A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

jueves, 7 de mayo de 2015

Cuento Inuit... La Mujer Esqueleto...





Hoy voy a adentrarme en un cuento de la etnia Inuit o esquimales del Norte de Canadá, Alaska y Groenlandia. Esta etnia, tiene miles de años viviendo en estas zonas inhóspitas del mundo, viviendo de la caza y de la pesca, secando su carne, para poder sobrevivir el duro invierno. Viven principalmente en construcciones de madera y pieles, escarbadas en el suelo, de forma que la mayoría de sus casas son subterráneas y mimetizadas con el medio ambiente para evitar el ataque de depredadores, y cuando salen de caza, llevan en sus trineos los materiales indispensables para construir una vivienda temporal o construir una de hielo, los llamados iglu, que son escarbados en el hielo y que son solo viviendas temporales.

Como todas las culturas ancestrales, tienen una gran sabiduría sobre los diferentes tipos y vidas de la naturaleza, y las han ido transmitiendo en forma oral de una generación a otros, a través de cuentos e historias sobre la vida y la muerte. Y hoy, nos vamos a adentrar en uno de sus cuentos, pero a mi manera, el de La Mujer Esqueleto.

Cuentan que un chaman llevó a su hija rebelde hasta la mitad del lago y como castigo a su rebeldía, le cortó las manos y las tiró a las profundidades, para que alimentara a los peces, y posteriormente envió su cuerpo al fondo del lago, donde sus cabellos negros y lacios siguieron creciendo, mientras su cuerpo se iba convirtiendo, con el tiempo, en un esqueleto abandonado en lo más profundo del lago, olvidada por su pueblo, pasando  mucho, mucho tiempo....

Pasaron los años y los jóvenes de la aldea habían aprendido a nunca adentrarse en la zona más profunda del lago, porque los ancianos decían que había fantasmas y peligros insospechados, y nunca se adentraban más allá de la costa. Sin embargo, un joven pescador hambriento pensaba, que al ser una zona donde nadie se atrevía a pescar, debía haber muchos peces para alimentar a su familia, y posiblemente sobraría para secar y así alimentarse por muchos días.

Con ese pensamiento, se levantó de madrugada y con su kayak y su caña de pescar, remó hasta el centro del lago, y lanzó su anzuelo a las profundas aguas y se dispuso a esperar hasta que algún pez quedara atrapado. Pero el anzuelo se enredó en las costillas del esqueleto de la mujer que yacía en el fondo del lago, y el pescador al tratar de recoger el cedal, al notar que algo estaba atrapado, fue tirando más y más de la caña de pescar, pensando que se trataba de un gran pez, que alimentaría a su familia por varios días.

El pescador a medida que iba izando el cedal, soñaba con el pez que ascendía lentamente y cómo su familia se pondría contenta al ver su presa, sin embargo, el esqueleto de la mujer se iba enredando cada vez más en el cedal, mientras el pescador iba construyendo su sueño y afanosamente trataba de izar su presa. Para apoyarse mejor se puso de espaldas a la caña de pescar, mientras buscaba la red en donde recogería su esperado trofeo, sin percatarse de que a la superficie, enredada emergía la fantasmal figura!!!!. 

De repente, al voltear para recoger con la red su preciado carga, vió con horror como entre la maraña de cedal y caña, había un esqueleto humano enredado, gritó con pavor, agarró los remos y sin soltar su caña, remó lo más rápido posible hasta la orilla, y una vez asegurado el kayak, corrió como una exhalación hacia el poblado, sin notar que en su frenética huida, arrastraba a trompicones su macabro hallazgo...

Mientras tanto, la mujer esqueleto trataba sin mucho éxito de no terminarse de desbaratar en el camino, y soñaba en su rescate milagroso, le parecía un sueño el haber sido rescatada del lago, mas de repente, al saltar entre unas piedras, notó el olor característico de la carne de foca secándose al sol, y como pudo entre la loca huida de su salvador, agarró un poco de carne y fue comiendo alborozada su primera gran comida en mucho tiempo...

El pobre pescador llegó como pudo a su casa enterrada entre la tierra y el hielo, y en cuanto llegó lanzó lo más lejos de sí la caña de pescar y el esqueleto. Al principio respiraba como si el alma se le fuera a salir del pecho, pero una vez que se hubo serenado, miró con pena al pobre esqueleto, que en la sacudida había quedado un poco descompuesto, y acercándose, con algo de afecto, fue reuniendo poco a poco las piezas que se habían soltado, y organizó la osamenta en la forma en que debería estar un esqueleto que no hubiera sido maltratado. Después se alejó, y vencido por el sueño, se reclinó entre las pieles que hacían de cama, y se quedó profundamente dormido, sólo una lágrima  brotó de sus ojos y cambió todo el escenario...

La mujer esqueleto, al verlo dormido, se acercó sin hacer ruido y al ver la lágrima, la sorbió como quien sorbe agua pura de manantial, y empezó a tantear el cuerpo del hombre dormido hasta hallar su corazón y posó su huesuda mano sobre él, haciendo un leve sonido imitando el sonido de los latidos de su corazón. Pasarían unos minutos o quizás algo más, cuando poco a poco, fueron apareciendo los músculos, órganos y tejidos de la mujer esqueleto, hasta que al final, cuando vio su mano, notó con asombro que había vuelto a su forma original, y sólo su larga cabellera, tapaba su cuerpo desnudo... Cansada se recostó buscando calor, al lado del pescador, y así durmieron toda la noche, sin percatarse de la magia que había surgido en esa pequeña y adusta cabaña de pescador.

Al día siguiente, cuando el pescador despertó, encontró frente a frente, la hermosa sonrisa de la mujer esqueleto, que era ahora, gracias a su bondad, un hermoso ser humano, y la amó, y ella le brindó la más hermosa de las sonrisas.

Nunca nadie supo de dónde salió la mujer del pescador, sólo ellos sabían el secreto, y vivieron muchos años juntos y felices.
  

Este cuento, que podría parecer macabro y tétrico nos muestra cómo las cosas que al principio parecen terribles, pueden tener un final feliz, la joven cruelmente tratada por su padre y lanzada al lago, sólo necesitó la bondad y el corazón de un hombre bueno, para renacer y lucir hermosa a los ojos del hombre solitario, juntos emprendieron una vida nueva, y lograron ser felices a pesar de todo el sufrimiento que habían padecido antes de su encuentro.

Para mi significa que, a pesar de todo el dolor, de las decepciones, del sufrimiento y a veces hasta de la enfermedad, el tiempo sabiamente cura nuestra heridas, y si somos capaces de construir una vida nueva con lo que tenemos, saldremos adelante y el sol brillará cada día trayendo nuevas oportunidades, sólo hay que tener Fe, bondad en el corazón, humildad y generosidad.


Que Dios nos bendiga, todos y cada uno de nuestros días.

Mireya Pérez


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