Para cualquier adulto de nuestros tiempos, el tomar decisiones es algo natural, del día a día, sin embargo, en ese simple acto que realizamos, a veces se nos va la vida, literalmente hablando.
¿ Por qué? se preguntará más de uno... La respuesta no es sencilla, ni mucho menos, el abordarla en un articulo como éste, pero trataré de hacerlo, con la mayor humildad posible y con la claridad meridiana que requiere.
Sin darnos cuenta, cada día tomamos cientos de miles de decisiones, empezando por la hora de levantarnos, sí, aquí empieza la primera y más simple de todas, jajajaj. Porque habrá más de uno que al leer esto, se habrá acordado de los ¨cinco minutos más¨que le han pedido al reloj, cuando los despertó un lunes por la mañana, a que sí... jajajaja
Después de seguir el ritual de cada mañana, al levantarse; otra decisión que tomaron, fue qué ropa ponerse, pero ojo, que no sólo son las mujeres las que hacen de esto, tan aparentemente simple, todo un tratado de elegancia, estilo y vanidad, jajajaj. Los hombres también lo son, mi esposo millones de veces me pidió que le escogiera la ropa, mientras él se duchaba, y la pregunta invariable al verla era:
- Y eso pega?.... más de una vez, me provocó matarlo, jajajaj
Seguimos con la toma de decisiones... Cuando se montan en su coche y salen a tomar la vía hacia su trabajo, dependiendo de si viven en una urbe cosmopolita o en un sitio más alejado, la variable siempre es ¿Tomo por el camino de siempre o me voy por los caminos verdes?... estos caminos, son los más largos en Km, pero no tienen atascos de tráfico y por supuesto, no tienen semáforos, jajajaj. Los que vivimos en Caracas alguna vez, sabemos de lo que hablamos, jajajaj.
Hasta ahora, la toma de decisiones no ha repercutido en grandes cosas, pero en cuanto llegan a su lugar de trabajo, empiezan los verdaderos por qué de éstas. Algunos ejecutivos de empresa, cuentan con una secretaria que les tiene organizada la agenda del día, o de la semana, aquí no hay problema alguno, pues saben, que ella es una persona eficiente y capaz, y todo girará sin contratiempos, a menos que aparezcan imprevistos, pero para eso, ustedes están capacitados, no hay de qué preocuparse.
A la hora del almuerzo, generalmente no les dá tiempo de regresar a casa, así que lo hacen en compañía de otras personas o solos, con sus pensamientos girando en varias direcciones, lo normal en estos tiempos que corren.
Pero cuando empieza el momento serio de la toma de decisiones, es cuando hay que pensar en estrategias de mercado, en el personal a su cargo, y en los clientes a los que deben dar respuesta sobre algo que esperan, ahí es donde el verdadero ejecutivo se mide, porque la forma en la cual enfrenta los problemas, en cómo toma las decisiones, o sus respuestas ante el estrés, marcan la diferencia entre el ser humano exitoso o no.
Aquí señores y señoras, se conoce en verdad a la persona que estamos tratando... Es inaceptable que una persona se excuse o trate de escabullirse de los problemas, achacándoselo a los demás, escondiéndose en las excusas, no es válido para nada. Cuando aparecen los problemas, los adultos con confianza en sí mismos, analizan la situación, buscan las diferentes alternativas, y toman la decisión, en base a lo más objetivo, y al menor daño posible, o si es posible, sin daño o perjuicio alguno. No le temen a los problemas, no se esconden, siempre dan la cara, por su empresa, por ellos mismos y por aquellos a quienes ama y en quien confía.
Esto ocurre en el plano profesional, pero en lo personal y humano, entran en juego otras variables, algunas de las cuales no están en control del personaje, a veces son variables exógenas e incontrolables.
