A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

sábado, 29 de abril de 2017

Centrados en la Esperanza... La Fe mueve montañas...



Mantener la Fe, en aquellos momentos en los que todo pareciera que está en contra de cada uno de nosotros, no es fácil, ni tampoco gratuito, porque muchas veces nos cuesta la propia salud. Los nervios y la tensión se acumulan, y aprender a mitigar estos problemas, se convierte en realidad en una fuerza motivadora que nos lleva a encontrarnos de nuevo con nuestra Fe, con nuestras creencias y con nosotros mismos.

El que piense que esto se logra de hoy para antes de ayer, se equivoca de plano a plano, no, al contrario, muy posiblemente, la persona haya tenido que pasar por momentos de mucha angustia y desazón hasta un punto, que yo llamo de ¨no regreso¨, en donde nuestra mente, que está preparada para la auto preservación de uno mismo, nos dice: 

_ Basta ya! _ y algo nos hace reaccionar....

Ese momento llega tarde o temprano, generalmente llega, y si la persona ha sido educada en valores y creencias, aparece de nuevo esa luz al final del camino e incluso ¨ángeles del camino¨, que iluminan nuestra mente y se renuevan las fuerzas. Es algo inexplicable, pero en el momento en que la persona está a punto de decir hasta aquí, de repente, una suave brisa llega a la piel y sin querer, se mueve algo dentro de nosotros, aparece una idea, o una inspiración e incluso el sólo leer una parte de un eslogan o una palabra que trae el viento, nos trae el ¨mensaje¨y hacemos mentalmente ¨click¨y volvemos a renovar nuestra búsqueda, como si nos hubieran dado una inyección de energías...

Todos, incluso aquellos que consideramos exitosos, han tenido sus momentos de bajón, creo que forma parte del aprendizaje de vida de cada uno de nosotros, pero la gran diferencia está en la forma en cómo reaccionamos ante estos problemas, si nos dejamos caer o si los utilizamos como motivadores o elementos de empuje. Ahí radica la gran diferencia.

La Fe, está siempre en cada uno de nosotros, algunos quizás no la conozcan con ese nombre, en realidad no es tan importante su nombre, como el hecho mismo de que, independientemente del nombre que le demos, ella acude en nuestro auxilio y se hace presente en nuestras vidas.

Yo tenía apenas once años cuando ocurrió el terremoto de Caracas en 1967, ese día yo estaba en casa de mi amiguita de la infancia, cuando de repente empezó a temblar, las paredes parecían de papel, y se hizo un ruido atronador: taka taka taka taka.... Aún, a tantos años de distancia, lo puedo identificar... y la madre de mi amiga, que era de un país de muchos sismos, nos dijo que corriéramos por las escaleras, yo era una niña muy alta para mi edad y bailarina de ballet de formación, así que corrí escaleras a bajo, los cinco pisos  del edificio y llegué a la calle, que todavía se movía como si fuera una montaña rusa... y me abracé a uno de los árboles de la avenida...

Ví de todo esa noche... los padres de mi amiga me dejaron en casa, y una de las vecinas de mi madre, me entregaría esa noche una estampita de la Virgen del Carmen, desde ese noche de julio del 67, me he agarrado a esa Virgen, con toda la devoción y la Fe que puedo expresar en palabras. Incluso, cuando tengo alguna pesadilla, al despertar, el sólo rezar y pedir a nuestra Santa Madre, por mí y los míos o por la gente que conozco, me ha devuelto la tranquilidad.

Sé que existen personas que no tienen Fe, que incluso se mofan de algunos de nosotros... Pero no importa, en realidad, esa actitud forma parte del ¨libre albedrío¨con el cual nos ha creado nuestro Dios, o como le quieran llamar. Lo fundamental, no son los nombres, sino el mensaje y la enseñanza que conlleva. 

En lo personal, la fe es mi motor y mi anclaje, parte de la serenidad y de mi Resiliencia, sin ella me hubiera sido imposible llegar hasta aquí. Como madre, educadora y adulto responsable, es mi deber transmitir el mensaje, así sea a través del ejemplo de vida, no porque yo sea importante, sino porque mi ejemplo puede servir a otros para no cometer los errores que yo cometí, en su momento, o  para que, a través de mi ejemplo, puedan entender que sí se puede, que si alguien como yo pudo sobrellevar y superar los escollos y seguir su camino, todos podemos hacerlo, a nuestra manera, a nuestro estilo, etc., pero que sí se puede.

Esa es la montaña que debemos mover, la de nuestra propia ¨saboteadora emocional¨, de la cual todos tenemos algunos pequeños fragmentos o grandes rocas, sí, aunque no lo crean, a veces nuestra falta de fe en nosotros mismos, nos juega malas pasadas y nos sabotea, a escasos pasos de lograr la meta ansiada. 

Pero no todo está perdido, existen miles o cientos de miles de ayudas que podemos utilizar para ¨renovar esa fe o esperanza¨, a veces basta con el simple observar, respirar y levantar la mirada. Otras en cambio, necesitará la reflexión o auto evaluación de nuestras fortalezas y/o debilidades, para saber en qué momento nos encontramos y qué podemos hacer para arrancar de nuevo. Pero la oración también es una gran aliada, ese momento de reflexión o de conversación con Dios en donde exponemos lo que nos pasa y pedimos inspiración, nos lleva a encontrar la Paz y el sosiego y en medio de ese momento, generalmente se disipan las sombras y acude a nuestro auxilio la inspiración o la idea que nos aclara las dudas.

Puedo decirles que de alguna manera, la ¨respuesta llega¨, y cuando hemos sido consciente de la señal, dejamos atrás el pesimismo y renovamos el camino, los proyectos o las ideas, para hacer o cumplir con nuestro destino.

Puede que en más de una ocasión se sientan ¨rotos¨, maltratados, injustamente tratados por la vida o las circunstancias, pero una vez se superan esas etapas, todos hemos reconocido, que hemos salido más fortalecidos, aunque para lograr esa fuerza, hayamos tenido que transitar el dolor. Ninguno de nosotros es ajeno a él, para cada quien es el más grande del mundo... Pero una vez superado el proceso, las enseñanzas adquiridas, forman parte de ese bagaje de experiencias que nos hacen únicos e irrepetibles, ni mejores ni peores que otros, sólo diferentes. 

Hoy pido a Dios que nos dé la fortaleza y la entereza para superar nuestras batallas, para crecer como personas y sobre todo, pido a Dios por todos nuestros seres queridos, dondequiera que estén. Que nuestra Fe, sea capaz de hacerles llegar ese amor del cual hacemos gala, del amor de Dios.

Que Dios nos bendiga.




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