En nuestra experiencia vivencial, habremos escuchado un sin fin de veces esta palabra Practica, sobre todo si queríamos aprender algo.
Por ejemplo, cuando éramos niños de tres o cuatro años y nuestra madre agarraba un papel y un lápiz, nos trazaba a lo mejor una hilera de palitos, y nosotros, a veces mordiéndonos los labios, agarrábamos aquel lápiz y tratábamos de hacer lo que nuestra madre con tanta facilidad había hecho.
Cuando después de muchos intentos, logramos hacerlo, recuerdo el - Bien hecho!!!- de mi madre. Y seguidamente empezaba a dibujar un círculo, con un palito abajo, y era la ¨a¨ y si el círculo tenía un palito arriba era la ¨o¨.
Y luego, cuando ya lo había logrado, ella sabiamente me decía:
- Practica ahora a hacerlo tu sola- Y yo me afanaba en hacer hileras de palitos, ¨a ¨y ¨o ¨, para luego de hacerlo muchas veces, mi madre, contenta me enseñaba una nueva vocal, la ¨u ¨ y la ¨i ¨. Y ya tenía las cinco vocales dominadas.
Luego entré a mi amado colegio, Nuestra Señora de La Consolación, en Caracas, en una zona llamada La Florida. Ahí, junto a la madre Carmen y a la Madre Rosa López, aprendería a leer, las primeras palabras, las que un día leyendo descubrí que sonaban dentro de mi cerebro y que tenían su propia voz, y entonces amé tanto la lectura, que me llevó a mundos insospechados, y hoy casi 55 años después me siguen fascinando, no importa si son en Español, Inglés, Portugués, Italiano o cualquier otro idioma, que gracias al traslate del ordenador puedo entender. Mi mundo mágico, las letras que se pueden combinar en formas infinitas y llenar de significado nuestra vida.
Pero todas las cosas que he aprendido en mi vida, incluso el Ballet, se hacen gracias a esa palabra reiterada Practica, Practica, Practica....
Incluso el rezar necesita de la práctica diaria, la meditación, el aprendizaje de un instrumento musical necesita de la practica diaria, hasta que aparentemente lo dominamos.
Todo, absolutamente todo lo que somos, lo que hemos aprendido e incluso aquello que enseñamos a otros, nos ha llevado años y horas enteras de practica, practica y practica. Y gracias a ese continuo realizar una y otra vez, la misma actividad, la hemos perfeccionado, la hemos mejorado, e incluso, aunque no lo podamos reconocer a voz en cuello, disfrutamos de esa labor, tantas veces practicada.
La practica hace al maestro, hace al virtuoso de un instrumento como puede ser el Violín, la Guitarra o el Piano... El pintor afamado, tuvo antes que pasar por horas de prácticas ante un lienzo en blanco, hasta que un día, habiendo aprendido a dominar una técnica, es capaz de crear esas obras maravillosas que luego todos admiramos.
Gracias a la practica continua de una tarea, de un ejercicio, de un instrumento o equipo, nos convertimos en virtuosos, en usuarios avanzados e incluso en Maestros.
No temamos, por tanto, aprender cosas nuevas, de practicar, de dedicar horas o minutos cada día a practicar sobre ese nuevo conocimiento, no, debemos dar gracias a Dios, que aún en la vejez, como he visto yo a ancianos jóvenes de 80 años, tomar cursos básicos de Internet para ellos poder navegar, en estos espacios infinitos que les abre la informática a miles de millones de seres humanos cada día, en este nuestro amado planeta Tierra.
Sólo necesitamos estar motivados emocionalmente para hacerlo, fijarnos una meta, por pequeña que sea, y cada día, a una hora en la que sabemos que tendremos nuestro tiempo especial, hacer la práctica de ese algo nuevo que nos hemos trazado. Con el tiempo, veremos con asombro de nuestra parte, nuestros propios logros, y la satisfacción personal y humilde, de haber logrado ese imposible, nos habremos superado a nosotros mismos, y sólo con esa palabra tan simple: Practica....
Que Dios nos bendiga a todos, y nos brinde la posibilidad de aprender, enseñar y compartir con otros, esa sabiduría ancestral que llevamos todos por dentro.
Mireya Pérez
El gran Paco de Lucía, que en Paz descanse y el Concierto en Aranjuez
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