Soy una mujer que observa la vida, las cosas y objetos, las plantas y los seres vivos, e incluso a los seres humanos que voy encontrando a mi paso, con sincera admiración, a veces con profundo amor, ternura, otras con una incógnita, que espero no observen los demás, simplemente porque, al mirar la tristeza, el abandono, el dolor, la rabia o la falta de ánimos, mi alma se conduele y piensa cómo puedo ayudar. Muchas veces basta sólo con un Buenos días!, o Buenas... y una sonrisa amable.
Generalmente ante la sonrisa de otro ser humano, no nos queda otra opción que asentir, como mínimo, si no es que saludamos, aunque sea por cortesía. Cuando obtengo la respuesta deseada, me siento feliz por dentro, pues aunque sea por unos segundos, he actuado a favor de la naturaleza, y he obtenido una respuesta... Pero si además consigo no sólo una sonrisa, sino que incluso me han permitido conversar un rato, entonces, esta alma traviesa y audaz que me habita, tratará con todas sus herramientas de lograr una sonrisa o carcajada... Créanme que cuando lo consigo, siento cómo un pétalo de flor silvestre, se mezcla con otros tantos, que están guardados en mi caja de cartón existencial, son mis tesoros, los que entregaré en el momento en que me manden a llamar... jajajaj.
Cuando un ser humano sonríe, la naturaleza también sonríe, todo alrededor cambia, nada permanece inmune ante esta reacción, tan especial y humana, y los que están alrededor, también sonreirán, y es tan hermoso, tan gratificante, tan fácil y sencillo, que si lo supiéramos conscientemente, lo haríamos más a menudo. Pero nos dejamos llevar por el día a día, perdiendo energías valiosas en solucionar cosas, que muchas veces no están en nuestras posibilidades.
A través de la mirada se puede ver el alma de la gente, dicen incluso que, la belleza está en los ojos de quien la mira, yo miro con amor, con amor de madre, de amiga, de hija, compañera y hace eones de tiempo.... miré también con ojos de mujer enamorada. Por eso, con la experiencia de alguien que ha mirado desde casi todos los niveles de miradas y de sonrisas compartidas, quiero hoy más que nunca, que ustedes sean conscientes de lo importante que es sonreir, transmitir hermosos pensamientos, trasmitir a través de diferentes gestos, cuánto amor tenemos por nuestra gente, familia, esposa o esposo, hijos, nietos, sobrinos, amigos y amigas, incluso por aquellos que en algún momento nos fallaron o hirieron, quizás son los que más necesitan del amor y del perdón que podamos ofrecerles.
Estos días son especiales, por el mensaje mismo de la Navidad, el nacimiento del Amor, por ello, hoy debemos desde nuestro corazón y de nuestra alma, pensar en positivo, con amor, con perdón, con humildad y agradecimiento, en todas y cada una de las personas que vemos cada día, con las que conectamos de forma directa o indirecta, y mentalmente enviemos un mensaje de amor, de afecto y agradecimiento a todos y cada uno de ellos. La vida quizás no cambie demasiado, pero ustedes habrán aportado unas gotas de amor al océano infinito y habrá una diferencia, aunque sea infinitesimal, aunque no la veamos. Total, amamos porque queremos hacerlo y no esperamos nada de vuelta, pero sí habremos hecho algo por los demás, y de alguna manera, habremos ayudado a otros, sin que esa ayuda lleve un nombre específico, es sólo amor en vibración, en ondas telepáticas, en energía positiva.
Hoy, como mujer, madre, abuela y amiga, quiero hacerles llegar mi amor, mi comprensión, mi apoyo, mi consuelo, mi gratitud, mi alegría, todo lo positivo que me habita y me forma. Como los dedos de mis manos, cada uno de ustedes es distinto, pero todos son parte de una unidad que llamamos ¨manos¨, así pues, yo los amo a todos y cada uno, por lo que son en su interior, por el alma que los habita, por ser ustedes mismos. Pero también quiero que me acepten como soy, con mis defectos y virtudes, como un ser humano que ha cometido errores, pero que también ha tenido aciertos, que todos los días agradece a Dios por esa nueva oportunidad que me brinda, pero que reconoce su parte humana, que a veces se desorienta, como otros seres humanos, pero que lucha diariamente por subsanarlos.
Dios nos bendiga, todos y cada uno de nuestros días, y que en estas fechas tan particulares, no sintamos nunca soledad, al contrario, que nuestra alma rebose de felicidad, de empatía, de dulzura y de comprensión.
Hoy, les dejo como regalo este link de una audio libro del Dr. Wayne Dyer, qepd, pero que pueden escuchar a ratos, cuando su alma necesite alguna información....
Antológico y real, Mireya
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