en amar.

Lo he vivido, tanto en carne propia, como en la piel de amigas y amigos, que llevan eones de tiempo juntos, y aún después de cumplir montones de años unidos, de peinar canas y hasta calvas, jajaja, cada mañana, el uno al otro, se regalan con gestos y actos sencillos, el homenaje sencillo del que ama y es amado.

No hay celos, para nada, sólo esos pequeños grandes gestos, que se intercalan, a veces, simplemente con miradas, que dicen mucho más que mil palabras. Eso es, a todas luces, el producto del amor, de la comprensión, del sentir que son dos en uno, pero sin perder su derecho a ser personas con características propias. El Dr. Breddy, qepd, solía decirnos en aquel año 1971, que cuando uno se enamoraba hasta de los defectos, era el sumun del gran amor, y tenía mucha razón.

Seguramente, a más de una de nosotras, se nos habrá venido a la mente, alguna payasada, o gesto de la pareja, que al principio, quizás no nos gustaba, pero que ahora nos encanta!!!. A mi me encantaba que dijera:
- A Dios caráhhh!!!!.

Creo que era el tono con que lo decía, es una expresión que utilizaba la gente en Barquisimeto, Estado Lara, en Venezuela, mi patria. Pero hasta que lo conocí, nunca lo había escuchado, y claro que me movió el piso, y como se daba cuenta, por lo pillo que era, lo volvía a decir, y yo como boba!!! jajajaja.

Esas son algunas de las anécdotas, de las cuales vamos llenando la vida en pareja, sé que ahora, mientras leen estas líneas, a sus mentes deben haber venido, cientos de episodios propios y simpáticos de vuestra relación. Son esas pequeñas cosas, que nos deja el amor, y que en la ausencia, nos hacen recordar con nostalgia y agradecimiento, el haberlas vivido. Porque aunque no lo crean, no todas las parejas tiene esa experiencia. Sobre todo, cuando se rompe por diferentes motivos, y entonces lo que en algún momento hizo reír, se convierte en un defecto intolerable!.

Hoy que estamos en la víspera de una de las noches más hermosas de nuestro calendario, quería compartir estas pequeñas cosas mías, que sé, ustedes también han vivido o conocido en algún momento de sus vidas. Porque a pesar de que mi pareja ya no está, hay montones de momentos y recuerdos que valen la pena revivir, y olvidar así, los más tristes, que los hubo a lo largo de su enfermedad, pero yo, conscientemente, prefiero recordar lo hermoso, lo bueno y aquello que puede edificar y construir.

Dios los bendiga a todos y cada uno de ustedes, a los que tienen la dicha de compartir estas fiestas con la pareja, los hijos, los nietos... Pero también, para los que, en ausencia de una familia propia, están rodeados de amigos que son familia y gente amorosa y generosa. Un abrazo grande para todos, en esta fiestas tan especiales!!

Mireya Pérez



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