A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

sábado, 22 de octubre de 2016

¿ Cuál es la mejor edad de un ser humano?... La presente...







Muchas veces habremos escuchado a personas decir que, si volvieran a tener tal o cual edad, su vida sería distinta... Pero creo que al pensar de esa manera, estamos negando a las personas, circunstancias y hechos que nos han transformado en el ser humano que somos hoy. 

Si miráramos atrás en el tiempo, veríamos a una persona distinta de la que somos hoy en día, y eso se debe a algo que peina nuestras canas: La experiencia vital.

Cuando queremos volver en el tiempo; yo misma lo he pensado en alguna oportunidad; no nos damos cuenta que al hacer eso, estamos desperdiciando las lecciones, acontecimientos y personas que llegaron a nuestra vida, en diferentes etapas de la misma. No es que no deseemos haber tenido una vida mejor, o no haber cometido X o Z errores, es que esas circunstancias, incluso las que nos aportaron dolor y angustia, son las que moldearon al ser humano que somos hoy en día. 

Puede que creamos que la vida ha sido injusta, o que merecíamos tener más suerte o fortuna, no sabría decirles por qué, pero cuando aceptamos nuestra vida tal como fue, y perdonamos nuestro pasado, por lo duro o triste, estamos avanzando hacia nuestro futuro, y en este presente, que es lo único que tenemos de verdad, la persona que somos, es la real, única e irrepetible...

No hay ni habrá nunca, otra persona como nosotros, para bien o para mal, jajajaj, me río, porque suelo decir que cuando mi madre me trajo al mundo decidió romper el molde, por si acaso, jajaja. 

En lo personal, no quiero para nadie, ni siquiera cinco minutos del camino que me tocó cruzar, aunque reconozco que sin él no sería la mujer que soy. Las experiencias duras que nos presenta la vida, en diferentes etapas, a veces a edad muy temprana, otras en diferentes épocas, cincelan al ser humano y lo llevan a tomar determinadas acciones, que según el caso, lo transforman y modelan para enfrentar los retos y oportunidades que se irán presentando a lo largo de su propio camino. Incluso diría que la vida nos pone en ese tren a personas que suben, bajan o se quedan por tramos largos, para ayudarnos, para entender, aprender y compartir las enseñanzas que nos harán crecer y evolucionar como seres humanos con vida humana, emocional y espiritual.

Si miramos atrás, con la experiencia del hoy, veríamos que nuestras respuestas hubieran sido distintas, bien porque hoy estamos en paz con nosotros mismos, bien porque tenemos conocimientos que antes no poseíamos o porque simplemente, ni siquiera le haríamos caso a cosas que sucedieron en el ayer lejano... Hoy en día, en igualdad de condiciones, nuestra respuesta, como adulto emocionalmente estable, sería quizás, diametralmente opuesta. Sin embargo, al haber hecho eso, nuestro camino habría cambiado y hoy no estaríamos aquí.

El pasado es eso pasado, no lo podemos cambiar. Sólo podemos interactuar en el hoy, en el ahora, porque incluso hace una hora, ya es pasado... 

¿Complejo verdad?. Pero así es la vida, compleja, humana, emocional, afectiva y hermosa, independientemente de cuáles sean nuestras circunstancias, siempre habrá una persona que se conformaría con estar en nuestros zapatos, aunque fuera cinco minutos, y al entender eso, nos hacemos más humildes y agradecidos a la vida, porque la que tenemos, la que estamos experimentando, es la que necesitamos para evolucionar como seres humanos con un cuerpo, que recubre al ser verdadero que es nuestra alma, ella habita en nuestro cuerpo, y cuando el mismo deja de funcionar, abandona el envoltorio y regresa al Creador.

Por tanto, lo importante realmente es, lo que hacemos en el hoy, si aprovechamos cada minuto para hacer las cosas que creemos importantes, si amamos a los nuestros, si compartimos nuestra alegría y entusiasmo, si tratamos de que el mundo que nos rodea sea cada vez mejor, si hacemos la diferencia con respecto a nuestros compañeros, independientemente sean de trabajo, estudios, amigos, padres, hijos, hermanos, pareja e incluso nietos.

Nuestra responsabilidad es dejar una huella hermosa, un recuerdo, que sea capaz de esbozar una sonrisa en aquel que nos recuerda por algo que ha sucedido en su entorno. Si somos capaces de hacer eso, de forma normal, sin imposiciones, habremos hecho un buen trabajo...

Que Dios bendiga nuestro día, que podamos sonreír a la vida, agradecer por todo lo que nos rodea, incluyendo la gente hermosa y afectiva que nos rodea, por todo, pues ello es lo que nos ha hecho ser quienes somos y por lo cual nos aman y amamos. 

Gracias Señor!!!

Mireya Pérez



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