A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

miércoles, 30 de julio de 2014

Nada poseo y nada me posee...



Atardecer en El Teide, con el mar de nubes....

Una de las cosas más difíciles en el ir y venir del día día de cualquier ser humano, son las relaciones interpersonales. Porque nuestro diálogo, no está escrito, no es una novela de un escritor célebre, ni una obra de teatro de Federico García Lorca o de Alejandro Casona o de Isaac Chocrón, etc. En realidad es nuestra ópera prima, que la escribimos en el aire, a donde van a parar las palabras, las cuales serán escuchadas por uno o varios interlocutores y a su vez, serán respondidas...

Hay un refrán popular que dice ...¨Las palabras se las lleva el viento...¨ y otro más sensato dice: ´Una vez dichas, no las puedes recoger¨...

Y el pueblo nato, en su gran y simple sabiduría tiene razón, porque una vez que emitimos una palabra y sale de nuestros labios y es transportada por el aire y llega a los oídos de la persona a la cual nos referimos, si son palabras agradables, tendremos respuestas en el mismo tono, pero si por el contrario usamos palabras agrias, amargas, reprochadoras, o cualquier otra que pueda herir el sentimiento de la persona, dependiendo de la actitud de ésta, sabremos cuán profunda ha sido la herida infringida o la huella que marcará su vida, sin nosotros saberlo, quizás para siempre.

Es entonces, al ver el dolor reflejado en esa mirada, cuando nos damos cuenta de lo exagerado de nuestro comentario, o de lo injusto o impropio del mismo; y esto ocurre muchas veces, porque antes de hablar no razonamos la respuesta que vamos a dar, y algo que quizás no tenía ninguna fuente de maldad o intención de hacer daño, hiere a esa persona injustamente, la mayoría de las veces,... y el otro calla... y nuestro corazón, si es orgulloso, piensa que se merece sentir ese dolor, porque el  ¨yo¨siempre tiene razón.... ¡ Y cuán equivocados estamos!!!!!!!!!!!.

El Ego, hace estragos en la mente de las personas, y si incluso va adherido a la Vanidad, estamos hechos!. Estos dos elementos juntos, no conocen ni admiten, ni admiran la Humildad, al contrario se burlan de ella, se ufanan de ser mejores, de ser más inteligentes, de poseer más belleza, más preparación, más influencia, de conocer ¨quien es quien¨en esta sociedad que vivimos, y cada vez que pueden tratan de pisotear a aquel que en un momento dado, y sin querer, les puede hacer ¨sombra¨.

¡Cuán despiadados pueden llegar a ser!. Admitir que tu compañero o compañera de trabajo es inteligente y eficiente, ¡ en jamas de los jamases!, antes habrá que elaborar un plan bien urdido, para hacerles caer en errores, y como suelen ser tan confiados, ahí está la trampa y caerán como corderitos, y luego directo al matadero y disfrutan para sí mismos, imaginándose la escena en donde el pobre empleado de una sucursal cualquiera, que podría haber ascendido, es despedido, gracias a las sucias estratagemas urdidas, solo para demostrar ¨el poder¨. Yo he conocido a gente así, y me burlaba de esas personas, pensando en la espada de He-Man y y las imaginaba diciendo ¨Yo amo el poder¨.... también sabía que una de esas trampas algún día serían para mí, y se que ellas disfrutaban, sabiendo que su plan tardaría pocas horas o días  en ser efectivo.

Yo trabajé durante 22 años en un medio muy duro para una mujer, y escalé posiciones poco a poco, por mi inteligencia, por lo trabajadora y eficiente, amaba mi trabajo y para mí era una especie de sacerdocio, lastimosamente, reconozco que en ese diario luchar  por sobrevivir en un medio tan hostil, descuidé lo más importante de mi vida, aunque siempre estuve pendiente de ellos, pero mi trabajo me llevó incluso a viajar dentro y fuera del país, y me perdí muchos momentos importantes.

Hoy en día, no quiero poder alguno, no quiero un cargo X, no necesito probarle a nadie, ni a mi misma, la clase de persona que soy, sé quien soy, lo que puedo o no puedo hacer, y lo que puedo enseñar, la experiencia de quien ha vivido y ha sobrevivido a muchas situaciones y que siempre salió por la puerta grande.

Después de muchas vicisitudes puedo decirles que no les guardo rencor a ninguno de los que urdieron las trampas, ni a los que festejaron mi salida en un momento dado, a todos y cada uno de ellos los he perdonado, y les agradezco de todo corazón la lección aprendida, e incluso les he enviado mi amor a través de la oración, porque si hay algo en mí que tiene valor es mi honestidad e integridad, en estos momentos de mi vida personal, donde están ocurriendo cambios muy fuertes, y en donde debo sacar toda mi entereza para afrontar el porvenir, no puedo ni quiero guardar rencores hacia nadie. 

Agradezco a los cuatro jefes que tuve en mi vida profesional, de ellos aprendí muchísimo y se que ellos valoraron mi trabajo y mi esfuerzo, algunos compañeros pensarán que desaparecí del mapa, pero no aún estoy aquí, sólo que en otro camino muy distinto, pero si me necesitan, pueden buscarme y yo en la medida de mi humanidad, les tenderé mi mano y los ayudaré en lo que pueda, y si necesitan un hombro donde llorar, también lo tienen a su disposición. 

No guardo rencores, no quiero piedras en mi camino, solo la arena de una playa o la hierba recién cortada con gotas de rocío que mojen mis pies. Quiero mi mente lúcida, y manos abiertas para abrazar a mis hijos y a mis nietos, para salir con mis amigas y recordar con alegría, lo vivido, y vivir nuevas experiencias, las que Dios tenga destinadas para mí. 

Y cuando llegue la hora y deba entregarme a mi Señor, que tenga a mi lado una mano amiga que cierre mis ojos y eleve una oración por mí.

Nada poseo, y nada me posee, he ahí mi sentido de Libertad plena.



Que Dios los Bendiga



Mireya Pérez





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