A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

viernes, 15 de agosto de 2014

El poder transformador del amor.









De todos los sentimientos que un ser humano puede sentir en la vida, el más grande y poderoso es el Amor, en letras mayúsculas, porque no abarca solamente el amor entre dos seres humanos que se atraen y se convierten en pareja, sino que incluyen un abanico inmenso de diferentes tipos de amor, pero amor al fin y al cabo.

Amamos a nuestros padres y hermanos, es la primera enseñanza que recibimos, la importancia del hogar y la familia y si tenemos la suerte de pertenecer a una familia numerosa, las risas de los niños, primos y primas, será la alegría de los mayores, incluyendo en ellos a los abuelos, cuando se ha tenido la suerte de conocerlos y disfrutar de su afecto y de sus cuidados amorosos; nadie como una abuela para contarnos los distintos momentos y travesuras o sorpresas que les proporcionaron sus hijos mientras crecían, nadie come ellas para curar nuestras primeras heridas al caernos en el parque, con sus sabias palabras y su interminable: -sana, sanita, rana ranita, si no curas hoy, curarás mañana..-. o lo que yo le prometía a mi hija, cuando por alguna razón lloraba sin consuelo, y entregada a mis brazos, le prometía que si dejaba de llorar, lloraríamos las dos mañana, claro está que al día siguiente se le olvidaba por qué había llorado, y el momento de tristeza desaparecía por completo.

El amor entre hermanos, es algo que los puede unir para siempre, sobre todo cuando son varios, porque eso los hace unirse más, son los compinches, y el reservorio de algunos secretos, que no le contarían a nadie, y menos a los padres. Cuando se ha compartido litera con los hermanos o la habitación, todas las noches, pueden ser una fiesta de pijamas o una guerra de almohadas, y hasta que llega mamá avisando que era la última vez que nos mandaba a dormir, las risas se ahogaban, y todos felices, cada uno en sus propios pensamientos y sueños infantiles, dormiríamos cobijados y seguros, bajo el techo del hogar. No importa si el hogar era pobre o no, si se ha tenido la inmensa suerte de crecer en un hogar donde el amor es una constante vital, los niños llegaran a la adolescencia con pocos problemas, salvo la aparición de las espinillas, el cambio de voz en los varones, y el desarrollo femenino en las chicas. Pero aún así, siempre entre ellos, se irá estrechando más el amor fraternal, son los primeros amigos sinceros que tenemos y si Dios lo permite, llegarán a viejos y se contarán las anécdotas más alocadas, sorprendiéndose de la óptica con la cual cada uno vio el mismo hecho.

Cuando hacemos amigos o amigas, se crea también una relación de amor diferente, aquí interviene algo que se llama empatía, al conocer a determinadas personas, de repente sientes como si la conocieras de toda la vida, y posiblemente esta amistad, surgida de una tarde de Biblioteca, o de inicio de clases, la Universidad o reunión de amigos o colegas, perdure a través de los años, o sólo sea una amistad pasajera, porque después cada quien, como la vida misma, tomará rumbos distintos, sin embargo, recordaremos con afecto a aquel amigo o aquella amiga, que nos acompañó por X tiempo, y siempre el recuerdo será feliz, simplemente porque nuestro cerebro elimina las cosas malas o desagradables, y nos deja lo hermoso del tiempo compartido.

Amamos también a nuestras mascotas, independientemente de qué tipo de mascotas sea, una vez conocí a un jovencito que desde niño amaba a los animales, y por su casa pasaron tortugas, hamster, gatos, perros, pericos, canarios, y hasta un reptil, que fue sacado a toda prisa por la madre, que le puso un hasta aquí al futuro veterinario... Al principio no aceptó de buena gana la aparente discriminación de la madre, pero cuando ésta le explicó lo que significaría para sus otras mascotas la presencia, de este enemigo natural, supo que por amor a los demás, la postura de su madre no era arbitraria, sino más bien prudente, aunque a decir verdad, tardaría algún tiempo en comprenderla... lástima que en esa época no existía un National Geographic en la Televisión, porque ahí lo hubiera visto más claro.

