A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

lunes, 14 de septiembre de 2015

¡ Salgamos de nuestra zona de confort y enfrentemos nuestros miedos !...










Cuando estamos adaptados a una rutina, enclavada en nuestras costumbres y enseñanzas, es muy difícil enfrentarse al reto de cambiar los esquemas e idear o poner en marcha, unos nuevos, por más interesantes e incluso valiosos que sean, no sólo para nuestra psique interior, sino para el mundo en el que vives cotidianamente. 

Es romper el caparazón y salir al mundo que desconoces, es lo que se conoce como ¨salir de la zona de confort¨. Donde te sientes seguro, protegido e incluso adaptado, a pesar de que esa zona no sea la mejor del mundo, pero como dice el refrán: ...¨mas vale malo conocido, que bueno por conocer¨...

Lo peor de todo esto es que nos saboteamos a nosotros mismos, no necesitamos que nadie nos invente la excusa, ya la hemos puesto nosotros de antemano. Puede que haya mucho temor a lanzarse a lo desconocido, que los pro y los contra estén casi pareados e incluso, lo nuevo esté en desventaja. Pero siempre, con el tiempo, se sentirán mal consigo mismo, por no haberlo intentado.

Todos los autores que conozco: Dr. Wayne Dyer, Og Mandino, Depra Chopra, Paolo Coelho, Dr. Jorge Bucay, Louise Hay, etc., hablan de lo mismo. Salir de esa zona en la que, el conformismo se ha interiorizado tanto que te anula, al mundo de las posibilidades. Y existen muchas formas de lograrlo.

La primera que se me ocurre es pensar en las cosas que siempre hemos querido hacer y no hemos podido, por ejemplo:

Cuando mi esposo empezó con su blog de tecnologymilitar. blogspot.com, hace ya casi cuatro años, yo también quería hacer el mío, pero me asaltaban la dudas, sobre mi propia capacidad para hacerlo. 

Tenía miedo antes de empezar, mi mente me saboteaba a cada rato y se inventaba excusas de todo tipo, hasta que un buen día, le dije a mi esposo que me iba a lanzar y tras casi dos años, he llegado hasta aquí. 

No sólo escribo con relativa frecuencia en mi blog, sino que además he llevado adelante otros proyectos paralelos, y sigo trabajando en cosas nuevas, que poco a poco saldrán a la luz. 

Ahora no le tengo miedo a escribir lo que siento, pienso y amo, sino que me siento parte de un universo en donde, cientos de miles de personas, también se encuentran como yo, en la búsqueda de su camino espiritual, en distintos niveles y momentos, pero la mayoría con el fin único de superarse a si mismos, y me parece extraordinario. 

Ya no pienso que soy un bicho raro, no, soy una persona más en los millones y trillones de seres humanos que un día nos planteamos que debía haber algo más y se atrevieron a estudiar, a leer, a indagar y a compartir, que es el trabajo más hermoso y edificante que podemos realizar.

Me siento conectada con hilos amorosos a todo el universo, a los que no saben siquiera que existo, a los que un día cualquiera tropezarán con algunos de mis escritos, y se engancharán a este tren de vida espiritual, a los que mañana descubriré y compartiré sus enseñanzas, a los maestros que Dios me ha puesto y pone en mi camino cada día. A los ángeles del cielo y también los de la tierra, que me han dado soporte, afecto y comprensión en diferentes momentos de mi vida. Estoy profunda y sinceramente agradecida.

Soy madre y abuela, dos condiciones, que un buen día cambiaron mi vida para siempre, dejé de ser yo sola, para ser de ahí en adelante algo más que una mujer, ser madre y luego abuela, y ese proceso de la vida, que me ha traído hasta aquí, sin ser perfecto ni maravilloso, ha sido muy importante, porque disfruto de ser madre de mis hijos y de mis hijos e hijas putativas, ellas saben quienes son; y la abuela de mis nietos, y con gusto, si se pudiera sería la abuela adoptiva de todos los que me necesitaran, porque el corazón humano es inmenso y en él caben todos los sentimientos amorosos que le demos y le asignemos. 

Siempre hay capacidad para amar, y desechar otros sentimientos, los negativos, que no conducen a nada, y que nos anulan como seres humanos, radiantes de energía divina, la que Dios nos dio al crear al ser humano, hace eones de años.

Pero, para salir de nuestra zona de confort, debemos tomar nuestras precauciones, no crean que van a salir como quien cruza una puerta, seguro de que, del dintel para adelante sigue habiendo un piso sólido... No, hay que evaluar los pro y los contra: todos los parámetros que puedan tomar en cuenta, son valiosos para cada uno. Esto lo digo, porque soñar, y se los dice una soñadora empedernida, es fácil, pero hay que ser conscientes de los pasos que vamos a dar  y cómo debemos emprender ese nuevo camino. 

