A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

jueves, 27 de abril de 2017

Confiar, esperar, rezar...Todo llega en el momento perfecto...








Más de una vez he dicho la siguiente frase:

- Inquietud... Tienes nombre de mujer..._ 

No tanto por el hecho de ser ¨algo inquieta¨, jajajaj, que lo soy muchas veces, sino por el hecho mismo de ser Mujer. Aunque quizás no sea una característica exclusiva de las mujeres, sí la asocio a nosotras. Los hombres en ese sentido son más prácticos que nosotras, se enrollan menos, quizás.

Reconozco que hay momentos en mi día a día, que el sólo pensar en hacer cosas, me motiva en una vorágine de movimientos, a fin de llevar a cabo todo lo que mi cabeza ha ideado, en minutos o en un par de horas, sorprendiéndome a mí misma, con la cantidad de cosas resueltas o realizadas en tan corto tiempo. Para mí es normal, pues conozco y reconozco mis ataques de ¨hiperquinesis¨, jajaja. No porque tenga algún tipo de déficit de atención, en absoluto, sólo que a veces, hago todo de una sola vez, otras en cambio, me tomo mi tiempo, bien sea para pensar y evaluar o simplemente porque en ese momento, no es el momento adecuado o yo pienso que no lo es. 

Sin embargo, hay momentos en los que debo hacer una ¨parada voluntaria¨, centrarme, respirar, rezar y sobre todo: Confiar...

No soy una obsesa del control, para nada, me caracterizo más bien por dejar a cada quien ¨su espacio¨, porque sufrí en mi vida, del control y de la supervisión excesiva, en muchos casos, de las personas que decían quererme, o ser ¨amigas¨... Por tanto, hoy no quiero eso en mi vida y mucho menos en los demás. Aún en los casos en que por obligaciones del trabajo o cargo, se deba llevar un seguimiento de las personas bajo nuestra supervisión, pero hay formas de hacerlo, sin que la persona se sienta presionada o juzgada, y yo he aprendido a hacerlo, con tiempo, dedicación y en completa armonía. Dejando ¨respirar a la gente¨y aceptando sus diferencias. Algo realmente importante en nuestros días.

Por tanto, hoy, independientemente del punto en que nos encontremos, debemos hacer un ejercicio de introspección y de auto evaluación para analizar en qué momento de nuestras vidas estamos, qué tenemos por delante, cuáles son nuestros objetivos a corto, mediano y largo plazo e ir tras ellos. Confiando siempre en que, todo lo que necesitamos ya está en nuestras vidas. No estamos incompletos, todo aquello que necesitamos está presente y a nuestra mano, sólo debemos reconocerlo y aceptarlo. En ello se basa el concepto que implica la palabra Confiar, pues es una conocimiento cierto de que aquello que queremos o soñamos se va a realizar, en el tiempo perfecto y en el momento exacto en que lo necesitamos, ni un minuto antes, ni un minuto después. Por tanto, entendido y procesado en nuestra mente que ¨el tiempo de Dios es perfecto¨, nada ocurrirá o sucederá sin que el amor de Dios hacia nosotros no se vea manifestado.

Algunos me dirán, que aún así hay personas que han obrado mal con respecto a ustedes. Sí, a veces pasa, pero no está en nuestras manos el juzgarlo, eso se lo dejamos a la vida, que coloca a cada quien en el lugar que le corresponde, a nosotros nos queda el Confiar, y entender que, a veces, aquello que necesitamos o que queríamos y no se realizó, era porque ese no era el momento adecuado para nosotros, y que se resolverá en el momento preciso. No es fácil, lo sé y lo he sufrido, pero con el tiempo aprendemos a entender qué lecciones vienen con cada proceso o con cada situación que no se ha resuelto de la manera esperada. 

Al respecto me viene a la memoria el caso de muchos científicos que, al principio de su investigación, se planteaban una serie de teorías y al realizar cientos de veces las pruebas para verificar ese hecho, de repente, por un aparente descuido, descubrían que su teoría estaba basada en un hecho errado. Por tanto, tuvieron que rehacer los experimentos y hallar la forma de comprobar la teoría que explicaba ese hecho...

Esperar, es también algo que templa nuestras fuerzas, porque hace que aprendamos a dominar nuestros impulsos y nuestras ansias. Cuando aprendes a doblegar ese ¨caballo¨de fuerza que tienes por dentro y logras ¨aquietar¨tu alma, puedes respirar, centrarte y observar, por tanto te das permiso para ser paciente y aprendes que todo tiene un tiempo, un momento y un por qué. 

Si eres de las personas que no puede quedarse quieta ni un minuto, aprende a respirar, a tratar de estar en silencio, tranquilo, en un lugar donde sepas que nadie va a interrumpirte, y sentado en forma cómoda. 

Simplemente ¨respira¨, observa cómo entra el aire a través de tus fosas nasales y cómo sale de tus labios, sólo eso, por cinco minutos. Puedes incluso utilizar el cronómetro de tu móvil, de manera que puedas controlar el tiempo que vas a estar realizando este ejercicio. Al principio estarás inquieto, casi ni podrás respirar, te sentirás incluso como ahogado, pero con tesón y disciplina podrás llegar a hacer este ejercicio de forma rutinaria, sin que amerite un esfuerzo especial para ti. Habrás empezado a transitar el camino de la meditación, sin apenas darte cuenta de forma consciente.

Cuando incluyas el meditar e incluso Rezar, en tu vida cotidiana, así como haces cualquier otra cosa, como lo es el trabajar, estudiar, escribir o hacer los quehaceres de tu casa, te garantizo que te sentirás como un ser completamente nuevo, sentirás cómo se afianzan en ti tus ideas, adquieres mayor confianza e incluso, descubres que hay un nuevo o renovado sistema de valores ante ti.

Confiar, esperar y rezar... Son tres opciones o elementos que puedes añadir a todo el cúmulo de aprendizajes y valores que te forman, harán un cambio realmente importante en tu vida, pero sobre todo, te hará entender y sentirte parte importante de la creación de Dios. Cuando entiendes que nada ocurre al azar, sino que, cada situación presenta una oportunidad para crecer y evolucionar no sólo como individuos, sino como ¨alma¨ con una experiencia humana, dejarás de sentirte agredido o culpable.

Todo llega en el momento perfecto y armonioso, y si algo no se presenta u ocurre, como esperábamos, es porque no era para nosotros, y muy posiblemente de haber sucedido, jamás nos hubiera ayudado en nuestra evolución emocional y espiritual.

Dios nos bendiga a todos amigos, que tengan un día realmente bendecido.

Mireya Pérez.




No hay comentarios:

Publicar un comentario