A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

viernes, 25 de julio de 2014

La felicidad es una elección...La desgracia, una posibilidad.









Hoy vamos a analizar un capítulo, del mismo nombre del Libro EL LIBRO DE LAS SIETE VERDADES de CALVIN MILLER, Edit. EDAF,S.A.1998 Madrid.

Y comienza así...LA FELICIDAD ES UNA ELECCIÓN, LA DESGRACIA, UNA POSIBILIDAD

¨La niña llamada Almah continuó mejorando al día siguiente. por la tarde me di cuenta de que ella se encontraba fuera de peligro. Casi me estremeció pensar que ya no necesitaba mis cuidados pero la quería tanto- y era tan consciente de que Dios me había utilizado para salvarla-, que me entusiasmó verla mejorar con  tanta rapidez.

No obstante, había aún demasiados enfermos y moribundos tirados por el campo para permitirnos la alegría. A mediodía, Yasmina y yo nos tomamos nuestra hora de descanso. Al verme apagado, ella recitó una párrafo más largo de las palabras de Jesús. Al acabar, cerramos los ojos para permitir que nos hablara, pero en esta ocasión la fórmula no dio resultado para mi, y Jesús no me dijo nada. Yasmina lo achacaba a que me encontraba distraído, pero, fuera como fuese, no oí sus palabras.

Mirando a Yasmina, que permanecía con los ojos cerrados, comprendí que se hallaba en una profunda conversación con su genio interior. Parecía dormida, pero tenía una curiosa sonrisa en los labios como si se encontrara con el Cristo secreto de su secreto altar. La envidié, e incluso sentí un hondo rencor hacia ella, porque Jesús no había venido a mi, a pesar de mis deseos.

Al acabar la hora, abrió los ojos.
¿ Cansada de hablar con Jesús?.-pregunté. 
- ¨Nunca me canso de hablarle,  si alguien se cansara de hablar con El, no soportaría la eternidad, porque en la eternidad estaremos siempre hablando con Jesús.¨

¨Entonces , ¿porqué no continúa usted ahora?.
¨No, no podría hacerlo. Es cierto que la conversación de Jesús no cansa, pero también lo es que no debemos emplear todo el tiempo en juntar nuestras manos para la oración cuando Dios las necesita para que trabajemos en su nombre. ¿ No te he dicho que nuestras manos son las manos de Cristo?

- ¨Si, creo que lo ha mencionado en más de una ocasión¨.

- ¨Bueno, a veces se me olvida lo que digo. Mis manos sirven mejor que mi cabeza- añadió sonriendo- porque la mente envejece y se arruga¨-

Nada, más decirlo, salió para el ambulatorio, donde aún había mucho que hacer, y yo la seguí para seguir ayudándola, pero no logré recuperar la alegría. Quizás por no poder hablar con Jesús, me sentí disgustado toda la tarde, en incluso empecé a detestar el cuidado de los enfermos, hasta el punto que se me notó en la expresión del rostro.

Aún quedaban muchas cosas por hacer, pero yo no me sentía con fuerzas. Me dirigí a Yasmina y le dije: - Por favor permita que lo deje. Me entristecen los enfermos y no puedo soportar el olor. Además, la mayoría muere sin que sirva para nada nuestro trabajo. Y añadía que quería saber cómo se sentía Almah¨-

Yasmina me dejó partir, pero fue el peor error que pude cometer porque Almah ya no estaba allí. Me asusté, y corrí a preguntar dónde la podían haber llevado, y suspiré aliviado cuando me informaron que sus padres la había venido a buscar, pero el alivio duró poco: -
-¨Han venido a por ella para incinerar la esta tarde¨, me dijeron.

De repente, creía tener en mis manos la victoria, tuve que enfrentarme al fracaso. Quedé desconcertado.¿ Cómo era posible que hubiera muerto aquella niña encantadora que parecía haber superado el contagio. sentí una honda ira contra la epidemia y luego contra el propio Dios. ¨Por qué?¨es la pregunta que apuntamos hacia el propio corazón de Dios. Lleno de dolor, me dirigí a casa de Yasmina y me apoyé en la puerta dispuesto a esperarla. Tal como había imaginado, volvía con su inmensa sonrisa dibujada en los labios. 

A veces la felicidad procede del Amor a Jesús, pero otras se debe a una actitud ingenua que se niega a reconocer la realidad, para poder levantarse al día siguiente, para soportar una existencia insensata en la que los terremotos, contra toda lógica, destruyen pueblos pequeños en la montañas y matan a niñas y niños indefensos de ojos negros.

-¨Yasmina- grité- ¿Donde está ahora Cristo nuestro Señor?. Ayer me prometió que la niña viviría y ahora está muerta.¿ Donde se encontraba Jesús? Está tan ocupado escuchando los himnos de alabanzas de los ricos y los sanos que no tiene tiempo para nuestra pequeña Almah?. No pienso irme a dormir hasta que usted me explique Jesús¨.

´¨¿Donde quieres que esté, Haiji?. Preguntó sin perder la sonrisa.