¨La experiencia es la madre de todas las ciencias...¨ y hago referencia a este refrán popular, porque la vida me ha enseñado que al no mirar con detenimiento y medir lo que iba a hacer, no solo cometía errores, sino que además salía trasquilada, con moretones espirituales y hasta tropiezos muy duros de asimilar.

Así que lo ideal es trazar un plan de acción: agarrar un cuaderno o libreta de bolsillo y anotar todas las cosas o ideas que le vengan a la cabeza. Evalúen, de ser posible, todas las variables que pueden encontrar e incluso las barrera que van a tener que soslayar, es muy importante que estén claros desde el principio, del camino que van a recorrer y de los obstáculos naturales o no que se pueden encontrar. 

Somos adultos de edades, condiciones socio culturales y socio económicas diferentes, de razas y credos distintos. Por tanto, pueden y habrán muchas barreras, y deben conocerlas de antemano. No dejen tantas cosas al azar, es primordial saber a ciencia cierta con lo que cuentan para empezar esa salida a lo desconocido, porque mientras mejor preparados estén, mejores serán  los resultados a corto, mediano y largo plazo.

Una vez inicien este nuevo camino, no desistan a los primeros golpes de revés que reciban, es natural. Cada vez que han emprendido algo nuevo en sus vidas, se habrán encontrado con problemas que solucionar, sobre la marcha, y si hacen memoria retrospectiva verán que después del temor del primer momento, y solucionado el escoyo, lo demás fue mucho mejor. Así va a ser en este camino, solo que va a demandar mucho más de nosotros que antes, porque ahora lo estamos haciendo conscientemente y con la madurez que dan los años y la experiencia previa de vida.

Aún así, cuando se presente alguna dificultad, no se cieguen, no crean que la realidad es tan dura o fría como se presenta, hagan el ejercicio mental de dar un paso atrás en su cuerpo y mirar desde otra perspectiva, al hacer esto, la visión cambia y la mayoría de las veces, cuando volvemos a nuestro cuerpo físico, tenemos la idea clara de cómo solucionar el percance y si lo consideran un imposible, pues déjenlo en las manos de Dios, les aseguro que a El no le va a desmayar la mano, por ayudarnos a encontrar incluso, la respuesta negativa, si esto ocurriera, se por propia experiencia, que lo van a tomar mejor que antes, porque si nos preparamos para el no, el sí está de maravillas ¿ O no?... jajajaj.

Es bueno que de vez en cuando revisen sus progresos y tomen notas de lo que este les va enseñando, pues así, cuando logren ese objetivo u objetivos, será mucho más grato mirar el camino realizado, y se podrán dar el gusto, incluso de hacer algo que no han atrevido antes, por ejemplo, saltar a la cuerda como cuando eran niñas, jajaja o incluso para los más aventureros: lanzarse en paracaídas, etc. 

Cumplir los sueños, realizar nuestros propósitos, cumplir con las promesas, etc. Nos hace ser cada vez más asertivos, y aunque tengamos tropiezos, la forma en la que los enfrentamos, va a ser totalmente diferente a la actitud que hubiéramos tenido quizás diez años atrás. Porque así es la vida, un recorrido con subidas y bajadas, con zonas planas y ríos o riachuelos, y a veces nos hemos enfrentado a fuerzas de la naturaleza más grandes que nosotros mismos. 

Cuando pienso o recuerdo la vivencia de un matrimonio español y sus tres hijos, en el tsunami que ocurrió hace ya diez años. Ellos lograron lo imposible, a pesar del tiempo que estuvieron alejados, no se perdió definitivamente ninguno, no era su destino desaparecer en ese caos, y estoy segura, que para ellos, para su familia, y para los que hemos visto y/o leído su libro, ya no miramos la vida de la misma manera que antes, al contrario, ahora la amamos y cuidamos más, porque sabemos que en apenas un segundo, la vida puede cambiar radicalmente, y somos unos privilegiados.

No tengamos miedo de enfrentar nuevos retos, en el peor de los casos, les quedará la experiencia. Vale la pena intentarlo, si no, se encontrarán como aquellos que quisieron montarse en el barco, pero les dio miedo, y al final sólo les quedó el recuerdo de aquellos que subieron por la escalerilla y que tenían un brillo único en su mirada, la mirada del que se lanza a lo desconocido con alegría y optimismo.


Dios nos bendiga a todos.

Mireya Pérez.


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