A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

martes, 10 de febrero de 2015

Sentir empatía y felicidad por los logros de otros... Una Utopía?.





A lo largo de la vida he notado con preocupación, que la gente no suele alegrarse con sinceridad, de los pequeños o grandes logros de otros, de sus amigos o familiares, y me ha parecido siempre una actitud mezquina.

Ahora leyendo todo lo que puedo, con el afán de aprender y de seguir evolucionando como persona y ser humano, pienso si será esto último, una imagen en el espejo, y que debo revisar mi actitud al respecto...

Sin embargo, yo me alegro y soy feliz cuando alguien logra objetivos, que sólo ellos pueden lograr. Pues es necesario tener la preparación académica, el entusiasmo y las oportunidades que sólo a esas personas se les presentan. No a otras, a esas personas en particular. Y no es que haya un sentimiento de envidia al respecto, es que creo fielmente en que las cosas ocurren, cuando estamos preparados para manejar la situación, cuando se ha trabajado lo suficiente como para llegar a la meta propuesta y que la persona pueda asumirla con sabiduría, humildad y gratitud.

Aunque a veces no ocurra, y piensen que a veces, algunas personas reciben de gratis las cosas; yo no lo siento así... Si no tienes capacidad para hacer un trabajo, puede que hayas engañado al primer entrevistador, pero el segundo o el tercero, encontrará la fisura de tu máscara y te reconocerá, y hasta ahí habrá llegado la gran posibilidad de tu vida. No se puede escalar posiciones con ¨escapulario ajeno¨. Quizás engañes a unos pocos, pero no a la gran mayoría, tarde o temprano, la máscara que mostrabas al mundo se caerá y no podrás esconderte, una vez se haya descubierto la falsa capa que te cubría.

Había una vez un hombre que se ufanaba siempre de su gran capacidad y de su amplio conocimiento, tanto que  las personas humildes que habían logrado prosperidad económica a base de esfuerzo y sacrificio, lo veían como un dios.

Un buen día, un grupo de empresarios con mucha visión de futuro, se les ocurrió fundar una empresa que los aglutinara a todos, bajo un sólo nombre, y así crearon una empresa nueva, como un Consorcio, y buscando y buscando, encontraron a este hombre aparentemente preparado. le pidieron que se hiciera con el control de la empresa, y enseguida creó para sí el cargo de Vicepresidente Ejecutivo... Y uno de los empresarios, sería el Presidente, el cual sería cambiado o rotado entre los accionistas, cada cuatro años.

Pero la empresa no podía funcionar,si no tenía empleados,y así se le asignó la tarea al V.E. de crear los nuevos puestos de trabajo. El hombre fue contratando gente, mucha de ella con experiencia acreditada y con ganas de trabajar en este proyecto nuevo, pero a medida que comenzaron a trabajar, se fueron dando cuenta de la vanidad de su jefe, y fueron perdiendo la credibilidad que tenían sobre él. Al punto de que en una reunión fuera del trabajo, en una cafetería, sin sospechar que alguien importante los escuchaba, hablaron de su jefe, no es que fuera una mala persona, no, lo que pasaba era que sólo estaba pendiente de su imagen, y cuando visitaba a futuros clientes importantes, causaba vergüenza en sus subordinados, que sólo hablara de su persona, en vez de hablar de la empresa y sus fortalezas. Llegando incluso a decir: - Si este señor, sube al teleférico más alto del mundo y se lanza sin paracaídas, se suicida, él sólo-

Los empleados se sentían cada vez más traicionados, y aunque no le faltaban el respeto, por temor a perder sus puestos de trabajo, sí empezaron a tener menos optimismo, porque pensaban que ya no hacía falta estudiar tanto y esforzarse si una persona cualquiera con un poco de labia, podía alcanzar metas, que a ellos le habían costado tanto obtener...

