El Teide
El Avila de Caracas o Guaraire Repano
Amanece un nuevo día, y a través de la ventana de mi sala, puedo ver un día maravilloso, que Dios nos ha regalado, sin nubes, con el cielo azul perfecto, se ve a lo lejos parte del Teleférico que lleva a una estación cercana a El Teide, la montaña más alta de España, y que aquí llamamos con cariño, nuestro padre Teide. Imponente, majestuoso, se llergue entre el ¨mal pais¨, restos de la última erupción volcánica, que ha moldeado la isla durante millones de años.
Para el viajero que lo ve por primera vez, le debe parecer maravilloso, para mi lo fue y lo sigue siendo. Cuando se asciende por carretera hasta Las Cañadas del Teide, se ve cómo el paisaje va cambiando a medida que ascendemos y este Rey tan especial, hace gala de toda su belleza, para enamorar a propios y extraños.
La naturaleza es generosa con nuestras islas, sus terrenos y su geografía tan particular, dan origen a 65 micro climas diferentes en la isla de Tenerife. Lo que hace que tengamos zonas maravillosas para cultivos como el Plátano de Canarias, con su denominación de origen, que en América llamaríamos bananas o cambures; las almendras, los higos, viñedos maravillosos, con denominación de origen como los de Tacoronte, La Orotava o Icod de Los Vinos, frutas de casi todos los tipos, inclusive se están dando aquí frutos tropicales como la Guanábana, divina, una de las frutas que más me gustan, etc., etc.
Y mi alma soñadora que a veces se dispersa por allí entre sueños, palabras y ensoñaciones, se llena de paz, de alegría y armonía espiritual. Caminar en un día como hoy, es toda una experiencia, porque si vas a uno de los parques maravillosos que tenemos y que cuidamos, encuentras no solo espacios cuidados y mimados con amor, sino también la paz y la tranquilidad que permite que te sientes a la sombra de un árbol de caucho, de fuego, o cualquier otro, y escuchar el trino de los pájaros, el vuelo de las mariposas libando de flor en flor, dentro de este caleidoscopio de colores que son las flores, que en cada cambio de estación, son transplantadas tanto en parques, avenidas, Ramblas y rotondas, desde la más pequeña hasta las más grandiosas de nuestra geografía. Cada municipio hace gala de la labor incesante de mantenimiento de las áreas verdes y comunes, que compartimos todos los que convivimos en este paraíso celestial, llamado Islas Canarias.
Sin embargo, el recuerdo de la tierra que nos vio nacer, siempre está presente, porque gracias a la globalización nada es intrínsecamente puro, y las gentes y sus costumbres se entremezclan produciendo la diversidad maravillosa de la cual somos ejemplo.
Yo extraño mi cerro El Avila, de Caracas, que ahora se conoce por su nombre indígena Guaraire Repano, pero que sigue siendo para mi, el Sultán enamorado a cuyos pies se encuentra la Odalisca rendida ( del poema Vuelta a la Patria de Joaquín Pérez Bonalde). Caracas, es una ciudad ubicada a lo largo y ancho de un valle alargado formado por un lado, por el Avila imponente, y por el otro por montañas de la cordillera central, y cuyo recorrido es divido en dos, Norte y Sur, por un río que lo recorre de punta a punta, El Guaire. Siempre fue mi norte esta hermosa montaña, que durante el año iba cambiando de colores, según la floración de su inmensa flora y fauna tan especial. En mis recuerdos están grabados, los paseos a Los Venados, la subida de la Julia, la carretera vieja o de los españoles, por donde hace más de 500 años se subía desde La Guaira hasta Caracas, y que finalizaba en nuestra popular y entrañable urbanización llamada La Pastora, con sus casas coloniales, sus patios centrales y sus tinajeros, beber agua de tinajero, era para mi un recuerdo maravilloso, el agua más dulce y pura que haya tomado alguna vez.
El Teleférico de Caracas, uno de los más altos del mundo, donde su edificio más emblemático, el Hotel Humbolt, es un prodigio de la arquitectura e ingenio de insignes venezolanos que allá por los años 50 lo idearon y construyeron venciendo todas las pruebas que la orografía del terreno les presentó. Y es imagen de nuestra ciudad. Cuántos paseos con mi familia, mis amigos de la infancia, cuántas veces subimos para ir a patinar sobre hielo, cuántas risas y sorpresas compartidas, y la vista maravillosa de la ciudad a los pies de la gente que la visita y de los que la amamos y la llevamos en el corazón.
Hoy cuando alguien me pregunta de dónde soy, me siento dividida entre mi patria y la de mis padres, a ambas les debo una parte de lo que soy, y les estoy agradecida. ¿O será que soy extraterrestre?.... jajajajaj, no ni hablar!!!, yo se quienes fueron mis padres, mis ancestros y se en donde crecí y con quien. Tengo la inmensa suerte de contar con amigas y amigos de toda la vida, testigos de nuestro paso por la vida, de mis compañeras del colegio y de la Universidad, grandes confidentes de muchos sueños y caídas, y de mis niñas y niños, aquellos a los cuales en un momento dado de mi vida, toqué sus corazones.
Por todo ello, hoy mi alma soñadora está feliz, rebosante de nuevas energías, radiante como el mismo día que tengo por delante, agradecida por las oportunidades que Dios me da y también por los escollos que hacen de mí quién soy en realidad, buena o mala, no importa, lo verdaderamente importante es que soy yo, y nadie más, ni copia, ni remedo de nadie, ni moldura de nadie, imperfecta, pero yo. Asi de sencillo, jajajajajaja.
Que Dios nos bendiga hoy y siempre, que les de un día maravilloso, pleno de oportunidades, cosas hermosas, sonrisas y alegrías y sobre todo de salud.
Mireya Pérez.
Hoy me extra limité, pero no me van a negar que son tres canciones preciosas!!!!!
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