A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

miércoles, 12 de julio de 2017

Lo importante de soñar e ir tras ese sueño...



Muchas personas de nuestro entorno, con la mejor de las intenciones, a veces, nos dejan con el alma en un precipicio, porque sin darse cuenta, emiten juicios de valor, sobre cosas que muy posiblemente ni entienden ni comparten, pero con sus palabras, pronunciadas con buena intención, lo que hacen es desequilibrarnos, y si no tenemos muy claro el camino a seguir, puede que influyan en las decisiones más importantes de nuestra vida...

Aunque no lo crean, sucede más veces de las que podemos contar, es realmente increíble, porque siempre están dispuestas a salvar el mundo, sin tomar un minuto para razonar en lo que dicen o expresan en voz alta. El mundo al que están afectando, es generalmente el de aquel que está en su zona de influencia, y zas, sin mediar palabras, lanzan su sermón y se quedan tan panchas!. Como diciendo:

_ Ya te dije lo que pienso y estás equivocada, mientras que yo, siempre tengo la razón _ 

¿Cómo paramos a esa persona que tanto poder siente que tiene sobre nosotros?. A veces no es fácil, porque la mayoría de nosotros estamos condicionados por la educación, por el respeto o por los lazos emocionales que nos unen. Pero necesitamos darle un hasta aquí, porque de lo contrario, manejarán nuestra vida, como si fuéramos marionetas, y no es el caso.

Creo que el primer paso a seguir es hacer una pregunta:

_ ¿Por qué me dices eso?_ 

A lo mejor da una respuesta coherente y tenga algo de razón, pero si no la tiene, y sólo juzga por la costumbre de decir la última palabra. Vuelvan a preguntar.

_ ¿ Si estuvieras en mi piel, de verdad harías eso?_

Quizás respondan que a ellos no les pasaría jamás eso, porque ellos son muy precavidos o lo que sea. Entonces pregunten, cómo aprendió a detectar lo que ustedes no detectaron en su momento, y para vuestro asombro, muy posiblemente respondan, que a ellos les pasó lo mismo hace mucho tiempo o si no, le pasó a alguien cercano...

Muchas de las respuestas posibles de su interlocutor tendrán un algo de verdad, pero mucho también de miedo, de ese miedo que nos han inculcado de niños, que nos hace ser precavidos y jamás aventurarnos a realizar cosas o llevar a cabo proyectos, que están muy lejos de lo que conocemos o de nuestra zona de confort. Sucede que el ser humano le tiene miedo a lo desconocido y prefiere, antes que descubrir algo nuevo, el entorno conocido y aquellos lugares o situaciones que sabe que puede dominar o conocer de antemano, porque le da ventajas que sólo él conoce o posee.

Existen personas para las cuales , sin embargo, la aventura lejos de ser algo peligroso; le infunde muchas ganas de vivir y el riesgo forma parte del equipaje y lo buscan a todo precio. No escatiman ni esfuerzos ni energías en ir tras lo desconocido, son aventureros natos, para ellos no hay bridas ni frenos, su vida es una constante búsqueda de cosas nuevas, no paran nunca y su equipaje es muy ligero.

Pensarán con cierta razón, que lo ideal sería estar en un punto medio, entre el aventurero y el sedentario o sensato. Depende de cada ser humano, de su edad, de su contexto familiar, de su entorno y del estado en que estén sus emociones. Si estás en la primera juventud, por supuesto estás en la etapa de la búsqueda constante, estás a pocos pasos de encontrar aquello que necesitas y cruzarás tantos puentes y caminos, lagos o ríos que necesites para conocer y aprender todo lo que vas a necesitar en un momento dado. Cuando llegas a la etapa del adulto joven: entre los 30 y los 45 años. La plenitud de tus funciones vitales, de tu formación académica y de la formación o no de una familia, te llevará por derroteros interesantes y se irán cumpliendo cada una de las etapas que te marcaste y los sueños están cada vez más cerca de cumplirse. En la etapa de los 45 a los 60, muy posiblemente, los retos sean menores, pero aquellos que se presenten serán mucho más profundos, para algunos incluso, significan la construcción final de la estructura sólida de su vida. Los hijos han crecido, ya están desarrollándose por cuenta propia y ahora al mirar atrás, ves que tus metas se cumplieron. Pero hay mucha vida por delante y entonces comienza la etapa de ¨Los permisos¨. Aquí ya eres un adulto totalmente formado, y según los antropólogos sociales, los 60 son los nuevos 40 de antes, y este adulto que peina canas, es vitalmente fuerte, dinámico y con muchas ganas de vivir, pero a un ritmo diferente.