´-¨Hablo en serio Yasmina, deja ya esa sonrisa de tonta. ¿ Dónde está Jesús?¿ Dónde está Almah?¿ Y que hago yo en esta montaña destruida, intentando salvar a gente que ni siquiera cree en Jesús¨.

Pero siguió sonriendo. Yo volví la cara sin poderlo remediar. Si ella no podía dejar de sonreír, yo no podía contemplar aquella sonrisa.

´- Haiji, no se donde está Jesús, pero estoy segura de que allí donde esté, tendrá en sus brazos a la pequeña Almah, que estará deslumbrada por la primera luz de gozo. Sus padres lloran su pérdida, pero la inocencia no muere nunca; los niños inocentes no mueren, sólo cambian de lugar. 

-¨Por favor, deje de sonreír. La muerte no es algo para sonreírse¨.

- Está bien, dejo de sonreír, si sonríes tú.
- Cómo puede decir semejante cosa? En un momento de dolor. Es el momento de decir que este mundo no tiene sentido.
- ¨No Haiji, es el momento de admitir el gran axioma de la alegría.¨
-¨¿ Qué es eso?-
-¨Sencillamente que la alegría es la prueba infalible de la presencia de Dios.¨

-¨Lo dice la Biblia?.

-´No, es la palabra de un mártir¿ Recuerdas que la otra noche hablamos de ellos?. Los mártires no se dejaban abatir por la tristeza en la hora de la muerte. Morían cantando y glorifican do a Dios, aunque estuvieran clavados a una cruz. Nunca se quejaron¨.

- ¿ También Jesús experimentó alegría en su Cruz?.

-Creemos que si. Sabemos que se preocupaba por los demás, de modo que no parece probable que se centrara en su propia desgracias. Habló siete veces mientras estaba crucificado, y sólo en una de ellas se refirió a sus propias necesidades¨.

¨- ¿Cuando? ¨-

-¨Cuando dijo: ¡Tengo sed!. Pero en la otras ocasiones pidió por otras personas: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen¨- dijo- refiriéndose a los que le estaban crucificando..

-¨Mujer, he aquí a tu hijo¨ le dijo a María, su madre, y luego, volviéndose a Juan, le dijo: ¨Hijo, he aquí a tu madre¨. ¿ Lo ves? incluso en la muerte, Jesús pensó en su madre y en uno de sus mejores amigos. Luego, se dirigió a uno de los ladrones que morían con El y le dio la bienvenida al reino de Los Cielos. Y hablando del designio de Dios para el mundo, gritó al cielo: ¡ Todo se ha consumado!- Al fin, se encomendó a su Padre. Sus últimos instantes fueron una lección de esperanza. La vida se le escapaba, pero el nunca dudó de Dios.¨

_¿ Y eso qué significa que Cristo murió feliz en la Cruz?

¿ Qué otra cosa podría significar? Aquellos que en sus últimos momentos piensan en los demás no pueden estar tristes, Las personas que no conocen la alegría se encierran en su depresión, precisamente porque no saben salir al exterior, y la alegría requiere, ante todo que nos libremos de nosotros mismos.¨


- Pero ¿alegría Yasmina?¿Puede un moribundo estar alegre, sobre todo cuando padece una muerte tan terrible como la que sufrió Jesús?

No podríamos llamarla alegría,si pensáramos en risas o en manifestaciones ligeras y superficiales, pero si consideramos que la alegría es la sensación de estar haciendo lo que hay que hacer, por la razones debidas y para agradar al señor, entonces¿ Qué otra cosa podría ser?. La alegría es el sentimiento placentero de saber que estamos agradando a otro, y en el caso de Jesús, El sabía que agradaba a Dios.

Me quedé durante largo tiempo en silencio, intentando desembarazarme del giro trascendente que había tomado la conversación: quería estar alegre, pero el recuerdo de Almah volvía constantemente para recordarme que aquella filosofía no me daba resultado.

¿ Cómo puedo estar alegre? Yo no soy Jesús. Yo no puedo hacerlo y no quiero agradar a nadie,ni ahora ni nunca.

¨No dogas insensateces, Haiji,. En primer lugar, no es verdad. Basta oírte para saber que quieres agradarte a ti mismo. A todos nos atacan momentos de desesperanza, al fin y al cabo hay en nuestros corazones una perversa inclinación a la auto complacencia. En esa búsqueda de la felicidad estéril, no empeñamos con ajustar cuentas con un mundo que no nos gusta, pero esa actitud nos enferma y llegamos a sentirnos bien siendo desgraciados.

¨Entonces, en una mentalidad pueril, nos comportamos mal a propósito para vengarnos de la vida que nos trata mal. Somos como unos niños empeñados en comer cosas que nuestros padres nos prohiben. Estamos enfadados con Dios y nos vengamos de El porque el mundo nos ha herido.

¨Ese oscuro rencor del espíritu es una elección contra el mundo. Elegimos deliberadamente mal para desquitarnos, Haiji, no ha sido la muerte de Almah lo que ha suscitado las críticas de tu corazón. Ya habías decidido portarte mal. Nada tiene que ver que Dios no le haya permitido sobrevivir .

