A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

lunes, 30 de marzo de 2015

Te prometo que Mañana lloraremos juntas....








Aunque el título nos parezca raro, en realidad es una frase que yo le decía a mi hija cuando tenía cuatro años apenas, y le daban esos ataques de llanto que parece que no se van a acabar nunca, y aunque parezca mentira, al escuchar esta frase:

- Te prometo que mañana lloramos juntas...- , ella dejaba de llorar, yo la abrazaba y el momento de tristeza desaparecía, como por arte de magia.

La frase no es mía, se la escuché decir a un personaje de una novela televisiva de los años 70, en la voz de Jacqueline Andere, actriz mejicana, muy hermosa y famosa como protagonista de los culebrones de aquella época, que todavía veía yo en esos tiempos. Luego, en los noventa, con la emisión de la novela Pantanal de la televisión brasileña, diría yo adiós definitivamente a las telenovelas. Simplemente porque me parecieron trillado los argumentos, y creo que siguen igual (detesto los gritos de las actrices en una conversación, cuando podría llevarse a cabo sin perder los estribos, y en segundo lugar, porque siempre la buena es la chica pobre o la secretaria, mientras que la esposa de toda la vida, es la bruja del cuento...).

Cuando alguien se encuentra desolado por alguna situación que los desborda, el que alguien cercano a ti, te abrace y te de consuelo, significa todo un mundo para el que sufre la congoja en ese momento. 

Y también es cierto que el tiempo todo lo cura, hasta el más profundo dolor... Con el tiempo, el dolor se va haciendo cada vez más soportable, e incluso, en algunos casos, sobre todo en algún desamor, cuando volvemos a recordar algo, pensamos que fuimos muy tontos al creer que nos mataría de dolor, y así es.

También es cierto que vemos las cosas de forma muy diferente Hoy que Mañana, porque la perspectiva cambia, los sentimientos en algunos casos se fortalecen, y en otros se van difuminando con el paisaje, poco a poco, y como dice el refrán popular: ...¨No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista¨... Así ocurre con nuestro dolor, al principio nos ahoga, pero poco a poco va perdiendo intensidad y se va difuminando, hasta que incluso, se convierte en un agri-dulce recuerdo, pero recuerdo al fin y al cabo. Sin herir, ni sufrir, simplemente es una experiencia más en el equipaje de nuestra existencia.

Creo que las experiencias de la vida, nos hacen ser cada vez más humanos, en el buen sentir de la palabra, menos perfectos y más cercanos. Las personas que han sufrido y han logrado sobre ponerse a su dolor, con el tiempo cambian su percepción de la vida, la valoran en su justa medida, y le ponen menos atención a las nimiedades... Ya no es importante, si me miró o me dejó de hablar, o si no llamó... Lo importante es que cuando necesitamos una mano amiga, una palabra de consuelo, es justamente esa persona, la que se hace presente y te brinda el apoyo, la palabra de consuelo, o el buen consejo. Es en esos momentos cuando la verdadera amistad se pone de relieve, lo demás carece de valor como tal.

La frase que da inicio a este tema me parece muy relevante, porque nos da el sentido de la esperanza, primero en que mañana será otro día y sobre todo, nos da la esperanza de que si mañana necesitas llorar, yo estaré ahí para acompañarte en el dolor, como también lo estoy para compartir la alegría, el gozo y la felicidad.

Ese es el sentido del verdadero amor o de la amistad verdadera, es casi como si hubiéramos hecho el compromiso implícito de estar ahí en lo bueno y en lo malo hasta que Dios quiera. Y si un día no estoy físicamente, pues, aunque sea con la ayuda de las redes sociales, les acompañaré de corazón y de sentimientos, siempre estaré ahí, para apoyar, para ayudar, para escuchar o leer, para sentir, con mis seres queridos, con mis amigos, con esa familia que adopté como mía sin serlo. Porque eso son los amigos y las amigas: al final son la familia que se adopta con el pasar de los años y son muy importantes!!!.

Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros, y ojalá podamos contar con alguien o con muchos que nos digan: ¨Mañana lloraremos juntos ¨.....Pero si es posible no llorar, mucho mejor, jajajaja.

Mireya Pérez.



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