A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

domingo, 18 de mayo de 2014

No hay palabras mal dichas.... sino mal interpretadas.








Hoy he vuelto a leer, un pedazo de una conversación, que había guardado, porque presentía que algo en la conversación, no había sido dicho, como yo lo interpreté. Y me siento avergonzada de mí misma, a veces ese enemigo contra el cual luchamos todos los días,¨El ego¨nos hace ver oasis, donde solo hay asfalto, puro y duro. Yo espero, que mis palabras no hayan herido a una tercera persona que es totalmente inocente de las tonterías y fantasías de un adulto, que por unos minutos regresó a una etapa, que está en el pasado, y allí debe quedarse para siempre.

Yo no veo novelas de televisión, porque a los pocos minutos de verlas, ya me sé el parlamento que va a decir el personaje, y si encima lo estoy viendo con alguna amiga que sí le gusta su novela  , le echo a perder la tarde. Prefiero las series policíacas, porque me encantan las novelas de Agatha Cristhie, Morris West,etc., que me hacen pensar en posibles soluciones.

Pero esta vez el cazador resultó cazado, y me siento terrible, pude haber hecho un daño enorme, sin darme cuenta, que Dios me perdone. Porque por estos momentos, yo misma  no me perdono.


Por eso es tan importante medir las palabras, y lo que escribimos, porque un comentario inocente, puede ser mal entendido, y causar dolor a personas que ni siquiera nos conocen, y que hasta ayer ni siquiera sabían que existíamos, en verdad desde el fondo de mi corazón, les pido perdón, estoy totalmente abrumada por la pena.


Pedir perdón, alivia el alma, aunque eso no borre para nada la estupidez realizada, pero por lo menos, gracias a Dios, no hubo daños que reparar, la persona no se dio cuenta de mi error, aunque yo ahora sí, y por ello el desasosiego espiritual que me indujo a escribir estas breves palabras.

Si en algún momento les pasa lo que a mi, y pueden en el mismo momento pedir disculpas, háganlo, no dejen pasar el tiempo, ahora, yo he perdido perdón, aunque las personas a quienes van dirigidas, no sepan nunca lo que pasó, pero como también le estoy pidiendo a Dios que me perdone por mi soberbia, por mi engreimiento y por mi estupidez, se que mi alma, con el tiempo se sentirá más tranquila.

Un proverbio dice que ¨no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy¨..., y esta solicitud de perdón, no podía esperar un día más.

Todos nos equivocamos muchas veces en la vida, pero también la vida nos da la oportunidad de resarcir los daños o de pedir disculpas, y yo espero que sepan perdonarme.


Dios los Bendiga


Mireya Pérez




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