¿ Qué hacer entonces, para no sucumbir en el intento?. Lo primero es, ser honestos con ustedes mismos, porque si existe un ser humano al que no pueden engañar, es a ustedes mismos, a vuestra conciencia, a ese Yo, que no se calla, que siempre está martillando en su interior, tratando de que le hagan caso. Después, analizar los pro y los contra de lo que van a hacer: si es bueno para todos, la decisión es fácil; pero si, por esas cosas del destino, hay que tomar una decisión que quizás no sea del agrado de todos, habrá que estar muy seguros de que era la que había que tomar, porque después, no habrá marcha atrás, será imposible recoger los pedazos rotos...
En este momento, cuando ya no hay marcha atrás, viene la gran prueba del adulto que somos, el actuar en consecuencia. Puede que en el momento en que hicieron su decisión, no estuvieran totalmente convencidos, pero lo hicieron aún así, pues consideraron que, de todos los males, éste era el menor....
Si han actuado así, deben levantar la cabeza, mirar al frente, respirar y confiar en que las cosas se van a solucionar, en que se han hecho todas las cosas que se podían hacer, que no hubo nada que se tomara al azar, y que, independientemente de los resultados, ustedes obraron en conciencia. No dejaron nada al azar. Porque todo lo que dependía de ustedes, de su actuar consciente, fue realizado y asumido.
Cuando actuamos conforme a estos parámetros, nos invade la paz emocional, sabemos que actuamos, como pensamos que debía actuarse, y lo que no se resolvió, está ahora en manos de otros, o de Otro, que sabe mejor que nadie, lo que conviene a cada quien. Por tanto, no debe haber temor por nuestra parte, y mucho menos pensar en el juicio externo, nunca ha tenido valor real, nadie puede estar en los zapatos de otro y mucho menos juzgarlo... El resultado de la toma de decisiones, se verá a corto, mediano o largo plazo, pero ya no está el juego en vuestro patio, ustedes han realizado las jugadas que creían convenientes, y ahora será el tiempo o las fluctuaciones de la vida, las que les darán la razón o no. Pero aun si el resultado no es el esperado, estarán convencidos de que hicieron lo mejor que podían, con las herramientas que tenían. Ahí reside la gran diferencia!!!.
Muchos de los humanos adultos que conocemos, han llegado hasta el día de hoy, gracias a una serie de circunstancias y situaciones, algunas positivas, otras no tanto, pero el adulto que son hoy, es el resultado de una serie de aciertos o no, que han tenido en su vida, y se sorprenderían si escucharan sus historias de vida. Yo he tenido la suerte de escuchar a unos cuantos, y los admiro, por lo perseverantes, por lo ingeniosos, y por haberse crecido ante la adversidad, son sencillamente únicos y maravillosos. No es que se hayan vuelto ricos, no, siguen siendo gente normal, común y corriente, pero lo que los hace especiales, es su capacidad de sobreponerse ante la adversidad, de haberse hecho a sí mismos, y de reinventarse, una y otra vez, eso es maravilloso, es aplaudible !!!!!.
Así que hoy les digo a todos y todas que no tengan miedo a cometer errores, si eso ocurre, siempre pueden volver a empezar, serán mucho más sabios, sabrán algo nuevo: por donde no caminar, jajaj. Pero si lo intentan de nuevo, estoy segura de que las decisiones que tomen serán mucho más acertadas que la primera vez, de eso no hay menor duda.
La toma de decisiones, es algo personal e intransferible, puede que la gente cercana nos pueda aconsejar al respecto, pero al final, los que viviremos las consecuencias directas, seremos nosotros mismos, nadie más.
No hay que tener miedo, sólo confiar en que tomaremos las decisiones, con el sentido de buena Fe que nos caracteriza, y lo demás estará en otras manos, pero lo que nos concernía, eso sí lo hicimos con nuestra razón, y desde nuestra madurez emocional y humana...
Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros y nos lleve al lugar que nos corresponde, en el momento perfecto y maravilloso que El nos ha prometido.
Mireya Pérez
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