A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

viernes, 28 de julio de 2017

Mirar sin ver... ¡ Qué extraño!... ¿ No ?...



Cuántas veces nos habrán reclamado, con razón, que estamos mirando sin ver... Quizás les parezca algo raro, pero estamos tan acostumbrados al uso de las palabras que ni siquiera nos paramos a sopesar su verdadero significado.

Miramos a la gente pasar a nuestro lado, pero no prestamos atención a los detalles sutiles que entraña  el ver sus rostros, dirigirnos a sus ojos y notar cómo desvían la mirada o como la sostienen mezcla de orgullo, altivez o valentía quizás, no lo sabremos nunca.

Vemos la ciudad, sus calles, pero no nos detenemos a admirar los cambios sutiles y progresivos que abarcan desde el cambio de estación, hasta la calidad de la luz, el color del cielo, si es má o menos brillante esta mañana, o si por el contrario, cosas como la polución, la contaminación o la calima, nos impiden ver el majestuoso cielo azul que nos sirve de límite ante la inmensidad del universo que nos rodea.

Estamos tan acostumbrados a tener todo, que no nos paramos a mirar y observar lo afortunados que somos, por el simple hecho de tener una vista sana. Hay cientos de miles que no saben lo que es...

No sé si les ha pasado alguna vez que han agarrado el coche, se han puesto en marcha y de repente, sin darse cuenta, han hecho un trayecto, por unos segundos quizás, sin que hayan estado atentos al 100% del camino o vía por la que circulan, y por escasos segundos se han pasado la calle o la vía a la que debían acceder y han tenido que seguir hasta un retorno permitido, para ir a donde se habían propuesto inicialmente. A mí me ha pasado algunas veces, y me he preocupado, sobre todo porque pienso que pude haber ocasionado algún accidente por un despiste de mi parte.  Déjenme decirles que creía que eran cosas solo mías, pero en estos días me monté en un taxi, y al conductor le pasó lo mismo, jajajaj. Confieso que me sentí aliviada, jajajaj. Dicen que mal de muchos consuelo de tontos... jajaja, No soy tonta, pero me sentí humana, no un bicho raro, jajajaj.

Quiero amigos lectores que aprovechemos para mirar y para ver con atención los detalles de esa vida que transcurre a nuestro alrededor, que disfrutemos de cada uno de sus matices, de sus aromas, de sus cambios, alegrías y sobre todo de placeres tan sencillos como sentir la brisa que acaricia nuestro rostro, la sonrisa de los niños, los rayos de sol en la piel y si tienen alguien que los ama:de esas miradas dulces y amorosas que a veces duran toda una vida...

Que tengamos todos y cada uno de nosotros, un día realmente bendecidos. Dios nos bendiga.

Mireya Pérez


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