A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

domingo, 15 de junio de 2014

Ese hombre tan especial....mi padre


En apenas unos días, cumpliremos años los dos, yo de vida y tu de partida, 43 años, desde que aquella madrugada de un ocho de Julio, mi tía, tu hermana mayor, abriera las puertas de mi casa para buscar la ropa con la que te amortajarían, yo no te había visto desde el sábado, cuando cantamos juntos mi cumpleaños en el hospital, y ahora me encuentro frente a frente a mi tía, y le digo, que seré yo quien  escoja tu ropa, siempre fuiste un hombre muy elegante, con trajes impecables, y así te íbamos a vestir, no es fácil para una niña de 15 años , tomar estas decisiones, pero esas han sido una sola de las muchas que a lo largo de mi vida sin ti, he tenido que tomar, algunas acertadas, otras erradas, pero decisiones al fin y al cabo.

Cuando llegué al hospital mi madre estaba siendo atendida por tres médicos que trataban de calmarla, de los gritos que pegaba, solo acertó a decirme, que lo fuera a ver que todavía estaba tibio, que lo besara, y cuando lo vi, parecía un muñeco de cera, ese no podía ser mi padre, un hombre que en 10 meses de lucha contra el cáncer de estómago había perdido 60 Kg de peso,  al final, no había podido más, y un paro respiratorio, nos lo arrancaba de los brazos.Ya te habían bañado entre mi madrina y unas enfermeras, todas lloraban, pero no dejaban de trabajar, yo te abroché la camisa y te hice el nudo de tu corbata, peiné tus cabellos, y besé tu mejilla, me agarré a tus manos, que ya empezaban a ponerse heladas, te terminaron de poner el traje y cuando me entregaron la estampita de la Virgen del Carmen y del Nazareno de San Pablo, te las puse en el bolsillo interno de la chaqueta, eras tan católico, que si el domingo no podías ir a misa, ibas el sábado.Y yo quise que estos sencillos símbolos te acompañaran también a tu última morada.
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Luego nos dijeron que esperáramos abajo, mientras te sacaban ya tapado con una sábana blanca para llevarte a la morgue, no se te hizo autopsia, porque de sobra se sabía de qué habías fallecido. Cuando llegamos a la planta baja, estaban los zamuros como yo los llamo, a los de las funerarias, cada uno vendiendo su producto, al final quedamos que fuera en el que quedaba detrás de casa. Mamá firmó unos papeles, y nos fuimos a casa para bañarnos y arreglarnos, solo que no sabíamos que papá al ser miembro del Sindicato de Radio Y Televisión, y del Sindicato de trabajadores del Ministerio de Obras Públicas de la Zona 10, nos pedirían que lo veláramos desde el miércoles hasta el viernes a la 9 am, cuando por fin pudimos enterrarlo. Una de mis amigas, que no se separó ni un instante de mi, por ser muy semejante a mi en contextura y color de cabellos, recibía el pésame, en vez que yo, y yo le hacía señas, de que no dijera nada.

Las madres del colegio se presentaron en la funeraria, para decirle a mi madre, que yo tenía que presentar examen ese día de Puericultura, y que ellas vendrían a buscarme y luego al finalizar el examen, me traerían de vuelta. Y así fue, al llegar al colegio, mis compañeras tenían órdenes de ni siquiera mirarme o cruzar una mirada conmigo, nada, el examen parecía un sepulcro, sólo al final el Profesor Breddy, besó mi mano y me dio las condolencias.

Desde entonces, sin yo saberlo, cada vez que alguna alumna del colegio ha pasado por un periplo parecido, le cuentan mi historia, sin dar nombre, para que vean el ejemplo de una niña que estaba en estado de shoc, y que fue llevada y traída, como si fuera un monigote.

Cuando por fin, el viernes en el cementerio sus compañeros, se fueron turnando, para irlo llevando en hombros hasta su tumba, mi madre no estaba, tampoco mi hermano de 11 años, y alguien me dio una pala con tierra para que diera la primera palada sobre el ataúd de mi padre, así se cerraba una historia  hermosa de amor, de familia, de amigos, de risas, de escuchar, de cantar juntos y bailar sevillanas, de cantar flamenco y taconear, de compartir lecturas, de aprender, de contar con alguien que siempre estaba allí, pero que se había ido muy joven 48 años apenas, toda una vida por delante.

No nos viste crecer, no pude cumplir tu sueño de estudiar Medicina, eran muchos años de estudio, y tenía que ayudar a mamá, y de ahora en adelante yo sería el hombre de la casa, la representante de mi hermano, y la que gestionaría montones de cosas, para las cuales no estaba preparada, la primera y más dramática para mí, fue llevarme en autobús al centro de la ciudad y decirme, que con dos monedas, debía llegar a  mi casa, nunca había estado por esos lados, pues era mi padre quien hacía esas diligencias, al final, después de llorar y de rezar en una iglesia que encontré, logré preguntarle a un autobusero, si pasaba por tal sitio y me dijo que la parada quedaba frente al Banco Central.

Llegué, y de ahí en adelante me convertí en Capitán de barco, sin siquiera haber hecho el mínimo entrenamiento.Mi consuelo, mi colegio, mis compañeras, que sin saberlo, me hicieron poco a poco llegar a la normalidad relativa, pero en casa siempre se notará esa ausencia.

Les digo, que me ha costado casi 41 años completar definitivamente este duelo, gracias a un libro, que llegó a mis manos, como muchas cosas o personas que han llegado a mí: El Camino de Las Lágrimas de Jorge Bucay.

Decir que no lo extraño, sería mentir, que a veces he sentido una especie de envidia sana, pero envidia al fin y al cabo, de mis amigas y amigos que pudieron disfrutar de su padre hasta hacerlos abuelos, mi padre hubiera sido el abuelo más consentidor del mundo, y el más guapo también, las canas, le hubieran quedado preciosas y quizás yo hubiera logrado que se dejara una perilla y barba, para que pareciera un filósofo, se hubiera reído conmigo y me habría abrazado.

Papá, te quiero, te he extrañado, todos los días de mi vida, se que no es normal, pero hay etapas que no he podido completar, demasiadas responsabilidades para una niña, que ayer jugaba muñecas y que pasado mañana, tiene que llevar una casa, y sin demostrar dolor ni pena, porque mamá se puede poner mala, y yo debo ser fuerte por las dos.

Ahora también tengo que ser fuerte, por otra persona, tu sabes quién es, que me necesita, y para el cual destino cada minuto de mi vida, para que no le falte nada, para que sea feliz, dentro de lo que se puede ser feliz,en estas circunstancias, poner cara de alegría, decirle que está hecho un pincel y que está guapo, que en Diciembre cumpliremos 40 años de casados, y que vamos a bailar en la silla de ruedas un vals...

..... Mira, bailemos este vals,mira, los hijos se nos van
solos,muy solos, otra vez,con tu amor y mi amor, nada más, nada más
Mira,bailemos este vals, ah ah, ah, los hijos se nos van...
solos muy solos otra vez, con tu amor y mi amor, nada más, nada más....



Feliz día del Padre papá. Tu hija


Mireya Pérez



1 comentario:

  1. Querida Mireya,
    Me has hecho llorar. Que Dios te bendiga y te lleve en su mano. ¡Gracias por ser un rayito de luz en mi vida! Y sigue escribiendo que es una bendición leerte.

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