Algunos llegamos a amar a la Naturaleza, y en medio de ella nos sentimos reconfortados, no hay nada como sentarse en la hierba recién mojada y acostarse y sentir como la energía de la tierra impregna nuestras células, o como a mí, que a pesar de mis años, me sigue gustando caminar bajo la lluvia, sobre todo cuando es de las que llamamos:- que no mojan, pero empapan- en ciertas partes de América se le dice - garuita- y si viene acompañada de una sutil brisa, más que mejor. Mi sueño de toda la vida desde niña era poder caminar por la playa, con los pantalones remangados, los pies descalzos, y un suéter o abrigo, con las manos en los bolsillos, y caminar bajo esa lluvia de final de la tarde, al empezar el atardecer...y un día cuando tenía 26 años, mi esposo se asomó al balcón del hotel de playa donde estábamos pasando unos días de vacaciones y me dijo, -anda vístete, que yo te cuidaré desde aquí... - decirles que fueron la media hora más agradable en mucho tiempo, me quedaría corta, y caminar sobre el césped descalza coqueteando con el rocío..., son esas pequeñas cosas que te hacen amar la naturaleza, y también respetarla.

Otro amor,o más bien un vicio, son los libros... no me canso de darle gracias a Dios por la dicha de poder leer y disfrutar de una lectura, se aprende tanto a través de ellos, y son tan útiles, no sólo para aprender y crecer, sino para evolucionar como seres humanos, a lo largo de la historia de la humanidad y cuando el hombre descubrió que podía a través de jeroglíficos, escribir y trascribir todo lo que acontecía, han pasado miles de años, pero en cada etapa de la historia de la humanidad, ha habido una serie de personas que se cuestionaban incluso su propia existencia, como Descartes- Dudo de todo,menos de mí, pues pienso, por tanto, existo-.La Filosofía, la Historia, la Sociología, las Artes en general... el ser humano ha llenado todas las bibliotecas del mundo con su ansia por conocer y ha transmitido su conocimiento a través de su legado en grandes obras literarias. A cada lector, seguramente le vendrán a la mente, los títulos de los libros que marcaron un momento de su vida... para mí, lo son los libros o novelas con base histórica, porque me motivan a buscar más información sobre la época en la que está situada la trama, el estilo de hablar, el lenguaje, el entorno, la forma en que lo describen, todo me hace meterme de lleno en el libro y posiblemente, me cause tal intriga que no duerma hasta haber leído el último párrafo o línea de ese maravilloso viaje a través de la literatura. El primer libro que causó en mí ese impacto fue Melissa de Taylor Caldwell, ella haría que tratara de encontrar toda su bibliografía, cosa que he hecho, aunque aún me faltan algunos, pero confío que llegarán en el momento preciso.

Del amor de pareja no voy a hablar hoy, es un tema que abarca muchos y hermosos matices, y merecen un tiempo más detallado, y quizás no sea yo la más indicada para hablar de ello, pero como a veces soy muy atrevida, a lo mejor en un momento agarro el tema y me embalo, quién sabe?.

El más importante de todos los amores, es quizás el Amor a Dios, en lo personal creo que, no importa el nombre que le des, si tienes Fe y obras según los mandatos o leyes de tu fe, te salvarás. Todas las religiones que conozco, se basan en tres principios importantes: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, y no mencionar el nombre de Dios en vano, es decir no maldecir o jurar en nombre de Dios. Las demás leyes, competen a la convivencia entre los seres humanos, de ellas no voy a hablar, todos conocen su religión y lo que en cada una de ellas se nos exige. Pero el amor a Dios, y el respeto a los demás, nos hace conscientes de nuestro papel en  el mundo, cada uno de nosotros tiene una misión en la vida, aunque algunos tarden más que otros en descubrir cuál es su propósito; todos venimos a aprender algo y todos, sin excepción venimos a enseñar algo. Y lo más importante, es que debemos tratar de cumplir con nuestro propósito, de manera que al partir, nos vayamos con el alma tranquila, porque habremos utilizados, todos y cada uno de los talentos con que Dios nos ha dotado, y podremos decirle al final: - Señor, aquí tienes el producto de lo que he hecho con los talentos que me diste- y seguramente al exhalar el ultimo suspiro, percibamos el aroma a rosas que acompaña al alma que ha cumplido su misión.

Que Dios los Bendiga y no se cansen nunca de amar.


Mireya Pérez



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