Pero recuerda esto, no son las circunstancias las que nos hacen malos, somos nosotros mismos. La alegría de Jesús en su muerte es la mejor prueba. Si existió alguien con suficientes motivos para endurecerse por sus desgracias, fue el propio Cristo, pero no lo hizo. Aunque sufrió horriblemente, su corazón sabía que estaba haciendo algo que agradaba al Padre celestial-. Recuerda sus palabras: ¿Dios mío por qué me has abandonado?, pues bien aparecen en el Salmo 22,y aunque no puedo probarlo, creo que Jesucristo  lo citó en la cruz, porque lo había oído cantar muchas veces en la sinagoga de Nazaret. Es cierto que dijo esas palabras, pero sabía que esa separación del Padre formaba parte del designio y con el Salmo estaba expresando su absoluto acatamiento.

- Quiere usted decir que hago mal en sentir la muerte de una niña indefensa?
-¨No, Haiji, no haces mal en sentir que Almah no esté ya entre nosotros, pero no debes permitir que tus circunstancias - tu propia cruz, la misma cruz que Jesús te hace llevar si quieres ser su discípulo- te impida la alegría. Te repito el axioma celestial: la alegría es la presencia palpable de la existencia de Dios. El nos ha garantizado un futuro en el Celo. Jesús te quiere incondicionalmente y nunca dejará de quererte, Por qué deberíamos nosotros dejar que nuestros problemas ahoguen nuestra alegría?. Jesús quiere que seas dueño de ti mismo. .

-¿ Dueño de mí mismo?

- Sí porque nada puede entristecerte, si tu no lo permites. Es una locura creer que las circunstancias mandan sobre nosotros. La felicidad es una elección, la desgracia, una posibilidad.

Inclinéla cabeza y Yasmina hizo lo mismo. En silencio, cerramos los ojos. No se lo que pensaba ella, pero yo pensé primero en Almah y luego en Jesús. Pensé en la maravilla de la vida eterna, en cuánto me amaba Dios y en que nunca dejaría de amarme, y entonces reconocí el origen de mi resentimiento: me había dejado llevar por la auto compasión. Pedía a Dios que perdonara mi resistencia  a ser morada de Cristo, Me imaginé como El, en la cruz, compartiendo su afán por agradar a Dios, y entonces, llegó la luz. Aún sentía el dolor por Almah, pero Dios iba ocupando poco a poco el puesto de aquel dolor. Cuando Jesús moría para agradar a Dios, sabía que su sacrificio iba  a servir para secar las lágrimas de todos los  ojos. Levanté la cabeza y mire´a Yasmina, ella también me miraba y los dos sonreímos-

¿ Ya se fue el dolor? preguntó-

-No, pero no me siento desgraciado.-repliqué

-¿ Cuándo ha sido? 

-¨Cuando pensé en el amor incondicional de Dios y decidí que la desgracia no tendía un puesto en mi vida.

¿ Sientes alegría ahora? 

-´Si, la siento.

¿ Como la has conquistado?

´-Eligiéndola, dejándola entrar en mí, celebrando su llegada a mi corazón, sin trabas y renunciando a la melancolía¨

- Así, pues, Dios te ha enseñado que la Alegría es una elección.

- Sí y la desgracias, solo una posibilidad. 

¿ Y cómo piensas mantener tu elección?

Estando siempre alegre.....


Este capítulo quizás un poco largo, nos habla de la impotencia que sentimos, cuando después de luchar contra la enfermedad de alguien querido,o de un enfermo al cual nos hemos encariñado, de buenas a primeras se nos va. Y se nos presenta una prueba de Fe, donde nuestros dogmas nos dicen, que sólo Dios sabe la respuesta, y porque en la muerte, debe haber gozo y felicidad; como cristianos creemos en la Vida Eterna, donde no existe sufrimiento alguno y a donde van a parar las almas de los justos y de los inocentes, como los niños.

Sin embargo, los que hemos cuidado de enfermos y de personas muy cercanas a nuestro corazón, sabemos, que aunque nuestro corazón nos dice, que nada en la tierra se mueve sin que Dios obre en ello, nuestra naturaleza humana combate con las herramientas que posee para tratar de salvar a ese ser querido, y cuando al final, debemos bajar las manos y dejar que sea lo que Dios diga, nos revelamos, no por falta de fe, si no por la impotencia, por el ....Y si hubiera hecho esto y aquello... A la larga, sabemos que nadie se va ni un minuto antes ni un minuto después del que está programado por el Señor, y que a veces, ni siquiera podemos decir hasta luego.

La  resignación y la alegría futura, vendrá con el tiempo, con la aceptación, y con el consuelo de que ya no están sufriendo, y la esperanza de que en el futuro, todos nos volveremos a encontrar. Sólo hay que entregar nuestra carga al Señor, para que nos ayude a seguir el camino y la senda que todavía nos falta por andar.


Que Dios los Bendiga y nos ilumine en este trance tan amargo que estamos viviendo.


Mireya Pérez




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