Ahora quizás se plantee realizar los sueños ¨postergados¨. Me dirán ¿ Sueños postergados?... Pues sí, porque muchos de nosotros, teníamos cosas que queríamos hacer y por falta de tiempo para dedicarle o por falta de motivación o porque la situación no era la propicia, ni siquiera lo intentaron. Pero ahora, con todos ¨los pañales cambiados y los teteros dados¨, es decir con la familia enrumbada, pueden por fín, ir tras los sueños que postergaron casi toda una vida.

En mi caso  particular, era escribir, no tenía tiempo, siempre estaba corriendo de un lado para otro, tratando de apagar fuegos, de solucionar problemas o de atender a aquellos que me necesitaban, pero ahora me he dado el permiso para cumplir una parte de mis sueños, y lo hago, a mi manera, a mi tiempo y sin dejarme desmoralizar, por aquellos que intentan, con mucho esfuerzo, llevarme a su zona, que no es la mía...

Sé que existen personas que creen saber mejor que la persona misma, qué es lo que le conviene, y no voy a juzgarlos. Pero si nosotros intentamos hacer eso con ellos, muy posiblemente nos darían un parón, que nos quitarían las ganas de intentarlo; sin embargo, nosotros somos de otra pasta, tenemos una forma distinta de reaccionar, en mi caso, jamás peleo o alzo la voz, para mí es una pérdida de energía, y una falta de educación. Podemos ser firmes y demostrar que nuestras decisiones son una contante y que vamos tras nuestros proyectos, sin tener que alegar ni discutir con nadie. Al final, los demás deberán aceptar que nosotros somos adultos responsables, y que nuestra primera responsabilidad está con nosotros mismos y para nosotros mismos. Yo me he ganado a pulso, la independencia de la que disfruto, y no se la voy a ceder a nadie. ¿Cometeré errores?. Por supuesto, pero también los enfrentaré a mi manera y buscaré las soluciones para emprender de nuevo, por lo menos, mientras el primo alemán, no se presente y espero que nunca lo haga. En mi familia no ha habido personas con ese mal, y mis familiares son longevos, así que Yo, confiando en Dios, tengo por delante, como mínimo, unos 27 años más, jajaja para hacer lo que quiero y lo que sueño.

No crean que porque hemos llegado a esta edad, por demás interesante, ya se nos acabó o quemó el arroz, no, al contrario, piensen que tenemos todas las herramientas que necesitábamos para construir una nueva etapa de nuestra vida. Si cuentan con la presencia de alguien que los ama, mejor que mejor, pero si como yo, lo hacen en una ¨aparente soledad¨, y digo aparente, porque siempre Dios está conmigo y porque cuento con un grupo de amigos y amigas que siempre están pendientes de mi y que me apoyan y aconsejan, cuando creo que estoy haciendo algo errado o que el camino no es el más acertado, pues muy bien!.

Lo realmente importante es hacer como la gente creativa, que hay cientos de miles: Soñar, mirar en su mente la imagen de aquello que quieren ver manifestado en su vida, con lujo de detalles, como los arquitectos y urbanistas, que antes de plasmar en un lienzo o en plano del ordenador, se imaginan la estructura, las terminaciones, los detalles arquitectónicos, las fuentes y hasta la más insignificante parte del ¨todo¨y luego lo plasman en esa ¨maqueta de ensueño¨...

Nosotros somos esa maqueta de ensueño y nos merecemos convertirnos en nuestro propio sueño y proyectarlo y hacerlo visible, con todas sus características maravillosas y únicas y sentir que lo construido es bello y bueno, útil y amoroso, perfecto y armonioso. Porque lo valemos, porque lo somos, porque no hay ni habrá otro ser como nosotros, con nuestras luces y nuestras sombras, pero perfectos hijos de Dios.

Dios nos bendiga amigos y amigas, que tengan una semana realmente bendecida.

Mireya Pérez



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