Los meses pasaron, y el Presidente, un hombre bonachón y simpático, que había crecido de la nada, pero a base de trabajo y esfuerzo, empezó a notar, la poca acogida que tenía su Ejecutivo estrella entre la fuerza del personal, llegando un día incluso a notar, cómo algunas personas bajaban la mirada ante su vista, con pesar y angustia. Extrañado, empezó a indagar, descubriendo cosas insólitas:

Este gran jefe no sabía redactar cartas, y mucho menos si eran para organismos oficiales, así que uno de los gerentes se encargaba de realizar todo el papeleo y sólo él se limitaba a firmar, asumiendo sin embargo, todos los créditos ante la Junta Directiva.

Otro gerente llevaba tiempo haciendo cartas para que el Jefe presentara ante la junta directiva la propuesta de crear una Financiera para su grupo de productos, de manera que fuera más fácil para los clientes comprar más y variados productos. Pero él no consideraba nada de lo que propusiera alguien inferior a él, y la propuesta nunca llegaba a la Junta Directiva.

Y cuando el gerente le preguntaba, decía que no era el momento, etc...

De repente, la gente desmotivada empezó a buscar empleo en otras empresas, y en un medio como el de ellos, esas noticias llegaron rápido a la Junta directiva, y asombrados, empezaron a indagar, descubrirían con sorpresa muchas cosas del personaje que durante años les había engañado

No era, sin embargo, una persona corrupta, no, sólo que en su ¨patio¨sólo había lugar para una persona, él. Nadie podía sobresalir, ni aspirar a una mejor valoración, sólo él tenía el poder absoluto, y nadie que le pudiera hacer sombra, tenía posibilidades bajo su mando. Y la gente perdió el empuje y las ganas de trabajar, y poco a poco en la medida que iban encontrando trabajo, iban renunciando, y la empresa perdía activos importantes.

Uno a uno, los mejores empleados se fueron marchando, y la empresa, que al principio lucía bollante y emergente, se sentía como una empresa decaída, como si tuviera un yunque atado a sus pies, y los hubieran lanzado a un lago siniestro y frío.

Luego de varios años, los empresarios se fusionaron con otro grupo accionario, que solicitó una evaluación de todo su equipo, a una empresa de asesores financieros y de RRHH. Y los dueños verían con horror, los errores cometidos al mantener en su cargo a una persona que no era la adecuada. Con la fusión, vinieron los despidos, y el jefe altanero y endiosado, fue uno de los primeros en salir, y al volver al mercado de trabajo, vería con sorpresa, como algunos de los que él había menos preciado, ocupaban puestos de alta jerarquía, y él sin embargo, no había podido conservar su adorado cargo, con el tiempo aceptó un empleo en una empresa donde debía comenzar de nuevo, en el escalafón más bajo dentro del área de su especialidad. Ya nadie se acordaba de él, ya no tenía poder, y nunca más podría avasayar a alguien con su aparente grandilocuencia y su afán de gloria.


A veces, los seres humanos estamos tan metidos en nuestro día a día, que no observamos a nuestro alrededor, y dejamos de aplaudir al que ha logrado algo, con esfuerzo y dedicación. Y no es que haya un sentimiento de mezquindad, que a veces lo hay, sólo que algunas personas no tienen tiempo para alabar y felicitar al otro.

Ocurre con los hijos, pero sobre todo en la empresas, hoy en día es importante aplaudir el esfuerzo de alguien por superarse. Felicitar al que logra ganar una Licitación, por su esfuerzo, dedicación y experiencia. Son méritos que hay que evaluar y aplaudir. Eso no nos va a quitar una pluma, ni nos va a hacer ver como menores o menos aptos. No, lo importante es valorar el esfuerzo, la dignidad y el arrojo de otros y darles el verdadero valor, de manera que sea un ejemplo a imitar. 

Nuestros jóvenes necesitan de gente a las que sentir como ejemplos de vida.

Por eso, me siento muy agradecida y feliz por los logros de otros, y por los míos, cuando ocurre, pero sin vanidad, se que he luchado y que seguiré luchando por aquello en lo que creo y confío.

Dios bendiga siempre a todos aquellos que vencen sus limitaciones y se hacen grandes. Por lo que cumplen sus sueños, y a los que sueñan, porque sólo hace falta tener un sueño, y luchar tras un objetivo para alcanzar la meta. Sin metas, la vida no tiene el mismo sentido.

Que Dios nos bendiga a todos.





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